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Mes: abril 2009

Antecedentes de Jesucristo. A ver si la chusma ignorante decide despertar

«Los Evangelios relatan una historia ficticia, compuesta en base a mitos paganos y sucesos contemporáneos acaecidos en Alejandría y otras ciudades de Egipto, traspuestos a Jerusalén.

«Ningún autor pagano contemporáneo de Jesús, o inmediatamente posterior, describe los hechos relatados por los Evangelios. Por lo tanto, éstos carecen de toda confirmación histórica, amén de presentar graves inconsistencias que permiten sospechar su falsedad, como las dos Genealogías de Cristo completamente discordes entre sí, presentadas por Mateo y Lucas para cumplir con diversas profecías mesiánicas.

«La biografía de Jesús fue elaborada combinando los siguientes elementos: «La Inmaculada Concepción y la Anunciación del nacimiento de un faraón divino, hijo del dios Amón y la reina virgen, representadas en templos egipcios de Luxor y Karnak.

«La Natividad de Mitra el 25 de diciembre, fecha aproximada del solsticio de invierno.

«La Adoración de los Magos al pequeño Nerón, según la tradición de los tres magos Tirídates, que saludaron al futuro emperador llamándole «rey Mitra».

«La condena a muerte del niño por parte del rey en diversos mitos, como los de Hércules, Edipo y Rómulo, que determina la ficción evangélica de la Matanza de los Inocentes. Dicho episodio es ignorado por todos los autores de la época, incluyendo el meticuloso historiador de los judíos Flavio Josefo, quien odiaba al rey Herodes.

«La purificación por agua del faraón, ceremonia que copia el Bautismo del rey de los judíos.

«El mandamiento mitraico que reza: «Aquel que no coma de mi cuerpo ni beba de mi sangre, para ser uno conmigo y yo con él, no conocerá la salvación», el cual fue puesto en labios del galileo, e instituyó la Divina Comunión.

«La llegada de Dióniso al teatro de su pasión montado en un asno, según aparece pintado en numerosos jarrones antiguos, prefigurando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, a lomos de un borrico.

«La conversión milagrosa del agua en vino durante las bodas de Dióniso y Ariadna, antecedente de la atribuida a Jesús en las bodas de Caná.

«El apaciguamiento de las olas por parte del sacerdote de Dióniso, Pitágoras, para que sus discípulos pudieran pasar sobre ellas, milagro idéntico al que se dice obró Jesús en el mar de Galilea.

«La resurrección de una mujer por parte de Empédocles, precursora de la resurrección de Lázaro.

«La coronación por escarnio de un tal Carabas, acaecida en Alejandría el año 38, y relatada por Filón el judío con las mismas palabras y circunstancias más tarde utilizadas en los Evangelios sinópticos para relatar el episodio de la Corona de Espinas.

«El indulto a un prisionero llamado Fibión por parte del prefecto de Egipto G. Séptimo Vegetus, a instancias de la multitud, en el año 85, modelo del indulto concedido por Pilatos a Barabbas a pedido del pueblo en el Nuevo Testamento.

«La exigencia por parte de una turba egipcia de erección de estatuas imperiales en las sinagogas, según Filón, utilizando una palabra («anatithemi») que significa crucificar, lo cual conecta dicho episodio con el pasaje del Evangelio en que los judíos exigen la crucifixión del nazareno.

«Las treinta piezas de plata en que tasaron sus discípulos la vida de Sócrates, la misma suma por la que Judas vendió a su maestro.

«El destino del justo señalado por Platón: «El hombre justo tendrá que soportar que lo azoten, y finalmente, después de toda suerte de sufrimientos extremos, será crucificado».

«La respuesta de Dióniso al rey Penteo, quien ordenó su arresto y ejecución en Las Bacantes de Eurípides: «No sabes lo que haces», de donde fue copiado el dicho del Salvador en la cruz: «Padre, perdónalos, no saben lo que hacen».

«Los treinta y tres años de vida de Alejandro Magno, igualmente atribuidos al Salvador.

«La creencia en la Segunda Venida de Mitra para sacar a los muertos de sus tumbas y juzgarlos de acuerdo a sus méritos, tal cual se dice hará el Salvador en el Juicio Final.

«El simbolismo solar y lunar de Jesús determina numerosas circunstancias de su biografía, así como los personajes que lo rodean:

«Según Juan, la muerte de Cristo en la cruz oscureció el cielo, como un sol que entra en eclipse.

«Los tres días transcurridos entre la muerte y la resurrección de Cristo corresponden a los tres días de invisibilidad de la luna nueva, antes de renacer como cuarto creciente.

«La muerte de Cristo un 23 de marzo según la antigua tradición cristiana mencionada por Lactancio, y su resurrección un 25 de marzo coincidían asimismo con el equinoccio de otoño que marcaba el final y el comienzo del año astrológico.

«Ichthys, nombre griego usado para designar a Cristo, hace referencia al signo zodiacal de Piscis donde se situaba el punto vernal a principios de nuestra Era.

«El bautismo en el Jordán simboliza la inmersión del sol en el río celeste o Vía Láctea.

«Los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto corresponden a los cuarenta días de duelo que observaban los egipcios por Osiris.

«Como el lucero del alba precede la salida del sol, era necesario fingir que Jesús tuvo un precursor, llamado Juan el Bautista.

«Y puesto que Israel tiene doce tribus, una por cada mes del año, el Mesías hebreo debía contar con doce Apóstoles, ni uno más, ni uno menos. Algunos de los mencionados como tales pueden ser esenios que nunca vieron de cerca o de lejos a Jesús, los más son simplemente nombres inventados para completar el número canónico.

«En cuanto a los Evangelistas, Marcos el león, Lucas el toro, Mateo el ángel y Juan el águila, simbolizan los cuatro elementos, fuego, tierra, agua y aire, correspondiendo uno a cada estación del año solar y a cada fase de la luna.

«Antes de ser compuestos los Evangelios, los esenios depositaban esperanzas mesiánicas en el Maestro de Justicia, líder de su secta. Este se creía llamado a revalidar la gesta de Josué, quien llevó a los hebreos a la Tierra Prometida, atravesando el Jordán. Como quiera que Josué y Jesús son el mismo nombre en idiomas distintos, y que Marcos apócrifo concibe el regreso de Lázaro a la tumba como cruce del Jordán, la gesta de Josué puede compararse al cruce del río estigio para llevar a las almas a la Tierra de Promisión.

«Pero este Jesús del Antiguo Testamento envía doce hombres, uno por cada tribu de Israel, a recoger doce piedras del río, con las cuales erige un monumento conmemorativo de su gesta. Y Jesús de Nazaret envía doce Apóstoles a predicar sus enseñanzas, y erige su Iglesia sobre el llamado Pedro, cuyo nombre significa Piedra.

«Así tenemos un Jesús intemporal, considerado como salvador y guía de las almas, a quien siguen doce hombres comparables con piedras. Este Jesús era el prototipo del Maestro de Justicia esenio, quien se enfrentó al Sacerdote Malvado, jerarca del templo hebreo. Tras la crucifixión de judíos ordenada por Alejandro Janneo en 88 antes de la Era cristiana, pudo asociarse definitivamente, al Redentor Jesús el tema de la cruz, que de hecho se insinuaba en otros mitos mesiánicos.

«El complejo de creencias cristiano anterior al siglo I ya tiene doce acólitos como personajes secundarios, una crucifixión como argumento, y un Redentor mítico llamado Jesús como protagonista, tanto antiguo como actual -en la figura de su epígono, el Maestro de Justicia esenio- de la lucha por la instauración del Reino de Dios.

«Pero el pensamiento esenio aún es circular, como el del resto del mundo pagano. Es Pablo quien corta el eterno retorno del Mesías, declarando válido por toda la eternidad el sacrificio en la cruz. Su prédica fue seguida de inmediato por la conquista romana de Jerusalén, con lo cual no hubo más Maestros de Justicia. Los, esenios exiliados en Alejandría se encontraron ante la disyuntiva de morir en su fe, o transformarse para sobrevivir. Eligieron esto último, para lo cual sólo tuvieron que seguir el camino trazado por Pablo, y redactar la biografía ficticia de ese Salvador cuyo sacrificio no necesitaba repetirse para ser eficaz como instrumento de Redención.

«Los tres Evangelios sinópticos fueron escritos en Alejandría, con el objeto de presentar a los gentiles comenzados a convertir por Pablo una semblanza verosímil de Cristo. En su afán por dar relieve al personaje, sin embargo, Marcos comete un burdo error, al presentar a Jesús citando la traducción griega del Antiguo Testamento en sus argumentos contra los fariseos, en lugar del original hebreo. Se pone así de manifiesto que sus palabras no son las de un supuesto Mesías galileo, sino las del judío helenizado que escribió su biografía.

Pero no había posibilidad para los conversos de Alejandría y Roma de verificar acontecimientos que se decían ocurridos en Jerusalen. Y así pasó esta ficción literaria hebrea a ser adorada como el Hijo Único de Dios por todo Occidente, durante más de un milenio. Sic transit gloria mundi.»

Del libro «Fuego sobre las tumbas», del autor Demetrio Charalambous.

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