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Etiqueta: santes

Mentiras fundamentales de la iglesia católica

Principales temas del libro de Pepe Rodríguez. Recomendamos su lectura completa ya que en el libro estos temas se hallan debidamente explicados y fundamentados.

1. Basta recordar la descripción que Dios hace de su creación del mundo, en el Génesis, para darse cuenta de que la «narración divina» no es más que un deficiente recuento de los mitos cosmogónicos mesopotámicos y que su descripción de la bóveda celeste, por ejemplo, no difiere en nada de la que hacían los antiguos sacerdotes caldeos o egipcios.

2. Dios, por poner un par de ejemplos más, tampoco estuvo demasiado acertado cuando adjudicó a Moisés la misma historia mítica que ya se había escrito cientos de años antes referida al gran gobernante sumerio Sargón de Akkad que, entre otras lindezas, nada más nacer fue depositado en una canasta de juncos y abandonado a su suerte en las aguas del río Eufrates hasta que fue rescatado por un aguador que le adoptó y crió. Este tipo de leyenda, conocida bajo el modelo de «salvados de las aguas», es universal y, al margen de Sargón y Moisés, figura en el currículum de Krisna, Rómulo y Remo, Perseo, Ciro, Habis, etc. ¿Sabía Dios que estaba plagiando una historia pagana? ¿Y que una narración tan prototípica de la Biblia como es la del «diluvio universal» fuese también el plagio de otra leyenda sumeria mucho más antigua, la del «Ciclo de Ziusudra»?

3. Dios entregó su ley al «pueblo elegido» plagiando los términos de un tratado de vasallaje hitita. Tal como podemos comprobar tras analizar la estructura literaria de los pasajes bíblicos que refieren la alianza, resulta que son una flagrante imitación de los tratados de vasallaje hititas y de otros pueblos antiguos de los que se han conservado hasta hoy diversos ejemplares.

4. Podríamos seguir explorando… y explayarnos, por ejemplo, en los paralelismos evidentes y sospechosos que presenta el libro de los Proverbios con las literaturas sapienciales de Egipto y Mesopotamia, la influencia del poema mesopotámico de Gilgamesh y de la filosofía griega en el Eclesiastés, etc.

5. Gran parte del Evangelio consta de discursos de Jesús. Cuando éstos se prologan, aparecen tratados al modo griego, es decir, con preguntas o comentarios intercalados por los oyentes (en el presente caso los judíos o los discípulos), que llevan así adelante el discurso. Si se comparan estas «charlas» y otros dichos de Jesús con su manera de expresarse en los demás Evangelios, es obvio que no está hablando el mismo hombre.

6. En el libro de Jueces Dios intervino en la concepción y nacimiento de Sansón, cuya madre era estéril. Con algunas diferencias, las circustancias básicas de este relato se repiten también en el nacimiento de Samuel, el último juez de Israel, hijo de Ana, la esposa estéril del efraimita Elcana. Y antes que en ellos, Dios había intervenido también en la concepción de Isaac, hijo de Abraham. La madre de Sansón, como Ana, la madre de Samuel, e Isabel, la de Juan el Bautista, dejaron de ser estériles por la gracia de Dios, la misma que se «derramó» sobre María para fecundarla siendo aún virgen.

7. Nacer de una virgen fertilizada por Dios fue un mito pagano habitual en todo el mundo antiguo anterior a Jesús.

8. Todos los grandes personajes que acabaron siendo adorados como «hijos de Dios», Buda, Krisna, Confucio o Lao-Tsé, fueron mitificados para la posteridad como hijos de una virgen.

9. «Jesús, el mesías prometido»: para ganar credibilidad forzaron el sentido de versículos proféticos del Antiguo Testamento.

10. En el evangelio de Mateo se construyó la fábula de la concepción virginal de María y del origen divino de Jesús apoyándose en los famosos versículos de Isaías sobre el Emmanuele.

11. El cristianismo intentó justificar el autoproclamado mesianismo de Jesús manipulando textos del Antiguo Testamento.

12. La iglesia católica se dotó de fundamento y legitimidad manipulando los evangelios y se convirtió en una institución de poder al crear una estructura organizativa contraria a esos textos.

13. Jesús jamás instituyó, ni quiso hacerlo, ninguna nueva religión o iglesia, ni cristiana ni, menos aún, católica.

14. Para la historia quedó el recuerdo vergonzoso de un concilio, el de Nicea, en el que una caterva de obispos cobardes y vendidos a la voluntad arbitraria del emperador Constantino dejaron que este definiera e impusiera alguno de los dogmas más fundamentales de la iglesia católica, como son el de la consustancialidad entre Padre e Hijo y el credo trinitario. Constituído en teólogo por la gracia de sí mismo, Constantino diseñó a su antojo lo que los católicos deberían creer por siempre acerca de la persona de Jesús.

15. La figura del Papa es contraria a lo que predicó Jesús y se asienta sobre falsificaciones de los Evangelios y de las listas de los obispos de Roma.

16. Los Diez Mandamientos de la Iglesia Católica presentan graves e interesadas diferencias respecto al decálogo bíblico original.

17. La Iglesia falseó el Decálogo bíblico eliminando el segundo mandamiento, que prohibe la idolatría, para rentabilizar el culto a las imágenes de Jesús, la Virgen y los santos.

18. El Dios de la biblia no dijo «Ve a misa los domingos» sino «Descansa los sábados».

19. La doctrina católica del infierno le fue tan desconocida al Dios del Antiguo Testamento como al propio Jesús.

20. La figura de Jesucristo fue configurada según el modelo pagano de los dioses solares.

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