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René Guénon contra Blavatsky

Para seguir profundizando sobre los engaños y horrores de Madame Blavatsky, hemos tomado como muestra dos capítulos del genial y bien fundamentado libro de René Guénon titulado «El Teosofismo». Comprueben ahora cuan eficazmente desenmascara René Guénon a la charlatana rusa.

Mme. BLAVATSKY Y SOLOVIOFF

Luego de su regreso a Europa se instaló Mme. Blavatsky primeramente en Alemania, en Wurtzbourg, donde acontecieron hechos que interesa consignar. Había invitado a Solovioff a fin de que estuviera algún tiempo a su lado, prometiéndole enseñarle todo y hacerle ver tantos fenómenos como quisiera. Pero Solovioff desconfiaba de sus poderes extraordinarios, y cada vez que Mme. Blavatsky pretendía hacer algún «fenómeno» él la sorprendía en flagrante delito de fraude, tanto más fácilmente cuanto que entonces contaba ella con la sola ayuda de Bavadji, quien la había acompañado en su viaje, del Dr. Hartmann y de una mujer llamada miss Flynes. En septiembre del año 1885, estando Bavadji de paso por París, declaró a Mme. Emilie de Morsier, secretaria en ese entonces de la rama parisiense y que pronto renunciaría, que: «Mme. Blavatsky, sabiendo que tan sólo podría ganar al Sr. Solovioff mediante el ocultismo, le prometía de continuo enseñarle nuevos misterios», y que a veces le hablaba así al mismo Bavadji: «Pero, ¿qué más puedo decirle?, Bavadji, sálveme, halle alguna cosa; ya no sé qué inventar». Mme. de Morsier escribió estas declaraciones, y poco después las envió con su firma a Solovioff. Este, a su vez, publicaría en el año 1892 todo cuanto había llegado a su conocimiento, de modo que las cartas de Mme. Blavatsky y las confidencias orales que le manifestara aparecieron en artículos que fueron recogidos muy pronto en un volumen y traducidos al inglés por el Dr. Leaf bajo el título de: A Modern Priestess of Isis (Una Moderna Sacerdotisa de Isis); esta traducción vió la luz pública bajo los auspicios de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas.

Cierto día Solovioff halló a Bavadji adormecido en estado hipnótico, y escribiendo penosamente algo en lengua rusa, idioma que ignoraba por completo. Se trataba de un supuesto mensaje dictado por un «Mahatma», pero, por desventura, deslizóse en el mensaje un burdo error: omitiéndose algunas letras, una frase que quería expresar: «Felices los que creen», se convirtió en: «Felices los que mienten»; al comprobar esto Mme. Blavatsky se sintió poseída de verdadero furor y pretendió que Bavadji había sido juguete de un «elemental». En otra oportunidad, una involuntaria torpeza de Mme. Blavatsky reveló a Solovioff el secreto de la «Campanilla Astral»: «Cierto día en que se hacía oír su famosa campanilla de plata, un objeto cayó repentinamente cerca de ella, en el parquet. Me apresuré a recogerlo: era una pequeña pieza de plata, delicadamente trabajada y modelada. Inmediatamente Elena Petrowna cambió de expresión facial y me arrebató el objeto de entre las manos. Yo tosí de un modo significativo e hice versar la conversación sobre temas indiferentes». En otra oportunidad Solovioff encontró en un armario un paquete de sobres chinos, exactamente iguales a aquellos en que llegaban habitualmente las presuntas cartas de los «Maestros».

Llegó un momento en que Solovioff concluyó por declarar a Mme. Blavatsky que ya era tiempo de concluir con toda aquella comedia, y que desde mucho antes ya estaba él convencido de la falsedad de sus fenómenos. Pero, a fin de obtener sus confidencias, añadió: «Cumplir la misión que Ud. desempeña, hacerse seguir por multitudes, interesar a los sabios, fundar sociedades en tierras lejanas, ¡crear un movimiento como éste! ¿Cómo es que me siento atraído hacia Ud. aun contra mi voluntad? En toda mi vida jamás había encontrado una mujer tan extraordinaria como Ud., y estoy seguro de que jamás encontraré otra que lo sea tanto. Sí, Elena Petrowna, la admiro a Ud. como a una verdadera fuerza». Mme. Blavatsky cayó en la red de estos halagos, y respondió: «No es por nada que nos hayamos encontrado… Olcott es útil en su puesto, pero en general se parece a un asno (sic). ¡Cuántas veces me ha dejado en el atolladero, cuántas preocupaciones me ha causado con su incurable estupidez! Bastará que Ud. quiera ayudarme y nosotros dos solos asombraremos al mundo, tendremos todas las cosas en nuestras manos». Fué entonces cuando Solovioff se hizo descifrar los verdaderos autores de las cartas de Koot Hoomi, hasta se hizo enseñar la campanilla mágica que Mme. Blavatsky disimulaba bajo su chal, pero no le permitió examinar el mecanismo a su gusto. Para concluir esta conversación ella le propuso: «Prepare el terreno a fin de que yo pueda trabajar en Rusia; creía que jamás podría regresar allá, pero ahora ya será posible. Algunas personas están haciendo allá todo lo que pueden, pero Ud. puede ahora más que ninguna de ellas. Escriba más y más, alabe a la Sociedad Teosófica, excite el interés y cree las cartas rusas de Koot Hoomi, yo le proporcionaré todos los materiales para ello». Ciertamente, Solovioff hubiera podido prestarle los servicios que ella pedía, porque siendo hijo de un historiador célebre y siendo él mismo escritor, ocupaba una posición resaltante en la corte de Rusia. Pero, lejos de aceptar, se despidió de ella dos o tres días después y salió para París, prometiéndose no tentar nada en su favor, ya fuera en los ambientes literarios y periodísticos de Rusia, ya ante la Sociedad de Investigaciones Científicas, cuyo informe estaba entonces en prensa.

Al cabo de algún tiempo Mme. Blavatsky dirigió a Solovioff la carta de la que ya hemos citado algunos pasajes y en la que, pensando que el destinatario la comunicaría a varios miembros de la Sociedad, amenazaba con proclamar públicamente la inexistencia de los «Mahatmas», extendiéndose mucho acerca de su vida privada que no competía a nadie. Varios días después escribía otra carta más suplicando a su compatriota que no la «traicionara». Por toda respuesta, el día 16 de febrero de 1886 Solovioff enviaba su renuncia a Oakley, secretario de la Sociedad de Adyar, dando como principal motivo, el siguiente: «Mme Blavatsky ha querido aprovechar mi nombre y me ha hecho firmar y publicar el relato de un fenómeno obtenido mediante el fraude en el mes de abril de 1884.» Obrar así era un hábito en Mme. Blavatsky, que pensaba retener a sus engañados mediante sus firmas; había dicho a Solovioff: «¿Creería Ud. que tanto antes como después de fundar la Sociedad, jamás encontré más de dos o tres hombres capaces de observar, de ver y notar lo que sucedía a su alrededor? Simplemente, es asombroso. Por lo menos nueve personas sobre diez carecen por completo de la capacidad de observación y de poder acordarse exactamente de lo que sucedió algunas horas antes. ¡Cuántas veces ha sucedido que, bajo mi dirección y revisión, los procesos verbales referentes a fenómenos, fueron escritos nuevamente! Las personas más inocentes y las más conscientes, incluso los escépticos, hasta los que sospechan realmente de mí, han firmado con todo su nombre como testigos, al pie de los procesos verbales, y sabiendo yo muy bien que lo sucedido no era un modo ninguno lo que se consignaba en tales procesos verbales».

Aun cuando Solovioff hubiera firmado como tantos otros, no faltaron algunas excepciones. He aquí lo que el Dr. Charles Richet escribía a Solovioff el día 12 de marzo de 1893: «Conocí a Mme. Blavatsky en París, en 1884, por intermedio de Mme. de Barran… Cuando lo vi a Ud., me dijo Ud. lo siguiente: `Reserve su juicio, ella me ha mostrado cosas que me parecen sorprendentes, mi opinión aún no se ha formado decididamente, pero creo que es una mujer extraordinaria, dotada de propiedades excepcionales. Espere y le proporcionaré las más amplias explicaciones’. Yo esperé, y sus explicaciones fueron bastante conformes a lo que había supuesto desde un principio, a saber: que era sin duda una embaucadora, muy inteligente, en verdad, pero cuya buena fe era dudosa. Sobrevinieron entonces las discusiones publicadas por la Sociedad Inglesa de Investigaciones Psíquicas, y ya no es posible duda ninguna. Esta historia me parece muy simple. Era hábil, diestra, hacía prestidigitaciones ingeniosas, y en un primer momento nos desconcertó a todos. Pero desafío a que se presente una línea mía, impresa o manuscrita, que testimonie algo más que una duda inmensa o una reserva prudente. A decir verdad, jamás creí seriamente en su poder, porque, en asuntos de experiencias, la sola verdadera comprobación que yo podría admitir, ella jamás me ha presentado algo demostrativo». Hubiera sido deseable que el Dr. Richet continuara dando siempre pruebas similares de prudencia y de perspicacia como en dicha época, pero también él, más adelante, habría de firmar procesos verbales de fenómenos mediúmnicos que valían cuanto los de Mme. Blavatsky, y de «materializaciones» comparables bajo cualquier aspecto a las de John King y a los «Mahatmas en muselina» de Babula.

Los informes de Solovioff, que confirmaban el informe de Hodgson, provocaron la renuncia de Mme. de Morsier, de Jules Baissac y de otros miembros, los más expectables de la rama parisiense Isis, que fuera organizada en el año 1884 bajo la presidencia de un ex miembro de la Comuna, Louis Dramard, amigo íntimo de Benoit Malon y colaborador del mismo en la Revue Socialiste, de modo que dicha rama no demoró mucho en verse obligada a disolverse, atribuyendo Dramard dicho resultado a las actividades de los «clericales». Poco tiempo después se formó otra rama para suplir a la de Isis, por obra de Arthur Arnould, también ex miembro de la Comuna (al igual que Edmond Bailly, editor de las publicaciones teosofistas), rama que recibió el nombre distintivo de Hermes. Entre sus miembros estuvo, ante todo, el Dr. Gérard Encausse (Papus), quien fungía de secretario, y varios ocultistas de su escuela. Mas, en el año 1890, a raíz de un diferendo cuyas causas jamás fueron completamente dilucidadas, Papus y sus seguidores renunciaron o fueron expulsados. Papus pretendió luego que, cuando ya había presentado su dimisión, se enteró de hechos singularmente graves que lo habrían determinado a pedir su expulsión. Como quiera que fuera, ese asunto provocó a su vez la disolución de la Hermes, decidida el 8 de septiembre de 1890, y casi en seguida se efectuó otra reorganización. La nueva rama se llamó Le Lotus, y fué presidida también por Arthur Arnould, «Bajo la alta dirección de Mme. Blavatsky», pero a su vez debería ser transformada, en 1892, en la «Logia Ananta». Después de esto los teosofistas acusaron repetidas veces a los ocultistas franceses de «hacer magia negra»; sus adversarios les replicaron reprochándoles su «orgullo» y su «embriaguez mental». Por lo demás, querellas de esta índole distan mucho de ser infrecuentes entre las diversas escuelas a las que se podría denominar «neoespiritualistas», y casi siempre tienen una violencia y una aspereza inauditas. Como lo hicimos notar poco antes, todas estas personas que predican la «fraternidad universal» harían bien comenzando por dar pruebas de sentimientos un poco más «fraternales» en las relaciones que mantienen entre ellos mismos.

En lo que hace especialmente a la acusación de «magia negra», es el elemento que los teosofistas emplean más habitualmente, y lo lanzan casi indistintamente contra todos aquellos a los que consideran enemigos o rivales. Ya vimos cómo se formulaba esa acusación contra los miembros de la «Orden del Rocío y de la Luz», y ya lo hemos de hallar otra vez en un caso más alejado: en una disputa entre teosofistas. Por lo demás, la misma Mme. Blavatsky fué la primera en dar el ejemplo para actitudes de esa índole, pues en sus obras alude frecuentemente a los «magos negros», a los que denomina también Dougpas y «Hermanos de la Sombra», oponiéndolos a los «Adeptos» de la «Gran Logia Blanca». En realidad, los Dougpas son en el Tibet los Lamas Rojos, es decir: los Lamas del rito primitivo, anterior a la reforma de Tsongkhapa; los Lamas Amarillos, los del rito reformado, son denominados Gelougpas, no habiendo entre ellos antagonismo ninguno. Es dable preguntarse, entonces, por qué Mme. Blavatsky profesaba tal rencor a los Dougpas. Quizás había fracasado en alguna tentativa por entrar en relaciones con ellos, sintiendo desde entonces una profunda decepción y consiguiente animosidad; ésta es, sin que nada podamos afirmar de una manera absoluta, la explicación más verosímil, y también la más conforme al carácter colérico y vindicativo que hasta sus mejores amigos han debido reconocer en la fundadora de la Sociedad Teosófica.

LAS FUENTES DE LAS OBRAS DE Mme. BLAVATSKY

Una vez conocidos suficientemente el carácter y la vida de Mme. Blavatsky, podremos hablar un poco acerca de sus obras. Si no se deben a revelaciones de ningún «Mahatma» auténtico, ¿de dónde proceden los conocimientos bastante variados de que dan prueba? Esos conocimientos habían sido adquiridos por ella, de un modo natural, en el curso de sus numerosos viajes, así como también mediante lecturas, aunque hechas sin método y bastante mal asimiladas. El mismo Sinnett ha dicho de ella que poseía: «…una cultura vasta, aunque un poco salvaje». Se narra que durante sus primeras peregrinaciones por el Levante en compañía de Metamon, estuvo en algunos monasterios del Monte Athos, y que descubrió en sus bibliotecas, entre otras cosas, la teoría alejandrina del Logos. Durante su estada en Nueva York leyó las obras de Jacob Boehme, que sin duda fueron casi todo lo que llegó a saber referente a teosofía auténtica, y también las de Eliphas Lévi, a las que tan frecuentemente cita; probablemente leyó también la Kabbala Denudata de Knorr de Rosenroth, y varios otros tratados sobre Kábala y Hermetismo. En las cartas que Olcott dirigía durante esa época a Stainton Moses se mencionan algunas obras de carácter bastante variado, por ejemplo, leemos esto: «Remito a Ud., para una interesante compilación de hechos mágicos, a los trabajos de (Gougenot) de Mousseaux, quien, aun siendo un católico ciego y creyente implícito del diabolismo, ha recogido una multitud de hechos preciosos, que el espíritu esclarecido y emancipado de Ud. estimará en su valor. También encontrará beneficioso leer los trabajos sobre las sectas orientales y las órdenes sacerdotales; hay algunas particularidades interesantes en Modern Egyptians de Lane». En otra carta siguiente a la anterior, además de mencionarse L’Etoile Flamboyante y la Magia Adamica, de las que ya hemos hablado, se trata acerca de un escrito hermético anónimo titulado The Key to the conceiled Things since the beginning of the World (La llave para las Cosas Ocultas desde el Comienzo del Mundo). En otra carta más recomienda Olcott a su corresponsal la lectura de la obra Spiritisme dans le Monde (El Espiritismo en el Mundo) de Jacolliot, y otros libros del mismo autor acerca de la India, libros que, por lo demás, no contienen absolutamente nada serio. Sin duda, todas estas lecturas eran las que el mismo Olcott hacía por ese entonces con Mme, Blavatsky, y de las que decía en esa misma carta escrita en el año 1876: «Espere a que nosotros tengamos tiempo de concluir su libro, y entonces hallará al ocultismo tratado en buen inglés; muchos misterios de Fludd y de Filaletes, de Paracelso y de Agripa, están interpretados de manera que cualquiera que lo desee puede leerlos».

Así pues, según estas frases, Olcott y otros más colaboraban en la redacción de lsis Develada, del mismo modo que, más adelante, Subba Rao y otros colaborarían en la redacción de la Doctrina Secreta. He ahí una muy simple explicación de las diversidades estilísticas que se notan en estas obras, y que los teosofistas atribuyen a la diversidad de «Maestros» que dictaban los pasajes. A este propósito se ha dicho que a veces Mme. Blavatsky hallaba al despertarse veinte o treinta páginas de una escritura diferente de la suya, páginas que eran la continuación de lo que había escrito en la víspera. No discutiremos este hecho en sí mismo, pues es perfectamente posible que en estado de sonambulismo haya escrito realmente durante la noche lo que hallaba a la mañana; los casos de esta índole son lo suficientemente comunes como para que no haya lugar a maravillarse. Y haremos notar que el sonambulismo natural y la mediumnidad frecuentemente marchan aunados, y hemos explicado precedentemente que los fraudes debidamente comprobados de Mme. Blavatsky no obligaban a negarle toda facultad mediúmnica. Así pues, podemos admitir que desempeñó a veces el papel de «médium escribiente»; mas, como sucede muy frecuentemente en tales circunstancias, lo que ella escribía entonces no era más que el reflejo de sus propios pensamientos y de los de aquellos que la rodeaban.

En lo que respecta a la procedencia de los libros utilizados por Mme. Blavatsky en Nueva York, algunos de los cuales podían ser muy raros y difíciles de hallar, sabemos por Mme. Emma Hardinge Britten, ex miembro de la primera Sociedad Teosófica y miembro también de la H. B. of L., que: «Con el dinero de la Sociedad, Mme. Blavatsky compró y guardó, en su calidad de bibliotecaria, muchos libros raros cuyo contenido apareció en Isis Develada». Además, vimos anteriormente que heredó la biblioteca del barón de Palmes, la que contenía especialmente manuscritos que fueron utilizados de un modo similar, como lo expuso el doctor Cowes, y que junto con las cartas del Swami Dayanando Saraswati tuvieron el honor de ser transformados ulteriormente en comunicaciones de «Mahatmas». Finalmente, también pudo hallar fuente en los papeles de Felt y en los libros utilizados por éste para preparar sus conferencias sobre la magia y la «Kábala Egipcia», elementos que le dejó cuando desapareció; es a Felt a quien parece deberse la primera idea de la teoría de los «elementales», y que atribuyó gratuitamente a los antiguos egipcios.

En cuanto a las doctrinas propiamente orientales, Mme. Blavatsky tan sólo supo del Brahmanismo e incluso del Budismo lo que cualquiera persona puede saber, y no lo comprendió mucho, como lo prueban las teorías que les aplica y también los contrasentidos que comete a cada instante en el empleo de términos sánscritos. Además, Leadbeater ha reconocido formalmente que: «…ella ignoraba el sánscrito», y que: «…el árabe parece ser la única lengua oriental que haya conocido» — sin duda la había aprendido durante su permanencia en Egipto —, y a esta ignorancia del sánscrito atribuye la mayoría de las dificultades de la terminología teosófica, dificultades tan notables que determinaron a Mme. Besant a substituir por equivalentes en idioma inglés la mayoría de los términos de origen oriental. Estos eran tomados muy frecuentemente en un sentido que jamás tuvieron en realidad de verdad. Vimos ya un ejemplo a propósito de la palabra «Mahatma», la que fué substituida por «Adepto», y hallaremos otro en la expresión «karma» que, a pesar de todo, fué conservada. Algunas veces Mme. Blavatsky forjaba palabras que no pueden existir en sánscrito bajo la forma que ella les da, como «Gohat»; que parece ser una corruptela de «Mahat»; en otras oportunidades, con elementos tomados de lenguas orientales diversas fabricaba sus expresiones, y así se hallan algunas compuestas mitad de sánscrito y mitad de tibetano o mogólico, como «devachan» en lugar del sánscrito «deva-loka», y también «Dhyan-Chohan» por «Dhyani-Bouddha». Además, y hablando de un modo general, esos términos orientales, empleados algo errónea y atravesadamente, casi siempre nos sirven más que para disfrazar conceptos puramente occidentales; en lo que hace al fondo de la cuestión, sirven para desempeñar un papel análogo al de los «fenómenos»; es decir, para atraer una clientela que se deja impresionar y captar fácilmente mediante las apariencias, y por ello los teosofistas jamás podrán renunciar completamente a esos recursos tanto locutivos como de hechos. En efecto, hay muchas personas que son seducidas por lo exótico, incluso por el de calidad más mediocre, y que son perfectamente incapaces de verificar el valor de ese exotismo. Un «snobismo» de esta especie no es factor extraño al éxito del teosofismo en ciertos medios.

Diremos una palabra más en lo que concierne especialmente al origen de los textos tibetanos calificados de muy secretos, y que Mme. Blavatsky citó en sus obras, de un modo especial las Estancias de Dzyan, incorporadas a la Doctrina Secreta, y la Voz del Silencio. Estos textos contienen muchos pasajes que han sido manifiestamente «interpolados» o incluso inventados en todas sus partes, y otros que han sido por lo menos «arreglados» para conformarlos a las ideas teosofistas; en cuanto a sus partes auténticas, simplemente fueron tomadas de una traducción de fragmentos del Kandjur y del Tandjur, publicada en el año 1836, en el volumen XX de la obra Asiatic Researchs — Calcuta —, por Alexandre Csoma de Köros. Este señor, de origen húngaro y que se hacía llamar Scander-Beg, era una persona original que había viajado durante mucho tiempo por el Asia Central a fin de descubrir, mediante la comparación de los idiomas, la tribu de la que procediera su nación.

Del amalgama de todos esos elementos heterogéneos que hemos indicado, procedieron las grandes obras de Mme. Blavatsky: Isis Develada y Doctrina Secreta, obras que fueron lo que debían ser consiguientemente a tales condiciones de origen, o sea: compilaciones indigestas y sin orden, verdaderos caos en los que algunos documentos interesantes se encuentran como ahogados en medio de un cúmulo de aserciones sin valor alguno. Sin duda, sería perder tiempo procurar buscar allí dentro lo que puede ser hallado mucho más fácilmente en otros sitios. Además, abundan los errores y las contradicciones, de modo tal que las opiniones más opuestas pueden hallar en esa obra su justificación. Por ejemplo: se dice sucesivamente que hay Dios y luego que no lo hay; que el «Nirvana» es aniquilación y luego que es todo lo contrario; que la metempsicosis es un hecho y después que es una ficción; que el vegetarianismo es indispensable para el «desarrollo psíquico» y más adelante que es simplemente útil, y así por lo demás. Pero todo esto se comprende sin hacer gran esfuerzo, pues, aparte de que las ideas de Mme. Blavatsky variaban en gran medida, escribía también con una rapidez prodigiosa, sin referirse ni verificar jamás las fuentes ni, probablemente, a lo que antes había ya escrito. Sin embargo, esta obra tan defectuosa es la que ha constituído siempre el fondo de la enseñanza teosofista, y a pesar de las correcciones que se le han hecho bajo el pretexto de «interpretación», goza siempre en la Sociedad de una autoridad incontestada, y si no contiene la doctrina íntegra, completa, por lo menos contiene los principios fundamentales, en tanto cuanto sea posible hablar de doctrina y de principios cuando se está frente a un conjunto tan incoherente.

Cuando hablamos de autoridad incontestada, la aplicamos sobre todo a la obra Doctrina Secreta, pues no parece deberse otro tanto a la obra Isis Develada. Así, por ejemplo, al determinar Leadbeater una especie de «plan de estudios» para el teosofismo, recomienda vivamente la primera de estas dos obras, a la que llama «El libro mejor entre todos», pero ni siquiera menciona a la segunda. Indicaremos aquí una de las razones principales de esa reserva, que se explica fácilmente: es la comparación de estas dos obras lo que hace resaltar de un modo muy especial las variaciones y contradicciones que señalamos poco antes. Entre otras cosas, escribió Mme. Blavatsky en Isis Develada: «La reencarnación, es decir, la aparición de un mismo individuo, o más bien de su mónada astral, dos veces en un mismo planeta, no es una regla en la naturaleza; es una excepción, como el fenómeno teratológico de un niño con dos cabezas. Es precedida por una violación de las leyes armónicas de la naturaleza y no sucede sino cuando esta última, procurando restablecer su equilibrio quebrado, rechaza violentamente a la vida terrestre a la mónada astral tomada del círculo de necesidad por crimen o por accidente». Es fácil reconocer en ese pasaje la influencia de la H. B. of L. Efectivamente: la enseñanza de esta Hermandad, aun cuando sea absolutamente «antireencarnacionista» en tesis general, admite sin embargo, bien erróneamente, algunos casos excepcionales, y exactamente tres: el de los niños que nacen muertos o mueren de poca edad, el de los idiotas de nacimiento y, finalmente, el de las encarnaciones «mesiánicas» voluntarias, que se producirían aproximadamente cada seiscientos años (al final de cada uno de los ciclos llamados Naros por los caldeos), pero sin que el mismo espíritu se encarne nunca más de una vez, y sin que haya consecutivamente dos encarnaciones similares en una misma raza. Los dos primeros de estos tres casos son los que Mme. Blavatsky ha podido comparar a «fenómenos teratológicos». Más adelante, cuando el teosofismo se tornó «reencarnacionista», estos dos mismos casos continuaron siendo casos de excepción, pero en el sentido de que se admite la posibilidad de una reencarnación inmediata, mientras que para los casos normales se suponía entonces, como ya lo dijimos, un intervalo de mil quinientos años. Por otra parte, Mme. Blavatsky dió en afirmar que: «…los que no han comprendido son los que acusan al autor de Isis Develada de haber hablado contra la reencarnación; cuando se escribió esa obra no había ninguno, entre los espíritus ingleses y norteamericanos, que creyera en la reencarnación, y lo que se dijo sobre este tema fué destinado a los espíritus franceses, cuya teoría es absurda y carece de filosofía… y que creen en una reencarnación inmediata y arbitraria». Sin embargo, fué a estos espíritus de la escuela de Allan Kardec, a la que perteneció anteriormente, a quienes Mme. Blavatsky pidió la idea de la reencarnación, aun cuando le hiciera algunas modificaciones o introdujera perfeccionamientos, si se quiere, para hacerla más «filosófica», cuando la retomó después de haberla abandonado temporariamente por estar bajo otras influencias. En cuanto al pasaje de Isis Develada que hemos citado, está muy claro y es de fácil comprensión: no se discute sobre las modalidades de la reencarnación, no se hace cuestión acerca de si es inmediata o si se difiere; es la reencarnación misma que, en la generalidad de los casos, se rechaza pura y simplemente. Una vez más se nota aquí, evidentemente, la mala fe de Mme. Blavatsky, y se comprueba que es ella la primera en sostener que se había comprendido mal su pensamiento cuando se descubrió en sus escritos alguna aserción molesta, o hasta alguna contradicción formal. Sus continuadores habrían de seguir ese ejemplo, empeñosamente, cada vez que fuera de su agrado introducir en la enseñanza teosofista algún cambio más o menos importante.

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Las mentiras de Blavatsky

H. P. Blavatsky. H. de horrenda. P. de plagiadora. ¿Bla de blasfema? ¿O Bla de bla bla bla? Blavatsky no era su verdadero apellido. ¡Hasta su apellido plagió!

En el demoledor libro de Solovioff, «A Modern Priestess of Isis», ocultado durante decenas de años, su autor incluye un no menos demoledor artículo de Emmette Coleman, sobre el verdadero origen de los libros de Blavatsky. Según Blavatsky todos sus conocimientos los había aprendido en Oriente y también de unos supuestos maestros del plano astral. Aquí está la prueba de los miserables plagios de Blavatsky. Era rusa, vivía en Estados Unidos, trabajaba para el servicio secreto inglés y se hacía llamar «Madame», en francés. Fundó la Sociedad Teosófica para ayudar a extender las garras del imperio masónico inglés en el mundo.

En honor a la verdad hemos traducido el artículo de Coleman para Uds.

Vean como las pruebas desenmascaran y desintegran a la timadora rusa.

LA FUENTE DE LOS ESCRITOS DE MADAME BLAVATSKY

De W.M. EMMETTE COLEMAN.*

Durante los últimos tres años he hecho un análisis bastante exhaustivo de los contenidos de los escritos de Madame H. P. Blavatsky, y he examinado las fuentes de donde los obtuvo, sin dar, por lo general, los créditos correspondientes a los autores y a sus obras. La presentación en detalle de las evidencias de dichas fuentes constituiría un volumen, pero las limitaciones de este artículo solo admiten un breve resumen de los resultados por mí alcanzados. Las pruebas detalladas y la evidencia de cada aserción ya están en parte impresas y en parte, en manuscrito; y serán plasmadas en su totalidad en una obra que estoy preparando para publicar, un exposé de la teosofía como un todo.  Ya hace dos años que las pruebas del plagio en gran escala realizado en Isis sin velo, el primer trabajo de Madame Blavatsky, están en circulación y a disponibilidad, y no se ha hecho ningún intento de negar o desautorizar la información allí presentada. En esa parte de mi obra que ya he mencionado, he presentado numerosos pasajes comparativos de los dos conjuntos de escritos: las obras de Madame Blavatsky, y los libros de los cuales ella copió los pasajes. También contiene listas completas de pasajes plagiados, indicando en cada caso la página de la obra de Madame Blavatsky en la que se encuentra el pasaje copiado y la página y nombre del libro del cual se lo copió. De esta manera, cualquiera puede comprobar por sí mismo la exactitud de mis afirmaciones.

En Isis sin Velo, publicado en 1877, descubrí unos 2000 párrafos copiados de otros libros sin el debido reconocimiento de autor. Luego de un cuidadoso análisis encontré que en la compilación de Isis fueron usados alrededor de 100 libros. En la obra se citan y se mencionan alrededor de 1400 libros; pero la autora copió todo de los 100 libros que poseía, que a su vez, citaban o mencionaban los otros 1300. En Isis hay alrededor de 2100 citas y referencias a libros que fueron copiados de segunda mano, es decir, de otros libros y no de los originales, y de las 2100 sólo alrededor de 140 se le atribuyen a los libros de los cuales  la autora copió las citas, de segunda mano. Los demás son citados de tal manera que inducen al lector a pensar que Madame Blavatsky ha leído y utilizado las obras originales, y que las ha citado de primera mano, y la verdad es que ella nunca leyó esos libros. De esta manera, muchos lectores de Isis, y por lo tanto, también los lectores de La Doctrina Secreta y el Glosario Teosófico, han sido subrepticiamente llevados a pensar que Madame Blavatsky era una lectora extraordinaria, poseedora de una vasta erudición; cuando en realidad su lectura era muy limitada y su ignorancia, profunda en todas las ramas del saber.
Los libros utilizados para compilar Isis, en su mayoría, eran literatura corriente del siglo diecinueve. Sólo uno de los libros raros y antiguos nombrados y citados estaba en posesión de Madame Blavatsky, Inmortality of the Soul, de Henry More, publicado en el siglo diecisiete. Uno o dos más eran de la 1º parte del presente siglo, y todo el resto pertenecen a la mitad o última parte del mismo. Nuestra autora hace grandes pretensiones de conocimiento cabalístico, pero cada cita y cada alusión sobre la Cábala, en Isis y en sus libros posteriores fueron copiadas de segunda mano de libros que contenían algunas citas sobre escritos cabalísticos, entre ellos, Masonic Cyclopaedia de Mackenzies, Gnostics de King y las obras de S.F. Dunlap, L.Jacolliot, y Eliphas Levi. Ni sola una línea de las citas en Isis de los antiguos místicos, Paracelso, Van Helmont, Cardan, Robert Fludd, Philalethes, Gaffarel, y otros, fueron tomadas de los libros originales, todas ellas fueron tomadas de libros que contenían algunas citas de esos autores. Los mismo sucede cuando ella cita a Josephus, Philo, y los Padres de la Iglesia, como Justin Martyr, Origenes, Clement, Ireneo, Tertuliano, Esusebius, y todo el resto. También, con los autores clásicos Homero, Ovid, Horacio, Virgilio, Platón, Pliny, y muchos otros. Las citas pertenecientes a todos estos libros fueron copiadas de segunda mano de algunos de los 100 libros usados para la compilación de Isis.
En varias instancias Madame Blavatsky, en Isis, dice tener, o haber leído ciertos libros de los que se habrían extraídos citas, siendo evidente que ni los poseía ni los había leído. En Isis, I, 369-377, hay una serie de citas de un libro de Figuier, que ella dice haber extraído del libro original, que  “está frente a nosotros”* (I., 369). Como cada palabra de Figuier en Isis fue copiada de Magie au Dix-neuvieme Siecle, pp. 451-457 de Des Mousseaux, la palabra “lies”* que ella usa en esa oración es muy oportuna. En Isis, I, 353, 354, et seq., asegura citar un texto que está en su posesión cuando todo lo citado fue copiado de Demonologia, pp. 224-259. En II., 8, ella alega haber leído una obra de Bellarmin, pero todo lo que dice sobre él, y todo lo que cita de dicha obra, está copiado de Demonologia, pp. 294. 295. En II., 71 afirma tener un tratado de De Nogen; todo lo que ella sabe de él y de su tratado fue tomado de Demonologia, p. 431. En II, 74, 75, se le hace creer al lector que ciertas citas de The Golden Legend fueron copiadas del original, y la verdad es que fueron tomadas de Demonologia, 420-427. En II, 59, ella da una descripción de un estandarte de la Inquisición, extraído, dice, “de una fotografía, del original procurado en el Escorial de Madrid que está en nuestra posesión”; pero la descripción fue copiada de Demonologia, p. 300.
En Isis, I, pp. XII a XXII, hay un informe sobre la filosofía de Platón y de sus sucesores. Estas diez páginas fueron copiadas casi en su totalidad de dos libros, Christianity and Greek Philosophy de Cocker y  Plato and the Old Academy de Zeller. Hay 25 pasajes de Cocker y 35 de Zeller; y sólo se da el reconocimiento de autor por una cita de Cocker y por casi una docena de líneas de Zeller. En Isis, II, 344, 345, se han copiado 9 pasajes de Zeller y se dan créditos por sólo uno.

*Nota del traductor: Juego de palabras: “lies” en “lies before us”” significa estar, hallarse; y como sustantivo, mentira.

A continuación, presento una lista de otros grandes plagios en Isis. Incluye los nombres de los libros que han sido plagiados y la cantidad de pasajes que han sido plagiados.

Entre otros libros plagiados, pueden mencionarse Dogme et Rituel de la Haute Magie, de Eliphas Levi y su La Science des Esprits, La Clef des Grands Mysteres, y Histoire de la Magie; Analysis of Religious Belief, de Amberley; Ser Marco Polo, de Yule; Chips, de Max Muller Vol I y II, Monumental Christianity, de Lundy; Eleusinian and Bacchic Mysteries, de Taylor (1875 ed.); Christ of Paul, de Reber; Rosicrucians, de Jenning; Anacalypsis, de Higgins; Ancient Faiths in Ancient Names, de Inman; Ancient Pagan and Modern Christian Symbolism, de Inman; Ancient Faiths and Modern, de Inman;  Sorcery and Witchcraft, de Wright; Egypt, de Bunsen;  Symbolical Language of Ancient Art and Mythology, de Payne Knight; Ancient Symbol Worship, de Westropp and Wake; India in Greece, de Pococke; History of Freemasonry, The Unseen Universe, de Findel; A Physician’s Problems, de Elam; Modern American Spiritualism, de Emma Hardinge; Immortality of the Soul, de More; Conflict between Religion and Science, de Draper; Pre-Adamite Man, de Randolph;  Jesus: Myth, Man, or God, de Peebles; Around the World, Principles of the Jesuits (1893), Septenary Institutions (1850), de Peebles;  Science and Spiritualism, Report on Spiritualism of the London Dialectical Society (1873), de Gasparin; Miracles and Modern Spiritualism, de Wallace;  y Body and Mind, de Maudsley.
Hace dos años publiqué la declaración en la que afirmaba que todo Isis era la compilación de algo más de 100 libros y revistas. En Theosophist, Abril, 1983, pp. 387, 388, el Coronel Olcott asevera que cuando Isis fue escrita, la biblioteca de la autora tenía alrededor de 100 libros y que durante su composición, varios amigos le prestaron unos pocos más. Estos, junto con sus propios libros suman algo más de 100, lo que concuerda perfectamente con el resultado de mi análisis crítico sobre cada cita y plagio en Isis.

La Doctrina Secreta, publicada en 1888, tiene las mismas características que Isis. Está llena de plagios y partes recicladas tomadas de otros libros. Hay dos libros en los que se basa esta obra: La traducción de Wilson de Vishnu Purana y Word Life del Prof. Winchell. La Doctrina Secreta está saturada de terminología hindú y sánscrita, que en su gran mayoría, ha sido copiada de Vishnu Purana de Wilson. Gran parte del libro está dedicado a la discusión acerca de varios puntos de la ciencia moderna, y la obra más usada por Madame Blavatsky en estas ocasiones fue World Life, de Winchell. Un ejemplo del plagio indiscriminado aparece en el Vol. II, pp. 599-603. Casi cuatro páginas enteras fueron copiadas de Pythagorean Triangle de Oliver y sólo se les ha dado el debido reconocimiento a unas pocas líneas. Gran cantidad de material de la Doctrina Secreta fue copiada de la obra de Oliver, sin dar el crédito correspondiente. Atlantis, de Donnelly, también fue ampliamente plagiada. Madame Blavatsky no sólo tomó de este escritor la idea general del origen de la civilización oriental, la mitología, etc. expresadas en Atlantis, sino que además se apropió con total frialdad de un número de las presuntas evidencias detalladas sobre dicho origen sin darle a Donnelly los créditos correspondientes. El Vol. II, pp. 790-793 contiene una cantidad de hechos, numerados sucesivamente  que prueban que Atlantis es la fuente, ya que fueron copiados casi en su totalidad del libro de Donnell, Cap. IV, manteniendo la misma numeración. Sin embargo, no hay la más mínima sugerencia en la Doctrina Secreta de que su autora tomó del libro de Donnelly este material. Además de los pasajes a los que se les ha dado el crédito correspondiente, hay otros 130 pasajes copiados del  Vishnu Purana de Wilson sin reconocimiento alguno y hay cerca de 70 pasajes extraídos de World Life de Winkel en la misma situación. De  Hindu Classical Dictionary, de Dowson hay 123 pasajes plagiados. De  Mythologie de la Grece Antique, de Decharme alrededor de 60 pasajes fueron plagiados; y de Qabbala, de Myer, 34. Estos son otros de los libros plagiados: Book of God, de Kenealy; Cabiri, de Faber; Great Pyramid, de Wake; Mythical Monsters, de Gould; Man before Metals, de Joly;  Modern Physics, de Stallo; Natural Genesis, de Massey;  Mythological Astronomy, de Mackey; Descent and Darwinism, de Schmidt; Human Species, de Quatrefages;  Modern Science and Modern Thought, de Laing; Cabbala Unveiled, de Mather; Musee de Boulaq, de Maspero; Maconnerie Occulte, de Ragon; Philosophy, de Lefevre; y  Force and Matter, de Buchner.
La Doctrina Secreta está basada ostensiblemente en ciertas estanzas, que se dice han sido traducidas por Madame Blavatsky de Book of Dzyan, el libro más antiguo del mundo  escrito en un lenguaje desconocido para la filología. Este libro, es una compilación hecha por Madame Blavatsky en su propio lenguaje, de una variedad de fuentes, que abraza los principios generales de las doctrinas y dogmas enseñados en la Doctrina Secreta. Yo encontré en este “libro más antiguo del mundo” afirmaciones copiadas de libros del siglo diecinueve, con la usual torpeza de Madame Blavatsky. Cartas y otros escritos de los adeptos se encuentran en la Doctrina Secreta. En estas producciones de los mahatmas he encontrado pasajes plagiados de  Vishnu Purana de Wilson y  de World Life de Winchell, del mismo carácter de los escritos atribuidos a la autoría de Madame Blavatsky. Presentaré pruebas detalladas sobre esto en mi libro. También he descubierto la fuente de la que ella tomó la palabra Dzyan.
El Glosario Teosófico, publicado en 1892, contiene palabras y términos del ocultismo y la teosofía ordenados alfabéticamente, con las correspondientes definiciones y explicaciones. Todo el libro, excepto por las confusiones, distorsiones, e inventos de Madame Blavatsky esparcidos aquí y allá, fue copiado de otros libros. Las explicaciones y definiciones de 425 nombres y términos fueron copiadas de Hindu Classical Dictionary de Dowson. De Vishnu Purana se copiaron 242 términos; de Handbook of Chinese Buddhism, Eitel, 179 y de Masonic Cyclopaedia, de Mackenzie, 164. A estos cuatro libros, se les dio un pequeñísimo crédito en el prefacio. A lo largo del Glosario, se da crédito de tanto en tanto a estos libros por algunos pocos párrafos extraídos de ellos, y los lectores son llevados a creer, que el comentario en el prefacio sobre estos cuatro libros, cubre solamente los pasajes en el Glosario en el que estos libros son mencionados como fuente, y lo ciertos es que comprenden todo el tema de los volúmenes de los cuales fueron sacados y no sólo una pequeña parte de la inmensa colección de material transferida en masse al Glosario. Pero no sólo fueron utilizados así los cuatro libros mencionados en el prefacio. Un glosario de sánscrito y términos ocultistas fue agregado a una obra llamada Five Years of Theosophy, publicada por Mohini M. Chatterji en 1885. Al menos 229 de esos términos y sus definiciones están copiados en el Glosario de Blavatsky, casi textualmente en cada instancia; y no se dieron los créditos por esta apropiación en gran escala de la obra de otro. No hay ni una referencia sobre el glosario de Chatterji en ningún lugar del Glosario de Blavatsky. Casi todo el material acerca de la mitología egipcia, etc., fue copiada de  Egyptian Belief and Modern Thought de Bonwick. Sólo una pequeña parte recibió el crédito correspondiente, pero más de 100 pasajes de Bonwick no fueron reconocidos. Prácticamente cada palabra acerca de la mitología Nórdica y Teutónica fue copiada de  Asgard and the Gods, de Wagner, una pequeña parte recibió los créditos correspondientes pero no así alrededor de 100 pasajes. Casi todo el asunto Tibetano fue tomado de  Buddhism in Thibet de Schlagintweit, una parte con el debido reconocimiento y 50 pasajes, sin el mismo. Mucho del material concerniente al Budismo del Sur fue copiado de Eastern Monachism de Spence Hardy, casi 50 pasajes sin dar los créditos correspondientes. La mayor parte del material de Babilonia y Caldea, fue extraído de  Chaldean Account of Genesis, de Smith con casi 50 pasajes sin mención de las fuentes. El material sobre Parsi y el zoroastrianismo fue tomado de la traducción de Darmesteter de Zend-Avesta, y la traducción de West del Bundahish en el Sacred Books of the East, la mayoría sin expresar los correspondientes créditos. Entre otros libros utilizados en la compilación del Glosario y que no han recibido créditos están: Hibbert Lectures , de Sayce;  Qabbala, de Myer,  Paracelsus, de Hartmann; la traducción de Crawford de Kalevala;  Gnostics, de King; Cabiri, de Faber; Catena of Buddhist Scriptures, de Beal; Buddhism, de Rhys Davids; Chinese Buddhism, de Edkins;  Guide au Musee de Boulaq de Maspero;  Notes on the Bhagavad Gita de Subba Row; Book of God de Kenealy; Works de Eliphas Levi  y muchos otros.

La Voz del Silencio, publicada en 1889 aparenta ser una traducción de Helena Petrovna Blavatsky de un libro tibetano. Se dice que pertenecen a la misma serie de Book of Dzyan, lo cual es cierto, ya que como esa obra, esta es una compilación de ideas y terminología de varios libros del siglo diecinueve, siendo de Madame Blavatsky la elección de las palabras y la fraseología. He examinado las fuentes de donde proviene, y se trata de una mezcla desorganizada de libros brahmánicos sobre Yoga y otros escritos hindúes; libros de los Budistas del Sur, en pali y singalés y los escritos de los Budistas del Norte, en chino y tibetano, todos tomados por Helena Petrovna Blavatsky de traducciones y escritos de europeos y otros orientalistas de hoy en día. En esta obra está mezclado el sánscrito, pali, tibetano, chino y términos singaleses, manifiesto disparate en una obra tibetana. He examinado los libros de los cuales estos términos han sido extraídos. Encontré insertadas en el texto de esta supuesta antigua obra tibetana, citas, frases y términos copiados de la literatura oriental actual. Los libros más usados para esta compilación son: Buddhism in Thibet, de Schlagintweit; Chinese Buddhism, de Edkins; Eastern Monachism, de Hardy; Buddhism, de  Rhys Davids; Raja Yoga y  Raja Yoga Philosophy (1888), de Dvivedi; también un artículo, “The Dream of Ravan” publicado en Dublin University Magazine, enero, 1854, del cual se tomaron extractos que aparecieron en Theosophist de enero 1880. Pasajes de este artículo y de los libros arriba mencionados están esparcidos en el texto de La voz del Silencio y en los comentarios, los cuales se admiten como obra de Blavatsky. Pruebas completas de esto, incluidos los fragmentos comparados, serán presentados en mi obra sobre la teosofía; incluyendo evidencia que demuestra que este antiguo libro tibetano contiene no sólo párrafos de libros hindúes citados en el artículo de Dublin Magazine sino también ideas y frases robadas del autor del siglo diecinueve de dicho artículo. Daré un ejemplo de la incongruencia de los elementos que compone el conglomerado de mezcla de términos e ideas en la Voz del Silencio. En la p. 87, se dice que los narjols de los budistas del norte son “versados en Gotrabhu-gnyana y gnyana-dassana-suddhi”. Helena Petrovna Blavatsky copió estos dos términos de Eastern Monachism, p. 281 de Hardi. Los términos usados en el Budismo del Norte son usualmente sánscrito o vienen del sánscrito; los términos usados en el Budismo del Sur, son usualmente pali o vienen del pali. La obra de Hardi, devoto del budismo Singalés, está compuesta de traducciones de libros singaleses y sus términos y frases son en gran parte, corrupciones singalesas del pali. Los términos singaleses son desconocidos para el budismo del norte. Los dos términos en Voice of the Silence, que describen la sabiduría de los Narjols, son corrupciones del singalés-pali, y por lo tanto desconocidas en el Tibet.  Narjol es una palabra inventada por Helena Petrovna Blavatsky, del tibetano Nal-jor, que encontró en la obra de Schlagintweit, p. 138, la r y la l transpuesta por ella.

El Budismo Esotérico, de A. P. Sinnett está basado en las afirmaciones hechas en las cartas recibidas por el Sr. Sinnett y el Sr. A. O. Hume, a través de Madame Blavatsky, supuestamente escritos por los Mahatmas Koot Hoomi y Morya, principalmente el primero. El Sr. Richard Hodgson amablemente me ha prestado un número considerable de las cartas originales de los Mahatmas que llevó a la producción de El Budismo Esotérico. Encontré en ellas, pruebas abrumadoras de que fueron escritas por Madame Blavatsky, evidencia que presentaré en su totalidad en mi libro. En estas cartas hay una cantidad de extractos de libros budistas presentados como traducciones de los originales hechas por los mismos escritores de las cartas. Ahí se demanda de los adeptos conocimientos de sánscrito, tibetano, pali y chino. He seguido hasta la fuente cada cita sobre las escrituras budistas en las cartas, y fueron todas copiadas de traducciones al inglés actuales, incluyendo hasta las notas y explicaciones de los traductores ingleses; principalmente de  Catena of Buddhist Scriptures from the Chinese de Beal. En otras partes en las que el adepto (?) usa su propio idioma para la explicación de ideas y términos budistas, encuentro que este supuesto idioma original fue copiado casi palabra por palabra de Buddhism de Rhys Davids, y otros libros. He examinado cada idea budista en estas cartas y en Esoteric Buddhism, y cada término budista, como Devachan, Avitchi, etc., hasta llegar a los libros de los cuales Helena Petrova Blavatsky los obtuvo.
Aunque se dice ella que posee dominio del sánscrito y del tibetano, las palabras y los términos en esos idiomas en las cartas de los adeptos fueron casi todos usados de una manera ridículamente absurda y errónea. El escritor de esas cartas era un ignorante del sánscrito y del tibetano. Los errores y torpezas en las mismas en lo que respecta a esos idiomas, concuerdan exactamente con la sabida ignorancia de Madame Blavatsky en los mismos. Esoteric Buddhism, como todas las obras de Madame Blavatsky está basada indiscriminadamente en plagios e ignorancia.
El Coronel Olcott admitió en Theosophist, enero, 1893, pp. 245, 246, que From the Caves and Jungles of Hindostan, aunque publicado en cartas a un diario ruso, como relatos veraces de experiencias reales de Madame Blavatsky en India, se trata prácticamente de una obra de ficción; y esto ha sido parcialmente concedido en el prefacio. Como todos sus otros libros, este es un enjambre de equivocaciones, inexactitudes, falsedades y tergiversaciones. Presentaré una completa descripción sobre este punto en mi obra.
En La Llave de la Teosofía, de Helena Petrovna Blavatsky al tratarse de un compendio de doctrinas, el plagio es de ideas y enseñanzas más que de fragmentos de otros libros. Además del plagio indiscriminado, estas son otras marcadas características de los escritos de Madame Blavatsky: (1) tergiversación en gran escala, distorsión y adulteración literaria, de los cuales, particularmente en Isis hay muchos ejemplos. Las cartas de Koot Hoomi a Hume y Sinnet contienen citas tergiversadas y adulteradas de libros budistas sagrados, fabricadas por el autor para dar forma a sus peculiares ideas, bajo el disfraz ficticio de budismo genuino. (2) Profusión de inexactitudes y errores en todas las ramas del conocimiento que ella trata; Por ej.: en Isis hay más de 600 aseveraciones falsas sobre el hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo, asiriología, egiptología, etc. (3) Equivocaciones y desatinos de varias clases – en los nombres de los libros y autores, en palabras y números, etc.; aproximadamente 700 sólo en Isis. (4) Grandes contradicciones e inconsistencias, tanto en puntos fundamentales y esenciales como en detalles y asuntos menores. Hay probablemente más de miles de contradicciones en todo el recorrido de sus escritos.
Las doctrinas, enseñanzas, dogmas, etc. de teosofía, publicadas por Helena Petrovna Blavatsky y de las que se afirma que tienen su origen en los cuasi- infalibles Mahatmas del Tibet fueron tomados prestados de filosofías y religiones del pasado y del presente, con ingredientes de la ciencia moderna. No hay nada original en este «Sabiduría de los Dioses” o «Sabiduría Religión”, salvo el trabajo de compilación. Madame Blavatsky reunió una gran cantidad de materiales de muchas y diferentes fuentes y junto con las tergiversaciones, distorsiones e invenciones que se que se le ocurrieron armó una masa heterogénea en la preparación del sistema de pensamiento llamado teosofía. Un cuidadoso análisis de sus enseñanzas muestra que los mismos fueron extraídos de las fuentes mencionadas más abajo. (1) Madame Blavatsky fue una médium espiritista muchos años antes de que se volviera teosófica. En sus comienzos la teosofía era un retoño del espiritismo; y de esta fuente ella tomó gran parte de su teosofía. Más de 267 puntos en sus enseñanzas fueron copiados de las enseñanzas del espiritismo. (2) El Hinduismo, en su última forma, constituye una de las mayores porciones de la teosofía. No he intentado realizar una exhaustiva clasificación de los puntos menores tomados de esta fuente, pero he notado 281 de gran importancia. (3) Del Budismo, he notado 63. (4) En los comienzos de la teosofía, los fundamentos de la mayoría de sus enseñanzas derivan de las obras de Eliphas Levi, y he contabilizado 102 puntos de ahí tomados. (5) De las obras de Paracelso fueron tomados 49. (6) De Jacob Bohme, 81. (7) De la Cabbala, 86. (8) De Platón, los platonistas, los neo-platonistas y Hermes, 80. (9) Del Gnosticismo, 61. (10) de la filosofía y ciencia moderna, 75. (11) Del Zoroastrianismo, 26. (12) De Perfect Way; Kingsford y Maitland, 24. (13) De mitología general, 20. (14) De Egiptología, 17. (15) De los Rosacruces, 16. (16) De otros místicos medievales y modernos, 20. (17) De una variedad de escritores clásicos, 16. (18) De asiriología, 14. (19) Del cristianismo y de la Biblia, 10. Además, en menor cantidad, se extrajeron doctrinas e información, de las siguientes fuentes: Los escritos de Gerald Massey, John Yarker, Subba Row, Ragon, J. Ralston Skinner, Inman, Keeley, Godfrey Higgins, Jacolliot, Wilford, Oliver, Donnelly, Mackenzie, Bulwer-Lytton, Kenealy, y varios otros; también de mitología china, japonesa, fenicia y quiche.

No hay un solo dogma o principio en teosofía, ni ningún detalle en la múltiple y compleja concatenación de supuestas revelaciones de verdad oculta en las enseñanzas de Madame Blavatsky y de sus pretendidos adeptos que no pueda ser señalada en la literatura mundial. Desde el principio al fin, sus escritos están dominados por un plagio doble, plagio de ideas y plagio de lenguaje.

San Francisco, California, U.S.A.
2 de agosto de 1893.

Nota
(*) Miembro, American Oriental Society, Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland, Pali Text Society, Egypt Exploration Fund, Geographical Society of California; Corresponding Member, Brooklyn Ethical Association; y Miembro, Advisory Council, Psychic Science Congress, Chicago, Illinois.

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