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Mes: octubre 2023

La comprensión noológica de la Serpiente

Por Christian C.

La comprensión de la serpiente con el símbolo del origen, implica una comprensión noológica, desde la sangre. Es decir, desde el ámbito del Yo despierto. Dista de la comprensión de la serpiente desde el ámbito psicológico, en cuanto no se halla enmarcada en lo arquetípico. Es una comprensión anclada en el Origen. Tal entendimiento abarca o comprende completamente el designio de la serpiente ( el cual es un designio de designios), a la vez que lo trasciende, elevándolo hacia el Origen, donde es vislumbrado y aprehendido, desde lo increado.

Resulta esencial destacar que no se propicia combatir a la serpiente, ni tampoco la típica conducta devocional tan común en diversidad de cultos, sino una comprensión en que se obtiene o alcanza la sabiduría de la orientación al Origen, y la completa comprensión del designio serpentino que se halla copiado en este mundo.

El aspecto belleza de este mundo, suscitado por la expresión del espíritu en la materia, es comprendido como ilusorio, dada la transitoriedad y carácter efímero de todo fenómeno en el mundo de la materia, a la vez que se destaca el esplendor y belleza del espíritu fuera de Maya o la ilusión de este mundo

No obstante se asimila la comprensión de ambos aspectos. La belleza increada y su reflejo/copia, la belleza creada de este mundo. Aspectos cuya comprensión se traduce míticamente como » el conocimiento del bien y el mal» ofrecido por la serpiente.

Bajo este encuadre , el aspecto Dama también es resignado, desde la comprensión noológica de la serpiente

Ambas expresiones de belleza, tienen su correspondiente expresión semiótica en los movimientos levógiro y dextrógiro de la runa Esvástica.

Y entonces el aspecto de veneno que la mujer porta como imagen de la Serpiente, en cuanto seducción y belleza, tan fascinante como peligroso para el incauto virya perdido, se torna aquí en antídoto sanador y elixir, que remite a la Dama del Origen, la mujer serpiente!

Consideremos aquí , que el símbolo del origen se expresa en una conformación rúnica, de las 13 + 3 runas.

Y cada runa, en un éxtasis rúnico propio, revela todo el significado posible. Alcance energético pleno, que tiene su referente en el símbolo de la serpiente, dado que el designio de la serpiente comprende todas las posibilidades de variantes energéticas

Más también el símbolo del origen es la expresión codificada en imagen rúnica del propio Vril, la Dama del Origen, o Dama serpiente. De allí que el símbolo del origen es el símbolo de la serpiente. Entendiendo claro, se repite la aclaración, la serpiente desde lo noológico

A la vez, en cuanto a la serpiente concretamente, así como abarca o comprende todos los designios, por supuesto también a la serpiente en si misma, es decir todas las matrices serpentinas u ofídicas en el designio serpentino.

Tales matrices incluyen o comprenden todas las variedades de serpientes en sus mas variados aspectos y tipología.

Serpientes de una cabeza, de dos, tres o mas cabezas, serpiente alada, emplumada, etc etc
Y portadoras muchas de ellas de un tipo especifico de veneno, que tiene en el designio serpentino asimismo una contrapartida de antídoto, y preparación de elixir , para quien ha viajado por los anillos de la gran Serpiente, y conoce sus misterios.
Mas lo que el iniciado hiperbóreo toma o rescata respecto al misterio del ofidio, se destaca en 3 niveles:
Primeramente la serpiente, en cuanto a su comprensión se refiere, así como su mordedura iniciática, que le hace portador de su veneno, a la vez que inmuniza de la toxicidad demiurgica del mundo.
El iniciado se torna sabio, a la vez que portador de un poder venenoso. Veneno del que , asimilado, sintetiza también luego su antídoto., Y en combinación con la propia sangre pura ( en su esencia astral) deviene en elixir puro.
En una segunda instancia, prosiguiendo con este sumergirse en las profundidades de lo reptílico, se arriba al aspecto lagarto. Expresión este también de la serpiente, desde una expresión mas amplia…
Es un reptil lagarto, una serpiente con patas… como aquella serpiente en el mito del edén, que se infiere de su lectura, tenia patas y era portadora del habla… Y los bijas o sonidos del comienzo…
De este aspecto reptil, siempre desde el encuadre del origen, el iniciado rescata la particularidad de la sangre fría… Sangre en la que se refleja claramente el símbolo del origen, y posicionamiento desde el que se es completamente inmune al entorno arquetípico en su despliegue anímico.
Lagarto que se encuentra sumergido en las profundidades acuosas del inconsciente, ( dormido en el Virya perdido) , y su pleno potencial en el paleocerebro, o reptílico Arquicéfalo!

Y en una tercera instancia, el aspecto Saurio/Draconiano, que es expresión pura del furor bersekir, en hostilidad esencial al mundo demiurgico.
Y así como la serpiente evoca iniciáticamente a Lilith y Lucifer, o en términos mas precisos, la mujer serpiente, y el lagarto primordial, así también Lucifer posee su expresión draconiana, como el gran Dragon negro….
Dragon del que el aspecto draconiano demiurgico es una mala copia imitativa.
U en todo caso quizá, la expresión draconiana de dos Dioses irreconciliables, ya que en tanto uno procura el cautiverio de los espíritus hiperbóreos, el otro dragón procura su liberación.
Y así como en el negro se disuelven y desaparecen todos los colores ( Sea el despliegue arquetípico dextrógiro y su reabsorción, o el retorno levógiro al Origen, en ambos casos la referencia de la desaparición en un «agujero negro» o insondable negrura es apropiada en su respectivo contexto) así también el negro absorbe y contiene en forma potencial, todas las variedades de manifestación., Sea el rojo de la pasión esencial, o el reminiscente verde de la Minne
Puede absorber todas las manifestaciones que tienen su referente en la pasión esencial del rojo, o expresar de su negrura infinita el rayo verde reminiscente de la Minne.
Todas estas fuerzas tienen su representación draconiana, en el respectivo color que les cuadra.
Por supuesto, el negro se puede decir que esta mas allá de todos los colores, ya que puede absorberlos a todos , y permanecer como tal.

Considerando la expresión del signo del origen en la zona del oído, se entiende que cuando el iniciado hiperbóreo, Virya despierto, toma conciencia de dicho símbolo, equivale a remontar el rio de sangre pura a los bijas o sonidos primordiales, es decir , en una primera instancia a » escuchar la lengua de los pájaros», y ya en el contexto luciferino venusino del Origen, la lengua de los lagartos, la lengua de la Serpiente.
Es decir, se escucha la voz del gran Antepasado reptil, se escucha a la Serpiente.

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Comentarios sobre «La religión prohibida», de Herrou Aragón

Por Christian C.

En su libro La religión prohibida, el profesor José María Herrou Aragón, comenta lo siguiente en el capítulo La serpiente de la salvación:

«Este dios creador los ha creado a Adán y Eva incapaces de distinguir entre el bien y el mal, entre el reino de lo increado y el reino de lo creado. También los creó ignorantes de su origen y su destino.

¿Por qué los había creado así? Según la Gnosis, no quería el creador que los hombres conocieran su verdadero origen. Este mundo ha sido creado contra la voluntad del Dios Incognoscible y el creador no quiere que los hombres sepan esas cosas. No quiere que se den cuenta en qué situación Espiritual se hallan, quiénes son, para qué han sido creados. Quiere que permanezcan en la ignorancia. Por eso les prohibió comer el fruto del árbol del conocimiento. Porque “se abrirían sus ojos”, despertarían y se percatarían de quiénes son y de dónde vienen, en qué situación están y qué deben hacer. Advertirían que el Edén no era un paraíso, sino todo lo contrario.

En la descripción que hace el Padre León Meurin en su libro “La franc-maçonnerie”, cuando comenta las interpretaciones Gnósticas sobre el paraíso terrenal y la Serpiente del Génesis, se encuentran estas ideas: Jehová no quiere que el hombre conozca su origen y su alto destino. Le ha prohibido todo contacto con el mundo superior. Quiere que el hombre lo refleje a él, al creador y no al Dios Supremo.»

Se comprende claramente que el conocimiento del «bien y el mal», en este contexto aludido del Edén, se refiere al conocimiento que permite por un lado trascender la relatividad dual del bien y el mal de este mundo, a la vez que se comprende como auténtico «Bien», la realidad del espíritu.

La negación de este fruto del conocimiento por parte del Demiurgo creador, delata inmediatamente su carácter aprisionador del espíritu, a la vez que la disposición y asistencia de la Serpiente, revela su rol liberador e iniciático.
El hecho que la mayoría de la sociedad, bajo la influencia religiosa judeocristiana, así como por condicionamiento cultural transmitido en forma hereditaria, mantenga un rechazo innato a la serpiente, así como temor , y vinculándola a lo «prohibido por Dios», es un claro indicador de como se ha trastocado la comprensión y valores iniciáticos de antaño.
Si bien una buena parte de la sociedad, se halla secularizada y no adscribe a una doctrina dogmática religiosa, no obstante el «implante» cultural en la psique ha quedado asentado, y la prueba está en que hoy día, bajo modernas teorías de la conspiración, la figura del «reptiliano» es presentada siempre bajo un estigma. Esto es una perpetuación de aquel ancestral anatema de la serpiente y el secreto del reptil, que a todas luces la sinarquía busca ocultar, presentando este tapasigno cultural, en que todo lo reptílico lleva una impronta negativa.

Al mismo tiempo, como bien comenta aquí Herrou Aragon, la serpiente, a la vez que contraria al dios creador, es representativa del Incognoscible.
Esto también fue posteriormente distorsionado, ya que como más adelante refiere el profesor Aragón, Kristos Lucifer fue «culturalmente dividido», asociando Kristo (ahora «Cristo») como un emisario del Dios creador, y contrario a Lucifer.
De modo que el auténtico y original Kristo, es decir Lucifer, o Kristos Lucifer, es la Serpiente!
Siguiendo esta línea de comprensión gnóstica, Herrou Aragón prosigue:

«Pero el hombre despertó, se hizo conocedor del bien y del mal. ¿Cómo logró eso?, la Serpiente tentadora del Edén le dió a comer el fruto prohibido que abrió sus ojos. Según los Gnósticos esta Serpiente es Lucifer, el que trae la Luz. Lucifer significa eso: Portador de Luz. Lucifer tomó la forma de una serpiente para despertar a los hombres. Es un Enviado del Dios Supremo, del Dios Incognoscible. Es un Enviado del Dios Verdadero que penetró en este mundo de miseria, imperfecto y deficiente, para despertar y liberar al hombre, para mostrarle cuál es su verdadera situación y cuál puede ser su alto destino. Por esta razón los hombres que siguen los mandamientos del dios creador ven a la serpiente como algo maligno y satánico, y en medio de su gran confusión la equiparan a satanás.
Por el contrario, los Gnósticos ven a la Serpiente Lucifer como salvadora. Como alguien que vino a salvar a los hombres, como un Enviado del Dios Verdadero. Esta Serpiente iluminadora que trae la Gnosis, la verdad Gnóstica que permite descubrir lo auténtico y verdadero en este mundo de confusión, ha venido a liberar al hombre. Lucifer es el verdadero liberador del hombre. Ha venido a liberar al hombre de la tiranía de Yahvé, de la tiranía del dios creador. Les ha traído a los hombres el conocimiento verdadero capaz de liberarlos, el conocimiento que por sí solo libera, que puede ayudar al hombre a salir de este mundo satánico, a regresar al mundo de donde proviene.
Esta Serpiente es, para los Gnósticos, la Serpiente de la Salvación, la Serpiente que ha abierto los ojos de los hombres, que les ha ofrecido la manzana de la emancipación, para ayudarlos a despertar y liberarse de este mundo de miseria y materia impura.
El creador quiso hacer al hombre como a los demás seres vivos, incapaz de distinguir entre el bien y el mal, y por la acción de la Serpiente se ha despertado y liberado. Indudablemente, dicen los Gnósticos, este conocimiento, esta Gnosis que la Serpiente Lucifer ha traído a los hombres, ha producido un gran disturbio cósmico en la creación. Así es de poderoso este conocimiento. La Gnosis produce cambios en quien la recibe, en quien la escucha, porque no es un conocimiento común y corriente, es un conocimiento que libera.»

Un claro indicio que la Serpiente del edén no era creación de Jehová, se da cuando se refiere que :» la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho..»., Es decir, no se contaba como una creación más de Dios.
Por lo que, su origen es otro., El texto del Génesis bíblico no aclara ,y oculta, cómo apareció allí la serpiente!
Más lo cierto es que la serpiente tiene un origen fuera de este mundo., Es una manifestación de Lucifer, y cuando más adelante se lee la maldición del Dios bíblico a la serpiente, respecto a que en adelante se dice «tendría que arrastrarse», deja entrever muy a las claras, lo que muchos estudiosos y teólogos se han planteado a lo largo del tiempo : Qué previamente entonces, la serpiente tenía patas!
Y también ha llamado la atención, que es quizá la única críatura o figura animal, que con autonomía propia habla en el relato bíblico.
Esta descripción parece ajustarse más bien a la figura de un lagarto, o mejor dicho, dada su facultad del habla e intelecto, de un hombre lagarto!
Y aquí ya estamos en pleno terreno hiperbóreo, ya que, los hombres lagarto, son el aspecto en como se han manifestado los Siddhas, tras haber entrado a este mundo por la puerta de Venus. (Aspecto que comparten todos los Siddhas, ya que esto ocurrió antes de la división en dos bandos opuestos, y en tanto los Siddhas traidores camuflaron posteriormente este aspecto reptil con alas, como seres alados angelicales, los Siddhas leales conservaron este aspecto no permaneciendo más bajo la luz demiúrgica, sino que se retiraron al mundo intraterreno extradimensional de Agartha).
Retornando al punto anterior de la maldición del Dios bíblico, esto fue meramente una artimaña literaria sacerdotal, ya que el infame Demiurgo no tiene ningún poder ni influencia para afectar a Lucifer.
Más el rastro literario quedó allí, en cuanto el aspecto real original de aquella Serpiente. Es decir, se trataba de un «Hombre lagarto».
Aspecto que después de todo (el lagarto) es una expresión más desarrollada de la serpiente.

Referente al tema de Kristo Lucifer, Herrou Aragón comenta :

«Los Gnósticos de épocas posteriores, en los orígenes del cristianismo, lo que se dió en llamar Gnósticos Cristianos o Cristianos Gnósticos, percibieron a Cristo como la Serpiente del Génesis. Esto fue así porque Cristo, mucho después de los sucesos del paraíso terrenal, al igual que la Serpiente vino a traer un mensaje liberador. Un mensaje que libera de este mundo impuro a los hombres. Según estos Gnósticos Cristianos, se trató de un conocimiento capaz de poner a los hombres en contacto con el otro mundo, opuesto al del demiurgo: el mundo incognoscible del Dios Verdadero.

A Cristo, portador de ese mensaje, de esa Gnosis, se lo ha equiparado a la Serpiente del Génesis, quien vuelve por segunda vez a la Tierra para ayudar nuevamente a la humanidad. En la primera venida fue la Serpiente Lucifer y en la segunda fue el Cristo Lucifer. Según la Gnosis Cristiana, cuando Cristo vino al mundo lo hizo por segunda vez, pues la primera fue en el paraíso terrenal. En ambas se trató en realidad de Lucifer, el Enviado del Incognoscible. En ambas su mensaje fue el mismo: la Gnosis que perturba, que produce cambios, que despierta y libera a quien la escucha. Para los Gnósticos Cristianos la Serpiente es Cristo, el Salvador que vino dos veces a este mundo.»

En El misterio de Belicena Villca, Nimrod de Rosario expone magistralmente como la figura del Cristo hebreo ha sido una copia imitativa de Kristo Lucifer, y asimismo algunos aspectos tomados o derivados del mito de Navután.
Se menciona por ej la Virgen de Agartha, quien tras regresar a este mundo de Venus, ha quedado encinta del «Serafín Lucifer».
Debe acotarse aquí que la raíz de Serafín, o Seraph, significa justamente serpiente.
No debe dar lugar a confusión que en la descripción de la talla de la Virgen de Agartha, se comenta que se halla «pisando una serpiente». El significado de esto, es en relación al aspecto serpentino demiúrgico. Y en otro nivel de significado, el dominio o control del designio serpiente.
Más al mismo tiempo, se halla la vinculación mística de la Virgen de Agartha con el Dios Serpiente, Lucifer!

En el mito de Navután, se refiere como se autosacrificó en el árbol del terror, pasando asimismo por una travesía de «muerte y resurrección».
Esta «muerte y retorno a la vida», aspecto característico también de toda auténtica iniciación, en cuanto transformación o transmutación se refiere, tiene su análogo en la serpiente que se renueva mudando de piel!.
En el mito nórdico, se refiere que aquel árbol del que pendiera Navután, el Yggdrassil, se halla roído en sus raíces por la serpiente Nidhog. Es decir, que también en esta instancia que Navután se cuelga ,accediendo al secreto de la inmortalidad, y el poder de las runas, la serpiente se halla allí presente, en la base o raíces de aquel árbol.

La cruz cristiana sabemos por la Sabiduría hiperbórea, que es un símbolo del encadenamiento espiritual., Más existen también otra clase de cruces, como la cruz Ankh egipcia, la cruz Tau, la cruz gamada, etc, con distintas variantes de significado.
Existía una representación gnóstica en la antiguedad, donde una serpiente aparecía enroscada alrededor de una cruz Tau.
Tau, como bien nos refiere Nimrod de Rosario, alude al punto Tau, aquella instancia en que desde el origen, surgió por primera vez un reflejo o manifestación del Yo perdido en el laberíntico Labrelix . (Sendero por donde transita el Yo extraviado, mediante la repetida secuencia de búsqueda, opción y elección.)
Es decir, aquel punto Tau señala el origen del encadenamiento espiritual, al que se accede a través de la escalera caracol, en el aislamiento del Yo, dentro de la plaza liberada Tau, en la Arquemona Odal.
Puede entenderse a este punto, que la representación de la serpiente enroscada en la cruz Tau, alude a este misterio del encadenamiento espiritual ,que es señalado por la serpiente. Es decir, la comprensión noológica de la serpiente, con el símbolo del origen.
Una reminiscencia gnóstica de esta figura iniciática podría hallarse en la medieval moneda germano-cristiana ,el Tálero, donde se aprecia la imagen de Cristo de un lado, y la serpiente del otro. Más por supuesto, esto es una reminiscencia gnóstica de Kristo Lucifer, y no el Cristo hebreo. Aunque ambas figuras puedan ser confundidas debido a los siglos de tergiversación y desinformación sinárquica.

Asi también, el profesor Aragón continua comentando al respecto :

«Hay un diagrama Gnóstico, en el que se ve una serpiente crucificada, clavada en una cruz, lo cual demuestra todavía más la identidad Gnóstica entre la Serpiente del Génesis y Cristo. Hay mitos que afirman que la cruz en la que Cristo fue crucificado fue hecha con la madera del árbol del conocimiento del bien y del mal. Debemos aclarar que nos estamos refiriendo a la gnosis judeocristiana, que es una deformación de la Gnosis Primordial.»

También otra antigua asociación de la serpiente con Kristo Lucifer, puede hallarse en la serpiente con cuernos llamada Aspid, que aparece así representada en monedas de la antiguedad.
Esta serpiente era denominada Cerastes en latín o también Kerastes en griego.
En latín «Ceras» significa cuerno, y en griego «Keras» es cruz., A la vez Keras se puede remitir al egipcio Karast, de donde también deriva el término griego Christos o ungido . Y asimismo hay un vínculo etimológico con el «Chris» caldeo o sol.
De modo que la serpiente iniciática con cuernos estaba asociada con la cruz y la experiencia de «iluminación» o «sol», que en este caso es por supuesto, el sol negro!

Luego, un punto asimismo digno de mención, es que en el caso de los gnósticos Naasenos (grupo gnóstico que aparece en la historia de Kurt y los ofitas en El misterio de Belicena Villca), consideraban a la constelación de Draco como símbolo de su Cristo. (Recordemos que en el mencionado episodio de tío Kurt y los Ofitas, los Naasenos clamaban a Ophis Lucifer!).

Prosiguiendo con el ánalisis expuesto, el profesor Aragón comenta:

«Origenes, por ejemplo, describió un diagrama Gnóstico en el cual se ve claramente una serpiente que divide los dos mundos, el mundo creado y el mundo increado. Aunque a nadie le agrada este dualismo de los dos mundos, así es la realidad y hay que aceptarla. El Gnóstico sabe que hay otro mundo sumamente perfecto, un mundo que no tiene nada que ver con éste. Origenes pudo tener acceso a esos diagramas y libros Gnósticos, a toda esa información, para después criticarlos, como también lo hicieron San Agustín, Tertuliano, Hipólito, Ireneo de Lyon, Epifanio y muchos otros»

Este diagrama que refirió Orígenes, comprendía el gráfico o representación de diferentes esferas planetarias, regidas cada una por un Arconte demiurgico. El conocimiento secreto de ciertas palabras de poder, permitía al iniciado el acceso y paso a través de esas diferentes esferas. Y en el límite, se hallaba aquella gran serpiente, que para algunos era denominada como Leviatán.
Figura serpentina que en Los mitos Hebreos, Robert Graves refiere como antagónica del tiránico Yahvé bíblico.

Herrou Aragón comenta también respecto al ocultamiento y desaparición de antiguos textos gnósticos:

«Pero ahora, la mayoría de los textos Gnósticos originales no existen, han sido destruidos. Estos críticos de la Gnosis distorsionaron toda la información de los textos Gnósticos originales, poniendo frases fuera de contexto para ridiculizarlas mejor, entre otras estratagemas. Pero nada de eso importa ya. La Gnosis Primordial está siempre presente, aunque muchos no lo adviertan. En las distintas oportunidades en que apareció abiertamente en el mundo se trató siempre de la misma Gnosis, aunque con diferentes connotaciones históricas y culturales.»

Afortunadamente algunos de estos textos gnósticos fueron preservados y descubiertos posteriormente en pleno siglo XX, con el hallazgo de los manuscritos de Nag Hammadi.
Dentro de 46 textos hallados, aparecen 11 menciones de la serpiente., En algunos en forma negativa, como en el Apócrifo de Juan, lo cual refleja la mentalidad judeocristiana, y en otros en forma neutral o positiva, como Hipóstasis de los Arcontes, y Sobre el origen del mundo.
Veamos algunos vínculos o asociaciones entre estos diversos grupos gnósticos y la serpiente, y la importancia que daban a la serpiente en términos iniciáticos.
El término Ofita deriva del griego Ophis (de donde derivamos ofidio o serpiente), muy similar por cierto a Sophia, nombre que a su vez se descompone etimológicamente en Is Ophi o «luz de la serpiente», con lo que la acepción de sabiduría, tradicionalmente adjudicada al nombre Sofia, queda validada.
Existieron varios grupos gnósticos ofitas, entre los que aparecen los Naasenos, Setitas, Peratas y Cainitas.
Los Cainitas, reivindicaban la figura de Cain, a quien consideraban un hijo de la Serpiente, y en tal sentido una encarnación del poder de la serpiente.
También Lilith, la mujer serpiente, vinculada con Adán antes que aparezca Eva, ha sido intencionadamente ocultada, por su rebeldía y oposición al demiurgo.
Y se estigmatiza de igual modo a Eva, por escuchar a la serpiente, desobedeciendo al demiurgo, y comer del fruto prohibido, compartiéndolo también a Adán.
No deja de ser notorio aquí, que Havah o Eva, tiene las acepciones etimológicas de madre, viviente, y también serpiente!
Es así como algunas sectas gnósticas veneraban tanto a Sophia como a Eva, en un vínculo entre Lucifer y la mujer, que así como en el caso de Lilith, se quiso ocultar y tergiversar.
Es bajo este paradigma, de rechazo de la serpiente del edén, que Hipólito en su exposición de las doctrinas gnósticas ,se refiera a la serpiente como «el logos femenino, o la palabra de Eva», «El rio que fluye del Edén» y «la marca de Cain», todo lo cual tiene un claro sello serpentino.
Los gnósticos Cainitas veneraban la figura de la serpiente enroscada en un árbol,, en homenaje de aquel episodio de la serpiente del edén, y algunos ofitas utilizaban también viboras en sus ceremonias.
Se dice que algunos ofitas portaban una serpiente guardada en un canasto, al que denominaban «Cista mystica».
Durante sus ágapes , la serpiente salía de la cesta, enrollándose alrededor del pan, que luego los ofitas compartían , besando antes por turno cada uno a la serpiente, e inclinándose en reverencia frente a ella.
Concluían la ceremonia mediante un himno al Incognoscible, a través de la serpiente como mediadora. Así, en este culto ofídico la serpiente era el mediador o «Chrestos», tanto en símbolo como acto, mucho tiempo antes del cristianismo.

Los ritos nocturnos de los Ofitas eran sincronizados con la ascensión de la serpiente celestial, la constelación de Draco, el dragón, que era conocido por ellos como una manifestación estelar del primer instructor…
La consideración y perspectiva de estos gnósticos respecto a la constelación de Draco, había pasado por varias fases o etapas, según los movimientos e interacciones estelares.
En una primera instancia, se dice le había sido dado «un árbol de estrellas adyacentes» para se enroscase alrededor, como la serpiente del árbol….
En otra instancia las 7 estrellas de la Osa mayor eran como 7 cabezas de serpiente , y en otro período la Osa mayor y menor fueron vistas como dos alas gigantescas del dragón.

De igual modo, los gnósticos Peratas, recibían su nombre del posible maestro de este grupo, conocido como «Eufrates el Perata». El vínculo serpentino asoma en la antigua mitología mesopotámica, en que las divinidades Nirah e Irhan eran asociadas con el río Eufrates, y al mismo tiempo consideradas en forma serpentina. Es así que el Eufrates (uno de los ríos que bordeaban el Edén) era percibido tanto en forma de río como de serpiente!
En el caso de este grupo gnóstico, los Peratas manejaban términos y conceptos, que externamente podían parecer «cristianos», pero ocultaban la sabiduría ofídica. Asi, por ej , asociaban en términos doctrinarios al Padre con el cerebro,y al Hijo con el cerebelo y la medula espinal, así como con la serpiente, dada la similaridad de la forma del cerebelo con la cabeza de una serpiente. De allí puede inferirse que los Peratas conocían la manifestación de un poder ofídico oculto a partir de la conformación anatómica cerebro-espinal, desde una consideración de ultra biología y anatomía oculta. Es decir, el poder ofídico oculto del cerebro reptil, o Arquicefalo.

Resulta interesante que los gnósticos Peratas distinguían entre la serpiente representada por la constelación de Draco,la cual veneraban , de la serpiente de la constelación de Ophiuco, a la cual consideraban nefasta
Y de igual modo, los gnósticos Setitas distinguían entre una serpiente demiurgica, y una serpiente concebida como logos liberador.
En estos diversos grupos gnósticos, sin duda se hallaban algunos aspectos y legado de la antigua gnosis hiperbórea.

Para finalizar, como muy acertadamente expresa el profesor Herrou Aragón : «Aunque prohibida y perseguida, la Gnosis nunca desapareció y no desaparecerá jamás. Permanece siempre al alcance de quien la merezca. Cuanto más se la persigue más se fortalece»

Lo cual snigifica, que aunque la serpiente haya sido combatida, y en algunas instancias parezca no estar presente, es simplemente que se ha retraído en sus anillos, para luego siempre resurgir nuevamente.
A veces visible, a veces invisible o mimetizándose y pasando desapercibida en el medio circundante, la voz de su siseo siempre se halla presente para el Virya despierto!
Ssssssssssssssssssssssssssssssssss

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El tío Kurt y los Ofitas

Por Christian C.

El episodio narrado en El misterio de Belicena Villca, del secuestro de tio Kurt por los Ofitas , durante su niñez en Egipto, contiene algunos indicios ocultos que resulta oportuno develar y poner de manifiesto.

Es recomendable releer nuevamente el relato, que aquí se reproduce, para así apreciar los comentarios luego expuestos.

«Las cosas sucedieron así: mis padres habían viajado hasta El Cairo –el Ingenio familiar dista unos kilómetros de esta ciudad– con el objeto de hacer compras.

Mientras Mamá se entretenía en las vastas dependencias de la Tienda Inglesa Yo, ávido de travesuras, me fui deslizando con mucho disimulo hacia la calle. Un momento después corría a varias cuadras de la Tienda atraído inocentemente por el bullicio del “Mercado Negro”, barrio laberíntico de miserables puestos callejeros y refugio seguro de mendigos y delincuentes de poca monta.

Ese día la marea humana era densa por las callejuelas estrechas en las que la distancia entre dos puestos de ventas apenas dejaba un pasillo al tránsito peatonal. Alfarería, frutas, alfombras, animales, de todo lo imaginable se vendía allí y ante cada mercadería se detenían mis ojos curiosos. No tenía miedo pues no me había alejado mucho y sería fácil volver o que me hallara Mamá.

Siguiendo una callejuela fui a dar a una amplia plaza empedrada, con fuente de surtidor, en la que desembocaban infinidad de calles y callejuelas que sólo el irregular trazado de esos Barrios de El Cairo puede justificar. Estaban allí cientos de vendedores, vagos, pordioseros y mujeres con el rostro cubierto por el chador, que recogían agua en cántaros de barro cocido.

Me acerqué a la fuente tratando de orientarme, sin reparar en un grupo de árabes que rodeaban cantando a un encantador de serpientes. Este espectáculo es muy común en Egipto por lo que no me hubiera llamado la atención, a no ser por el hecho inusual de que al verme, los árabes fueron bajando el tono del canto hasta callar por completo. Al principio no me percaté de esto pues el encantador continuaba tocando la flauta en tanto los ojos verdes de la cobra, hipnotizada por la música, parecían mirarme sólo a mí. De pronto el flautista se sumó también al grupo de silenciosos árabes y Yo, comprendiendo que algo anormal ocurría, uno tras otro daba prudentes pasos atrás.
El hechizo se rompió cuando uno de ellos, dando un alarido espantoso, gritó en árabe –¡El Signo! mientras me señalaba torpemente. Fue como una señal. Todos a la vez gritaban exaltados y corrían hacia mí con la descubierta intención de capturarme.

Se produjo un terrible revuelo pues siendo Yo un niño, corría entre la muchedumbre con mayor velocidad, en tanto que mis perseguidores se veían entorpecidos por diversos obstáculos, los que eliminaban por el expeditivo sistema de arrojar al suelo cuanto se les cruzara en sus caminos. Por suerte era grande el gentío y muchos testigos del episodio pudieron informar luego a la Policía.

La persecución no duró mucho pues el fanatismo frenético que animaba a aquellos hombres multiplicaba sus fuerzas, en tanto que las mías se consumían rápidamente.

Inicialmente tomé por una calle pletórica de mercaderes, escapando en sentido contrario al empleado para llegar a la plaza, pero a las pocas cuadras, intentando esquivar una multitud de vendedores y clientes, me introduje en un callejón. Este no era recto, sino que seguía estrechándose cada vez más, hasta convertirse en un camino de un metro de ancho entre las paredes de dos Barrios que habían avanzado desde direcciones distintas, sin respetar la calle.

A medida que corría, el callejón parecía más limpio de obstáculos y, por consiguiente, mis perseguidores ganaron terreno, hasta que una piedra saliente del desparejo suelo me hizo rodar derrotado. Inmediatamente fui rodeado por los excitados árabes que no tardaron un instante en envolverme con una de sus capas y cargarme aprisionado entre poderosos brazos. La impresión fue grande y desagradable y, por más que gritaba y lloraba, nada parecía afectar a mis captores que corrían ahora, más rápido que antes.

Un rato después llegamos a destino. Aunque Yo no podía ver, entendía perfectamente el árabe y comprendí entonces que los fanáticos llamaban a grandes voces a alguien a quien denominaban Maestro Naaseno.

Al fin me liberaron del envoltorio en capuchón que me cegaba, depositándome sobre un suave almohadón de seda, de regular tamaño. Cuando acostumbré la vista a la penumbra del lugar, comprobé que estaba en una amplia estancia, tenuemente iluminada con lámparas de aceite. El piso, cubierto de ricas alfombras y almohadones, contaba con la presencia de una docena de hombres arrodillados, con la frente en el suelo, los que de tanto en tanto levantaban la vista hacia mí y luego, juntando las manos sobre sus cabezas, elevaban sus ojos extraviados hacia el cielo clamando ¡Ophis! ¡Ophis!
Por supuesto que todo esto me atemorizó pues, aunque no había sufrido daño, el recuerdo de mis padres, y el hecho de estar prisionero, me producían una gran congoja.

Sentado en el almohadón, rodeado de tantos hombres, era imposible pensar en fugar y esta certeza me arrancaba dolorosos sollozos. De pronto, una voz bondadosa brotó a mis espaldas trayendo momentánea esperanza y consuelo a mis sufrimientos. Me di vuelta y vi que un anciano de barba blanca, tocado con turbante, se llegaba hacia mí.
–No temas hijo –dijo en árabe el anciano a quien llamaban Naaseno–. Nadie te hará daño aquí. Tú eres un enviado del Dios Serpiente, Ophis-Lúcifer a quien nosotros servimos. Lo prueba el Signo que traes marcado para Su Gloria.

Me indicó en gesto afectuoso que permitiera ser tomado en brazos por él, para poder así “enseñarme la imagen de Dios”. Realmente estaba necesitando un trato afectuoso pues aquellos fanáticos no reparaban en que Yo era un niño. Abracé al anciano y éste echó a andar hasta un extremo de la sala –que resultó ser un sótano– adonde se elevaba una columna en cuyo pedestal brillaba una pequeña escultura de piedra muy pulida. Tenía la forma de una cobra alzada sobre sí misma con ojos refulgentes, debido quizá a la incrustación de piedras de un verde más intenso. La imagen me fascinó y la hubiese tocado si el anciano no retrocede a tiempo.

–¿Te ha gustado la imagen de Dios, “pequeño enviado”? –dijo el Maestro.
–Sí –respondí sin saber porqué.
–Tú tienes derecho a poseer la joya de la Orden. –Continuó el Maestro mientras hurgaba en una bolsita de fino cuero que llevaba colgada al cuello.
–¡Aquí está! –exclamó el Maestro Naaseno– es la imagen consagrada del Dios Serpiente.

Para obtenerla los hombres pasan duras pruebas que a veces les llevan toda la vida. Tú en cambio no necesitas pasar ninguna prueba porque eres portador del signo.

Con un afilado puñal que extrajo del cinto, cortó un cordón verde de un manojo que colgaba en la pared y, ensartando la réplica de plata en un lazo, la colocó en mi cuello. A continuación me miró a los ojos, de una forma tan intensa que no he podido olvidarlo nunca. Tampoco olvidé sus palabras, las que pronunció con voz muy fuerte, ritualmente. Me tenía agarrado con su brazo izquierdo y me elevaba para que fuese visto por todos, mientras con el índice de la mano derecha señalaba al Dios Serpiente. Dijo esto: –¡Iniciados de la Serpiente Liberadora! ¡Seguidores de la Serpiente de Luz Increada! ¡Adoradores de la Serpiente Vengadora! ¡He aquí al Portador del Signo del Origen! ¡Al que puede comprender con Su Signo a la Serpiente; al que puede obtener la Más Alta Sabiduría que le es dado conocer al Hombre de Barro! En el interior de este niño Divino, en el seno del Espíritu eterno, está presente la Señal del Enemigo del Creador y de la Creación, el Símbolo del Origen de nuestro Dios y de todos los Espíritus prisioneros de la Materia. Y ese Símbolo del Origen se ha manifestado en el Signo que nosotros, y nadie más, hemos sido capaces de ver: ¡niño Divino; él podrá comprender a la Serpiente desde adentro ! ¡pero nosotros, gracias a él, a su Signo liberador, la hemos comprendido afuera, y ya nada podrá detenernos!

–Sí, Sí ¡Ya podemos partir! –gritaban a coro los desenfrenados Iniciados Ofitas.

Pasaron los minutos y todo se fue calmando en el refugio de la Orden Ofita. Los árabes estaban entregados a alguna clase de preparativo, y Yo, entusiasmado con el serpentino obsequio y tranquilizado por el buen trato del Maestro Naaseno, no desconfié cuando éste me acercó un vaso de refrescante menta. Pocos minutos después caía presa de profundo sopor, seguramente a causa de un narcótico echado en la bebida.

Cuando desperté estaba con mis padres, en el Sanatorio Británico de El Cairo, junto a un médico, de blanco guardapolvo, que trataba inútilmente de convencerlos de que Yo simplemente dormía.

Con el paso de los años, fui reconstruyendo las acciones que llevaron a mi liberación. Al parecer el Jefe de Policía se movió rápidamente, temiendo que el secuestro de un miembro de la rica e influyente familia Von Sübermann, concluyera con una purga en el Departamento de Policía cuya cabeza –sería la primera en rodar– era él. Por intermedio de confidentes, mendigos, vagos o simples testigos, se enteraron sin lugar a dudas que los autores del secuestro eran los fanáticos miembros de la milenaria Orden gnóstica “Ofita”, considerados como inofensivos e incluso muy sabios.

Esto desconcertó en un comienzo a los policías, que no alcanzaban a vislumbrar el móvil del secuestro pero, siguiendo algunas pistas, llegaron a la casa del Maestro Naaseno. Los árabes, en la euforia por transportarme hasta allí, se habían comportado imprudentemente, penetrando todos juntos en medio de gritos y exclamaciones. Un mendigo, testigo presencial de la extraña procesión, tan deseoso de ganar la recompensa que mi familia había ofrecido, como de evitar las porras policiales, dio los datos de la casa donde entraron los raptores. Esta fue rodeada por las autoridades, pero, como nadie respondía a los llamados, se procedió a forzar la puerta, encontrándose con una humilde vivienda, totalmente vacía de gente. Luego de una prolija inspección, se descubrió, disimulada bajo una alfombra, la puerta trampa que conducía, mediante una mohosa escalera de piedra, al soterrado templo del Dios Serpiente.

Un espectáculo macabro sorprendió a los presentes pues, tendido sobre un almohadón de seda, yacia mi cuerpo exánime rodeado de cadáveres con expresión convulsa que, como último gesto, dirigían los rígidos brazos hacia mí.

Todos los secuestradores habían muerto con veneno de cobra. El Maestro Naaseno y el ídolo se habían esfumado.

La impresión que recibieron los recién llegados fue muy mala pues pensaron que Yo también estaba muerto, pero salieron de inmediato de su error y fui transportado al Sanatorio Británico junto con mis padres.

Aún conservaba colgada del cuello la serpiente de plata, siendo ésta guardada celosamente por Papá, aunque a veces, años después, me la solía mostrar cuando recordábamos aquella aventura.

En aquel momento, mientras escuchaba a Papá y Rudolph Hess hablar de los Ofitas, todos estos sucesos se agolpaban en mi mente.»

Procedamos entonces a develar algunos aspectos ocultos, a la luz de la gnosis ofídica hiperbórea.

En su deambular por las calles del Cairo, Kurt arriba a una plaza empedrada, con fuente de surtidor, rodeada de la convergencia de múltiples callejuelas ,lo que en términos gnósticos induce la idea/imagen de un sitio fortificado o sostenido en su configuración por la piedra, a la vez que una plaza liberada, en medio del laberinto, y en la cual se halla precisamente el centro gnóstico referente del origen, representado por el carismático grupo gnóstico de los Ofitas.

Los árabes ofitas se hallan rodeando al conductor del grupo, el maestro Naaseno, que encarna aqui la figura del líder carismático. La dimanación de esa mística se halla sustentada en el vinculo acausal y sincronístico con la serpiente allí presente, que representa a Lucifer.

La serpiente «parece estar encantada», al son de la flauta, mas en realidad se trata de un contacto carismático reciproco entre el maestro Naaseno y la Serpiente/Lucifer, del que participan los demás iniciados del grupo ofita.

De algún modo, en ese contexto iniciático, se advierte la poderosa presencia cercana de Kurt, por su proyección del signo del origen ,que se manifiesta simplemente por su presencia.

Tanto la serpiente, como los ofitas y su maestro Naaseno, todos, participando del mismo encuadre místico, perciben la presencia de Kurt.

Es así como el signo del origen, exteriorizado y captado por los ofitas, indujo en estos seguidores de la serpiente una comprensión noológica de la serpiente, e indicando el sendero de retorno al Origen.

La descripción de la cobra, de ojos verdes como esmeraldas , transmite y suscita asimismo la imagen luciferina y venusina del rayo verde.

Esa es de igual modo la descripción posteriormente de la escultura de la serpiente ubicada en el pedestal de una columna , que llamara la atención del niño Kurt , y la joya de la orden que el maestro Naaseno le obsequia.

La escultura es una serpiente alzada, es decir despierta y desplegada en todo su potencial., La columna sobre la que se halla, es la voluntad noológica del Yo, sostenida durante su permanencia en este mundo desde la sangre fría del reptil.

Y también resulta notorio el trayecto de Kurt, habiendo sido llevado encapuchado , es decir a oscuras, a aquel recinto subterráneo en penumbras. Es decir, tras haber «transitado el sendero oscuro suberráneo descendente» ( la «mohosa escalera de piedra»), y luego la extraña «luminosidad» o resplandor que en ese contexto llama su atención, la cual procede del verdoso fulgor de las esmeraldas de los ojos de la escultura de la cobra.

Aparecen aquí combinadas en forma velada alusiones al sol negro y el rayo verde.

El termino » Ophis», el cual claman los ofitas, asi como la mención de Ophis Lucifer, remite por un lado a la raiz «ophi» de donde deriva ofidio, y por otro lado Ophis contiene etimológicamente el mismo significado que Sophia ( nombre traducido comunmente como sabiduría), que deriva justamente de Is Ophi o » Luz de la serpiente», connotando aquí el aspecto iniciático, revelador y góstico de la sabiduría, que ha tenido siempre como emblema y referente a la serpiente: Lucifer por otro lado, como es bien sabido deriva de Lux Fer , o » El portador de la luz». La luz aquí referida no es la luz demiúrgica o la luz de este mundo, sino la luz del conocimiento prohibido, la luz de la gnosis, la luz oscura.

Así bajo el apelativo de Ophis Lucifer se evocan los aspectos iniciáticos de la gnosis, y su medio de manifestación arcaico, la serpiente.

Las sabias palabras que el maestro ofita enuncia, tales «como iniciados de la Serpiente liberadora», «Seguidores de la Serpiente de Luz increada», y «Adoradores de la serpiente vengadora», denotan claramente los aspectos de radiación luciferina o » luz increada»,(percibida en este mundo como oscuridad insondable), gnosis liberadora, y el aspecto ofídico luciferino hiperbóreo en contraposición esencial al demiurgo creador y su creación.

El termino «Naaseno» con que se designa al maestro de los Ofitas, alude a un grupo gnóstico ofita, conocido como los Naasenos. Si bien algunos han interpretado tal nombre como derivado de Naas o serpiente ( Muy similar al significado de Ofita ), otros han dado la acepción como derivada del griego Naos,o templo, señalando así los sitios de reunión, santuarios o templos y tradiciones mistéricas, que en la antiguedad eran guardianes de los secretos de la serpiente e iniciadores en sus misterios. Se puede decir que uno de estos sitios en la época actual, era aquel templo subterráneo del Dios Serpiente.

Una de las concepciones que los gnósticos Naasenos manejaban en su conocimiento del designio de la serpiente, era la de la serpiente como » la sustancia húmeda», que tras todos los objetos y fenómenos se halla oculta como elemento de cohesión.

Asoma aquí la indicación que los Naasenos ofitas tenían asimismo un conocimiento de la alquimia. Y aquí es donde aparece el vinculo con la parte final del relato.
Habiendo percibido en Kurt el símbolo del origen externamente, aquellos ofitas decidieron partir de este mundo hacia el Origen.
Es sabido que muchos gnósticos participaban en extraños ritos, en que era utilizado el veneno de serpiente, sea mediante una infusión alquímica debidamente preparada, o incluso pruebas iniciáticas en que el iniciado era efectivamente mordido por una serpiente.
Y en el caso de aquellos árabes ofitas, es evidente que la utilización del veneno de cobra, fue aplicada para abandonar definitivamente este mundo, orientados ahora al Origen.
Mas en el caso del niño Kurt, se dice allí que estaba » dormido», habiendo tomado una infusión de menta» que le había dado el maestro Naaseno.

Recordemos por otra parte que cuando fueron encontrados los cuerpos de los ofitas, yacían todos con los brazos extendidos hacia Kurt!

Es decir, aquí se extrae otro aspecto oculto. Y es que aquel brebaje que tomara Kurt, era un preparado o elixir serpentino, con propiedades psicoactivas, que debió trasladar a Kurt en plano astral, para desde alli, portando el signo del origen, mantener el norte luciferino de aquellos ofitas hacia el origen., Experiencia que luego al recobrar el sentido, Kurt en ese entonces no recordaría hasta tiempo después.

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La piel de la Serpiente

Por Christian C.

La piel mudada de la serpiente ha sido desde antaño, y en diversas culturas ,símbolo de renacimiento, inmortalidad, renovación, transformación, y transmutación.

También ha sido utilizada ,por su propio misticismo, en prácticas ritualísticas , de magia, y necromancia.

Una tradición oculta o «subterránea» refiere que en la historia del edén, la primer vestimenta que llevaron Adán y Eva luego de ser expulsados del paraíso, era precisamente confeccionada de la piel mudada de aquella antigua serpiente que les había ofrecido el fruto prohibido.

Utilizando esta piel como atuendo, Adán tenía la apariencia de un hombre reptil, así como el aroma de la serpiente primordial, su brillo, y habilidades.

Se dice que esta serpiente había deambulado previamente por todas las regiones del edén, absorbiendo en su piel toda clase de aromas, a la vez que impregnando allí su esencia ofídica. Lo que en términos gnósticos significa que la serpiente aprehendió o abarcó en si misma toda la compleja trama arquetípica en su estado potencial (en el edén) , a la vez que «sembró» o depositó en estos «campos» la semilla luciferina, que permitiría luego hallar la clave perdida para trascender todo este despliegue arquetípico.
Además esta nueva vestimenta les daba a Adán y Eva una condición invulnerable, frente a la cual nadie podía amenazarles.

Adán legó su atuendo ofídico a su hijo Caín, que protegido por el manto serpentino, nadie se atrevió nunca a vengar la muerte de su hermano Abel.

Lilith se sintió fascinada cuando se encontró con Cain, debido a su apariencia serpentina, y los aromas que emanaban de el.

De Cain la túnica de serpiente pasó a Lamec ,padre de Tubalcain, y así también llegó eventualmente al rey Nimrod, quien hizo edificar la torre de Babel.

Es notorio también que el término Babel puede derivar o enlazar con Ob-el, o el Dios serpiente.

La torre de Babel, a modo de los Ziggurats babilonios, fue construida siguiendo un patrón en forma espiralada, y las tradiciones gnósticas refieren que hubo sacerdotisas, que portando bracaletes y tobilleras serpentinas, canalizaron el flujo de las corrientes telúricas, para establecer el punto exacto de edificación de la torre.

Retomando el tema inicial de la túnica de piel de serpiente, podemos apreciar que todos los personajes polémicos, o que fueron en alguna instancia en dirección contraria a las directivas del demiurgo bíblico, portaron el manto ofídico.

Desde Adán y su rebelión inicial, luego Cain , Lamec y Tubalcain, y el rey Nimrod, quien procuró «tomar el cielo por asalto» construyendo la torre de Babel.

Esto marca justamente la contraposición entre el sendero de mano izquierda y el sendero de mano derecha.

En tanto los profetas bíblicos, santos de la Iglesia, etc, procuran obtener un «cuerpo luminoso» o «cuerpo de gloria y la «vestimenta de justicia», etc, el adepto del sendero izquierdo busca revestirse , a partir de prácticas oscuras, con el atuendo de la serpiente, para así acceder no al edén, sino a su lado inverso y oscuro, y reclamar de ese modo «Soy serpiente».

Un comentario

Los misterios serpentinos del Edén

Por Christian C.

El mensaje de la serpiente iniciadora del Edén es inaudible e incomprensible para quien no sea un seguidor de la serpiente. Como un susurro sibilante, Ssssss, el secreto, que a su vez fue preservado y transmitido en forma oculta por los Ophitas, manteniendo justamente la consigna «del secreto en susurro de la serpiente».

Aunque no hay ninguna referencia en el texto que el fruto prohibido fuese una manzana, tal vez esta tradición se base en el mito del manzano de la inmortalidad de las Hespérides, guardado también por una serpiente, de nombre Ladon.

En el mencionado mito de las Hespérides, la serpiente Ladon custodia las «manzanas doradas» de la inmortalidad, hasta que Hercules vence a Ladon y se apodera de estas frutas místicas.

Se dice que Hercules había obtenido la información de estas manzanas doradas de Prometeo, héroe luciferino, conocido por robar el «fuego» (el conocimiento oculto) a los Dioses para darlo a la humanidad.

Retomando la cuestión del fruto prohibido como una «manzana», se aprecia que en la traducción del texto bíblico al latín, se hizo un juego de palabras, en que «malus» significa tanto malo como manzana, identificando de ese modo el fruto prohibido como una manzana.

Aunque muchos opinan que fue un error de traducción, podría bien ser un guiño o alusión velada a cierto secreto ofídico en relación con la «manzana», el mismo significado que seguramente encriptaba el mito de las Hespérides.

Según algunos, esa «manzana» sería en realidad una alusión críptica a la seta psicoactiva amanita muscaria, de color rojizo con manchas blancas, tal como se puede apreciar en un fresco de la capilla de Plaincourault en Francia, donde el fruto que la serpiente ofrece a Eva es justamente una seta de amanita muscaria.

Remitimos a la excelente investigación del etnomicólogo Gordon Wasson al respecto.
Estos enteógenos, sea en forma de setas, hongos, o plantas psicoactivas, han sido utilizados desde tiempos remotos tanto por los chamanes, como en los cultos de los misterios (Eleusis, Dioniso, Delfos, etc) para acceder a los misterios ofídicos o secretos de la serpiente.

El vínculo o asociación de la «manzana» como fruto prohibido y la serpiente, posee múltiples niveles de significado.

Como trasfondo mítico-folclórico debe saberse que además de la tradición griega del jardín de las Hespérides, se hallan otras tradiciones, como la china, y también la eslava, donde aparece un manzano que confiere la inmortalidad, custodiado por una serpiente o dragón. También diferentes tradiciones, sea la mesopotámica con el árbol de la vida, o el Ygdrassil nórdico, en donde un árbol guarda el acceso a la sabiduría e inmortalidad.

En términos esotéricos sabemos que la energia serpentina (Serpiente o lagarto según el contexto en que sea trabajada) se halla enroscada en el primer chakra , el cual es representado de color rojo y asociado a la tierra. (Notemos el paralelo con la manzana).
En este nivel oblicuo y profundo de significado del mito ,la propia espina dorsal es vista como un árbol, por lo que el fruto debe hallarse necesariamente en la copa del árbol. Y en este caso, el fruto del árbol vertebral ,ubicado en el cráneo (o copa del árbol) serían las glándulas pituitaria, pineal y el tálamo, siendo estas las «manzanas doradas» de que Hercules se apropió luego de detener la corriente alterna de las energías serpentinas ( «Ladon») que circulan a modo de caduceo por la columna vertebral.
Estas glándulas se hallan asociadas a los chakras superiores, los cuales permiten «abrir los ojos» y acceder al conocimiento, parafraseando a la serpiente.

Asimismo el color rojo también es el de la sangre, y dado que fue la mujer, Eva, quien ofrece este fruto a Adán, se entiende que aquí estamos hablando de sangre menstrual, que es ofrecida como elixir alquímico.

En el mito de Adan y Eva, se entiende que Eva pudo escuchar a la serpiente debido a que ella misma portaba la esencia serpentina. Esto queda reflejado en su propio nombre, donde el nombre Havah es extensivo tanto a madre, viviente, como serpiente.

(Hevyah, raiz del nombre Eva, significa serpiente hembra)

El término árabe para serpiente, de las mismas raices etimológicas , Heyyah ,significa también enseñar o mostrar…

De modo que el «fruto rojo» ofrecido aquí a Adan a instancias de la serpiente, se trata entonces de sangre menstrual de la mujer serpiente.

Ahora bien, examinemos las palabras y respuesta de la serpiente ,cuando inicialmente Eva se niega a comer del fruto prohibido, considerando que si lo hacia iba a morir.
Fueron exactamente 5 sentencias que respondió la serpiente :

  1. No, no morirás
  2. Pero Dios sabe que el día que lo pruebes,
  3. Tus ojos se abrirán,
  4. Y serán como dioses,
  5. Conociendo el bien y el mal

Según el propio texto bíblico, Adán no murió luego de comer este fruto, sino que vivió 930 años…. Es decir que la serpiente estaba diciendo la verdad.

La respuesta colérica del Dios bíblico, cuando expulsa luego a Adan y Eva del paraíso fue : » Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.» (Gn. 3.22)

De modo que Adán y Eva no murieron tras comer el fruto prohibido, y sus ojos se abrieron adquiriendo conocimiento, tal y cual había anunciado la serpiente.

Y se aprecia por otra parte la tiránica medida del Dios bíblico, en cuanto que no fuera que ellos además del conocimiento pudieran lograr la inmortalidad!

Ahora bien, si tomamos una manzana, y la partimos por la mitad, se pueden observar sus semillas dispuestas exactamente como una estrella de 5 puntas. Una vez más, un simbolismo velado tras esta tradición de la manzana, alusivo a las 5 sentencias de la serpiente.

El punto interesante aquí es que esta forma de pentagrama es precisamente la orbita estelar de Venus cada 8 años. ( Y recordemos el símbolo de la estrella de ocho puntas de la Diosa Ishtar o Inanna, Astarte, etc.)

Esta conexión simbólica de la manzana con Venus, la hace símbolo del fruto luciferino.

Y este mismo acto de «partir» está asociado con el caos! El término caos, en griego Chaos o Khaos deriva del verbo khaíno o la variante khásko ( «abrir», o «abrir la mitad» y también: «abrir la boca, las fauces o el pico») significando justamente el caos como fuerza de separación (tan necesaria para la propia individuación).

Y tiene su imagen en un pájaro que abre su pico, o una serpiente abriendo su boca exponiendo sus colmillos, donde se aprecia su lengua bifurcada. Nuevamente la división!
Así, el comer de este fruto prohibido, permite la fragmentación de la esencia o alma demiúrgica, en aras de acceder a los misterios ofídicos, y la liberación del espíritu.

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