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Fragmentos de Nos, el libro de la resurrección, de Miguel Serrano

Nos. El Libro de la Resurrección (1980)

Autor: Miguel Serrano

En este libro, si bien Miguel Serrano persiste en su confusión en cuanto a quienes son los enemigos de la humanidad, hay también buenos aciertos que son dignos de ser citados.

1) Errores y confusiones:

“El único representante de Dios en la tierra es el alma”. En el comienzo del libro, esta frase de Meister Eckhart ya nos dice todo sobre el pensamiento de Miguel Serrano: El Dios creador y el alma creada por El. ¿No hay acaso otras cosas? ¿No existen acaso otro Dios, más grande y perfecto que el Dios de la Biblia? ¿No existe acaso, dentro del hombre, otra cosa más perfecta que el alma creada por el Dios Judío del que habla la Biblia? Serrano parece ignorar todo eso.

“…el autor pareciera al fin querer abrir la puerta del misterio de su iniciación, pero ·trovando siempre clus·… es decir, escribiendo en clave, oscureciendo, para no levantar más que una pequeña punta del Velo”. Esto está en el Prólogo. Cuando alguien escribe algo, pero oscureciendo la verdad de lo que escribe, eso puede deberse a varias razones: o no está seguro de lo que escribe, o tiene miedo a las consecuencias, o no posee el conocimiento exacto o completo sobre el tema, o es un histérico que gusta jugar femeninamente a mostrar una parte pero no todo. Cualquiera de estas razones, son horribles y muy tristes viniendo de Miguel Serrano. En sus últimos libros dirá que fue porque era joven y tenía miedo que lo maten. En sus últimos libros ya había perdido esos miedos.

Páginas 42 y 43: una confusión sobre Agharti y Shamballah, “habitadas por los siddhas inmortales”. En realidad, Agarthi y Shamballah no son lo mismo. Agarthi es la morada de los siddhas, que no son inmortales sino eternos, mientras que Shamballah es la morada de los demonios traidores de la Fraternidad Blanca.

Cuando Serrano habla sobre su maestro, lo agranda de tal manera que nos hace pensar que era un maestro hiperbóreo, y no un miembro más de la Fraternidad Blanca, como lo fue realmente. Más que a su maestro real, Serrano nos describe un maestro como el que él hubiera gustado tener.

Habla el maestro, en la página 72: “Y el enemigo que combatirás en esta Gran Guerra, será tu yo”. Ese maestro es sin duda alguna un miembro de la sinarquía, de la Fraternidad Blanca, no cabe duda de ello.

En la página 100, grave confusión entre druidas, celtas, vikingos, templarios y Parsifal. Aquí no distingue los buenos de los malos.

2) Aciertos extraordinarios:

En este libro son muchos más los aciertos que los errores. Y mucho de estos temas, expuestos por Miguel Serrano por primera vez en la historia del hombre con tanta claridad, serán desarrollados años después por Nimrod de Rosario.

Son tantos los aciertos, que haremos un resumen de ellos:

Página 13 y 14: “… en la iniciación de A-Mor…para realizar…la separación definitiva del éxtasis tántrico, el kaivalia, por oposición al samadhi vedantino…el fin último de la Iniciación de A-Mor hiperbórea”.

Página 19: “Hay dos tipos de mujeres: la seductora…y la que entrega su eternidad en las manos del amado”.

Página 22: “No es el Andrógino que se aspira alcanzar en la iniciación de los Guerreros de A-Mor, sino el Hombre Absoluto y la Mujer Absoluta…no podrá resucitar quien siga procreando hijos de carne perecedera”.

Página 33: “El Gral es una joya caída de la Corona de nuestro Guía, Lucifer, rota en su combate de los cielos…al destruirse Hiperbórea y la Atlántida”.

Página 50: “No es posible escapar del yo…la salida se encuentra en fortalecerlo hasta alcanzar el yo absoluto, la personalidad absoluta”.

Página 51: “El camino es irreversible, aun cuando lo estás haciendo de regreso, no tocarás jamás el mismo punto…No se trata de renunciar al yo, sino al contrario, hacerlo eterno”.

Página 56: “Los seguidores de Lucifer, la Estrella de la Mañana, no imploran para obtener el cielo. Lo exigen, porque tienen el sentimiento de haber hecho todo lo posible por merecer la divinización. Al final del camino no nos espera la fusión con ningún Dios ni Redentor. No es el arrobamiento de los santos el nuestro, sino la separación de los magos”.

Página 57: “Tu espada es doble. El nombre de su vaina es Minne, Memoria de la Sangre. En la sangre va el recuerdo del Amor perdido al comienzo de los tiempos. Búscame en tu sangre, mantenla pura”.

Página 58: “La inmortalidad no es para todos; pero ¿Cuál es la condición para lograrla? No es la bondad, ni el sacrificio, ni la inteligencia, ni siquiera el sentido de la belleza. Tal vez el honor y la lealtad. Se nace diferente”.

Página 76: “No es un viaje. Es un caer de la piel al alma. Y retornar para revestirla de un cuerpo de materia inmortal, con ese oro rojo de los alquimistas del Gral, con esa Piedra Caída del Cielo”.

Página 77: “No todos los que habitan la tierra son iguales. Por esto hay lucha, para preservar un Mito, una Leyenda, que circula en la memoria de la sangre”.

Página 81: “Un creador, un guerrero, no debe procrear”.

Página 86: “Al final del camino no le espera el Samadhi, la fusión con Adhi, con el Ser Primordial. Porque ese sería el sendero de la santidad. Le espera el Kaivalia, la separación total, la suprema Individuación, la Personalidad Absoluta, la última soledad del Superhombre. Este es el sendero del Mago, del Siddha, del Héroe tántrico del Gral”.

Página 89: “Llegar a ser inmortal, eterno, gracias al camino de iniciación de A-Mor. Un camino iniciático totalmente opuesto al camino de Roma”.

Páginas 157 y 158: “Solo aquel que ha devenido vivo, logrando despertar, prende al morir esa Forma Eterna, su Verdadero Nombre y le da un Rostro: el Rostro de su Alma, que es el Rostro de la Amada”.

Página 161: “En la Gran Guerra no hay cabida para los pusilánimes, los cobardes. Un criminal, un anarquista estarán mejor condicionados que un tibio, que un burgués, que un hombre sin decisión ni valor. Únicamente necesitan ser empujados en la buena dirección…”

“Quien entró en la Ciudad ha debido revestir su cuerpo sutil con la energía inmortal del Vajra. Posee ya un cuerpo que sobrevive aún en la última disolución”.

“Así, la inmortalidad es condicionada. No es para todos. Hay que ganarla en combate inclemente de todas las horas de los días de este mundo. Hay que inventarla, recrearla, sin ayuda de ningún Dios; contra Dios, contra los Dioses y los hombres, en dirección opuesta a la corriente del Río de los Tiempos del Kaliyuga”.

Página 163: “De este modo se resucita con un Cuerpo de Vajra, de Materia Roja incorruptible, duro como un diamante: el Cuerpo Diamantino”.

Página 165: “El camino del Mantra, de la Cábala Órfica Hiperbórea, es también un Camino Levógiro, hacia atrás, hacia el Origen”.

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