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Mes: octubre 2024

La Sabiduría Hiperbórea y los secretos olvidados de la antigua India

Por Christian C.

Cuando se habla de «hinduismo» debe tenerse en cuenta, que aunque es una denominación reconocida académicamente, el término como tal se halla ausente en las escrituras y tradición védica.

La fonética de los persas en la región del río Sindhu (el río Indo),hacia el siglo Vl A.C, los cuales no pronunciaban la s, llevó a denominar  a este río como «hindu,» (y los árabes, Al-hind), lo que llevó a catalogar como «hindúes» a los habitantes de la región, llamada en consecuencia «hindustán», extendiéndose con el tiempo este término, hindú, para designar no solamente a quienes habitaban esa región, sino también todos aquellos que seguían sus tradiciones y prácticas religiosas.

Mucho tiempo después, en el siglo XVl D.C, el imperio mogol asentado en la India, calificó como «hindúes», a todos aquellos que no eran musulmanes. Y finalmente, con el colonialismo británico, se popularizó en el siglo XlX el término hindú e hinduismo, comprendiendo tanto la religión como la cultura de la India.

En rigor de verdad, la antigua tradición de la India se denomina Bharatiya, en honor del antiguo rey Bharata,de quién la propia India recibe su nombre.

En términos filosóficos, la cultura de la India, con su alto contenido doctrinario y filosófico, es conocida como Satya Sanatana Dharma, refiriéndose a la condición eterna (sanatana) del ser viviente. En última instancia, es la cultura y tradición que tiene como fuente de su ancestral saber a los Vedas.

La palabra sánscrita Veda significa conocimiento, y así según la tradición védica todo el conocimiento tiene su fuente original en los Vedas.

Más allá de las diferentes porciones en que se halla dividido cada Veda (Samhita, Brahmana, Aranyaka y Upanishad), luego tenemos secciones complementarias (Vedangas) y suplementarias (Upavedas) de los Vedas.

Entre estas áreas de conocimiento complementario o Vedangas, hallamos textos de conocimiento referido a Jyotish o astrología, Vyakarana o gramática, y Chandas o prosodia.

Y entre los Upavedas,se destacan entre otros el Gandharva Veda (música), Ayur Veda (medicina) y Dhanur Veda (guerra).

Luego, sin entrar en detalles pormenorizados, lo cual demandaría una extensión enciclopédica, tenemos que en el Atharva Veda se hallan fórmulas mágicas y conjuros, siendo así que al igual que el arte de la alquimia (Nagayuna), la magia tiene también un origen védico.

El conocimiento de artes ocultas del Atharva Veda, así como su inclusión del Gopal Tapani Upanishad (Upanishad focalizado en Gopal Krishna, siendo la figura de Krishna puramente hiperbórea) ha sido suficiente motivo para que muchos brahmanes ortodoxos,solamente tengan en cuenta el Rig, Yajur y Sama Veda, y no el Atharva.

Debe comprenderse que el conocimiento védico tanto abarca un campo material, como un enfoque hacia la trascendencia, cuestión que es orientada a través de las porciones ya citadas de los Vedas, en función de las órdenes de vida (brahmachari, grihastha, vanaprastha y sannyasi), siendo que en cada estado de vida se aborda un nivel del conocimiento.

Y Krishna es muy explícito en cuanto a no perderse en las ramificaciones de los Vedas, cuando dice :

«Cuando tu mente ya no se perturbe con el florido lenguaje de los Vedas, y cuando permanezca fija en el trance de la autorrealización, habrás llegado entonces a la conciencia divina.»

BG. 2.53

O incluso que a través de los Vedas, debe arribarse al Incognoscible, y a la realidad del mundo verdadero increado, del cual Krishna representa y es su mediador:

«Es a Mí a quien hay que conocer a través de todos los Vedas. En verdad, Yo soy el compilador del Vedānta y el conocedor de los Vedas.»

BG. 15.15

Este mundo material,es comparado en el Bhagavad Gita con un árbol invertido, que tiene sus raíces hacia arriba, y las ramas hacia abajo. Es decir, se trata de un reflejo desvirtuado del mundo verdadero, donde aparecen similares apariencias, pero en forma reflejada inversa. Este es un concepto similar al de Platón referido al mundo perfecto de las ideas, y el mundo de la materia.

Así, Krishna declara en el Bhagavad Gita:

«Se dice que hay un árbol baniano imperecedero que tiene sus raíces hacia arriba y sus ramas hacia abajo, y cuyas hojas son los himnos védicos. Aquel que conoce ese árbol es el conocedor de los Vedas.

Las ramas de ese árbol se extienden hacia abajo y hacia arriba, alimentadas por las tres modalidades de la naturaleza material. Las ramitas son los objetos de los sentidos. Ese árbol también tiene raíces que van hacia abajo, y estas están vinculadas con las acciones fruitivas de la sociedad humana.»

BG. 15.1-2

Cuando uno estudia el vasto campo del hinduismo, debe considerar varios factores. En primer lugar, el estudio de indólogos y orientalistas como Max Muller y William Jones, no llega a la esencia misma del hinduismo, sea por desinformación intencionada por agentes de la sinarquía en su vertiente antropológica, o para el caso funcionales a intereses como los del imperio británico, que mantuvo por entonces la India como colonia, y era preciso justificar «el atraso cultural, religioso y filosófico» de la India en relación al «occidente civilizado y progresista».

Además de esto, fuera de la misma tradición hindú, se cae en una aproximación muy limitada, dado que las fuentes del hinduismo comprenden no solamente los textos ancestrales, sino también la tradición oral, y en ambos casos hubo desvirtuación intencionada. Siendo así, desde fuera de la propia tradición, se tendrá mayor opacidad de entendimiento de tan compleja cultura.

La lengua sánscrita en sí tiene un origen rúnico, más su grafía fue intencionadamente retocada, manteniendo no obstante su fonética y semántica.

Hay así simultáneamente tanto la posibilidad de orientarse a través de los textos védicos, como de perderse en el laberinto del lenguaje florido védico del que habla Krishna.

Un concepto muy profundo de alto conocimiento,que tanto se menciona en los textos védicos como en la Sabiduría Hiperbórea, es el de que el espíritu como tal, no se halla caído ni condicionado, ni encadenado. Desde ya, como bien se desarrolla ampliamente en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea», el Yo perdido es una hipóstasis, que surge de una mirada refleja del Yo infinito, que a su vez es la exteriorización o reversión del Yo absoluto, alegorizado con la figura del espíritu esfera.

En «El misterio de Belicena Villca», la princesa Isa es muy clara al respecto en su tajante y precisa declaración al rey Nimrod, cuando dice:

«¡»Oh Nimrod,

en un instante todo se tornó claro, toda confusión se disipó! Ya no podría

perderme jamás porque ahora sabía que nunca nos habíamos extraviado, ni

confundido, ni pecado, ni caído. Ni siquiera nos habíamos movido nunca. ¡Oh,

Nimrod! Al disiparse la totalidad del Gran Engaño he tenido la certeza de que ya

no tendríamos que regresar porque estábamos allí sin saberlo. ¡Hemos

conquistado la Libertad del Espíritu, Valiente Nimrod! Y la posibilidad absoluta

de ser nosotros mismos nuestra propia creación, de ser nosotros la matriz

de nuestro propio parto. ¡Es la Voluntad del Incognoscible, Divino Nimrod,

que lo podamos todo»

En el Srimad Bhagavatam encontramos similarmente lo siguiente :

«Los términos «cautivo» y «liberado» son una explicación de las modalidades de la naturaleza (gunas), no de la sustancia real».

Krishna además es categórico en cuanto a dos estados o condiciones muy diferenciadas, de los seres creados de este mundo (creación demiúrgica), de los seres eternos del mundo del espíritu:

«Hay dos clases de seres: los falibles y los infalibles. En el mundo material todo ser viviente es falible, y en el mundo espiritual todo ser viviente se llama infalible.»

BG. 15.16

Esta concepción del Yo del Virya como hipóstasis del Yo infinito, tiene su paralelo en el concepto del Vedanta de chid-abhasa, o «conciencia reflejada», respecto a que lo que se manifiesta como principio de vida o conciencia pura en el sujeto anímico (ahankara o «ego falso»), es una proyección del Atman o espíritu, que permanece siempre en la trascendencia, fuera de todo lo fenoménico de este mundo.

Así en el Srimad Bhagavatam o Bhagavata Purana, se menciona que el Atma se halla en el cuerpo «como un reflejo del sol en el agua». Su esencia eterna e increada, inmutable, no está allí, sino tan sólo una proyección o reflejo (abhasa) suyo.

De modo que no es el Atman o espíritu cubierto, sino una porción de «luz del Atman», es decir, la proyección de una de las miradas del Yo infinito, la que es cubierta por Maya o la shakti de la ilusión, animando e infundiendo vitalidad a un Microcosmos, y sumida esa proyección del Yo infinito (chidabhasa) en el Ahankara, sujeto anímico o Yo falso, con el que el verdadero Yo se halla confundido.

En la escuela de Vedanta Visistadvaita de Ramanuja (monismo calificado, diferente del monismo indiferenciado de Shankara), donde se mantiene la concepción del saguna brahma, o brahman (sustancia espiritual) con atributos diferenciados, tenemos el concepto de «Dharma bhuta jñana», siendo que el Atma o Atman mantiene la conciencia de sí mismo (jñana svarupa), y la conciencia exteriorizada o atributiva (dharma bhuta jñana), que es la que resulta cubierta por Maya.

Resulta así que el Atma no es realmente en su esencia espiritual eterna e inmutable, afectada ni por el factor tiempo (kala), ni por las gunas o modalidades de la naturaleza material, ni por el karma.

El ejecutor de las actividades tampoco es el Atma sino el ahankara o «ego falso» (siendo animado por el principio eterno del Atman eterno, desde su proyección conocida como chidabhasa), por lo que quien recibe los resultados o reacciones kármicas, sean reacciones de actividades buenas (karma) o actividades prohibidas (vikarma) no es el Atma. Más, debido a la falsa identificación, suscitada por Maya o la energía ilusoria, y la estructura del Ahankara, la persona cree ilusoriamente que está realmente sufriendo o disfrutando en este mundo mayásico.

En el Srimad Bhagavatam se menciona claramente también como el Atma permanece fuera de toda influencia en el ámbito de Maya:

«La entidad viviente está acongojada en relación con la identidad de su ser. No tiene ninguna base real, como un hombre que en un sueño ve que le cortan la cabeza.

Así como a un observador le parece que la Luna tiembla cuando se refleja en el agua, pues está en contacto con la cualidad del agua, así mismo, cuando el ser entra en contacto con la materia, parece adquirir las cualidades de la materia.»

SB. 3.7.10/11

La experiencia en este mundo se compara a un sueño, donde uno puede estar «experimentando» o soñando que le cortan la cabeza, que le ataca un tigre, etc, siendo solamente un sueño o ilusión. Y así se consideran todas las cuestiones de este mundo material en relación al Atma.

Otro ejemplo del Srimad Bhagavatam es en relación a la conciencia del Atma y la contaminación o cubierta material, comparándolo con el viento y el polvo. Si bien en el viento puede haber polvo que sea llevado de aquí para allá, lo cierto es que el viento y el polvo sustancialmente no se mezclan. Así ocurre también respecto al Atma y las coberturas materiales, que aunque parecen ensambladas, mantienen su propia esencia separada, similarmente al agua y el aceite, que tampoco se mezclan.

Lo que hay en todo caso, es una superposición de planos, y la falsa identificación provocada por Maya, bajo la influencia de las gunas y el ego falso.

Son innumerables las referencias o citas que podrían darse sosteniendo este concepto de la inmutabilidad y trascendencia fuera de todo lo material del Atma o espíritu. Pero a modo de ilustración, se citarán aquí dos referencias tomadas del Srimad Bhagavatam:

«Incluso cuando se refleja en diversos objetos, el sol nunca se divide ni se funde en su reflejo. Sólo aquellos con cerebros embotados considerarían al sol de esta manera. De manera similar, aunque el atma se refleje a través de diferentes cuerpos materiales, el atma permanece indivisa y no material.»

SB. 11.7.51

«La lamentación, la euforia, el miedo, la ira, la codicia, la confusión y el anhelo, así como el nacimiento y la muerte, son experiencias del ego falso y no del alma pura.»

SB. 11.28.15 

No debe olvidarse la cuestión ya referida que «atma» puede aplicarse en diversos contextos. Más como en los ejemplos citados claramente se advierte, aquí se está aludiendo al espíritu!

Los principales senderos basados en las directivas de las escrituras védicas, y los cuales Krishna expone asimismo en el Bhagavad Gita son, el karma, el jñana, el yoga, y el bhakti.

En sí, el karma, conocido como el sendero karma khanda, (sistematizado por la escuela Mimamsa de Jaimini) procura o se enfoca en la obtención de beneficios materiales, tales como un buen nacimiento, opulencia, o la promoción al mundo celestial en Svargaloka.

Demás está decir que este sendero no conduce a la liberación, sino por el contrario perpetúa el condicionamiento en la rueda del Samsara, a través del karma.

A través de punya o actividades piadosas, la persona se hace acreedora de un mejor nacimiento, pudiendo a través de variedad de actividades del karma khanda, como ritos expiatorios, ofrendas a los antepasados, homas y yañas a los Devas, etc, acceder a un mundo celestial. Más cuando los méritos piadosos se agotan, la persona desciende nuevamente a Martyaloka (la Tierra), debiendo continuar su travesía.

Una amplia variedad de himnos védicos en la sección Brahmana de los Vedas está orientada a este tipo de rituales kármicos, y también se halla luego la sistematización del sendero karma khanda en la escuela de Jaimini.

Más, esta escuela considera el predominio del karma, basado en leyes mecánicas de acción y reacción, considerando que los mismos Devas deben acatar los designios kármicos. No hay forma de orientarse a través de este sistema, a menos que uno se eleve a un nivel de conciencia superior, procurando jñana o conocimiento.

En el caso de la persona que no puede acceder a este tipo de prácticas de karma khanda, monopolizadas por los brahmanes de casta, mediante actividades piadosas cotidianas también se considera que puede obtenerse un buen nacimiento, o incluso alcanzar la morada celestial de los ancestros, Pitriloka.

Más, nada de esto contribuye a la liberación, siendo que toda acción genera una reacción consecuente, sumándose al háber kármico de la persona.

Así, Krishna recomienda en el Bhagavad Gita el método de karma Yoga, para actuar cumpliendo el propio deber o dharma, desapegado del fruto de la acción.

Esta clase de acción, cuando es ejecutada desde una conciencia despierta y focalizado en el plano espiritual, sin renunciar a la actividad, más tampoco pendiente de sus frutos, posibilita la liberación del enredo kármico. Así Krishna dice «Aquel que ve la acción en la inacción, y la inacción en la acción, es inteligente entre los hombres».

De lo contrario, el mantenerse meramente en el sendero del karma khanda, mantiene el condicionamiento material. Según los Puranas, luego de cien vidas de perfección en el sistema Varnashram dharma, se puede acceder a la condición de Brahmadev.

En otras palabras, luego de cien vidas de guru sinarca, uno se vuelve Brahmadev, con una condición similar a la del Demiurgo, si no en este, en otro universo.

Luego, en el caso de quien busca jñana o conocimiento, yendo un escalón por sobre la senda del karma khanda, se mantiene la desviación monista, tan difundida en la India, de procurar la fusión con el Uno, o la liberación impersonal, Sayujya Mukti.

No se trata en este caso de la absorción de toda la manifestación cósmica y los seres vivientes que allí se hallan, en un repliegue cósmico cuando acontece el Maha Pralaya, sino la búsqueda de una fusión en que la propia individualidad queda eclipsada para siempre, o al menos éste es el objetivo, sumergiéndose en la refulgencia o brillo de la divinidad.

Se alienta el desapego de todo lo material, la renuncia, tanto del sentido de propiedad como de las pasiones, el estudio del Vedanta, y la trascendencia de las gunas, más el objetivo no es conducente a una liberación personal como la propuesta en la Sabiduría Hiperbórea.

Para otras escuelas, que consideran esencial mantener la propia individualidad tras la liberación, como el Vaishnavismo, esta clase de liberación es considerada «un suicidio espiritual».

Luego, en el caso del Yoga místico, el sistema óctuple de Yoga enseñado por Patanjali, se mantienen prácticas de control de los sentidos y la mente, ejercicios de respiración controlada o pranayama, y meditación en distintos niveles, como dharana, dhyana y samadhi.

A través de este sistema, el Yogi obtiene variedad de siddhis o poderes místicos. Se mencionan ocho siddhis principales (entre muchos otros), que son los siguientes:

Anima siddhi, o el poder místico de reducir el propio tamaño a una dimensión imperceptible como el átomo. Este poder místico es utilizado por Yogis y místicos para «desaparecer a voluntad». Luego, Laghima siddhi, que permite «ser tan liviano como una pluma», pudiendo levitar en el aire, o caminar sobre el agua sin hundirse. Este siddhi implica el dominio de los gravis.

Mahima siddhi, que faculta para aumentar el tamaño, y tornarse tan pesado como una montaña. Encontramos un ejemplo de este siddhi en el Ramayana, donde Hanuman aumenta gigantescamente de tamaño, llevando enormes rocas y hasta montañas. Cuestión que por supuesto, desde la mentalidad racionalista, fue considerada como una «invención mitológica».

Y nuevamente, este siddhi también requiere el dominio de los gravis. Sea para aumentar, disminuir o cambiar de forma, implica la manipulación espacial de los gravis.

En la historia de Krishna, tenemos el conocido pasatiempo o lila, de cuando siendo un niño, levantó con su dedo meñique la colina Govardhana. Historia que parecerá de lo más fantástica e inverosímil para quien no posee el conocimiento del alcance del poder que tiene un Siddha.

Prapti siddhi, que permite materializar o manifestar a voluntad cualquier objeto, bebida, joyas, etc, en el mismo sitio donde uno se halla, sin ir a buscarlo a ninguna parte. Se hace «aparecer» en las propias manos lo que sea se desee.

Este dominio de la Shakti,es sin duda magia de alto nivel.

Luego, Isita siddhhi, que faculta tanto para crear como destruir cualquier cosa. 

Vasitha siddhi, con el que se controlan los elementos materiales. Prakamya siddhi, con el que se puede por ejemplo hacer entrar agua en los ojos, y hacerla salir a voluntad.

Y finalmente, Kamavasayita siddhi, con el que se puede asumir cualquier forma. Algunos Yogis, e incluso místicos como Ravana (según consta en el Ramayana y los Puranas), se expandían hasta en ocho formas idénticas.

No obstante, estos siddhis se catalogan en perfecciones materiales sutiles, de índole mística. Más, en el caso de un Siddha, ya posee en forma natural e inherente todas estas perfecciones yógicas místicas, e incluso yendo más allá del límite de los mismos siddhis.

Ya que si un místico puede replicar su forma expandiéndose hasta en ocho formas idénticas, tenemos por otra parte el ejemplo de Krishna, que se expandió literalmente en miles de formas como réplicas suyas, para danzar con las Gopis, o para estar simultáneamente con cada una de sus reinas esposas en Dvaraka.

Además de los Ashta siddhis, u ocho siddhis principales,existen variedad de otros poderes místicos, como el siddhi de volar en el propio cuerpo, como los habitantes de Siddhaloka.

Ciertas brujas, se dice dominan el arte de Khechari, que les permite volar por el aire literalmente, utilizando ciertas ramas de árbol extraídas de raíz. Al día de hoy, existen en el noroeste de la India ciertas brujas oscuras que conocen este arte.

Existen Yogis con el siddhi de atravesar toda la India corriendo, en cuestión de minutos. E incluso Yogis, que se arrojan en un determinado sitio del Ganges, para emerger inmediatamente en otro sitio del Ganges a miles de km de distancia.

Grandes místicos pueden llegar hasta a crear un planeta o mundo propio, con funcionamiento independiente de este mundo demiúrgico. O, el conocido caso de Kardama Muni que se menciona en el Srimad Bhagavatam, que se trasladaba en un gigantesco Vimana, que por dentro era como una ciudad.

Hay místicos que han llegado, a través de prácticas avanzadas del Yoga, a prescindir de cualquier alimento o bebida, sustentando su cuerpo (mutado celular y biológicamente) únicamente mediante el prana, o energía vital, lo que puede facultar para prolongar la vida, siglos o milenios a voluntad.

Todos estos siddhis, significan no solamente el dominio de la materia, en sus esencias sutiles y burdas (tanmatras, y mahabhutas), sino también de la shakti inter-dimensional, manipulando tiempo y espacio, o kalashakti. 

Algunos fenómenos producidos mediante la energía psíquica, han sido estudiados por la parapsicología, casos como la telepatía, telekinesis, bilocación, proyección astral consciente, visión remota, etc, etc., Y una amplia gama de casos, como los fenómenos parapsicológicos estudiados durante muchos años por el profesor Herrou Aragón, como casos de influencia y ataque psíquico, y el telecomando sexual.

Y desde ya, son muy conocidos los casos de personas con capacidades de sanación, casos documentados de influencia consciente del clima, etc.

Pero otros casos resultan más estrambóticos e increíbles para la mentalidad occidental tan educada racionalmente bajo premisas culturales muy bien definidas.

Y así ocurre la filtración que efectúa la religión, donde la Iglesia considera como santo a un cristiano con capacidad de sanar o levitar, etc. y por otro lado, la misma facultad de levitar resulta condenable como demoníaca en Simón el mago.

Pero hay mucho campo todavía desconocido e ignorado de los siddhis místicos, principalmente en occidente. Se dice en el Bhagavata Purana, que en Atalaloka mora Bala (hijo del arquitecto místico Maya Danava), mago negro experto en 96 artes mágicas oscuras.

No es el objetivo en el presente texto extenderse en toda la variedad de poderes místicos. Baste mencionar que se puede tener completo dominio energético de la materia, tanto burda como sutil. Se puede llegar hasta a pasar por muerto, reduciendo el ritmo respiratorio a un grado imperceptible, el pulso sanguíneo, y hasta los propios latidos del corazón, desviando inclusive, conscientemente (como ha ocurrido) las señales de un electrocardiograma.

Fue también conocido el caso de un Swami místico que tomaba sobre sí el karma de sus discípulos, llegando por ej. hasta el límite de la muerte (que debía en cambio haberle ocurrido al discípulo), y retornando luego de la muerte, habiendo liberado a ese discípulo de las reacciones kármicas pendientes de esa muerte.

No resulta tan extraño, considerando que el gran sabio y místico Sukracharya, gurú de los Daityas, posee el siddhi para hacer retornar a la vida a quienes ya les ha llegado la muerte, como se dejó registrado en los Puranas.

Algunos de estos siddhis o poderes místicos pueden estratégicamente ser utilizados por un Virya o Siddha, en determinadas circunstancias.

En el caso del Yogi que meramente se atiene a la obtención de siddhis místicos, también se torna esto otra trampa de Maya, fascinando al incauto, y desviándolo del objetivo último de la vida, la trascendencia y liberación de este mundo.

Más, el Yogi, obteniendo la perfección de su práctica yogica, tanto puede buscar la fusión del Atma con el Paramatma, lo que devendría en una liberación impersonal similar a la del jñani, o bien la absorción contemplativa en el Paramatma o ser supremo, reteniendo la individualidad, lo cual le permitiría acceder a una condición de éxtasis contemplativo permanente.

No se trata en este caso tampoco de la obtención de la propia divinidad, como un Dios absoluto individualizado, sino de una supeditación del propio ser al Paramatma, o ser supremo, por lo que tampoco representa el objetivo buscado por los Hiperbóreos.

Además de los senderos de karma yoga, jñana yoga y raja yoga, tenemos luego el bhakti yoga, o yoga de la devoción, sistema seguido esencialmente por el Vaishnavismo (aunque también hay prácticas de bhakti yoga en las tradiciones Shaiva, Ganapatya y Shakta), que procura una relación personal con el ser supremo, en un cuerpo espiritual o Siddha deha.

No obstante, tampoco es la meta que propone la Sabiduría Hiperbórea, alcanzar la propia divinidad como un Dios o una Diosa en el Origen.

El sendero del bhakti, esencial en toda forma de culto, puede en algunos casos permitir que a través de trascender lo arquetípico, se obtenga la liberación absoluta. En el caso de la casa de Tharsis, su misión de familia asignada por los Siddhas, fue de hecho un culto, el culto de Pyrena, la Diosa del fuego frío.

Considerando el carácter hiperbóreo de Krishna, Vishnu y Shiva, así como Kali y Ganesha (es decir, estos Devas bajo la perspectiva hiperbórea), debe considerarse la posibilidad de que abordando una senda iniciática del conocimiento trascendental (como la que expone Krishna en el Bhagavad Gita, citado por Nimrod de Rosario en «El misterio de Belicena Villca»), e incluso a través de prácticas de bhakti yoga, se alcance u obtenga la liberación definitiva en el Origen, como propone la Sabiduría Hiperbórea.

Más también es cierto lo contrario, en cuanto que a través de estos diversos cultos, y con cierto componente devocional de bhakti, muchas veces el sadhaka o practicante queda capturado en lo arquetípico y símbolos sagrados, sin nunca alcanzar la liberación y trascendencia.

Resulta comprensible también que para las escuelas Vaishnavas, que promueven una relación trascendental personal con el ser supremo, en términos de amante y amado, nieguen o no reconozcan la validez de alcanzar uno el status de un Dios absoluto, ya que entonces el bhakti o devoción basado en esa relación personal con la divinidad desaparece.

Tenemos hasta ahora, en función de la Sabiduría Hiperbórea, que pueden ser abordados de cierto modo el karma yoga y el bhakti yoga.

En cuanto al raja yoga o ashtanga yoga, ciertas prácticas de pranayama y meditación pueden ser útiles, así como la obtención de siddhis o poderes místicos.

Y respecto al jñana yoga, el método de neti neti, o «no es esto ni aquello», en cuanto a todo lo ajeno al propio Atman, tiene cierto paralelo hasta cierto punto, según el enfoque que se le de (que obviamente el de un vedantista monista o Jñani no es el de un hiperbóreo), con el principio del cerco.

Tenemos seis sistemas de filosofía de la antigua India, o Sad-darshan (Nyaya del sabio Gautama, un sistema de lógica basado en la gramática sánscrita, Vaishesika o filosofía atomística de Kanada Rishi, Mimamsa o escuela ritualística basada en el karma, de Jaimini, Sankhya o filosofía analítica de la realidad del mundo de Kapila, Yoga, o la senda que busca vincular al ser viviente con el ser supremo en sus distintas vertientes, siendo el Ashtanga Yoga expuesto por Patanjali, y Vedanta o la senda del conocimiento último de la realidad que tiene como referente al sabio Vyasa.).

Se ha ya comentado acerca del Mimamsa y Vedanta, los cuales se complementan en un sentido jerárquico, ya que cuando el karmi o trabajador fruitivo comprende la futilidad de su deambular continuo a través del karma, accede a un nivel superior, la búsqueda del conocimiento (representada por la máxima inicial del Vedanta Sutra, Athato brahma jiñasa, o «Ahora es el momento de indagar acerca de la verdad absoluta»), lo que torna al karmi o trabajador fruitivo en un jñani o buscador de conocimiento, senda que se halla contemplada en la escuela Vedanta.

Son diversas las ramas o subescuelas del Vedanta, desde el Advaita o monismo de Shankaracharya, el monismo calificado o Visistadvaita de Ramanuja, el dualismo o Dvaitavada de Madhva, el monismo puro o Suddhadvaita de Vallabha, o la escuela Dvaitadvaita de «unidad y diferencia simultáneas de Nimbarka.

En todas estas escuelas, se manejan diversas concepciones filosóficas respecto al ser viviente, desde la concepción Vivartavada de Shankara, en cuanto «El Uno se volvió muchos», o Pratibimbavada (concepción de la escuela de Shankara también) respecto a que la entidad o ser individualizado surge como reflejo (pratibimba) del Brahman infinito.También la concepción del ser viviente como la manifestación de un aspecto del ser supremo, ya sea directamente (doctrina de Brahma Parinamavada), o como una expresión de la Shakti o potencia de Bhagavan (Shakti Parinamavada), manteniéndose una relación de identidad y separatividad y diferencia con respecto al absoluto, o por otra parte la completa distinción del ser viviente con el ser supremo, o también su existencia ontológica explicada como un modo o aspecto del ser supremo. Todas estas muy variadas concepciones, se manejan por lo general en las distintas vertientes o escuelas Vaishnavas, difiriendo o manteniéndose al margen la Sabiduría Hiperbórea como es expuesta por Nimrod de Rosario, ya que el espíritu en su expresión plena se considera como Yo absoluto, sin anclaje, supeditación ni dependencia en su propia esencia eterna e increada de ninguna otra divinidad, siendo cada espíritu Hiperbóreo un Dios en sí mismo.

Se reconoce no obstante una dependencia del Incognoscible (y su representante Lucifer), más en un sentido jerárquico y no ontológico.

Y desde ya se destaca que a diferencia de los Hiperbóreos que se hallan extraviados, Lucifer nunca puede estarlo, ni ser desviado, confundido ni revertido.

Desde la explicación brindada por Nimrod de Rosario en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea», la condición del Yo perdido se explica a partir de su hipóstasis del Yo infinito, que es a su vez la reversión del Yo absoluto. Estas tres instancias, Yo absoluto, Yo infinito, y Yo perdido, se exponen a partir de una elaborada y compleja explicación, donde existen dos actos fundamentales: El de la reversión del «espíritu esfera», y posteriormente la captura de un Yo perdido, como expresión del Yo infinito de un espíritu hiperbóreo, mediante la clave genética.

Y en ambos actos se efectúa una proyección del símbolo del Origen, que deviene en el extravío y posterior captura o encadenamiento del Yo, bajo un marco de condicionamiento limitado.

Además de los sistemas filosóficos Mimamsa y Vedanta, tenemos luego el Sankhya, que se complementa con el Yoga. Más, el Sankhya (filosofía expuesta por Kapila), considera la manifestación cósmica como una interacción de Purusha o el espíritu y Prakriti (la naturaleza material desplegada a través de diferentes combinaciones de las gunas), dando preeminencia a Prakriti, que mantiene cautivo al Purusha.

Es mediante un estudio y comprensión analítica de la Prakriti, como el sistema Sankhya considera puede el espíritu ser liberado, ya que la Prakriti al ser conocida plenamente, tal como una actriz disfrazada que es descubierta, termina su juego de encantamiento ilusorio.

En última instancia, es Prakriti la que cubre o se descorre, concepto que no cuadra con la explicación del encadenamiento espiritual y la liberación como sostiene la Sabiduría Hiperbórea. Y fundamentalmente, en el Sankhya se considera que el Purusha, en su estado liberado, permanece inactivo, atribuyendo todo el dinamismo a la acción de la Prakriti. Cuestión esta que tampoco concuerda con la condición perfecta del espíritu Hiperbóreo, o Yo absoluto, y su compañera eterna, o sea El-Ella, en un eterno dinamismo complementario.

Variantes similares a las del Vaishnavismo se encuentran en la tradición Shaiva, con distintos matices.

 En la escuela Shivaista Pasupata, el estado alcanzado tras la liberación en completa unión mística con Shiva, se considera que se obtiene reteniendo la propia individualidad. De un modo análogo a las estrellas en el firmamento, que conforman un mismo cielo estelar, manteniendo las estrellas su propia distinción separada.

La escuela Vira Shaiva, sostiene la filosofía Shakti-Visitadvaita, reconociendo tanto la unidad como diferencia entre Shiva y los seres vivientes, en una forma integrada, con distinción propia del ser viviente y Shiva, como el sol y sus rayos.

En la escuela Shaiva Siddhanta del sur de la India, una rama, la de Tirumular es monista (teísmo monista),en tanto la rama de Meykandar considera que Shiva, los seres vivientes y el mundo coexisten en forma separada eternamente. (pluralismo realista)

Esta individualidad propia que se mantiene obteniendo la liberación, al igual que en la concepción Vaishnava, es afín a la Sabiduría Hiperbórea.

Entre las vertientes Shivaistas tendientes al monismo, tenemos algunas formulaciones del Shivaismo de Cachemira, que considera a Shiva como la única realidad (la doctrina Pratyabhijña), el Shivaismo Advaita, que reconoce una semi-fusión con Shiva, adquiriendo las mismas cualidades de Shiva (Shivaismo Visistadvaita), y la escuela Siddha Sidhanta, que considera que eventualmente todo retorna a Shiva, como las burbujas que se desprenden del mar, y al mar retornan.

Los senderos varían acorde, habiendo así Shaktas de Shiva (aquellos que desean disfrutar en este mundo de la Shakti en relación al principio divino del espíritu, Shiva), Bhaktas (devotos) de Shiva, o Brahmavadis (aquellos que buscan el conocimiento y la sabiduría) de Shiva.

Igualmente encontramos concepciones análogas en la tradición Shakta, es decir de quienes son seguidores de Devi (La Diosa como Shakti primordial, cultuada en diferentes formas tales como Kali, Parvati, Chamunda, etc.).

Desde los Shaktas materialistas, que buscan obtener de Devi dádivas como riqueza, poder, etc., a los que buscan un tipo de liberación impersonal, o incluso alcanzar la morada personal de Devi, Manidvipa, así como existe también la morada personal de Shiva, Maha-Kailas, o la morada personal de Vishnu, Vaikuntha.

Y así, existen variedad de sadhus, sean Vaishnavas, Shaivas o Shaktas, yogis, tapasvis (penitentes), tántricos, Aghoris (que tienen interesantes prácticas como meditar sobre un cadáver o practicar el maithuna en un cementerio), Kapalikas (que usan un cráneo como cuenco), Kapardhinas, Kalamukhas, Naga babas, Hayagrivis, Parasuramis (los cuales portan un hacha, como Parasuram), Hanumanjis (que llevan una maza como Hanuman), Vamacharins, etc.

Estas muy diversas corrientes, sectas y subsectas, a veces se distinguen externamente por el tilak, o la marca de distinto diseño que llevan en sus frentes y cuerpo. Más también existe un amplio abanico de diferencias en sus respectivas doctrinas.

En estas distintas vertientes, tanto aparecen elementos hiperbóreos como demiúrgicos, por lo que depende de la predisposición gnóstica del Sadhaka o practicante, que pueda desde su nivel de práctica y conocimiento, orientarse y trascender lo arquetípico, hacia el ámbito del espíritu.

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La Sabiduría Hiperbórea en el hinduismo

Por Christian C.

Encontramos variados términos del sánscrito y conceptos de la tradición hinduista cuando estudiamos la Sabiduría Hiperbórea expuesta por Nimrod de Rosario.

Conceptos tales como el de la transmigración o metempsicosis, el karma, el Demiurgo denominado como Brahma, la kundalini shakti, los chakras, los referentes de Lilith y Lucifer en las figuras de Kali y Shiva, el concepto cíclico del tiempo de los cuatro yugas (Satya, Treta, Dvapara y Kali), períodos de manifestación cósmica definidos como Kalpas y Manvantaras, y los  períodos de disolución, Pralaya y Mahapralaya.

La terminología sánscrita utilizada no debe dar lugar a equívocos, ya que en ocasiones los mismos términos reciben distinto significado acorde al contexto.

Un ejemplo muy concreto es el de Siddha, que significa «perfección o perfecto», y puede aludir a quien a través del sadhana o una práctica sistemática tántrica o yógica obtiene la perfección. Y así hay diversas clases de Siddhas según el sendero adoptado.

Luego, se mencionan ocho siddhis o poderes místicos, y quien posea estos Siddhis se considera  de hecho es  un Siddha.

Y, acorde a la cosmogonía puránica, en el plano conocido como Bhuvar loka (conocido también como espacio exterior o antariksha sthana, ya que se halla ubicado entre el plano terrenal o Bhur loka, y el plano celestial o Svargaloka) se halla entre otra variedad de mundos la morada de los Siddhas o Siddhaloka.

Se trata de seres celestiales, con la capacidad de volar desde su mismo cuerpo, que poseen todos los poderes místicos. Más, no se trata de los Siddhas hiperbóreos, sino de otra clase de Siddhas.

Similarmente  tenemos el término «brahmaloka», que puede aludir a la morada personal  de Brahmadev, como la dimensión espiritual del brahman, como sustancia espiritual.

Y «brahman» o «brahmana» denomina asimismo a la casta sacerdotal en la India.

Así, los mismos términos (como el caso  de Atma, que puede referirse al cuerpo, el alma o el espíritu) deben considerarse en el contexto citado.

Un concepto clave, común al hinduismo y la Sabiduría Hiperbórea   es el de Maya como ilusión del mundo, siendo que en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea» se desarrolla todo un artículo denominado «El gran secreto de maya».

Por otra parte, cuando examinamos la tradición hinduista descubrimos que el objetivo último de la vida es la liberación de la rueda del samsara, ciclo repetido  de nacimientos y muertes, objetivo referido como moksha, más allá de los logros mundanos de dharma, artha y kama (religiosidad, desarrollo económico y complacencia de los sentidos).

Desde ya que el concepto de moksha varía según la escuela en cuestión. Ya que para los Vedantistas brahmavadis, moksha consiste en la fusión del Atma con el Brahman informe, en tanto diversas escuelas Vaishnavas, conciben Mukti o la liberación desde una individualidad propia eterna, siendo promovido el Jivatma o ser viviente a la morada trascendental de Vishnu, Vaikuntha.

La liberación del samsara, sin perder la individualidad, que propone el Vaishnavismo, es un concepto más próximo a la Sabiduría Hiperbórea, aunque no exactamente  equivalente, ya que en el Vaishnavismo se procura una relación personal de supeditación  entre el Atma o espíritu y Vishnu (o alguna de sus manifestaciones personales), en tanto que en la Sabiduría Hiperbórea, el objetivo es la condición de uno mismo como un Dios, o Diosa (desde la individuación absoluta), cuestión esta que en el hinduismo es más similar a la concepción de la escuela Kaula.

Así, el objetivo es alcanzar la condición del Yo absoluto e infinito, tal como se concibe en el Origen, es decir la individuación absoluta desde el Selbst (El Sí mismo del Yo infinito), y no la fusión impersonal (brahma-nirvanam) ni una relación de Dios y su criatura, o Amo y sirviente (siendo que en el Vaishnavismo se concibe esta relación en términos puramente espirituales ,desde la trascendencia).

Independientemente de tal o cual escuela en relación a cómo se considera la liberación en términos de fusión impersonal, o reteniendo la individualidad, vemos que Krishna le afirma categóricamente a Arjuna la individualidad eterna y separada, tanto de él como de quienes allí le rodean en Kurukshetra:

«Nunca hubo un tiempo en el que yo no existiese, ni tú, ni todos estos reyes., Y en el futuro, ninguno de nosotros dejará de existir».

BG. 2-12

La propia condición del Yo en este mundo es conceptualizada por Nimrod de Rosario utilizando los términos sánscritos de Pasú, Virya y Siddha.

La consideración respecto a los Devas resulta esencial en el hinduismo, distinguiendo los Devas como Dioses celestiales, del ser absoluto e incognoscible, más allá de todos los Devas y Devis de este mundo fenoménico.

Incluso en cuanto función asumida, Vishnu y Shiva reciben el calificativo de Devas, siendo Vishnudev y Mahadev respectivamente. Pero el status de Vishnu y Shiva es trascendental al mundo mayásico y las gunas, sea satva guna o la modalidad de la bondad regida por Vishnu, o tama guna, la modalidad de la oscuridad regida por Shiva.

Más allá de cierto rol cósmico asumido, tanto Vishnu como Shiva mantienen una existencia plena sin límites, de conocimiento absoluto y éxtasis infinito, o Sat-Chit-Ananda.

De igual modo cada Deva tiene su propia consorte, que personifica su shakti, siendo Lakshmi la consorte/shakti de Vishnu, y Parvati/kali la consorte de Shiva.

Y cuando hablamos de shakti en el caso de Vishnu y Shiva, estamos hablando del Vril, y de prototipos de la pareja original.

En el caso de Brahmadev, el Demiurgo, su propio Vril o shakti se halla saturado, dado el despliegue empleado en esta creación, y su shakti se halla sometida a ese designio creador del mundo, lo cual míticamente ha sido representado en el lila en que Brahmadev viola a su propia consorte e hija, Sarasvati, Diosa de las artes y el conocimiento.

A diferencia de las religiones abrahamicas, en el hinduismo siempre se ha distinguido entre el creador de este mundo y el ser absoluto supremo, que puede manifestarse en diferentes eras o yugas, tal como refiere Krishna en el Bhagavad Gita.

Bajo esta consideración, y con la comprensión del concepto clave de «lila» que tanto aparece en los Puranas, el Virya orientado, comprendiendo el «juego de los Dioses» (tanto de uno como otro bando, tanto de los Siddhas leales como los traidores), se debe focalizar en la propia liberación y trascendencia, y no quedar fagocitado por el despliegue del Sristhi lila, o el lila de la manifestación cósmica.

En todo caso, retornar al Origen, como un Dios, y junto a su pareja original (El-Ella, Ella-El) , manifestar su propio lila, fuera de toda influencia y alcance demiúrgico.

Más la asimilación de los cultos abrahamicos de aspectos del hinduismo, entre otras tradiciones (sumeria, egipcia, persa, etc), resulta más que evidente, y se citará un contundente ejemplo para demostrarlo.

En el judaísmo se halla el patriarca Abraham, figura que necesariamente debe remitir al Demiurgo, ya que este patriarca es el padre de su pueblo, de igual modo que Brahma , el Demiurgo, es el padre de sus criaturas en este mundo.

Pues bien, si la similitud del nombre Abraham con Brahma fuese una coincidencia, tenemos por otro lado que la consorte o esposa de Brahma es Sarasvati, y la esposa de Abraham, es Sara!

Tenemos luego el emblemático ejemplo de Kali, o también Bhairavi, formas terroríficas de Parvati (Devi consorte de Shiva). Según la Sabiduría Hiperbórea, Kali es la forma terrorífica y oscurecida de Lilith,  Diosa del Origen.

Y esto concuerda con la versión puránica, en cuanto Kali es una terrible forma colérica asumida por Parvati. Siendo Parvati y Shiva, referentes de Lilith y Lucifer.

Luego, Kali también representa una shakti o potencia externa, o manifestada en este mundo, potencia de Vishnu conocida como Bahiranga shakti. Y conviene no olvidar la relación de identidad, expresada en distintas formas de Shiva y Vishnu.

Siendo así, se comprende también que en algún lila Krishna manifestase incluso la forma de Kali. Después de todo, ambos comparten el mismo bija mantra, o mantra raíz, Klim.

En el lila del propio nacimiento de Krishna, esta misma shakti se manifestó como hermana de Krishna, Subhadra.

Y como shakti de Vishnu/Krishna, mantiene una relación de identidad y diferencia simultánea , concepto definido en el Vedanta como Shakti shaktimator abhedah, que define el concepto hiperbóreo de la pareja original, en que tanto Él como Ella mantienen su propia individualidad separada, a la vez que conforman una misma esencia interactiva.

Más dependiendo de las diversas corrientes hinduistas, estas mismas manifestaciones pueden ser asimiladas bajo otro paradigma. Así para algunos Shivaistas por ej. Jagannath, Baladeva y Subhadra (Krishna, Balarama y Subhadra) son tres manifestaciones de Bhairava o Shiva. (Trishiro Bhairava).

Este aspecto es característico del teísmo indio, donde dependiendo de la escuela o secta, los demás Devas y Devis aparecen supeditados al propio Ishtadev o deidad predominante.  Cuestión que se aprecia tanto en el Vaishnavismo como en el Shivaismo o el Shaktismo.También debe acotarse que desde la Sabiduría Hiperbórea, se considera a menudo a los Devas como agentes del Demiurgo, o incluso en algunos casos manifestaciones suyas.

En tal sentido, los Devas son los señores del karma, y regentes custodios de la llave kalachakra, sistema de ingeniería arquetípica estructurado en un plano topológico entre la Tierra y el sol, mediante el cual se mantiene el encadenamiento, condicionamiento e ilusión de los espíritus hiperbóreos extraviados.

Necesariamente esto es así, dado que los Devas rigen aspectos del mundo material, sus elementos y diversas manifestaciones.

Con relación a la llave Kalachakra, su término alude a «la rueda del tiempo», y encontramos diversas menciones, incluso en el Bhagavata Purana o Srimad Bhagavatam.  Más, hallamos que  la Kalachakra  mantiene una mayor aproximación al sistema de Shambalá, en el budismo tibetano, donde según el texto «Tantra Kalachakra» ,el rey de Shambalá, Suchandra, fue iniciado por Buda en el sistema tántrico Kalachakra. A partir de entonces, los budistas tibetanos mantienen hasta el  día de hoy iniciaciones y prácticas tántrico-yógicas de la Kalachakra.

La figura de Buda ha sido también desvirtuada por la sinarquía, más conviene recordar por otra parte, que el mismo término sánscrito «Budha», significa «el despierto» o » iluminado», y existen según la propia tradición budista varios Budas.

En el caso del príncipe Siddhartha Gautama, se dice que era un kshatriya, despierto en la Gnosis Hiperbórea. Más, algunos de los «otros Budas» pueden ser maestros shambálicos de la fraternidad blanca.

La oposición en su momento de Sidhartha Gautama Buda a los mismos Vedas, brahmanes, y Devas, se entiende en el contexto de la manipulación sinárquica que la casta brahmánica efectuaba en representación de los Vedas, eclipsando los elementos hiperbóreos védicos originales.

Esta consideración de los Devas, como regentes del karma, y de corte maléfico, encuentra también cierto eco en la tradición persa del Zoroastrismo, donde las figuras de los Devas y Asuras como representativos del bien y el mal, se invierten, considerándose a los «Daevas» del Avesta como maléficos, y sus adversarios, los «Ahuras» como regentes del bien y el orden.

No obstante, cabe acotarse que el Zoroastrismo también cae bajo la consideración de un culto demiúrgico, aunque su estudio permite apreciar el nexo entre la antigua tradición védica, y la tradición abrahámica, judeo-cristiano-islámica.

Una prueba de esto son las similitudes encontradas por expertos académicos, entre himnos del Rig Veda y porciones del Zend Avesta, prácticamente idénticas.

O incluso las mismas deidades, en casos como Varuna, Mitra, Yama, etc, sin olvidarnos del protagonismo esencial de Ahura Mazda (que remite a Asura Maya) y Angra Mainyu (Angirasa Muni).

No obstante esto, también tenemos divisiones  y facciones entre los Devas, que pueden responder a uno u otro bando desde lo hiperbóreo. Es decir, alineados con los Siddhas leales o los Siddhas traidores.

Consideremos la siguiente mención en «El misterio de Belicena Villca» :

«En sánscrito tenemos las palabras “Dyans pitar”, que en los Vedas se utilizan para nombrar al “Padre que está en los Cielos”. Dyans es la raíz que en griego produce Zeus y Theo, con sentido similar al sánscrito y que pasa a ser en latín Júpiter, Deus pater o Jovis. Los antiguos germanos se referían igualmente a Zin, Tyr o Tiwaz como el Dios “Creador” de lo existente, palabras que también provienen del sánscrito Dyans pitar.»

Este nombre ,Dyans pitar, o también mencionado como Dyaus pitar, aparece mencionado en el Rig Veda, como rey del cielo  en un kalpa anterior, y sabemos era regente de Saturno (Shani).

Posteriormente fue derrotado por Indra (así como Zeus vence a Cronos/Saturno), de quien tenemos mención como adherido al bando de los Siddhas leales.

Y a partir de esta derrota de Dyaus pitar, Indra pasa a ser el rey del cielo!

Y aquí tenemos también a los mismos Siddhas traidores, como padres y prototipos de distintas razas, luego del encadenamiento espiritual, en la figura de los Manus, habiendo catorce Manus en el período cósmico de un kalpa o día de Brahma, o catorce Manvantaras.

Por otra parte, entre los Devas  aparece también el ya mencionado  Indra o Indradev, que en «El misterio de Belicena Villca» es mencionado como alineado con los Siddhas leales.

Y según los Puranas, el próximo Indra en el siguiente Kalpa será Bali Maharaja, actual regente de Sutalaloka , siendo un seguidor de Vishnu, pero que su posición como regente de los Daityas en Sutalaloka  lo ubica en un antagonismo cósmico respecto a los Devas que se hallan en Svargaloka.

Aquí tenemos nuevamente el antagonismo a modo de lila entre Dioses!

Y así, Shiva como Mahadev, se mantiene neutral, favoreciendo según la ocasión tanto a los Devas, como a sus enemigos, los Daityas.

Un ejemplo de esto lo encontramos en los Puranas, en el lila del Samudra-manthan, donde tanto Devas como Daityas colaboraron en batir el océano de leche o kshira samudra , para extraer el amrita, néctar de la inmortalidad.

La cuerda que tanto Devas como Daityas utilizaron para batir el océano, fue nada menos que el Naga Vasuki, serpiente que Shiva porta alrededor de su cuello!

Cuestión que remite también a la relevancia iniciática que tiene la serpiente en la alquimia y la obtención del elixir.

Cuando se destiló primeramente el veneno del océano, Shiva bebió ese veneno, favoreciendo tanto a un grupo como al otro bando, adquiriendo desde entonces su garganta una tonalidad azulada, por lo que sería conocido desde entonces como Nilakantha o «el de garganta azul».

Cuestión que no impide que Shiva tenga luego su protagonismo en la destrucción del mundo, cuando acontece la devastación cósmica, sea en el Pralaya ,devastación parcial al final de un día de Brahma, o el Mahapralaya, devastación completa y total al final de la vida de Brahmadev.

En esta devastación cósmica, además de Shiva Mahadev, tiene su   protagonismo Ananta Sesha, rey de los serpentinos Nagas, quien echando fuego por sus bocas de mil cabezas, consume la manifestación cósmica. Se dice que Balarama, quien aparece en el lila de Krishna como su hermano, es un avatar de Ananta Sesha.

Esta destrucción Shiva la efectúa mediante su danza Tandava (danza que conocen muy bien los sadhus Naga babas, quienes también aparecen desnudos y cubiertos de ceniza, y portando un tridente, emulando a Shiva), con su tridente, y su ojo ubicado en el entrecejo, que reduce todo cuanto mira a cenizas.

Debido al lila o pasatiempo de esta danza, es que Shiva es conocido como Nataraja, o «El rey de la danza».

La sensualidad del mundo mayásico no tiene ningún poder frente a Shiva-Lucifer, y así se escenifica en el lila o pasatiempo en que con su tercer ojo, Shiva reduce a Kamadev (Cupido) a cenizas.

El tridente de Shiva representa aquí entre variados significados el control y trascendencia de las tres gunas materiales, el dominio del tiempo en sus fases de pasado, presente y futuro, y el completo dominio de los estados de prajña (vigilia), svapna (sueño) y susupti  (sueño profundo).

Similarmente se aprecia la marca o  tilak con ceniza, de tres líneas horizontales en la frente de los Shivaistas, representando asimismo el dominio del falso ego o Ahankara (la estructura del sujeto anímico en que se halla sumido el Yo verdadero), maya o la ilusión, y el karma.

En el lila mencionado del Samudra-manthan , surge un avatar femenino de Vishnu, Mohini Murti, quien parece favorecer a los Devas para beban el elixir y no los Daityas, danzando frente a ellos y confundiéndolos.

No obstante, Rahu (figura considerada nefasta a nivel astrológico, igual que su extensión Ketu) logra beber el amrita., Al día de hoy existe cierta secta de seguidores de Rahu, quienes visten de negro, y conocen fórmulas mántricas  para evitar la influencia astrológica nefasta de Rahu y Ketu, y por otro lado obtener los siddhis o poderes místicos que les permitan ser tan poderosos como el propio Rahu o Ketu.

Y acotemos que Rahu y Ketu se consideran en astrología védica como «la cabeza y la cola del dragón», que portan el amrita, por lo que se comprende el dominio de la shakti que esto significa.

Más si pareciera que Mohini Murti mostró parcialidad a los Devas, una manifestación suya, Mohini de Patala, permanece siempre con los Daityas en el Bilasvarga o mundo subterráneo.

Respecto a Kali,  similarmente que en el caso de  Shiva, tenemos referencias shastricas de Puranas y Agamas, que  se hallaba antes de la manifestación de este mundo, y anterior a todos los Devas. De allí la preeminencia que se le da a la Diosa Kali, que trae terror al alma, y auxilio al espíritu.

Sus adeptos iniciados, son místicamente decapitados por la Diosa, pasando sus cabezas a integrar y decorar su collar de cráneos.

En esta «decapitación» subyace la iniciación en que la Diosa confiere la liberación del aspecto reptil arcaico, que se halla oculto en el propio cerebro.

Y así como Kali y Shiva, tenemos luego a Ganesha, Deva con cabeza de elefante  y Dios de la sabiduría, que es mencionado en «El misterio de Belicena Villca» como «niño de piedra».

Ciertamente, de la unión alquímica del Purusha y su shakti o Vril ,  es decir de Shiva y Kali como prototipos de la pareja original, surge o se genera el niño de piedra, y el hombre de piedra!

Además de Shiva, Sukracharya, el gurú de los Daityas, es también representativo de Lucifer, dada su regencia de Venus, así como la oposición a los Devas, en alineamiento con los Daityas.,Y Sukracharya responde en jerarquía a Shiva, el místico supremo.

En «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea», Tomo Vlll , -La «tipología aberro» de la ética noológica-  se menciona en un gráfico una correspondencia entre los cuatro  Varnas o clases sociales de la India, con diferentes categorías.

Así, se equiparan a Rishis (grandes sabios de la antigua India mencionados en los Puranas) como Siddhas, y a  ciertos Gurús como Viryas despiertos.

Luego los brahmanes, la casta sacerdotal , se encuadran en la actitud sacralizante, en tanto los kshatriyas como guerreros, bajo la Actitud Graciosa Luciférica.

Los Vaishyas (la clase comerciante y agrícola) bajo la tipología lúdica, y los shudras (clase obrera) identificados bajo la condición de Pasú.

Más allá de esta descripción general  que Nimrod de Rosario brinda brillantemente, debe acotarse que en el Kali yuga el sistema de Varnashram (clases sociales y órdenes de vida) se halla sumamente degradado, por lo que puede quizá un shudra nacer en familia de brahmanes, o un ksatriya en una familia de vaishyas, o un brahman en familia de kshatriyas, etc. Así, el nacimiento en el Kali yuga no es determinante del varna o clase social a que la persona pertenece, sino su adhikar o calificación, en función del tipo de gunas o cualidades que la persona manifieste.

No obstante esto, la clase sacerdotal de brahmanes, en alianza con la sinarquía, manipuló esta cuestión en su favor, para establecer que el mero nacimiento en una casta superior como brahman, era determinante de la superioridad sobre las otras clases sociales.

Al mismo tiempo, al no considerar la naturaleza y cualidades de la persona, sino su nacimiento en tal o cual gotra o familia , la sinarquía  en su vertiente brahmánica  creó un desorden caótico ,fomentando la degradación y confusión , y perdiéndose los valores kshatriyas de antaño.

Por otra parte, los brahmanes se adjudicaron el monopolio de los Vedas y shastras, deteniéndose muchas veces en el aspecto meramente formal y ritualístico, filtrando así el acceso al conocimiento iniciático.

Y para quienes mantuvieran cierta inclinación al jñana o conocimiento ,el brahmanismo instituyó un predominio del Vedanta en su vertiente monista, exponiendo como meta de la vida, la fusión con el Uno. (Sayujya mukti).

Bajo la perspectiva de esta escuela, se confunde más, sosteniendo que todos los Devas se hallan al mismo nivel ,siendo manifestaciones del Nirguna brahma, o brahman informe.

Luego, además de los Varnas o clases sociales mencionados (brahmanes, kshatriyas, vaishyas y shudras), el sistema védico contempla cuatro ashrams (sistema Varna-Ashram) o estados de vida: Brahmachari (estudiante celibe), grihastha (jefe de familia o llevando vida familiar), vanaprastha  (retirado de la vida de familia,incluso junto a la esposa, más llevando una vida retirada en el bosque), y sannyasi  (renunciante).

Las cuatro secciones de los Vedas (Samhita,Brahmana , Aranyaka y Upanishad) están destinadas a cada uno de estos ashrams u órdenes de vida.

Y como bien menciona Nimrod de Rosario en «El misterio de Belicena Villca», tanto el monacato occidental, como las comunidades de vratyas y munis (ascetas y anacoretas ) de la India, se mantuvieron bajo un control sinárquico, con interesantes paralelos en cuanto a una similar  forma de vida disciplinada y regulada de tipo monástico, con las mismas directivas.

Esto se debe a que tanto sacerdotes benedictinos golen occidentales, como algunos brahmanes y monjes budistas, estaban alineados con la fraternidad blanca de Chang Shambalá.

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El misterio Hiperbóreo del Bhagavad Gita

Por Christian C.

En «El misterio de Belicena Villca», Nimrod de Rosario cita textualmente el antiguo texto hinduista Bhagavad Gita.

Los slokas o versos citados del Bhagavad Gita, permiten apreciar que Nimrod de Rosario consultó la versión de Bhaktivedanta Swami Prabhupada, «El Bhagavad Gita Tal como es».

Aunque los términos traducidos del sánscrito por Swami Prabhupada, puedan en algunos casos suscitar cierta polémica, dudas o confusión, cuando se comparan con la Sabiduría Hiperbórea, trataremos en los casos citados de dar la precisión más exacta, revisando el texto, y aportando su significado desde lo Hiperbóreo.

Y tomamos en cuenta esta versión del Bhagavad Gita, la de Swami Prabhupada,»El Bhagavad Gita Tal como es «, dado que fue la versión consultada y reconocida por Nimrod de Rosario, cuando debió citar extractos del Gita en «El misterio de Belicena Villca», dándole al texto algunos pequeños retoques y comentarios con la orientación hiperbórea necesaria, en el contexto de la novela mágica.

Ante todo, debe contextualizarse el texto Bhagavad Gita, como parte del Mahabharata, épica que junto con el Ramayana, conforma buena parte del legado milenario de la antigua India.

Efectivamente, el Bhagavad Gita, se halla en la sección Bhishma Parva del Mahabharata, y su narrativa refiere un episodio que tuvo lugar en un campo de batalla, Kurukshetra, donde se hallan enfrentados dispuestos a combatir, el ejército de los Pándavas (entre los cuales se halla Arjuna, con quien Krishna mantiene todo el diálogo del Bhagavad Gita) y el ejército de los Kauravas, que injustamente y faltando al Dharma, habían usurpado el trono y territorio que legítimamente correspondía a Yudhistira, el mayor de los cinco hermanos Pándavas.

El Bhagavad Gita comienza cuando el rey Dhritarashtra, padre de los Kauravas, pregunta a su asistente Sanjaya :

» ¡Oh, Sañjaya!, ¿qué hicieron mis hijos y los hijos de Pandu después de reunirse en el lugar de peregrinaje de Kuruksetra con deseos de pelear?»

BG 2.1

Sanjaya era ciego de nacimiento, más poseía el siddhi o poder místico de la visión remota interna, lo cual le permitió ver y escuchar todo cuanto acontecía en Kurukshetra, relatándole esto a Dhritarashtra. Y así es como, la escena se traslada al medio de ambos ejércitos, donde se hallan en una cuadriga o carruaje, Krishna y Arjuna.

Arjuna, flaquea y se siente abatido anímicamente frente a la expectativa de luchar con sus propios parientes que se hallan en el bando enemigo, frente a lo cual Krishna procede a instruirlo en el conocimiento trascendental, para que Arjuna desempeñe su dharma o deber como Ksatriya, posicionándose desde la comprensión del espíritu eterno, increado e indestructible, y desempeñando su función combatiendo, sin apego al resultado de la acción (karma yoga).

El término sánscrito que alude al espíritu «atma» o «atman», puede dependiendo el contexto aludir también al cuerpo, a la mente, y al alma.Se hace necesario aclarar esto para evitar confusiones, ya que «Atma» puede ser utilizado en varios contextos distintos.

Similarmente un error muy común en quienes no están familiarizados con el hinduismo, es confundir brahma (el Deva Brahma) con brahman, o la sustancia espiritual, dado que «brahma» también dependiendo del contexto se usa en ambos casos. Más debe distinguirse entre brahma como espíritu, de Brahma como Demiurgo creador de este mundo, más precisamente Brahmadev.

En «El misterio de Belicena Villca» se comenta lo siguiente en relación al Demiurgo:

«Este es quien ordena el caos y se difunde panteísticamente en todo el Universo (es El también el Brahma hindú

o el Alá árabe, etc., tomadas estas denominaciones en su acepción religiosa

exotérica).»

Nótese aquí que cuando se alude al concepto como Demiurgo del «Brahma hindú», se dice que esto es bajo una «acepción religiosa exotérica». Es decir, no desde el conocimiento iniciático, ya que este término puede tener también otras connotaciones muy distintas.

A este punto resulta conveniente citar el extracto de la novela mágica, donde tiene lugar la exposición referida al Bhagavad Gita:

«Recuerdo un día –prosiguió tío Kurt– en que me encontraba leyendo el

Bhagavad-Ghita, escrito védico perteneciente a la gran epopeya del

Mahabarata, guerra mítica que envolvió en la lucha a hombres, Angeles y Dioses

y de cuyo recuerdo los antiguos arios de la India escribieron y recopilaron.

El Ghita trata sobre la batalla que debe librar el héroe Arjuna para

recuperar el trono, usurpado por su primo. Arjuna es un miembro de la casta

guerrera o sea un Kshatriya y junto a él se encuentra Sri Krishna, encarnación

del Dios Vishnu.

En la primera parte llamada “El pesar de Arjuna”, Arjuna se desplaza con

su carro frente al ejército enemigo comprobando que junto con su primo se han

alineado gran parte de sus parientes y amigos:

26. – Entonces, Arjuna vio allí a sus tíos, tíos-abuelos, instructores, tíos

maternos, sobrinos, sobrinos-nietos, suegros, amigos y Camaradas.

27. – Viendo a los parientes y amigos reunidos allí, Arjuna sintió gran

compasión y muy apesadumbrado, dijo lo siguiente:

28. – 30. –Dijo Arjuna:

¡Oh Krishna!, viendo a esos parientes deseosos de pelear, me fallan los

miembros del cuerpo, mi boca está seca, estoy temblando, el cuerpo se me

estremece, mi piel arde, no puedo sostener el arco. No puedo estar de pie, mi

mente está en un torbellino. ¡Oh Sri Krishna!, veo signos de mal agüero.

31. – 34. –No veo qué bien puedo lograr, matando a mis parientes en la

guerra. ¡Oh Krishna!, Yo no deseo la victoria, ni la soberanía, ni los placeres. ¡Oh

Govinda! ¿de qué nos servirían la soberanía, los placeres, aún la vida misma,

cuando mis instructores, tíos, hijos, tíos-abuelos, tíos maternos, suegros, nietos,

cuñados y demás parientes para quienes deseamos esas felicidades, están

reunidos aquí para luchar, habiendo renunciado a sus bienes, y aún a sus vidas?

35. –¡Oh Madhusudana ! (Krishna) aunque ellos me maten, Yo no quiero

matarlos, ni para reinar en este Mundo, ni para la soberanía de los tres Mundos.

36. – 37. –¡Oh Yanardana ! (Krishna) ¿qué placer tendríamos matando a

los Dharta-Rashtras ? Sería un acto pecaminoso matar a esos agresores. Por

eso, no debemos destruir a nuestros parientes, los Dharta-Rashtras. ¡Oh

Madhaya ! (Krishna) ¿cómo podríamos ser felices, matando a nuestros propios

parientes?

38. – 39. –Aunque ellos, con la mente dominada por la codicia, no ven

ningún mal en destruir a los parientes, ni pecado en ser hostiles a los amigos,

¿por qué ¡Oh Yanardana !, nosotros que vemos el gran mal que nace de la

destrucción de los parientes, no desistimos de cometer ese pecado?

47. –Diciendo esto Arjuna tiró su arco y flechas y, con el corazón muy

dolorido, quedó sentado en su carro.

En la segunda parte del Ghita, llamada “El Sendero del Discernimiento”,

Sri Krishna responde a las inquietantes y angustiosas preguntas de Arjuna.

1. –A él (Arjuna) que estaba así abatido por el pesar y la compasión, con

los ojos llenos de lágrimas y con la mente confusa, Madhusudana (Krishna) dijo

lo siguiente:

2. –Dijo el Bendito Señor:

En este momento crítico, ¡Oh Arjuna! ¿de dónde te viene esa indigna

debilidad no aria, abyecta y contraria al logro de la vida celestial?

3. –No te portes como un eunuco ¡Oh Partha!; eso es indigno de ti; echa

lejos esa debilidad de corazón y yérguete, Oh fulminador de los enemigos!

A continuación Sri Krishna aconseja a Arjuna seguir el “Sendero de la

Acción” (o Karma yoga) y cumplir con su Dharma, o sea con el destino del Kshatriya que es presentar batalla y combatir por la justicia sin preocuparse (a

priori) por el resultado de la batalla, ni por la suerte del enemigo (aunque sean

parientes y amigos).

31. –Considerando tu deber, tampoco deberías vacilar, porque para un

Kshatriya no hay mejor suerte que luchar por una causa justa.

32. –¡Oh Partha! (Arjuna), son realmente afortunados aquellos Kshatriyas

a quienes se les presenta la oportunidad de luchar en una guerra semejante, que

les abre las puertas del Cielo.

33. –Pero, si tú no peleas en esta guerra justa no responderás a tu

reputación, faltarás a tu deber y cometerás un pecado.

Esto debe ser así, dice Sri Krishna, porque la realidad es Maya, ilusión, y

el “enfrentamiento” es circunstancial, sólo perceptible para el que se siente

“enfrentado”. En un plano superior, espiritual, las oposiciones están resueltas, los

enfrentamientos son pura ilusión. El Espíritu no puede matar ni morir, por eso

dice Sri Krishna:

19. –Aquél que piensa que este Ser (Espíritu) mata y aquel que piensa

este Ser es muerto, los dos son ignorantes. El Ser no mata ni muere.

20. –El Ser no nace, ni muere, ni se reencarna; no tiene principio; es

Eterno, inmutable, el primero de todos, y no muere cuando matan el cuerpo.

21. –Aquél que sabe que el ser es imperecedero, Eterno, sin nacimiento e

inmutable ¿cómo puede matar o ser muerto?

22. –Como uno deja sus vestidos gastados o se pone otros nuevos, así el

Ser corpóreo, deja su cuerpo gastado y entra en otros nuevos.

23. –Las armas no lo cortan, el fuego no lo quema, el agua no lo moja y el

viento no lo seca.

24. –A este Ser no se le puede cortar, ni quemar, ni mojar, ni secar; es

Eterno, omnipresente, estable e incambiable; sabiendo que es así no debes

lamentarte.

26. – 27. –Pero, ¡Oh tú, de brazos poderosos! si piensas que este Ser

siempre nace y muere, aún así no debes afligirte por él; porque lo que nace,

muere y lo que muere renace con seguridad. Por lo tanto, no debes sufrir por

lo inevitable.

Sólo cuenta entonces afrontar el conflicto siguiendo el “Sendero de la

Acción”, enfrentando al opuesto y cumpliendo con el Dharma. “No temas matar,

–dice Sri Krishna–, ellos ya están muertos en mí”.

Estaba Yo meditando sobre el precedente párrafo del Ghita, en las

extraordinarias implicancias morales que surgen de este antiquísimo texto

indoario cuando “escuché” nuevamente la Voz:

–No debes engañarte por el significado superficial de los conceptos, Oh

Kurt, hombre de Sangre Pura. El mensaje de Krishna está dirigido a las dos

naturalezas de Arjuna, la anímica y la espiritual. A su parte anímica, a su

naturaleza de animal-hombre, Krishna aconseja continuar con el argumento

dramático en el que está involucrado en razón de su Karma: Arjuna es humano,

está encarnado y vive circunstancias kármicas; debe cumplir el Dharma y

resolver el conflicto de los Arquetipos opuestos; de ese modo realizará la

condena impuesta a priori por los Señores del Karma de Chang Shambalá, la

condena incomprensible de la guerra familiar que pesa sobre su corazón. Pero a

su parte espiritual, a su naturaleza aria-hiperbórea, el Siddha Krishna sugiere

trascender los opuestos, no por medio de su síntesis, cuál podría ser la guerra,

sino situándose en la instancia absoluta del Espíritu Eterno. El Espíritu, “el Ser”,

en efecto, es Eterno o Increado, ajeno a todos los opuestos Creados, que no son

más que Maya, Ilusión. Para el Espíritu no hay vida ni muerte Creada sino

Ilusión y, por lo tanto, no hay pecado ni culpa, no hay deudas que saldar ni

Karma: si la decisión procede del Espíritu, la acción no producirá efecto

posterior sobre Sí Mísmo porque la Ilusión carece de capacidad para actuar

sobre la Realidad del Ser; y esto, cualquiera sea la acción realizada, incluso

matar a los parientes y amigos. Sin embargo el Kshatriya debe cumplir una

condición esencial para que su naturaleza espiritual predomine sobre la parte

anímica o animal: debe endurecer su corazón, debe “echar fuera esa

debilidad no aria”, vale decir, debe despojarse de todo sentimiento

compasivo hacia quienes no son sino actores de un argumento kármico,

pura Ilusión; ellos no existen realmente, no viven, o como dice Krishna “ya

están muertos en mí”. Esta es la Sabiduría de los Señores de Venus de

Agartha: sólo es un verdadero Kshatriya quien posee un corazón duro como

la Piedra y frío como el Hielo; y sólo un Ksahtriya tal puede realizar

cualquier acción, incluso matar, sin que el Karma lo toque. ¡Ese es el Poder,

Oh Kurt, hombre de Sangre Pura, del Kshatriya-Iniciado-Hiperbóreo, el hombre

semidivino que tiene su Espíritu Increado encadenado al Alma Creada.»

Al comienzo del extracto citado, tío Kurt refiere que la guerra del Mahabharata, involucró a «hombres, Ángeles y Dioses».

Situándonos más en contexto, la batalla de Kurukshetra tuvo lugar en una era o Yuga anterior, denominada Dvapara Yuga.

(En «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea, también se menciona este concepto cíclico de 4 yugas, Satya Yuga, Treta Yuga, Dvapara Yuga, y el actual Kali Yuga).

En Dvapara Yuga, al igual que en Yugas anteriores, era común el contacto entre humanos y Devas (Dioses). Y desde ya que tenemos también una categoría de seres celestiales, similares a los «ángeles», denominados Gandharvas, o cantores celestiales, así como por otra parte los temibles y terroríficos rakshasas.

Más también entre «hombres y Dioses» tenemos una categoría intermedia, que es la del «semi dios», nacido del resultado de la unión entre un Deva y una mujer humana.

Tal es el caso de los cinco Pándavas, todos ellos hijos de la reina Kunti (tía de Krishna), y teniendo de padres a Devas celestiales. Todo esto tiene lugar debido a la imposibilidad de Pandu, padre de los Pándavas, de tener hijos debido a una maldición.

Resulta así que Arjuna es hijo nada menos que de Indra, rey celestial de Svargaloka.

Y aquí resulta oportuno mencionar que en otra parte de la novela mágica, en la historia de la princesa Isa, se menciona a Indra como uno de los guerreros alineados con los Siddhas leales:

«Junto a los grandes Héroes del pasado.

Odín, Wothan, y Wiracocha,

Heracles, Indra y Quetzacoatl,

desde el Valhala llegarán cantando,

rodeados de Walkirias primorosas

y música de antaño.

Y Ellos levantarán Ejércitos enormes

de Vivos, Inmortales y Resucitados.»

En la brillante exposición del conocimiento iluminador que Krishna brinda a Arjuna, cabe destacar un concepto sumamente relevante en la Sabiduría Hiperbórea, y es el antiguo concepto en la filosofía de la India, de Maya o la ilusión.

Arjuna debe erguirse como guerrero primero internamente, yendo más allá de las consideraciones materiales relativas al cuerpo, en cuanto la «piedad» por sus supuestos parientes, ya que el Atman o espíritu está más allá de todo lo concerniente a lazos corporales.

Así, actuar bajo la comprensión humana limitante de amigos y parientes, llevando a incumplir el dharma, sería actuar en maya o ilusión.

Esta shakti o energía ilusoria, se despliega, como bien Krishna cita en otra parte del Bhagavad Gita, en tres cualidades o gunas : Satva guna o bondad, raja guna o pasión y tama guna o ignorancia.

Tomemos en cuenta que Arjuna, al igual que sus otros hermanos Pándavas, es no solamente un ksatriya, sino también un Ario, es decir que posee el linaje de valores tales como el honor y el heroísmo, ya implícitos en su propia sangre.

La palabra sánscrita guna significa también «cuerda», y es justamente el lazo o cuerda del encadenamiento a la ilusión. Las tres gunas, el tiempo, y el karma, son los tres aspectos condicionantes del mundo material, de los que hace una extensa exposición Krishna a Arjuna.

Desde ya que actuar por «piedad», dado que en el ejército enemigo se hallaban tíos, primos, etc, sería una consideración desde satva guna o la modalidad de la bondad. Pero, a fin de cuentas, sería actuar bajo la ilusión o maya.

Este es justamente uno de los aspectos clave del condicionamiento material kármico. Qué tanto las buenas como las malas acciones generan sus correspondientes reacciones, condicionando tanto a la felicidad o aflicción de este mundo. A un futuro nacimiento de opulencia y disfrute, o a un nacimiento miserable de infortunio y sufrimiento.

Uno puede elevarse incluso dentro del mundo material a Svarga Loka, o el mundo celestial, teniendo luego que descender a este mundo, Martya Loka (el lugar de la muerte), cuando el mérito piadoso se ha agotado.

Es decir, el desplazamiento en el mundo material a través de los catorce lokas, mundos superiores e inferiores, no permite la liberación de la rueda de nacimientos y muertes, o samsara.

El propio Krishna, citando el Bhagavad Gita, dice:

«Desde el planeta más elevado del mundo material hasta el más bajo de ellos, todos son lugares de sufrimiento en los que ocurre el reiterado proceso del nacimiento y la muerte. Pero aquel que llega a Mi morada, ¡oh, hijo de Kuntī!, nunca vuelve a nacer.»

BG 8.16

Podemos apreciar, que distintas situaciones de vida, de disfrute o sufrimiento, no son más que el resultado de la interacción de las gunas, en distintas formas o variedades, u expresiones arquetípicas.

Luego, en relación al condicionamiento de las gunas, el conocimiento expuesto por Krishna concuerda perfectamente con la Sabiduría Hiperbórea, en cuanto el Yo, como expresión del espíritu, es completamente ajeno al mundo de Maya. Dos slokas del Bhagavad Gita serán suficientes para ilustrar este punto:

«Una persona con conciencia divina, aunque se dedique a ver, oír, tocar, oler, comer, desplazarse, dormir y respirar, siempre sabe para sí que de hecho no hace nada en absoluto, pues mientras habla, evacua, recibe, y abre o cierra los ojos, siempre sabe que solo los sentidos materiales están ocupados con sus objetos, y que ella está apartada de ellos.»

BG. 5/8-9

«El alma espiritual que está confundida por la influencia del ego falso se cree la autora de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la naturaleza material.»

BG 3.27

Nótese aquí los términos utilizados: «alma espiritual», y «ego falso». Desde la perspectiva de la Sabiduría Hiperbórea se comprende que se está aludiendo aquí al Yo, principio espiritual eterno, subsumido en el sujeto anímico, o Ahankara, el ego falso.

Esta doble naturaleza, de espiritual y anímica, es lo que caracteriza la naturaleza dual del Virya en este mundo.

Un punto para destacar es que Krishna es mencionado como avatar de Vishnu. 

Este concepto de «avatar» es citado a menudo en la Sabiduría Hiperbórea, y significa en sánscrito «Aquel que desciende»., Entendemos aquí, del mundo del Incognoscible.

Ciertamente, en la tradición hinduista, más allá de sus diferentes vertientes y sectas, Krishna es considerado por lo general como el octavo avatar de Vishnu. Y se trata de un avatar doble, ya que Krishna aparece junto con su hermano Balarama, avatar o encarnación del Naga, o gran serpiente cósmica, Ananta Sesha.

Y dado que Nimrod de Rosario valida la condición de Krishna como Siddha, y el conocimiento que le transmite a Arjuna, resulta indudable, que Vishnu, de quien Krishna se dice es un avatar, remite al Incognoscible.

El significado del nombre Krishna es «Supremamente atractivo», así como desde otra etimología, Krish significa «el repetido ciclo de nacimientos y muertes», y Na significa «El que corta».

Más también otro significado de Krishna, es el de «oscuro» o «negro». Tal vez por su complexión como las nubes cargadas de lluvia, más cierto tinte azulado. Más al respecto, algunos ocultistas de mano izquierda lo han comparado con el sol negro, dada su esencia de radiación oscura.

Existen variados conceptos acerca de Krishna, destacándolo algunos (como la vertiente Gaudiya Vaishnava) incluso por sobre Vishnu.

Más retornemos a Vishnu, de quien se dice por lo general que Krishna es su avatar.

Para una mejor comprensión de este tema o tattva, digamos asimismo que más allá de las disputas y desavenencias entre seguidores de Vishnu (vaishnavas) y seguidores de Shiva (shivaistas), un estudio profundo del shastra, en textos como los Vedas, Puranas, Upanishads, Mahabharata y Ramayana, revela que Shiva se halla asimismo en la condición de Vishnu Tattva, es decir otra manifestación o aspecto al mismo nivel de Vishnu, en el plano del incognoscible.

No resulta por el contrario similar la consideración respecto a Brahmadev, equiparado aquí con el Demiurgo, como creador de este mundo.

Y este es un punto clave de la tradición hinduista, en sus distintas vertientes, que se distingue entre Brahma o el creador de este mundo, y la verdad absoluta, en el mundo increado del Incognoscible.

De hecho, si consultamos el Shiva Purana, encontramos que Shiva en su terrible aspecto de Bhairava, corta una de las cabezas de Brahma, justamente por la pretensión de Brahmadev de ser el Dios primordial, y fuente de todo.

Acorde a los textos puránicos, ha habido otros Brahmas en kalpas anteriores, y de otros universos, lo cual conecta con la idea de que hubo ya otros Demiurgos, así como puede haber otros posteriormente.

Siendo así, Brahmaved puede también, tras un inmenso período incalculable de tiempo, tener su fin o «muerte», pero luego surgir otro Brahmadev, si no en este, en otro universo. Y aquí se entiende más claramente la reflexión que alguna vez comentara Nimrod de Rosario, en cuanto que el Demiurgo es eterno. Ya que la visión de Nimrod de Rosario como Siddha, va más allá del presente kalpa y mundo.

El ámbito o radio de Brahmadev se limita a este mundo, y sus catorce sistemas planetarios, donde rigen el nacimiento y la muerte.

Por el contrario, la morada de Shiva, Kailas, y la morada de Vishnu, Vaikuntha, se hallan referidas como fuera del mundo material, en un ámbito increado y eterno.

De igual modo, cuando se mencionan a los Devas o Dioses, se distingue entre Devas y el ser absoluto, eterno e increado, más allá de todos los Devas.

Siendo el hinduismo sumamente complejo, debe distinguirse entre las verdades metafísicas expresadas en forma filosófica, tal como en el Vedanta Sutra o en los Upanishads, de las mismas verdades expresadas bajo un paradigma mítico-cosmogónico, como aparecen por ej. en los Puranas.

Y en los Puranas particularmente aparece el concepto de «lila», definido a falta de una traducción literal del sánscrito, como «pasatiempo», «juego», o «recreación» de los Dioses.

Concepto este el del lila sumamente relevante para comprender la interacción de los Siddhas, su división en dos bandos y su oposición en diferentes mundos a escala cósmica.

Precisamente una clave de la Sabiduría Hiperbórea cuando se aborda el complejo estudio del hinduismo, es que debe uno tomar en cuenta tanto el tattva como el lila, para ir más allá de lo arquetípico, y no quedar capturado en los símbolos sagrados que tanto aparecen en el hinduismo.

Quedar capturado y fagocitado por algún símbolo sagrado hinduista, puede hacer fracasar al Virya, enmascarando en su comprensión, arquetípicamente al Incognoscible.

Y tanto se puede quedar capturado por un argumento del tattva, una concepción cosmogónico/filosófico/metafísica, como quedar capturado por el mito (lila).

En la historia de Krishna, se aprecia que su nacimiento fue en modo místico, sin nacer del contacto humano entre sus padres Vasudeva y Devaki.

Incluso antes de asumir la forma «terrenal» de un bebé, se les manifestó a sus padres en la forma de cuatro brazos de Vishnu!

Y así como el nacimiento de Krishna ocurrió en forma no humana sino trascendental, de igual modo sus actividades o lilas. De hecho, quien comprende la naturaleza trascendental de estos lilas de Krishna, se libera del condicionamiento material, como el propio Krishna dice.

«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi aparición y actividades, al abandonar este cuerpo no vuelve a nacer de nuevo en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna.»

B.G 4.9

En el extracto citado del Bhagavad Gita que aparece en la novela mágica, se mencionan distintos nombres de Krishna, tales como Govinda, Madhusudana, Janardana, etc, los cuales remiten a diversos lilas o pasatiempos de Krishna.

Retomando el tema del Mahabharata, que significa «La gran historia de Bharata» (siendo Bharata Varsha el antiguo nombre de la India), encontramos que, al igual que en los Puranas y el Ramayana, aparecen allí los objetos voladores denominados Vimanas, que también refiere Nimrod de Rosario en su obra.

Existe un extraño texto, el Vimanika Shastra, donde se describe la configuración del propio Vimana por dentro, y funcionamiento. Conceptos todos que remiten a la física hiperbórea, en cuanto el dominio de los átomos gravis, permitiendo que estos extraños objetos volantes puedan, sin motor ni combustible (ciencia sinárquica), desplazarse en el espacio y la atmósfera a increíble velocidad, pudiendo incluso cambiar de forma o apariencia.

El Vimanika Shastra fue canalizado por un médium hindú, cuestión que ha dado lugar a los críticos racionalistas para declarar que se trata de una falsificación. 

Más en nuestra consideración, se trata de un ancestral conocimiento canalizado, que fue utilizado en la antigua India, como lo prueban el Mahabharata y el Ramayana.

Aunque se atribuye al místico Subbaraya Shastry, su auténtico origen en época puránica lo remite al Rishi Bharadvaja.

También en estas antiguas épicas se mencionan un tipo de armas denominadas Brahmastras. Es decir, armas que podían activarse por medio de mantras, y dirigirse directamente al blanco u objetivo, sin ser interceptadas ni detenidas por nada.

Estas armas eran tan letales como el láser, y un indicio de su uso en la gran guerra del Mahabharata, es que en época actual se han encontrado vestigios de radioactividad en Kurukshetra!

También había variedad de Brahmastras, desde armas de fuego, agua, aire, etc, con una tecnología hoy día desconocida por la ciencia sinárquica.

Tenemos así por ej. el Narayanastra, Vayuastra, Agniastra, etc.

El propio arco de Arjuna, no era un arco común como uno podría pensar, sino un arco que le fue dado según consta en el Mahabharata a través de Agni y Varuna, arco que al lanzar flechas, disparaba más bien una clase de «misiles» envueltos en llamas! 

Este tipo de armas mágicas siempre existieron, así como las runas que son armas utilizadas por los Viryas, entregadas por Wotan.

Y en época más reciente, otro ejemplo de un arma mágica es el famoso sable del general José de San Martin, que legó luego al gran guerrero Juan Manuel de Rosas. Este sable, dice la tradición oculta, fue fabricado con materiales alquímicos.

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Siendo que Krishna expone estratégicamente a Arjuna distintos senderos de Yoga,tales como karma yoga, jñana yoga, raja yoga y bhakti yoga, mencionando aquí los principales, debe considerarse que al final del Bhagavad Gita, luego de toda la exposición dada, Krishna le dice a Arjuna que deje atrás todas esas consideraciones, que abandone todos los principios relativos al dharma (temas de los que estuvo hablando previamente), y que tan solo lo siga a él, con actitud de entrega, sin temor a las consideraciones kármicas.

Esto recuerda el lazo carismático entre un Siddha y un Virya. En concreto, y parafraseando a Krishna, el Gita dice :

«Abandona todas las variedades de religión (dharma) y tan sólo entrégate a Mí. Yo te liberaré de todas las reacciones pecaminosas. No temas»

BG. 18-66

Aquí cabe acotar que la liberación de las reacciones kármicas atañe tanto a las piadosas como las impías, pero dada la consideración que Krishna le está hablando a Arjuna como ksatriya, utiliza la expresión «reacciones pecaminosas» o «sarva-papebhyo», dado que el Ksatriya es el protector del dharma.

Por último, el Bhagavad Gita concluye cuando Sanjay le dice a Dritharashtra:

«Dondequiera que esté Kṛiṣhṇa, el amo de todos los místicos, y dondequiera que esté Arjuna, el arquero supremo, es seguro que estarán también la opulencia, la victoria, el poder extraordinario y la moralidad. Esa es mi opinión».

BG 18-78

Esta pintura de Krishna y Arjuna se encuentra en la version del Bhagavad Gita de Swami Prabhupada, y aparece tambien reproducida a menor escala grafica en la novela magica, pagina 520, donde se citan los versos del Bhagavad Gita.


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El Principio del Cerco

Por Christian C.

El principio del cerco es uno de los pilares fundamentales de la estrategia Hiperbórea. De hecho, los pueblos del pacto de sangre, aliados de los Siddhas leales, tenían en su modo de vida estratégico tres principios : El principio de la ocupación, el cerco, y la muralla, según se refiere en «El misterio de Belicena Villca».

Ante todo debe tenerse claro que el espacio ocupado es justamente eso, una ocupación al territorio enemigo del Demiurgo, el Valplads o campo de batalla.

Esta consigna debe quedar clara, en contraposición a como el Virya perdido (los pueblos del pacto cultural) se posiciona frente a la tierra, no como una ocupación transitoria, sino como pertenencia. A partir de lo cual se crea una relación simbiótica con la tierra, en que tanto se «posee» la tierra, como la tierra posee al supuesto dueño, debido a la relación de dependencia que se establece.

 En última instancia el Virya perdido resulta fagocitado por el principio de pertenencia.

Luego, la ocupación se establece mediante la delimitación de un cerco, a menudo convencional, pero cuya aplicación fáctica constituye la muralla.

El principio del cerco puede ser aplicado a nivel individual como colectivamente. En rigor de verdad se trata de un principio arquetípico, que toda criatura del mundo, incluso los animales en su territorialidad, emplean.

Más en lo que concierne al principio del cerco como medio de afianzarse en el aislamiento del Yo, debe aplicarse continuamente, ejercitando este principio a modo de análisis y cuestionamiento, para delimitar el propio Yo, fuera de todo contexto axiológico circundante.

En tal sentido, toda situación, impresión, sensación, deseo, etc, que se suscite a partir del Microcosmos, o la estructura psico-física, puede y debe ser sometida al principio del cerco, mediante el posicionamiento y afirmación del propio Yo como ajeno a cualquiera de esos elementos.

La delimitación o demarcación del Yo respecto a todo lo externo al mismo debe ir necesariamente acompañada de la actitud contraria a la puesta de sentido en los entes. Es decir, debe quitarse la puesta de sentido, con lo cual se evita la posterior fagocitación y captura por parte de los símbolos emergentes a la esfera de conciencia, representativos del contexto cultural en la superestructura, con un claro soporte o basamento arquetípico.

Particular importancia y fuerza tienen los «símbolos sagrados», como bien se expone en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea», ya que poseen la capacidad fagocitante para, enajenando la atención del Yo sumido en el sujeto consciente, iniciar su despliegue entelequial, con la consiguiente captura.

La aplicación del principio del cerco implica una contienda del Yo tanto con los arquetipos estructurados en su psique (copias invertidas de los arquetipos universales), que conforman el inconsciente colectivo personal, como con las premisas culturales preeminentes, agregados culturales que han sido incorporados en la propia estructura cultural interna.

Este posicionamiento del Yo, debe tener la base de un profundo conocimiento gnóstico, y por otro lado, ser capaz de cortar la carga o tensión dramática inherente a los despliegues y actualizaciones de los argumentos arquetípicos. De modo que, a diferencia de la actitud postora de sentido, sea lúdica o sacralizante, las cuales contribuyen a mantener la ilusión del drama vivido, el Yo debe exhibir una actidud graciosa luciférica, capaz de sobreponerse a cualquier pesada carga dramática en el argumento emergente.

Debe decirse claramente, que el principio del cerco resulta exitoso, quitando la puesta de sentido, mediante la actitud graciosa luciférica, y esencialmente, posicionándose en la frialdad de la sangre hiperbórea de reptil.

Esa es la clave para lograr el continuo aislamiento del Yo, hasta finalmente quedar rúnicamente cercado, y fuera del ámbito ilusorio del mundo demiúrgico.

Más hasta que esto ocurre, una auténtica guerra o contienda se libra entre el Virya y las fuerzas demiúrgicas, expresadas estas mediante los «símbolos sagrados».

Estos símbolos sagrados pueden revestir diversas formas, no siendo necesariamente religiosos. Sino que por «sagrado» se entiende aquí todo símbolo emergente con la capacidad de generar tal fascinosum, que el Yo quede fagocitado, restándole su fuerza volitiva.

Así un símbolo sagrado puede ser religioso, político, un equipo de futbol, una banda de rock o cantante, determinada ideología, etc, etc.

El Virya debe igualmente ser precavido en cuanto no quedar capturado en un argumento arquetípico de índole política, como muchas veces ocurre, ni tampoco el endiosamiento de ninguna figura histórica líder, más allá del obvio reconocimiento carismático que pudiera tener, incluso cuando en ocasiones pueda tal líder estar alineado con una estrategia hiperbórea colectiva.

El posicionamiento o alineamiento ideológico, puede ser funcional a determinada estrategia y objetivos, más fuera de eso, el único objetivo real del Virya debe ser la comprensión noológica de la serpiente con el signo del Origen, y ser libre nuevamente en el Origen. Comprendiendo al igual que los Cátaros, que todas las situaciones de este mundo, sean del bien o del mal, como comunmente se les denomina, no son más que variaciones de la gran ilusión.

En «El misterio de Belicena Villca» se explicita precisamente este punto como sigue:

«Y a los Cátaros, que saben que el Mal

puede triunfar sobre el Bien en la Tierra, ello los tiene sin cuidado pues en

todo caso sólo se trata de variaciones de la Ilusión: para los Hombres Puros, la

única realidad es el Espíritu; y esa Verdad significa el definitivo y absoluto triunfo

del Bien sobre el Mal, vale decir, la Permanencia Eterna de la Realidad del

Espíritu y la Disolución Final de la Ilusión del Mundo Material.»

Así un Virya orientado no debe quedar prisionero de determinado argumento socio-político en una determinada época y psico-región, ni considerar el éxito o el fracaso en términos de victoria o derrota.

Tampoco el culto a determinado líder carismático, ya que se caería entonces en una actitud sacralizante, más propia del Virya perdido. Sino más bien llegar a la propia condición de un Siddha o Dios/Diosa.

De igual modo no se debe quedar capturado por el argumento de determinado mito o figura mítica, aunque pueda utilizarse siendo funcional para la propia orientación y estrategia.

Debe quedar claro, que incluso tras todo hecho cultural de la índole que fuere, político, religioso, social, de animación, etc, se halla una emergencia arquetípica, que tiene incluso la matriz de un mito. Esa matriz puede desplegarse con tal fuerza, en distintos grados de actualización en su emergencia, que capture al Yo mediante su réplica del símbolo sagrado.

Y detrás de todo arquetipo, se halla el Demiurgo.

Un argumento en el que muchos Viryas caen es que en vez de trabajar en su propio despertar y orientación, aguardar el retorno a modo de «segunda venida»de tal o cual lider carismático, esperando que así todo se resuelva. Situación que en algún momentum o kairós apropiado puede darse, pero no es en lo que un Virya debe focalizarse o estar pendiente, sino en su propia estrategia de liberación.

Y similarmente, el error de considerar o equiparar la «batalla final» (batalla que todo Virya eventualmente deberá librar con el Demiurgo y sus acólitos arcontes) con un hecho cultural del que se aguarda su emergencia.

La batalla final entre los Siddhas, de uno y otro bando, será librada donde se suscitó u originó la división y desacuerdo. Es decir, en el propio Origen tras haber entrado a este mundo por la puerta de Venus.

El Virya desorientado, que equipara la batalla final en relación a tal o cual situación socio-política, estados en guerra, etc, no hace más que proyectarse a futuro en el tiempo, que es justamente lo contrario de orientarse en sentido inverso al Origen. No es en Cronos, o bajo el factor del tiempo fluyente demiúrgico, donde se librará la batalla final entre Siddhas, sino en una instancia anterior al tiempo, a la que todo Virya debe orientarse. Desde ya, que semejante acontecimiento, tiene repercusiones en los variados espacios de significación demiúrgicos, o mundos de ilusión, incluyendo especialmente el presente mundo, elegido como sitio de protagonismo por los Siddhas, debido al valor exhibido por la Casa de Tharsis.

 Y los Siddhas intervienen también a menudo en el mundo, directa o indirectamente, cambiando el curso de los acontecimientos culturales e históricos, en contraposición al desarrollo entelequial previsto. Pero no es desde este plano donde se origina tal movimiento extrauniversal de ruptura, que desencadenará la batalla final.

De igual modo, desde la mística hiperbórea, a partir de la sangre pura de Tharsis, todo iniciado hiperbóreo comprende la mística de la guerra esencial entre el espíritu y la materia. Pero muy distinto, y fuera del principio del cerco, resulta la actitud de sacralizar la guerra, argumento en que muchos Viryas caen, quedando prisioneros también de lo arquetípico.

El principio del cerco es análogo en cierto modo a la práctica o sadhana de Neti Neti, según los Vedantistas, en cuanto la negación de todo como ilusorio, excepto el propio ser real, eterno e inmutable.

Por supuesto, tales vedantistas se hallan desorientados, en cuanto que consideran en última instancia la individualidad como maya o ilusión ( Al menos los Vedantistas seguidores de Shankaracharya, no así otras escuelas de Vedanta como la de Ramanuja o Madhva, con las que algunos puntos pueden concordarse).

Más el método vedantista se halla aplicado justamente a ser uno aislado de la ilusión, mediante la continua negación o rechazo, o Neti Neti.

Existe un complejo proceso de condicionamiento y captura, que comienza con la misma percepción, cuando el Virya se halla dormido o no consciente del proceso mecánico que se opera, entre el objeto conocido y el sujeto cognoscente, en el que se halla sumido el Yo perdido.

Así, similar al concepto budista del nexo causal duodecuplo, tenemos que la percepción genera sensación, la sensación deviene en deseo, el deseo en apego, el apego condiciona a la existencia material y al renacimiento, con las miserias consecuentes de enfermedad, vejez y muerte, inherentes a este mundo, siempre pleno de miserias, temporal e insubstancial.

Mas si en la misma percepción, se halla la atención consciente del Yo, aplicando el principio del cerco, entonces más allá de la experiencia inmediata, el Yo no es llevado mecánicamente en todo el proceso absorbente.

También a nivel colectivo se emplea el principio del cerco, siendo que los Siddhas logran en ocasiones mediante la estrategia O, y la influencia luciferina del Gral, despertar a determinados líderes carismáticos, que aplicarán colectivamente el principio del cerco, en aras de una eventual mutación colectiva.

En otros casos, los líderes pueden no estar despiertos, pero si ser inspirados inconscientemente, sin saberlo, a aplicar en determinadas configuraciones socio-políticas y económicas el principio del cerco.

Ciertamente este principio a nivel colectivo es justamente lo opuesto a la tendencia actual globalizante sinárquica.

También resulta esencial el principio del cerco en la técnica arquemónica. Ya que la delimitación y cercado de un área es la base, para luego mediante la proyección del signo del Origen, indeterminar el cerco, tornándolo infinito, y su espacio interior deviene en una plaza liberada, libre de la influencia demiúrgica.

Como práctica individual, un Virya puede en cada acción cotidiana aplicar el principio del cerco. El hambre, sed, cansancio, sueño, tal o cual situación, etc, pueden someterse a la pregunta : Esto atañe a mi, el Yo, o al cuerpo, la estructura psíquica, etc.?

Una valiosa fórmula que puede ayudar en esta práctica, es la que presenta el profesor Herrou Aragón, en su libro «La religión prohibida»:

 “Quiero separarme del dios creador y de su creación. Quiero separarme de la materia y del tiempo, quiero separarme de mi cuerpo y de mi alma, quiero unirme a mi Espíritu, quiero que se libere mi Espíritu, quiero ser mi Espíritu, yo soy mi Espíritu.”

A lo que puede agregarse también, «Quiero ser frío como un reptil», para así desde la sangre fría, aplicar con exito el principio del cerco.

De otro modo, cuando en ocasiones la tensión dramática es superior o más fuerte a la actitud graciosa luciférica, el cerco del Virya se rompe, debiendo ejercitarse esto una y otra vez, hasta finalmente quedar efectivamente aislado.

Otro ejercicio que puede hacerse es tomar por ej. el gráfico de la runa Odal que aquí se incluye, de trazo blanco y fondo negro.

Se debe focalizar la atención concentrada en el centro de la runa, donde se halla la plaza tau, delimitada gráficamente por la forma romboidal que se aprecia en la runa.

Puede incluso ejercitarse a oscuras, donde será apreciable el color blanco de la runa Odal, en tanto uno concentra su atención en el interior negro del centro de la runa.

Luego de unos minutos, se puede retornar al ámbito usual circundante, mirando inmediatamente cualquier objeto, que quedará entonces cercado por la runa, contenido dentro, donde uno ha focalizado la atención.

Gradualmente, por introyección diaria, el Virya será capaz de proyectar la runa Odal, incluso sin haberla visto dibujada, con lo cual su propio mirar será gnóstico, cercando todo cuanto mire proyectando la runa Odal.

Esta es una forma, para ejercitar el principio del cerco, utilizando aquí la runa aislante Odal, que puede ir acompañada del principio del cerco en forma de cuestionamiento constante, según lo antes indicado.

Al igual que los libros de Agartha, sistemas reales artificiales creados por los Siddhas leales, que se hallan sellados con runas para evitar la innecesaria intromisión demiúrgica , de igual modo la obra «El misterio de Belicena Villca», funciona como «novela mágica», más debe tenerse en cuanta que también el Pontífice, Nimrod de Rosario, dispuso determinados símbolos hiperbóreos a modo de tapasignos, tanto en la tapa, como en la contratapa.

Así se aprecia la espada de Tharsis en la tapa, y el escudo de Tharsis en su contratapa, no siendo esto arbitrario o caprichoso. Sino que muy por el contrario, estos símbolos hiperbóreos custodian y sellan el contenido iniciático del libro. Y es a través de ellos, de la espada y escudo de Tharis, como un Virya puede acceder gnóstica o iniciáticamente al misterio de la casa de Tharsis.

Este es un ejemplo muy concreto de como el Pontífice Nimrod de Rosario, aplicó el principio del cerco, en aras de crear un sistema real artificial, en que efectuó un informe bajo el formato literario de novela, resignificando la historia oficial, desde la Sabiduría Hiperbórea.

No se pretende aquí menospreciar ni invalidar en absoluto la buena intención de muchos Viryas hiperbóreos, que han difundido ampliamente la novela mágica editándola bajo otros formatos, lo cual tiene un alto reconocimiento debido a la difusión lograda, más al no respetar la decisión del Pontífice en cuanto a los símbolos/tapasignos que debían mantener la tapa y contratapa, no se ofrece el mismo abordaje iniciático.

Desde ya que, a nivel estratégico, resulta válido y apreciable cualquier intento de difusión de la novela mágica, y así es como Rosalía Taglialavore, Vraya hiperbórea, y madre de Nimrod de Rosario, dio la venia a algunos Viryas frente a sus buenas intenciones creativas en cuanto promover la difusión de la obra de Nimrod, bajo otros formatos de edición.

Más debe esto precisarse en forma clara para especificar como proyectó su estrategia el Pontífice, desde su condición de Siddha.

Por supuesto que el contenido del libro es el mismo, y muchos Viryas pueden despertar con su lectura, incluso leyéndolo en formato digital, o en cualquier edición.

 Pero insistimos nuevamente, en que tales símbolos hiperbóreos de la casa de Tharsis dispuestos por el Pontífice en «El misterio de Belicena Villca» conforman una llave iniciática, para un rápido y efectivo despertar gnóstico luciferino.

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