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Etiqueta: maestro rogat

Carlos Rogat Salas, el maestro secreto de Miguel Serrano

*** artículo encontrado en internet, publicado en el blog mensajeros de la gnosis eterna, el cual fue sugerido por Ghio y C. Carnevale ***

Por Thaller, H. S.

Libro: La Voz del Señor

Autor: Carlos Rogat Salas (seudónimo: Sri Raaknahaif)

Introducción

Una vez terminada la edición de este libro el autor envió dos ejemplares a la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile y otros dos ejemplares a la Biblioteca Nacional de Argentina, en Buenos Aires. Era clara la intención de Rogat Salas que sus libros pudieran ser leídos por todos aquellos a quienes interese su obra, sin restricciones de ninguna clase.

Los dos ejemplares de la Biblioteca de Santiago desaparecieron «misteriosamente», como sucedió con la colección completa de «La Nueva Edad», la revista que dirigió Miguel Serrano durante la Segunda Guerra Mundial. Dicho sea de paso, Rogat Salas fue el maestro oculto de Miguel Serrano, a quien este último cita prácticamente en casi todos sus libros. Miguel Serrano escribió un bello artículo tras la muerte de Rogat Salas, que fue publicado en el diario «El Mercurio» el 27 de enero de 1974, titulado «La muerte del Maestro Rogat». En el último capítulo del último tomo de sus «Memorias de él y yo», Serrano transcribió nuevamente este artículo, pero con un pequeño cambio en su título: «La muerte del maestro». Por alguna razón no quiso que nadie conozca quien fue su «maestro». Ya veremos por qué.

Los dos ejemplares de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires no desaparecieron, pero hace mucho tiempo se hallan «en reparación» y no pueden ser consultados.

Felizmente, los libros de Rogat Salas han sido subidos a Internet y pueden encontrarse y leerse en varios sitios web. Si Rogat Salas viviera estaría feliz de que su obra pueda estar al alcance de todos, como siempre fue su deseo.

La Voz del Señor

Primera Parte

Lo primero que salta a la vista es el dibujo de la tapa del libro: La Estrella de David en un dibujo cabalístico. Para tratarse del maestro secreto de Miguel Serrano esto nos asombra y llama poderosamente nuestra atención.

También el título del libro, La Voz del Señor, nos sorprende y nos indica de qué y de quién trata el libro: Ese «Señor» no puede ser otro que el Dios Creador del que habla la Biblia, a quien los gnósticos llaman despectivamente «el demiurgo».

Nada dice el autor sobre el otro dios, el Dios Verdadero e Incognoscible, absolutamente superior al miserable Brahma- Jehová.

Las frases que Rogat escribe en el «Preámbulo» son muy significativas y dicen mucho sobre sus ideas: «El Hombre es un ser compuesto y definido por siete principios y cuando ha llegado a su completa evolución, se convierte en Hombre-Dios o adepto que vive en estrecho vínculo unificado al Maestro». Esto huele a teosófico y rosacruz. Los «siete principios», la «completa evolución» y lo de «vive en estrecho vínculo unificado al Maestro» no pueden referirse a otra cosa. Y más adelante: «tu mente opaca recobrará el brillo y la transparencia con el Fuego Sagrado de mi Mirada», «Yo, solamente puedo, como Único Surtidor de cristalinas aguas, curar tu alma adolorida…» Está bien claro que el autor del libro se está refiriendo al demiurgo o Dios Creador, y al «perfeccionamiento» del alma humana. Ya sabemos ahora de qué tratará el libro y cuál es la postura del autor. «Mi Amado, está todo en El, en todas las cosas.” Ese es el demiurgo, quien «está en todas las cosas» que ha creado, y desde las cuales con sus millones de ojos nos observa desde cada una de ellas «con el Fuego Sagrado de su Mirada».

Luego el autor nos habla de las ventajas y necesidad del «Amor», el que «cuando embarga las almas, las purifica y las impulsa a su evolución». Ese «Amor» es el que «nos transporta en éxtasis al cielo…nos fusiona, nos expande en el universo y nos conmueve». Y a continuación: «El Amor…nos induce a la realización de las más extrañas fantasías o sea la finalidad de nuestras aspiraciones para fundirnos en el Supremo Ser, como la gota de agua en el Océano. De este modo, el alma se completa unificándose a la Gran Alma Universal». Esa «Gran Alma Universal» es otra forma de referirse al demiurgo. Aquí se hallan bien claros el «perfeccionamiento» de las almas a través de la ley de «Amor» del demiurgo y la fusión final del alma con él. Más claro imposible, el autor sigue la línea sinárquica de la teosofía, el rosacrucismo y la masonería. Esa línea es la línea básica de la biblia y de las religiones derivadas de ella.

Nada dice el autor sobre el Espíritu Increado y Eterno. El autor solo se refiere a lo creado por el demiurgo Jehová: el cuerpo y el alma. Que además no son eternos.

También adolecen los libros de este autor de largos segmentos aburridos, tal vez porque su profesión era odontólogo, como cuando nos dicta cátedras de nivel de escuela primaria sobre biología, del Libro de los Muertos del antiguo Egipto, de anatomía, de física, numerología, astrología, cábala, zoología, etc. Son efectivamente bastante aburridas sus disertaciones de lo que leyó en otros libros. Pero lo que nos atañe es conocer sus ideas teológicas, por tratarse del maestro secreto de Miguel Serrano, nada más que por esa razón.

A continuación, el autor nos habla sobre la Iniciación Sinárquica: en qué consiste, su propia iniciación, etc. Son las trece iniciaciones que hay que recorrer hasta llegar al demiurgo y fundirse con él. Y es aquí donde describe la naturaleza de la Orden a la que pertenece: la Orden Brahmánica Ti u Hin (Tibet e Hindostán). Exactamente en la página 72 de su libro, el autor nos revela que la Ti u Hin es una Orden dirigida por 72 brahmanes. El número 72 es un número importante en la cábala hebrea, pues 72 son los ángeles (demonios) de la cábala. Además, al decir brahmanes el autor ya nos ha dicho todo: los brahmanes son los adoradores de Brahma, otro de los nombres del demiurgo. De Brahma deriva el nombre de sus sirvientes: brahmanes. También el nombre Abraham deriva de allí y significa lo mismo. Brahman es el sacerdote, el que sigue los rituales que ordena el demiurgo, el que construye templos y adora en ellos al demiurgo. Lo contrario es el Schatriya, la casta guerrera, quienes se oponen al demiurgo y a sus obras. Siempre pensé que Serrano era un Schatriya, no un brahman. Jamás pensé que Serrano había sido iniciado por Rogat Salas en esta orden sinárquica. Sobre todo porque en sus libros Serrano canta loas a su maestro…aunque oculta su nombre bajo siete llaves. Quizás para que nunca sepamos estas cosas sobre la ideología verdadera de su maestro. En esta misma página, la 72, el autor deja bien en claro que él fue iniciado por los Maestros de la Fraternidad Blanca R. C. (este R. C. significa Rosa Cruz). Y cita a continuación a dos de estos «Maestros», demonios, de la Fraternidad Blanca: San German y Maitreya.

La espada que usaban para conferir las iniciaciones, dicen estos «brahmanes» que era para luchar contra el «Mal». El mal para ellos no era otro que el Yo verdadero y el odio del Yo verdadero contra el demiurgo y su obra. Y estos brahmanes luchaban siempre, no aquí en la tierra, pues eso siempre es peligroso y les da miedo, sino en el plano astral. Miguel Serrano compró personalmente su propia espada para su iniciación sinárquica, según nos lo describe en sus Memorias.

A continuación de las páginas 72, 73 y 74 no hay nada interesante, solo largas descripciones de lecturas comunes teosóficas y rosacruces. Recién en la página 111 vuelve este librito a ponerse interesante. Hace referencias aquí a la logia rosacruz A.M.O.R.C. y a los rosacruces de Max Heindel, lo cual nos da una pista sobre la formación, ideología y actividades del autor. A continuación nos habla de las iniciaciones de la Orden Rosacruz.

En la página 120 nos dice el autor: «Pero aún se llega más alto, no basta ser impecable, es preciso llegar a ser Dios. Esto se alcanza por la contemplación del Ser Primordial, del Uno, en otras palabras, por el acercamiento extático a Él». Más claro, échenle agua. Nos está diciendo que después del «perfeccionamiento» y de volverse «impecable» (impecable según el demiurgo) es necesario fusionarse con El. Luego nos aclara que «la última etapa se alcanzará cuando…el alma logra perderse. Entonces podrá ver a Dios, la fuente de vida, el origen del ser, la causa de todo lo bueno, la raíz del alma». Está todo dicho.

Nada dice el autor del otro camino, el camino del Kaivalya o separación absoluta con respecto al demiurgo, de una vez y por toda la eternidad. Todo en Rogat Salas está encaminado a la fusión final con el dios creador de la Biblia, deficiente y perverso.

Después de esa página, la 121, el texto vuelve a ponerse aburrido, pues el autor comienza sus relatos sobre sus actividades astrales en beneficio del demiurgo, para retomar hacia el final sus elucubraciones teosófico-rosacruces.

Un libro aburrido, un libro sinárquico más, nada importante. Lo hemos leído simplemente porque su autor fue el maestro secreto de Miguel Serrano. Y porque Miguel Serrano siempre se refirió a su maestro como si este fuera un sabio.

La Voz del Señor

Segunda Parte

Comienza el Preámbulo, escrito por un tal «Hilarus», de esta segunda parte de la Voz del Señor, describiendo la Orden Brahmánica Thi-u-Hin y sus actividades (ahora el nombre de la Orden está escrito con hache y guiones). Estas actividades consistían en «viajes astrales» de sus miembros, con la finalidad de producir cambios en el «plano astral», efectuar curaciones, practicar magia ceremonial, etc.

En el Preámbulo, se describe a la Orden Thi-u-Hin como «la Orden oculta más poderosa y más venerable del Oriente», y a la Orden rosacruz A.M.O.R.C. como «la más destacada del Occidente».

En el capítulo 4, Rogat Salas nos dice que «la Orden Sagrada se compone de 201 miembros, de los cuales 72 son sacerdotes brahmánicos». A esto le sigue una de sus aburridas peroratas rosacruces sobre los electrones, fenómenos biológicos, «escuelas arcaicas de Egipto», etc.

En la página 59 encontramos esta frase: «Porque solamente a Dios se debe adorar». «Sacerdotes», «templos», «adoraciones a Dios», «perfeccionamientos de las almas», «fusión final con Dios», etc. Todo está bien claro hasta aquí, estamos ante otra religión sinárquica, al servicio del demiurgo Jehová-Satán y sus demonios.

En la página 61 llama a los thugs, seguidores de Kali, «sociedad de Asesinos» y «terrible asociación secreta de estranguladores que se dedican a matar a los extranjeros». A la Diosa Kali la llama «genio del mal». Está contra la Diosa y defiende a los invasores ingleses, a quienes llama «extranjeros». No podía ser otro el pensamiento de un rosacruz-masón, digno siervo del imperio inglés.

Luego habla del «espíritu guerrero» de los brahmanes. Estos sacerdotes, el único «espíritu guerrero» que podrían exhibir sería el de luchar contra los enemigos de su dios: el demiurgo-uno. Los sacerdotes adoradores del demiurgo pasan la mayor parte del día cantando salmos y loas a su perverso demonio, y a eso se atreven denominarlo «espíritu guerrero».

Leemos en la página 68: «somos los salvadores de las almas». ¡Esa frase parece sacada de algún libelo de Samael Aun Weor!

Y en la 70: «Así también la Fraternidad Thi-u-Hin está unida al Señor». ¡Y dale con ese «Señor» a quien este «Raaknahaif» dedica el libro! ¡Si todos sabemos que ese «Señor» es el Brahma-Jehová-Satanás que creó al mundo y al hombre!

En la página 88 el autor nombra algunos demonios de la «Fraternidad Blanca»: «Djal Kull», «Kuthumí» y al repugnante obeso «Imperator» de A.M.O.R.C., el «Dr.» H. Spencer Lewis. A continuación el autor dedica varias páginas a relatarnos las «virtudes» de esta secta rosacruz estadounidense, que fuera financiada desde su origen por el sucio banquero sinárquico David Rockefeller. Luego habla pestes, no podía ser de otra manera, de Krumm-Heller. Cada vez me recuerda más a Samael Aun Weor. Es lógico, los adoradores del diablo Jehová se parecen entre sí.

En la página 98 encontramos: «Maytreya es el Maestro Supremo de la tierra», y «su hermoso rostro refleja la divina unión con el Padre». ¡Cuánto asco me está dando la lectura de este libro sinárquico!

En la página 102 encontramos a otro demonio, El «Conde» de Saint Germain, una «segunda visita al Templo Cósmico» y «una hermosa fiesta religiosa que celebraron los Maestros».

En la página 120 aparecen el «maestro Kut-hu-mi» y la Blavatsky, quedando así el circo sinárquico casi completado.

Una joyita en la página 185, permítanme por favor: «En el libro titulado Urim y Thummin, encontrarás los dos símbolos que representan los ojos de Jehová, escrutando los abismos tenebrosos del corazón humano, y bajo el esplendor de su mirada, se limpiarán, todos, de sus pecados infamantes». Los que han leído y comprendido los libros de Nimrod de Rosario entenderán rápidamente lo que esa frase maldita significa.

Me siento anonadado, cada vez me cuesta más creer que Rogat Salas pueda haber sido el maestro secreto de Miguel Serrano. También comprendo ahora por qué Miguel Serrano mantuvo siempre en secreto a este “maestro”.

La Voz del Señor

Tercera Parte

En las primeras páginas de esta Tercera Parte de La Voz del Señor, Rogat Salas cita al astrónomo austríaco H. Hörbiger, lo cual es muy loable para nosotros, pero unos renglones más abajo vuelve a las estupideces: «Hay tres obras cumbres en el mundo, a saber: El Zohar, el Sepher Jerizah (sic) y el Apocalipsis», y a continuación la emprende con las adulaciones sinárquicas de rigor, como corresponde a todo buen masón. Luego vuelve a Hörbiger y trata de mostrar un paralelismo de este con…la biblia(!) Sí, aunque no lo crean, con la biblia. Pero, bueno, paciencia, siempre es bueno leer algunas descripciones de Hörbiger, aunque provengan de un sinarca.

Luego describe un encuentro astral con Dante y otras experiencias astrales, todas al servicio del Dios Creador. Parece que mientras escribía esta tercera parte el autor leía a Dante, porque el resto del libro está casi todo dedicado a La Divina Comedia. «Dante”, “Zoroastro», «Orfeo», «Jesús», «Moisés», etc. Otra de las acostumbradas ensaladas bibliográficas con que la sinarquía engaña a los tontos. En resumen, esta tercera parte es más de lo mismo, lecturas para masones, muy aburrido para nosotros.

La Voz del Señor

Cuarta Parte

La Introducción comienza con una cita del autor que dice todo sobre su ideología, y que los lectores despiertos descubrirán inmediatamente a qué se refiere: «Aquel, cuyo pensamiento ha sido purificado y que, por la meditación se hunde en el Atman, siente en su corazón más alegría que la que la palabra puede expresar» (Upanishad). Esto me recuerda el caso del cornudo apaleado y contento. Se «hundió en el Atman» y está feliz. El idiota que perdió su Espíritu y sin embargo siente alegría. Le rompieron el culo y está contento.

En las primeras páginas habla el autor de la unión del demiurgo con sus «hijos». Al demiurgo lo llama «El Gran», «Uno», «Universal», «Gran Uno Trascendental», etc.

En la página 13 nombra el autor a «Babaji», el guía astral que le hablaba interiormente.

En la página 21 habla el autor de Berenice, su esposa fallecida, con la que se comunicaba en el plano astral. Todo esto pudo ser importante para Rogat Salas, pero para los lectores es bastante aburrido.

En la página 34 describe sus encuentros astrales con «Babaji», bastante aburrido también.

En la página 59 incurre en la tradicional pedantería sinárquica que nos recuerda a Samael Aun Weor: «… los grandes Maestros por tus méritos espirituales te confirieron el título de Sri» (Sri Raaknahaif), «Yo, desde mi Reino dirijo al Mundo las bendiciones de mi Padre», «fundirme en esa pléyade de inmortales seres que realizan la Gran Obra de Liberación Humana» (de esclavización humana, debería decir), etc.

Observen esta frase sinárquica de la página 76: «Estos pocos hombres de gran talla, como Eisenhower y Truman, están catalogados como los verdaderos Veltros del Dante, Mensajeros Divinos, que velan por la humanidad doliente». La judeo-masonería ha hablado. Felicitaciones.

Pero esta frase de la página 124 está muy buena también, pues el autor desea finalizar esta Cuarta Parte con alguien muy especial y superior a todos: «Hubo un gran hombre en la historia, conocido por todos, a quien la humanidad le debe mucho, y no ha sido jamás honrado como debe», «Que Cristóbal Colón cumplió una misión divina, nadie lo duda», «Solo un mensajero divino cumple tan magna empresa». Y en la página 127: «Colón fue un hombre superior…Su influjo en la civilización no tuvo medida…con su clara videncia realizó un mensaje divino, dando al mundo un tesoro celestial». ¡Hurra! ¡Viva Rogat Salas! ¡Bis! ¡Bis!

Los que leyeron a Nimrod de Rosario saben bien quién fue el maldito Colón. Solo falta Roosevelt para completar la colección de basuras.

Hasta ahora me ha quedado la duda si Rogat Salas es un servidor inteligente de la Fraternidad Sinárquica o si por el contrario es un idiota. Deberemos aguardar el tomo 5 para despejar ese interrogante.

¡Pero qué estoy haciendo! Creí que el libro terminaba con Cristóbal Colón, pues así lo anunció el autor en la página 124 ¡Y yo cometí el error de creerle a un sinarca! No, el libro no termina allí, el libro termina con lo máximo, con algo más grande aún que el perverso Colón. ¡Faltaban los judíos cabalistas! Vean ustedes esa parte de la página 131, no me obliguen a mí a tener que citar esos nombres, por favor. Debo ahorrar mis energías para poder escribir para ustedes esta frase de la página 134: «… satisfacerse del verdadero alimento divino del hombre que sale de la boca de Yahveh, es decir, de todo lo que proporciona Dios como substancia Espiritual que en forma de verdad sustenta la vida». Perdón, permiso, ahora sí debo ir al baño.

La Voz del Señor

Quinta parte

Bueno, por suerte llegamos al quinto y último tomo de «La voz del Señor». La torá también tiene cinco tomos.

Haber leído estos cinco libros de un sinarca teósofo-rosacruz-masón ha constituido para mí un duro castigo, pero valía la pena, pues este autor fue nada menos que el maestro secreto de Miguel Serrano. La razón por la cual Serrano ocultó siempre la identidad y los libros de este «maestro» para mí ya está bien clara: evitar que el público conozca la verdadera ideología de este autor. Una ideología a todas luces sinárquica, y además poco original y mediocre.

Esta Quinta Parte nunca llegó a editarse, por el fallecimiento del autor, y siempre circuló en forma de fotocopias.

Lo primero que advertimos en esta quinta parte es que está escrita en verso. Serrano dijo que «este hombre sin edad, ha dejado de vivir en prosa, para sumergirse totalmente en el ritmo de los poemas cósmicos». ¿Poemas cósmicos? ¡Cómicos, querrá decir! Sí, claro, ahora sí sabemos lo que eran esos “poemas cósmicos”. Miguel Serrano quiso estirar a un enano para volverlo gigante, y terminó rompiéndolo. Esto siempre me intrigó, y más porque Serrano no le mostraba a nadie los libros de su maestro. Pensé que iba a encontrarme con un verdadero gnóstico, o al menos con un Dante o un Borges. Pero ahora que leo estas páginas veo que estos versos parecen escritos por un niño de escuela elemental, por un anciano con Alzheimer o por un idiota total. Los invito a que comprueben esto ustedes también. Están en internet.

Aquí el autor se encuentra muy feliz de haber llegado al final de su vida con su alma exitosamente purificada y preparada para la fusión final con el demiurgo. Como ven, una vida muy bien aprovechada, sin duda. Por esa razón decidió darnos sus últimas enseñanzas en forma de versos, porque él no es ahora como los demás hombres, él es ahora un gran siervo de ese «Señor».

Como los anteriores, este es un libro muy pero muy aburrido. Que Chile va a progresar, que él decidió dejar el vino, que hay que reprimir los deseos sexuales, que hay que ser altruistas, la «voz cósmica y soberana de Brahma» que lo llama todas las mañanas, que él es el Portavoz viviente del «Padre», sus encuentros astrales con Marilyn Monroe, etc. También vuelve el autor una y otra vez a relatarnos sus encuentros astrales con Berenice, su esposa fallecida años atrás, a quien el autor llama «Bere». Esto también es muy aburrido y tedioso, esas cosas solo pueden importarle a él, no a los lectores.

Miren que lindas estas frases, más adelante en el libro: «Muchísimas gracias, amado Maitreya, por su celestial bendición» y «Oh, divino Maestro Maitreya, Ud. me ha proporcionado un gran bien, dándome sus luces de estrella, y paz a mi alma también». También nos dice que su maestro Babaji, «Señor del mundo aquí en la Tierra», es andrógino y de una belleza femenina sin par. ¡Que «Señor del Mundo» tan raro es ese!

Y ahora viene lo único de este libro que puede llegar a interesarnos: las referencias a Miguel Serrano. Serrano ya había estado en la India buscando en el Monte Kailás el Templo de la «Orden Sagrada Ti-u-Hin», por orden de su maestro Rogat. Y ni ese Templo ni esos «brahmanes guerreros» existían. Además Serrano se opuso a recibir la última iniciación Ti-u-Hin, la destrucción del Yo, y por esa causa había sido expulsado de la Orden.

Por eso Rogat Salas, muy enojado y lleno de odio por haber perdido su presa, da su propia versión de estos sucesos cuando dice: «Hoy estuve frente a mi Templo en Kailás, en astral, donde Miguel no pudo ir». Y continúa:

En la India lo buscó, Miguel Serrano,
Y no pudo encontrarlo,
En astral, estuvo ante el anciano,
Brahman que quiso probarlo.

Pero Miguel huyó atemorizado,
Ante el sacrificio de su vida,
No tuvo valor como «Iniciado»,
Para afrontar la prueba requerida.

Entonces, desde el «Valle de las flores»,
Renunció a la búsqueda de Santidad,
Ahora le interesa los honores,
Como buen escritor de chilenidad.

Cuando estuvo en el «Valle de las flores»,
Después de hacer sus Signos, solo vió,
Un personaje que le infundió temores,
Para aniquilar su tímido yo.

Amor Santo y profundo hacia el Padre,
Solemne para la divinidad,
Puro hacia la amada Madre,
Que vela por la humanidad.

El que renuncia al Maestro,
Esquiva la «Gracia Divina»,
Se aparta de los «Nuestros»,
Y solo al mal se inclina.

Ahora bien, Miguel dudó en el astral,
De haber encontrado su Maestro,
Y no supo «para bien o para mal»,
¡Entonces, dejó de ser de los Nuestros!

El Maestro sabio enseña por altruismo,
Suministra del Cielo la divina Luz,
Y procura salvar las almas de los abismos,
Siguiendo el ejemplo de Jesús.

Para llegar limpio al Kailás Sagrado,
Se requiere valor y decisión,
Allí no llegan los «enamorados»,
Que buscan solo su perdición.

Allí existe la resurrección,
De los recuerdos perdidos,
Ven a Dios en su fusión,
Dentro su ser escondido.

¡Con esto ya está todo dicho! ¡Hurra por Miguel Serrano! ¡Los discípulos de Nimrod de Rosario no tendrán dificultad para descubrir lo que esconden estos horribles versos! ¡Qué bien hizo Miguel Serrano en abandonar para siempre esa Orden de mierda! ¡Esta ruptura de Miguel Serrano con Rogat Salas es más grande que su ruptura con el cobarde masón Jung!

Miguel Serrano se dio cuenta de la gran trampa en que estaba inmerso, y hacia donde estaba siendo conducido por su satánico «maestro», un siervo más del demiurgo Satanás. ¡Estaba siendo conducido hacia la destrucción de su Yo Espiritual, para luego fusionarse nada menos que con el falso dios que creó este mundo!

Con esto concluye nuestro análisis. Se ha dicho todo. Se ha aclarado todo.

Advertencias y consejos

Siempre que un hombre que busca la Verdad se encuentra frente a una nueva escuela esotérica, Orden, religión, secta, maestro, Camino, etc., debería tener presente los siguientes conceptos:

¿Cuál es su dios? ¿El demiurgo o el Incognoscible? ¿El dios creador de la biblia, creador de la materia, el tiempo, el universo y el hombre? ¿O el Dios Verdadero e Incognoscible, superior al dios creador?

¿Fusión o separación? ¿Alma o Espíritu? ¿Perfeccionar el alma para fusionarla con el dios creador? ¿O liberar el Espíritu para separarse del dios creador por toda la eternidad?

¿Por qué separarse del dios creador? Porque no es un dios, es satanás, el Satanás Jehová. El impostor, el plagiador y perverso falso dios.

Solo existen estos dos caminos, y cada uno deberá discernir siempre de qué lado está.

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