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Etiqueta: aborto

La política pro-vida de Perón en 1974, olvidada por sus seguidores

«Somos uno de los países más despoblados de América Latina».

«Nuestro bajo crecimiento demográfico se debe a la constante declinación de la natalidad».

«Si bien esta tendencia cultural es difícilmente reversible, puede moderarse en su intensidad mediante una política de protección a la familia, por la cual el tener hijos no sea económicamente gravoso».

Esos eran algunos de los argumentos adelantados en el Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional presentado por Juan Domingo Perón al iniciarse su tercer mandato presidencial, en diciembre de 1973.

El poblamiento del vasto territorio argentino fue una de las preocupaciones y ocupaciones de nuestras elites

Pero en realidad, desde los tiempos fundacionales de nuestro país, el poblamiento del vasto territorio argentino fue una de las preocupaciones y ocupaciones de nuestras elites; inexplicablemente ausente del debate actual. Perón fue el último estadista en formular una política global al respecto.

Hoy, nadie evoca esta dimensión poblacional en la discusión sobre la legalización del aborto, a pesar de que los argumentos adelantados hacen, entre otras cosas, a su uso como regulador de la natalidad. El debate está pretendidamente despolitizado; se busca incluso reducirlo a un problema de salud pública y, a la vez, paradójicamente, a una dimensión estrictamente privada, personal, un «derecho» de la mujer.

Para el gobierno peronista del 73, en cambio, el crecimiento de la población era un imperativo y en el Plan Trienal (1974-77) se preveían medidas para aumentar la fecundidad, reducir la mortalidad y fomentar la inmigración.

Se advertía acerca de las «serias consecuencias sociales (del envejecimiento de la estructura poblacional) en lo referente a la vitalidad del país y a las perspectivas para su futuro» y sus «graves consecuencias económicas, que se reflejan en la excesiva proporción de población pasiva con respecto a la activa».

El documento (que puede verse completo cliqueando aquí) exaltaba las virtudes de la inmigración, calificada como «un factor indispensable para el desarrollo de una Argentina moderna» y señalaba que «la casi interrupción de ese movimiento» nos había dejado librados «a las débiles tendencias vegetativas ya mencionadas».

«La inmigración -decía el Plan Trienal- tiene sobre cualquier país un triple efecto demográfico: el aumento directo de la población general, el mayor aumento de la población activa, por la alta proporción de jóvenes inmigrantes y, por la misma razón, el aumento de la población fecunda, lo que a su vez influye en el incremento de la natalidad».

De hecho, como se señaló recientemente en este medio, uno de las factores que en la actualidad ha aportado cierto dinamismo a nuestro crecimiento poblacional es la inmigración que, a diferencia de lo que se señalaba en el Plan Trienal de 1974, se ha reanudado en Argentina, especialmente desde los países vecinos.

El plan de gobierno de Perón también aludía al desequilibrio poblacional entre Buenos Aires y el interior, aclarando que no era un fenómeno directamente atribuible a la demografía sino al desarrollo.

Con realismo, se señalaba que, en materia de natalidad, la acción sería «necesariamente a largo plazo», por lo que la meta en el breve período del Plan, era «la no reducción de la natalidad», es decir, el freno a su «tendencia declinante».

Se proponía entonces como objetivos básicos «reducir la mortalidad, aumentar la natalidad y aumentar y orientar la inmigración».

Todo ello con el fin de alcanzar la meta de 50 millones de argentinos para el año 2000.

En «La política demográfica del tercer gobierno peronista«, Karina Alejandra Felitti (UBA-Conicet) destaca una de las medidas concretas adoptadas en el marco de este plan: el decreto 659, del 28 de febrero de 1974, que establecía un control más estricto de la venta de anticonceptivos y prohibía las campañas de control de la natalidad, llegando incluso a recomendar actividades de difusión sobre los riesgos de ciertos métodos anticonceptivos.

El decreto de Perón aludía al accionar de ‘intereses no argentinos’ detrás de la promoción del control de la natalidad

En sus fundamentos, el decreto aludía al accionar de «intereses no argentinos» que desalentaban la consolidación y expansión de las familias, «promoviendo el control de la natalidad, desnaturalizando la fundamental función maternal de la mujer y distrayendo a nuestros jóvenes de su natural deber como protagonistas del futuro de la patria».

Un mes más tarde, se creaba la Comisión Nacional de Política Demográfica, en el ámbito del Ministerio del Interior. Su misión sería «proyectar una política nacional de población e intensificar el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la población argentina y su más adecuada distribución regional».

La alusión a «intereses no argentinos» se vincula al origen de las teorías neo-malthusianas de entonces que veían en el excesivo crecimiento demográfico del Tercer Mundo la causa de su subdesarrollo.

De hecho, el puntapié inicial a las campañas de control de natalidad hacia los países periféricos lo había dado el Banco Mundial en 1968 bajo la presidencia de Robert McNamara, que antes se había desempeñado como Secretario de Defensa durante las gestiones de John Kennedy y Lyndon Johnson.

Robert McNamara presidió el Banco Mundial de 1968 a 1981

Robert McNamara presidió el Banco Mundial de 1968 a 1981

«El rápido crecimiento demográfico es una de las mayores barreras que obstaculizan el crecimiento económico y el bienestar social de nuestros Estados miembros»,decía McNamara, el 30 de septiembre de 1968, al asumir la presidencia del Banco Mundial, que ejercería hasta 1981.

En consecuencia, a partir de fines de los sesenta, el Banco Mundial, junto con otras varias agencias de la ONU, preexistentes o creadas a tal fin, como la FNUAP, PNUD, UNICEF, OMS y la FAO) lanzaron campañas mundiales de control de la natalidad.

Más allá de la concepción malthusiana que sustentaba estos postulados (a mayor crecimiento poblacional, menor desarrollo y más pobreza; una ecuación demasiadas veces desmentida en la realidad), también había una motivación de seguridad estratégica.

Se trataba de una cruzada por el desarrollo y contra la pobreza, que buscaba esencialmente frenar la amenaza del crecimiento poblacional de los países del Tercer Mundo, visto como un posible factor de descontrol social y, en el contexto de la Guerra Fría, eventual terreno fértil para el comunismo. El mundo no tendría además recursos suficientes para sostener a esa población que crecía a un ritmo que se veía como imparable.

Desde el exilio, en diciembre del 68, Perón ya había aludido al tema, en una entrevista con el periodista Bernardo Neustadt.

«¿Usted sabe que McNamara fue a Buenos Aires y pronunció un discurso en el que condicionaba los préstamos al control de la natalidad…?», preguntó Neustadt.

Perón respondió: «Cosas americanas. Si él cree que eso es un problema para la Argentina con 23 millones de habitantes, ¿cuánto más lo será para EEUU con 200? ¿Y por qué ellos no limitan su natalidad? (…) Vea, para mí esto es un disparate. (…) …la Argentina necesita más población y no tiene por qué limitar su natalidad».

Cabe señalar que se trataba de una convicción compartida en aquel entonces por la izquierda y las corrientes progresistas en general, que en los 60 y 70, también denunciaban el control de la natalidad -hoy eufemísticamente llamado «salud reproductiva»- como una política imperialista.

¿Excedentes de población en Brasil, donde hay 17 habitantes por kilómetro cuadrado, o en Colombia, donde hay 29? (Eduardo Galeano, 1994)

Todavía en 1994, por ejemplo, Eduardo Galeano preguntaba: «¿Excedentes de población en Brasil, donde hay 17 habitantes por kilómetro cuadrado, o en Colombia, donde hay 29? Holanda tiene 400 habitantes por kilómetro cuadrado y ningún holandés se muere de hambre; pero en Brasil y en Colombia un puñado de voraces se queda con todo».

En la Conferencia Mundial de Población, que en 1974 tuvo lugar en Bucarest, la Argentina llevó la voz cantante en la objeción a los fundamentos de las políticas de planificación familiar que fomentaba la ONU ante una supuesta necesidad de «armonizar» a nivel mundial «las tendencias demográficas y las tendencias del desarrollo económico y social».

Correspondió a la Comisión Nacional de Política Demográfica creada por Perón presentar las objeciones al plan de acción que se quería aprobar allí.  Felitti resume así las enmiendas planteadas por la Argentina: «La política de población es un atributo soberano de cada país; América Latina, por su baja densidad, necesita de un crecimiento demográfico que le permita ocupar todo su territorio; las recomendaciones no deben limitarse a controlar el crecimiento de la población, también deben incluirse [medidas] que tiendan a un orden internacional más justo; las migraciones internacionales deben atenderse no sólo como un problema sino como una potencial salida al desequilibrio regional y al avance del control de la natalidad; la producción de alimentos y su justa distribución a nivel internacional debía ser aumentada; por último, se señalaba la necesidad de fiscalizar a los organismos que promovían el control  de la natalidad, para evitar acciones indiscriminadas, incompatibles con el ejercicio de los derechos humanos».

La Argentina contó con el respaldo de la mayoría de los demás países latinoamericanos y sus enmiendas fueron aceptadas… con excepción del pedido de control sobre las ONG del rubro…

El embajador argentino en Rumania, Juan Carlos Beltramino, exhortaba a actuar para suprimir la injusticia y no a los seres humanos.

Lejos quedaron esos tiempos en que la Argentina ejercía un liderazgo en este tipo de cumbres internacionales. Y lejos quedaron también los tiempos en que las izquierdas latinoamericanas denunciaban el control de la natalidad como imperialista. Hoy el malthusianismo es la doctrina subyacente en uno de los argumentos pro aborto libre más esgrimido por el progresismo: se vincula la necesidad de su legalización al drama de miles de mujeres pobres…

A tal punto ha virado en esto la izquierda que en Bolivia, por ejemplo, ha sido el mismísimo Evo Morales el promotor de una legalización del aborto que incluye, entre las opciones para despenalizarlo, la condición social de la mujer.

Evo Morales promovió la legalización del aborto en caso de “pobreza”

El proyecto inicialmente presentado, en marzo de 2017, era brutal: despenalizaba el aborto en «las primeras ocho semanas de gravidez, por única vez», cuando la mujer «se encuentre en situación de calle o pobreza extrema; no cuente con recursos suficientes para la manutención propia o de su familia; sea madre de tres o más hijos o hijas y no cuente con recursos suficientes para su manutención o sea estudiante».

Fue demasiado. Y, para atenuar esta frontal eugenesia social, al aprobarse la ley se eliminó la mención explícita a la pobreza, pero se mantuvo el concepto de modo implícito en el enunciado de que las mujeres que tengan «niños, adultos o discapacitados a su cargo», pueden abortar.

Lo llamativo es que, a diferencia de los años 70, cuando la izquierda boliviana denunciaba el control de la natalidad como imperialista y hasta lograba la expulsión de Bolivia del Cuerpo de Paz –ONG estadounidense de planificación familiar-, esta vez tuvo que ser el Episcopado boliviano el que clamara contra la «colonización ideológica extranjera» que inspiró la reforma de Evo Morales.

La izquierda no cuestionó a Evo Morales por promover el aborto en caso de “pobreza”

La izquierda no cuestionó a Evo Morales por promover el aborto en caso de “pobreza”

El hecho de que el aborto como paliativo a la pobreza haya sido promovido por Evo Morales no conmovió a una izquierda sudamericana ya ganada por la agenda que en otro tiempo denunciaba como neoliberal. 

En consecuencia, lo que antes los gobiernos de países avanzados promovían, por lo general a través de ONGs internacionales y organismos supranacionales, para la «planificación familiar» o el «control de la natalidad», hoy se hace bajo el ítem «salud reproductiva» o «derechos reproductivos», y es además una bandera enarbolada por grupos que, a la vez que dicen combatir el neoliberalismo en lo económico o político, han incorporado sus supuestos culturales.

Los debates de los 60 y 70 se daban por otra parte en el marco de la supuesta amenaza de una explosión del crecimiento poblacional, que no sólo no se verificó, sino que ha sido sustituida en varias regiones por un «invierno demográfico», fenómeno que es motivo de alarma para muchos países.

La bomba demográfica tan anunciada en los pronósticos catastrofistas de los 60 y 70 se desactivó sola.

La tasa de fecundidad global es hoy de 2,5 hijos por mujer. Y si se excluye al África negra, cae a 2,1, coincidiendo con la llamada tasa de remplazo, lo justo para renovar la población.

Fuente: Banco Mundial https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.DYN.TFRT.IN

Fuente: Banco Mundial https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.DYN.TFRT.IN

Esta estabilización, que para los McNamara de los 60 era necesaria a fin de desactivar potenciales conflictos sociopolíticos y pacificar al mundo, viene sin embargo acompañada de enormes disparidades en otros indicadores clave: la esperanza de vida y la mortalidad infantil, que son reflejo directo de la alimentación y la sanidad. En el caso del primero, por ejemplo, la brecha nunca fue tan grande : de 50 años en el Congo  a 87 en Japón.

En Argentina, de momento, la tasa de fecundidad, de 2,3 hijos por mujer, todavía supera a la de remplazo.

Pero en muchos países de Occidente ya ha caído por debajo de ese umbral de 2,1 necesario para evitar la desaparición de una sociedad lo que significa que verán decrecer su población en los próximos años.

Consecuencias del «invierno demográfico»

Las consecuencias humanas, sociales y políticas del invierno demográfico han sido  identificadas por el demógrafo francés Alfred Sauvy de este modo: No transmisión de saberes, debilitamiento de los lazos sociales, desigualdades crecientes, dominio por parte de la fracción más vieja y más conservadora de la población, ausencia de perspectiva de porvenir, morosidad y falta de apetencia por la vida, prevalencia de la renta sobre el trabajo, preferencia por el ahorro especulativo en detrimento de la inversión productiva.

Podrá decirse que los contextos de cada país y de cada época son diferentes y no pueden por lo tanto trasladarse automáticamente las respuestas de ayer a los problemas de hoy. Lo inexcusable es que estos temas no sean parte de las preocupaciones de dirigentes que repiten mecánicamente que nos debemos un debate «maduro y responsable».

La Argentina sigue siendo un país despoblado y desequilibrado en su desarrollo. Sin embargo, pese a que la historia desmintió a Malthus una y otra vez, se sigue razonando como si más población implicase sólo más bocas que  alimentar, y no también más brazos para trabajar, más mentes para pensar y crear… Sobran los ejemplos de lo que un sólido mercado interno le aporta a una economía.

Parece que la transmisión generacional se interrumpió cuando vemos a algunos referentes juveniles detrás de una bandera que era repudiada por las generaciones “gloriosas”

Más inexcusable aún que la desmemoria de la izquierda es que estas cosas no se debatan entre quienes se consideran seguidores de Perón. Sin formularla explícitamente, Cristina Kirchner tuvo una política natalista cuando promovió la Asignación Universal por Hijo y la extendió a la mujer embarazada. Incluso el Plan Cunita –frustrado por la venalidad y la improvisación- tenía esa inspiración. Pero parece que el impulso o la transmisión generacional se interrumpió cuando vemos a algunos referentes juveniles de ese sector enfervorizados detrás de una bandera que era repudiada por las generaciones «gloriosas» en las que sin embargo dicen reconocerse.

La elite mundial de otros tiempos demostró tener claro que la población representa un factor de poder; es lamentable que no lo tenga claro la dirigencia local.

El mundo debate hoy nuevamente sobre la sustentabilidad del desarrollo y el factor crítico de la relación de los recursos con la población.

No por desconocer la geopolítica, dejará un país de padecerla.

Fuente: https://www.infobae.com/sociedad/2018/03/03/la-politica-pro-vida-de-peron-en-1974-olvidada-por-sus-seguidores/

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Aborto, «le pressioni» della Banca Mondiale sull’Argentina

Al via a Buenos Aires il dibattito parlamentare per depenalizzare l’aborto con il via libera del presidente Macri, cristiano, ma sottomesso a certi poteri. Quali? Chi lo ha obbligato a presentare il progetto di legge è stata la Banca Mondiale in occasione del vertice del G20 che si è svolto nella capitale argentina, la cui posizione pro aborto è ben conosciuta.

BUENOS AIRES (ARG) – Da otto giorni è iniziata in Parlamento una parvenza di dibattito sul progetto di legge di depenalizzazione dell’aborto, inviato dal presidente Mauricio Macri per il suo iter legislativo.

Sebbene il premier argentino si sia dichiarato personalmente contro la depenalizzazione, ha motivato la sua decisione dicendo che “non vuole imporre la sua volontà a nessuno” e che “rispetterà ciò che deciderà il legislatore”, a favore o contro, rinunciando anticipatamente a porre il veto sulla legge se dovesse essere approvata.

Ciò che però non ha detto Mauricio Macri è che, in realtà, chi lo ha obbligato a presentare il progetto di legge per il suo iter legislativo, è stata la Banca Mondiale attraverso la sua funzionaria Margo Thomas, in occasione del vertice del G20 che si è svolto non più di due settimane fa a Buenos Aires. E’ ben conosciuta la posizione ufficiale pro aborto della Banca Mondiale e le forme di pressioni e imposizioni che esercita nei confronti di governi come quello argentino, che dipendono in forma assoluta dai prestiti che questa istituzione ha elargito in favore dell’Argentina dal marzo 2011 per finanziare i piani sociali che costituiscono l’unico sostentamento su cui possono contare oggi 11 milioni di persone.

Sebbene il presidente argentino si professi cattolico e si sia laureato all’Università cattolica Argentina, il suo cattolicesimo lascia molto a desiderare, come mostra molto bene la sua attitudine tipica da Ponzio Pilato. Infatti, ha sacrificato le sue convinzioni per sottomettersi al ricatto dell’imperialismo finanziario e demografico che esercita il controllo delle finanze internazionali. Un potere a sua volta dell’economia mondiale e che concentra le ricchezze a più non posso, incrementando un genocidio planetario per godere in pace e impedendo, ora e in futuro, che la maggior parte della popolazione del mondo consumi quei beni e quelle ricchezze che presumibilmente appartengono a questa elite parassitaria e predatrice.

L’Arcivescovo di La Plata, monsignor Hèctor Aguer, ha definito giustamente il presidente argentino “un cattolico che non sa farsi il segno della croce”. Un cattolico che quando deve testimoniare la sua fede retrocede e si inchina alla volontà dei poteri forti, in questo caso la Banca Mondiale, per dare seguito all’assassinio legale nel seno materno di migliaia di bambini.

Un primo problema che ha questo progetto di depenalizzazione è che si basa su una serie di aberrazioni giuridiche, a cominciare dal carattere anticostituzionale dell’iniziativa, la cosificazione e la nullificazione del bambino nel ventre materno, disconoscendo la sua dignità di persona umana. E una semplice dichiarazione come unica ed esclusiva base e giustificazione per l’omicidio del bambino, la semplice volontà di negare l’esistenza del bambino generato.

La Costituzione nazionale argentina e il nuovo codice civile e commerciale unificato riconoscono che l’esistenza dell’essere umano come persona, inizia con il concepimento. Lo stesso riconosce la Convenzione Americana dei diritti umani (Costa Rica, 1996), incorporata nella Costituzione nazionale, così come il divieto di applicare la pena di morte in paesi come l’Argentina, dove non era e non è in vigore.

Per poter legalizzare l’aborto, bisognerebbe modificare o cambiare prima la Carta, ripudiare l’adesione alla Convenzione Americana e eliminare l’articolo 19 del codice civile.

Perché, in assenza di questo, per quanto si possano utilizzare tutti gli eufemismi possibili – come ad esempio l’interruzione di gravidanza – l’aborto è l’assassinio di un essere umano assolutamente innocente e totalmente indifeso nel seno della madre.

E’ per questo che affermiamo che tutto il dibattito nato attorno al provvedimento legislativo del progetto di depenalizzazione è un esercizio inutile e una perdita di tempo, perché viziato di incostituzionalità all’origine.

Però, perché si pretende di portare avanti a tutti i costi in forma aberrante questa iniziativa che vìola la Carta Argentina? Rispondere a questa domanda ci porta al secondo problema: perché si tratta di un’iniziativa promossa da alcuni decenni dal potere economico, finanziario e politico più rapace della storia umana, un potere rappresentato dal clan Rockefeller.

Che l’aborto “sia il diritto della donna di determinare la propria fertilità”; che “debbano essere partoriti nel mondo solo i bambini che sono desiderati”; che “si possa essere in grado di determinare quando termina la vita potenziale e quando comincia quella realmente umana”, mettendo in dubbio il carattere di persona del feto; che l’aborto “va incontro alla libertà della donna” e che “pregiudica la giustizia sociale” (perché le donne ricche possono uccidere i loro figli in condizioni di sicurezza mentre quelle povere rischiano di più, dovendolo fare in clandestinità) etc… sono dogmi formulati e resi pubblici da John Davison Rockefeller III nell’informativa che presentò al presidente Richard Nixon nel 1972 per porre il fondamento della politica del controllo delle nascite negli Stati Uniti. (Commissione Rockefeller, report popolazione e futuro americano, 1972).

Questo vademecum antinatalista è stato il documento che è servito da base per l’elaborazione del famoso memorandum 200/74, ufficialmente chiamato Memorandum di studio sulla sicurezza nazionale.

Questo piano Rockefeller per gli Stati Uniti è stato poi applicato su scala planetaria appena due anni dopo dall’attività di Henry Kissinger, nel suo ruolo di segretario di Stato americano.

Con l’effetto di promuovere e legalizzare di fatto l’aborto come diritto, persino nei trattati internazionali, le Costituzioni e le leggi e in definitiva, trasformare in realtà i deliri criminali della plutocrazia finanziaria internazionale.

Il paradossale, tendente alla schizofrenia politica, è che questa agenda dell’imperialismo internazionale del potere economico è stata promossa pubblicamente dalle forze politiche che dicevano di opporsi al neoliberismo e al capitalismo rapace, come sono i partiti della sinistra e progressisti e le organizzazioni non governative finanziate dallo stesso potere attraverso le proprie fondazioni pro aborto (Ford Foundation, International Planned Parenthood Federation, Human Rights Watch, Amnesty International, etc.).

In altre parole: l’agenda antinatalista e criminale del potere capitalista rapace è stata promossa pubblicamente da coloro che in teoria criticano questo capitalismo, in uno strano e inesplicabile accoppiamento politico.

Che cos’è che unisce questi nemici presumibilmente incompatibili nella loro ideologia? L’anima umanista e cristiana dei popoli latino americani, fonte della resistenza che oggi incontra in Argentina questo nuovo tentativo di introdurre la pena di morte, travestita con l’eufemismo della “interruzione di gravidanza”.

Ma Cristo vince, Cristo regna, Cristo impera, anche sopra tutto il fronte dei mercanti e mercenari della morte.

Fuente: http://www.lanuovabq.it/it/aborto-le-pressioni-della-banca-mondiale-sullargentina

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Filicidio: destruir a los hijos para agradar a Jehová

Mario I. G. Vives

Hay tres formas de destruir a un niño: destruirlo antes de nacer, a poco de nacer o durante su infancia.

Estas tres formas son: el aborto, la mutilación genital o circuncisión y la pedofilia.

ABORTO:

Para el judaísmo y el islam, hasta los tres meses de gestación el feto no es un ser humano, podemos hacer lo que queramos con él. Y el alma solo es insuflada durante el nacimiento. O sea que hasta el nacimiento el bebé es un ser sin alma.

Los sacrificios humanos ofrendados al demiurgo Jehová-Baal de los antiguos hoy se llaman abortos.

MUTILACIÓN GENITAL O CIRCUNCISIÓN:

Para el judaísmo y el islam, la circuncisión es obligatoria. Sin circuncisión el hombre no está completo. En su pacto con Abraham, Dios le ordenó circuncidar a todo varón.

Sabidas son las consecuencias nefastas de esta práctica repugnante: psíquicas, fisiológicas, neurológicas etc.

Su objetivo es formar hombres castrados, impotentes, frustrados, llenos de odio, etc.

A los primogénitos antes se los arrojaba a un horno ardiente. Luego se optó para castrar a los primogénitos. Y luego, a todos, la ablación del prepucio.

PEDOFILIA:

Para el judaísmo y el islam la pedofilia es permitida.

En el talmud judío se permite el coito con niñas de tres años de edad en adelante. (Tratados Yebamot, Abodáh Zarah, Ketubót, Sanhedrín).

Ejemplos:

“Se permite tener relaciones sexuales con una niña de tres años y un día de edad” (Sanhedrín 55b, p. 376).

“El coito con un niño menor de ocho años no es fornicación” (Sanhedrín 69b, p. 470).

“Si un hombre comete sodomía con un niño menor de nueve años, no son culpables de sodomía” (Sanhedrín 54b, p. 371).

En el islam la edad de las niñas para casarse y tener relaciones sexuales es de nueve años en adelante, pero el Profeta Muhammad desposó a Aisha, su tercera y preferida mujer, cuando ella tenia seis años de edad. Pero para los creyentes islámicos el ejemplo de su Profeta es sagrado, todo lo que hizo es bueno y digno de ser imitado, incluyendo estos actos.

EN LA ACTUALIDAD:

Estos antiguos cultos canaanitas en honor a Baal han continuado firmes a lo largo de la historia, aunque cuidando que no se hagan públicos. Para ello es necesario haberse apropiado de los medios de comunicación y tener suficiente dinero para sobornar a políticos, policías, abogados y jueces.

Estos antiguos cultos pasaron al judaísmo a través de los fariseos talmudistas, y se siguen practicando hasta el día de hoy.

También están vigentes todas estas prácticas canaanitas en los seis grados más secretos de la masonería: el rito del Palladium, que comprende los grados 36 al 39. Por haber revelado una pequeña parte de estos ritos paládicos en su film “Ojos bien cerrados”, su director Stanley Kubrick fue condenado a muerte y asesinado.

Y eso que aún no llegó el Gobierno Mundial.

Prepárense!!

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