Tomado del libro “Trabajos Parapsicológicos Infalibles”, edición 2007.
El hombre dormido
El hombre dormido, el hombre esclavo, copia las reglas morales de sus padres y de su propia religión y vive inmerso en la confusión e hipocresía moral de la que hablamos. Él está imposibilitado de elegir libremente, es incapaz de amar u odiar verdaderamente, sólo sabe mentirse a sí mismo y mentirle a los demás, y todo esto lo realiza involuntariamente, sin darse cuenta. No puede tomar las riendas de su destino y a él todo le sucede, no puede modificar nada concientemente, ni para bien ni para mal. Este tipo de hombre caracteriza a la mayoría de la masa humana actual. En él todo acto es mecánico y no posee ningún poder mágico importante. A cada momento comete errores y toma malas decisiones. Hace todo al revés y toda su vida es de dolor. El poco placer que pueda experimentar lo perjudica y esclaviza más que antes, como sucede con los adictos al opio. No hay libertad para el hombre común. La auténtica libertad debe ser conquistada. No se nace con ella, es sólo una lejana posibilidad.
Estamos en la era de Kali-Yuga y cada hombre tiene poco tiempo para despertar y liberarse. Quien desee lograrlo deberá trabajar mucho sobre sí mismo. Sólo hay una manera de despertar a alguien que duerme profundamente: un fuerte ruido cerca de su oído, ¿o acaso podría despertar con una suave y adormecedora música? La verdad no está en los medios ¡La verdad está en el punto donde los extremos se tocan! Todo extremo es bueno para hallar la verdad. Una vez hallada comenzará el verdadero trabajo sobre sí mismo.
Para producir el despertar y la posterior liberación de un hombre, deben utilizarse las mismas motivaciones del hombre dormido, sobre todo las pulsiones sexuales y agresivas, de lo contrario no se logrará nada.
Para despertar a un hombre dormido debe comenzarse por lo que se tiene a mano, por lo que le rodea, por lo inferior e inmediato. Sólo partiendo de sus impulsos y deseos básicos podrá alcanzarse un día la verdadera liberación de su espíritu.
Un hombre común jamás movería un dedo por alcanzar la vida eterna, o por Dios, o el paraíso, o por la salvación de su alma o de su espíritu, o por la inmortalidad. Esto no le importa al hombre dormido, esa no es la manera de motivarlo. Un hombre dormido sólo aceptará sacrificarse y despertar si la recompensa es determinada mujer, o la destrucción de algún enemigo, o una abultada suma de dinero. Con eso y con suerte y esfuerzos, tal vez pueda despertar lo suficiente como para hallar y persistir en el camino de la liberación verdadera. Estas cosas inferiores, le parecerán a un hombre común más atractivas y dignas de esfuerzo que una «eterna vida de gozo a la vera de Dios». Él solo quiere sexo y poder en esta etapa. Por amor o por odio el hombre común es capaz de los mayores esfuerzos. Un hombre dormido jamás aceptará sacrificarse sino para satisfacer los móviles egoístas de su incipiente yo.
Para saber cómo despertar, un hombre dormido necesita un libro. Un libro que le indique lo que debe hacer. Cuando tenga ese conocimiento deberá comenzar inmediatamente, no debe dejar eso para el día siguiente después del desayuno. Su vida es corta y tiene poco tiempo, por eso necesita una «vía rápida».
La mayoría de los libros han sido escritos por hombres dormidos o por hombres que desean adormecer a los demás. Ese tipo de libros sólo puede perjudicar aún más a un hombre. Es necesario seleccionar y actuar rápidamente. Todo libro que haya sido escrito para sacudir y despertar a los hombres, por lo general ya ha sido ocultado o destruído. Ocultan la verdad para mantener a los hombres en estado de estupidez y sonambulismo. Pero si un hombre dormido pudiera encontrar un texto que le indique la verdad sobre su deplorable estado y qué debe hacer para salvarse, entonces la formidable tarea que tiene por delante sería grandemente facilitada. Esforzándose, podría situarse en el camino misterioso y prohibido de la liberación de su espíritu.
El mago blanco
Mago blanco es el hombre guiado en todo momento por las pulsiones y designios de su alma. Toda su existencia es una lucha por acercarse cada vez más a Dios, para fusionarse con él. Es o desea ser un agente de Dios en la tierra, para ayudar en la realización de Su Plan. Posee poderes mágicos sobre los mundos inferiores, terrestres y astrales, y los emplea para colaborar en la consecución del Plan Divino sobre la creación. Él ha anulado su yo egoísta, está gobernado por su alma y trabaja mentalmente para los demás y para Dios de acuerdo al Plan. Podrá triunfar en los negocios o en la política si eso beneficia al Plan de Dios.
A la magia con que opera este tipo de hombre se la llama magia blanca, pues está al servicio del alma y del Plan Divino. Su búsqueda está orientada al cumplimiento de los designios del creador y a su fusión final con Él.
El mago negro
Mago negro es el hombre que en lugar de anular su yo egoísta lo ha fortalecido de tal modo que ha logrado independizarse a sí mismo de Dios y su creación. Él no busca fusionarse con Dios sino apartarse de Él. No desea ser desintegrado con la muerte, no desea unirse a su alma y tampoco a Dios. Él lucha por encontrarse y unirse a Sí Mismo, a su espíritu. No desea ser sometido a juicios ni a karmas. No desea colaborar con el plan de Dios sino todo lo contrario: lucha para que ese plan no se lleve a cabo. Él utiliza sus poderes en contra del plan divino, sin experimentar ningún miedo o temor. Conciente de su poder, que es el poder de su espíritu, no le teme a nada ni a nadie. Se opone a la totalidad de preceptos y normas de Dios y solo busca su propia transmutación y su inmortalidad, como entidad separada y única en la eternidad.
Para el mago negro el bien y el mal son algo muy diferente de lo que son para un mago blanco. Felíz con su independencia y alejado de Dios y de sus leyes, él es como Lucifer, libre e individual, capaz de disputarle el poder a Dios.
Dos caminos opuestos
Sólo hay dos caminos para el hombre, y tarde o temprano deberá optar por uno de ellos: el camino del alma hacia su fusión con Dios o el camino del espíritu hacia la separación absoluta de Dios y su creación. El camino del mago blanco o el camino del mago negro. El camino del sometimiento a Dios o el camino de la libertad del espíritu. El camino del no-yo o el camino del Yo. Desintegrar el yo o aumentarlo hasta volverlo único e independiente, capaz de competir con Dios. El primero lleva a «perderse en Dios» y el segundo a liberarse por completo de Él. O con el alma o con el espíritu. O con el Dios creador o contra Él. No hay una tercera posibilidad.
Para un mago blanco, los magos negros están equivocados. Para un mago negro, los magos blancos están dormidos y engañados, marchando felices a su desintegración así como son conducidas las vacas al matadero.
La mayoría de las religiones y técnicas del yoga están al servicio del camino que conduce a Dios. Sólo una minoría valiente y oculta de guerreros gnósticos o tántricos promueve el camino opuesto.