Por Christian C.
Más allá de la falsa luz de este mundo, ilusoria en distintas densidades, es en la oscuridad donde puede hallarse la verdad profunda, velada, ocultada y proscrita por la llamada luz.
Esto no significa que la oscuridad carezca de luz, sino que tiene su propia luz, la luz oscura, y es esta luz oscura la radiación luciferina (Lucifer «el portador de la luz») en oposición a la ilusoria luz de este mundo.
Comunmente se ha asociado espiritualidad con lo luminoso y el color blanco, concepto que obedece por un lado a una tendencia de ocultar y prohibir los secretos ocultos del mundo oscuro, y por otro lado a una tendencia new age, en que lo blanco y luminoso son catalogados como radiaciones espirituales elevadas.
No obstante esto, puede apreciarse que la escala de colores obedece a distintas radiaciones, distintos patrones vibratorios, así como los colores del arcoiris , desplegados estos desde un haz de luz blanca. Más por otro lado, todos los colores son absorbidos y desaparecen en el negro, el cual está más allá de todos los colores, ya que absorbe todas las frecuencias vibratorias. En el negro ninguna forma ilusoria puede mantenerse, y la luz cede a la negrura infinita, pronta a revelar sus misterios ocultos…
En el soporte ideológico/esotérico de las artes marciales, es el cinturón negro en el que se adquiere la maestría, y esta concepción refleja justamente como el negro es la culminación última , ya que absorbiendo el negro todos los demás colores y formas, está por ende más allá de todo el despliegue ilusorio de este mundo.
Es por lo tanto en las profundidades del negro ,o lo oscuro, donde se obtiene la maestría por sobre todos los fenómenos y formas.
Este substrato oscuro ha sido figurado como las fauces de la gran Serpiente, cuya oscuridad primigenia finalmente traga o devora la falsa luz del mundo.
En el mito de la cosmogonía puránica, luego de la devastación cósmica, la serpiente de mil cabezas ,Ananta Sesha ,permanece cuando todo lo demás ha desaparecido. Y es justamente debido a que la serpiente se halla tanto al comienzo como al final de lo manifestado, que conoce el secreto de la liberación de ese ciclo repetido una y otra vez en innumerables kalpas.
En el mito de la serpiente del edén, puede apreciarse como la serpiente también se halla al comienzo…. Antes de la «caída y engaño», y esa presencia de la serpiente al comienzo del laberinto, indica y sugiere que conoce la salida del mismo.
De modo que la oscuridad posee por un lado un valor necesario incluso dentro de este mundo ilusorio. Ya que, metafóricamente hablando y con un ejemplo comprensible, las estrellas pueden resplandecer únicamente debido a la oscuridad.
Y esa llamada de la noche, silenciosa, profunda y oscura, es la que convoca a tantos seres proscritos, tales como tántricos, ocultistas, brujas, alquimistas, hombres lobo y vampiros, tras todos los cuales se ocultan importantes claves iniciáticas.
Y por otro lado, en medio de la oscuridad completa, sin la contrapartida de la luz creada, en medio de esa oscuridad insondable, se halla la Gran Serpiente, que con la luciferina luz señala el sendero de retorno al origen.
Hay ocultistas que aunque asumiendo o rescatando la dimensión iniciática del lado oscuro, han caído en la falacia de pretender fusionar, o equilibrar, en fin ,armonizar lo luminoso y lo oscuro.
Consideran incluso que serían dos cuadrantes pertenecientes a dos polos opuestos (Universo «A», y Universo «B»), que es preciso dicen, integrar y equilibrar.
La falacia estriba en que se está partiendo de un error fundamental, al pretender «asimilar» o integrar, o sintetizar, algo que en si es substancia demiúrgica.
Aquí conviene establecer la diferencia entre la oscuridad iniciática luciferina, y por otro lado cierta oscuridad de expresión demiúrgica.
Es decir ,existe también un ámbito demiúrgico oscuro, el reverso del árbol de la vida, integrado por los denominados Qliphot.
Tal esfera oscura consiste en una clase de «inconsciente demiúrgico», donde la atención consciente del demiurgo, y la proyección de su logos, no está allí enfocada. Por lo que puede resultar más estratégico en ocasiones de abordar, sea desde el ataque o la infiltración.
Esa es la razón de la presencia de Lilith en ese lado oculto y oscuro, junto a elementos oscuros demiúrgicos, ya que le permite reclutar a muchos que allí caen o se aventuran, poniendo a prueba a otros, y preparada para detonar la maquinaria demiúrgica desde dentro, sin que el demiurgo pueda siquiera prevenirlo.
Por otro lado, existe la oscuridad como fuerza luciferina que irrumpe desde el mundo increado hacia este mundo, que se percibe como tal desde lo anímico, debido a que el alma no puede adentrarse ni percibir la radiación del espíritu.
Más quienes han sido tocados por esta luz oscura, perciben claramente el amplio espectro variado tras sumergirse en las profundidades de la oscuridad luciferina iniciática.
Se trata así de la luciferina llama negra, que cual serpiente irrumpe y se desliza en este mundo, esparciendo su veneno a la vez que orientando a los Viryas nuevamente hacia el origen.
Una gema esmeralda se percibe incrustada en la cabeza de aquella Cobra negra, y se denomina Nag-mani, o «la joya de la serpiente».
Esta oscuridad, no siendo producto del demiurgo ni este mundo, no es factible de ser fusionada o integrada con aquella falsa luz del mundo, a la que precisamente se opone en forma esencial.
Más, así como la obra imitativa del demiurgo en su creación, de igual modo cierto aspecto oscuro es también imitado, y permanece oculto tras la falsa luz demiúrgica.
Así, tenemos el sol negro, expresión del propio Lucifer, que permanece desde atrás de Venus, y un segundo sol negro, o extensión del primero, que irradia desde dentro del mundo subterráneo.
Más, existe un «tercer sol negro», que no es tal, sino una imitación arquetípica del sol negro increado. Este es Thagirion, qlipha central del árbol de la muerte, en oposición complementaria a la sephira del aspecto belleza, el sol Tipheret.
Es este «sol negro» o Thagirion el que puede abordarse ,si así la estrategia lo requiere, para neutralizar desde allí su complemento luminoso, o Tipheret, que es el que genera el fascinosum de las ilusorias formas creadas y su belleza, que no es tal.
Más esta instancia es únicamente viable, si el Virya tiene completamente expresado el principio del cerco, para no caer víctima quizá de cualquier influencia de las qliphas que también puedan manifestarse.
Así, luego de neutralizar a Tipheret desde Thagirion, el Virya deberá resignar todas las manifestaciones de fuerzas caóticas del árbol de la muerte que puedan suscitarse.
Estos dos árboles, el de la vida y el de la muerte, están ambos regidos por el demiurgo., Independientemente que pueda bajo determinada estrategia hiperbórea, aplicando siempre la ley del cerco, ser más estratégico abordar el árbol de la muerte., Más, debe ser claro que eventualmente deben trascenderse ambos árboles.
Los llamados siete cielos, y siete infiernos, la tríada del árbol de la vida (Kether, Chokmah y Binah) y la tríada del árbol de la muerte (Satariel, Gaghiel y Thaumiel), así como el abismo o Daath, todo esto debe superarse para efectivamente liberarse.
La esfera llamada Daath, o abismo, resulta esencial como cruce hacia el enfrentamiento definitivo con el Demiurgo.
Ya que, si se resigna con el signo del origen Tipheret ,el aspecto belleza y «corazón o sol demiúrgico, y luego se cruza el abismo o Daath, se ha dejado al Demiurgo en desventaja estratégica.
Y desde esa instancia, siendo como Lucifer, que mora en la muerte, más al mismo tiempo se halla más allá de la muerte, puede aquí destruirse la tríada demiúrgica superior de Kether/Chokmah/Binah.
En cuanto a la llama negra luciferina, aquella Cobra de luz oscura, se comprende que no hay posibilidad alguna de «equilibrar, sintetizar, armonizar, ni fusionar» con la luz de este mundo.
Por el contrario, esta oscuridad luciferina, devora la falsa luz del mundo.
De modo que, sintetizando dos aspectos esenciales, encontramos dos tipos de oscuridad. Una oscuridad arquetípica, la cual puede ser abordada estratégicamente si las condiciones están dadas, y una oscuridad iniciático-luciferina, de orden superior.
Desde el ámbito de lo oscuro, se comprende más claramente el vínculo iniciático de la serpiente con el inframundo. (Dimensión oculta del sendero iniciático, que el cristianismo ha distorsionado como un «infierno de castigo»).
Muchas son las asociaciones entre la serpiente y el inframundo o submundo. Enumeremos algunas de ellas:
- El apercibimiento de la serpiente en la antiguedad , observando que emergía de abajo de la tierra, a través de agujeros, etc, indujo la idea que la serpiente como tal debía conocer los secretos del mundo subterráneo, asociado con el inframundo en un nivel físico, y porque no, ser quizá su guardián.
- El psicoanalista suizo Carl Gustav Jung refirió que todos los héroes arquetípicos estaban de un modo u otro vinculados con el inframundo y la serpiente, lo cual nos permite atisbar ya una llave iniciática en relación a la serpiente y el inframundo.
- El substrato instintivo y primario del cerebro humano es conocido en la neuroanatomía como cerebro réptil, lo cual sugiere que cierto secreto serpentino puede esconderse tras la psique racional convencional de cualquier humano promedio.
- Las corrientes telúricas subterráneas, conocidas como las líneas ley o también «líneas del dragón», son corrientes electromagnéticas que se dice circulan o transitan como serpientes.
- La naturaleza intramolecular nos presenta el ADN, cuya forma de doble hélice semeja muy similar a un caduceo.
Diferentes tradiciones mitológicas y folclóricas de ancestrales civilizaciones establecieron siempre algún tipo de vínculo entre el submundo y la serpiente. Como ejemplo tenemos:
- El duat o submundo de la cosmogonía egipcia se dice estaba regido por la serpiente Apophis, conocida también como Apep u Apop.
- El inframundo de los aztecas o Mictlan , se dice estaba custodiado por serpientes.
- En la tradición puránica de la India, se dice que el inframundo o Patala tenía como deidades regentes a los Nagas o divinidades serpiente.
- En la mitología escandinava del árbol Yggdrasil ,se dice sus raíces estaban roídas por la serpiente Nidhog.
- En el inframundo concebido por los griegos, se dice que moraba el perro Cerbero, cuya cola semejaba una serpiente, la muy conocida Medusa, y mismo Diosas como Hecate y Persefone, que aparecen en ocasiones retratadas portando una serpiente o con serpientes enroscadas en sus brazos. Tifon también está muy vinculado a las aguas subterráneas.
- Es notorio que el inframundo griego recibiera el nombre de «Tártaro», la misma raíz de Tharsis. y la Tarteside o Tartessos.
- De allí que los iniciados de la Casa de Tharsis, son en sentido iniciático, «hijos del abismo» o «hijos de la muerte», ya que habiendo cruzado el abismo, han muerto a lo anímico o la vida creada, no siendo más como en el primer nacimiento demiurgico «hijos de la vida», sino «hijos de la muerte».,
Y del mismo modo que Lucifer o Wotan, morando en la muerte, a la vez que estando más allá de la muerte. - La iniciática prueba de la Diosa Pyrena por la que transitaban en la antiguedad aquellos integrantes de la Casa de Tharsis que se tornaban en hombres de piedra, demuestra sin lugar a dudas esta cuestión, y el valor iniciático de la serpiente, considerando la cabellera serpentina de la Gorgona, y su petrificadora mirada.
- De hecho, todas las divinidades oscuras y en relación con el inframundo y la muerte están asociadas con serpientes. En la India ,Kala bhairava, aspecto terrible e iniciático de Shiva Lucifer es un excelente ejemplo, así como la Diosa Kali.