Por Christian C.
Si bien una primera lectura o aproximación a la sabiduría hiperbórea podría inducir a una comprensión en términos dualistas, como muchos Viryas sostienen, no obstante una mayor profundización permite apreciar que se trata en efecto de verdades extrauniversales de una mayor envergadura.
Tenemos por un lado, a partir de «El misterio de Belicena Villca», una explicación siempre en términos de dos bandos enfrentados. Y esto necesariamente es así, ya que el Virya se halla prisionero en el mundo del Demiurgo, y por lo tanto, se establecen dos frentes de batalla bien delimitados.
Apreciamos así siempre enfrentados al Incognoscible y el Demiurgo, los Siddhas leales vs los Siddhas traidores, los Atlantes blancos en oposición a los atlantes morenos,la piedra de Venus y la lampara perenne como legado de estos dos grupos, el pacto de sangre y el pacto cultural, linajes hiperbóreos y la raza sagrada demiúrgica,el Gral y las tablas de la ley, el Kristo Atlante y el Cristo hebreo, la estrategia de grupos hiperbóreos como el Circulus Domini Canis, vs la sinarquía, etc, etc.
Desde ya el espíritu hiperbóreo ,siendo completamente ajeno a este mundo, no puede tener ningún tipo de cosubstancialidad con nada demiúrgico. De modo que los ocultistas sinárquicos que hablan de la integración de opuestos, se quedan únicamente en el plano anímico, no habiendo desde esa integración ninguna estrategia para eventualmente trascenderla y arribar al espíritu.
En ese sentido, es comprensible una visión dualista, desde la dicotomía primigenia esencial : El espíritu y la materia!
También toda estrategia hiperbórea parte del Virya en oposición al Demiurgo, o sus agentes, o el mundo del Demiurgo. A tal efecto se aprecia la dicotomía expresada en los ejemplos previamente mencionados.
Más allá de eso, todo espíritu hiperbóreo es un Dios, o Diosa, en el mundo del Incognoscible, en Hiperbórea como patria del espíritu.
Y en tal sentido, no se puede allí seguir concibiendo ningún tipo de dualidad en términos de dicotomía. Si ,en cambio una dualidad en la esencia del espiritu hiperbóreo como El-Ella. Es decir el espíritu hiperbóreo (Quien es un Dios absoluto), y Ella, como expresión rúnica pura del Vril, siendo así también una Diosa.
En un sentido más profundo, puede ya no hablarse estrictamente de «dualidad», sino de una unidad indisoluble entre El y Ella, manteniendo al mismo tiempo cada uno su identidad individual separada. Más en esa separación hay una conjunción permanente.
A este punto comprendemos que en el ámbito hiperbóreo del Origen, ya no hay dualismo en cuanto fuerzas contrapuestas. No se mantiene allí la oposición del Incognoscible vs el Demiurgo, sino que se hallan una pluralidad de Dioses y Diosas (si se les puede llamar así, ya que no dejan de ser términos limitados del lenguaje humano) de carácter absoluto.
Se trata entonces de un «politeismo metafísico trascendente». A diferencia de los politeísmos conocidos de muchas culturas de la antiguedad, en que las divinidades rigen o personifican las fuerzas de la naturaleza, aquí se trata de Dioses extrauniversales. De allí el calificativo de «trascendente», a diferencia del politeísmo inmanente de los Dioses universales.
Hablar de un «politeísmo metafísico» no debe dar lugar tampoco a equívocos, en cuanto metafísico se refierese a lo arquetípico. Aquí estamos hablando de una instancia supra-arquetípica , y en tal sentido metafísico del orden más elevado.
En «El misterio de Belicena Villca» se refiere que el Demiurgo procede del mismo sitio que los demás espíritus hiperbóreos. Punto de procedencia que según lo referido en la novela iniciática, es según la kabalah hebrea, el Ain Sof.
Es decir, se acepta que el Demiurgo tiene la misma procedencia que los espíritus hiperbóreos. Y esto significa que el Demiurgo es también un Dios más , igual en esencia a los demás espíritus hiperbóreos. Cuestion que bajo la confusión estratégica, el Yo perdido del Virya no logra advertir.
El problema se suscita, desde esa variedad de Dioses hiperbóreos, cuando algunos de ellos (los Siddhas traidores) desorientan a otros pares suyos, es decir similares a ellos en esencia, para lograr el fenómeno del «yo perdido» por parte de esos espíritus hiperbóreos desorientados, y así sumar Vril ajeno al mundo del Demiurgo, quien es también similar a ellos.
Cabe acotar que esta situación, si bien resulta para el Virya una tragedia de la mayor envergadura, en el ámbito de los Dioses no es más que una clase de competencia o juego, a modo de «lila», utilizando un término sánscrito respecto a la recreación y pasatiempos de los Dioses.
El mismo mundo , como creación del Demiurgo, resulta en realidad un despliegue desde su propio Vril, expresado en forma dextrógira. El problema es cuando otros espíritus hiperbóreos resultan atrapados en su juego.
Y allí entonces se inicia la guerra entre una facción y otra.
Incluso los Siddhas traidores se adecúan a la ilusión de este mundo hasta cierto punto, jugando en reconocer al Demiurgo como «único Dios», pero obviamente en tanto se les de su lugar de poder en este mundo.
En el trasfondo todo Siddha ,leal o traidor, conoce efectivamente la realidad del Origen. Y de hecho los Siddhas traidores efectúan la clave genética, plasmando el símbolo del origen!
De modo que esta cuestión de un Demiurgo, los Siddhas traidores que se pliegan a su plan, y espíritus hiperbóreos cautivos, siendo todos ellos Dioses en el Origen de Hiperbórea, ya pudo haber ocurrido en otros mundos desaparecidos de los que no queda ni el menor rastro.
Este no es de hecho el primer Demiurgo, sino que esta historia, con distintos Siddhas, ya ha tenido lugar previamente, y puede incluso luego que este mundo desaparezca con su Demiurgo regente, volver a ocurrir con otros Siddhas y bajo otras coordenadas.
El Demiurgo también se ajusta a este «lila», ya que como un Dios más perteneciente al mundo incognoscible, no puede expresar su aspecto infinito. De hacerlo, no sería posible el encadenamiento espiritual. De allí que asuma una mascarada digamos, un aspecto limitado, que como tal ,puede tener fin.
En la historia de Nimrod y la princesa Isa, tenemos el episodio que Nimrod confundió en un momento a Kokabiel con el propio Demiurgo, e intentó eliminarlo. Qué significa esto? Que el Demiurgo posee una manifestación o aspecto limitado, acorde a su regencia de manifestación en este mundo, que puede eventualmente morir.
Más no el espíritu eterno del Demiurgo, detrás de esa mascarada, aspecto limitado que es en realidad el Demiurgo como tal.
Nimrod de Rosario menciona en «Fundamentos de la sabiduría Hiperbórea», Tomo Vl, el caso de los Oleg, espíritus encadenados a los minerales, que ya estaban presentes cuando los espíritus hiperbóreos llegaron a este mundo!
Lo cual nos dice que el Demiurgo ya había experimentado previamente esta cuestión del encadenamiento espíritual.
No obstante esto, por supuesto que una vez liberado, el espíritu hiperbóreo ya posee la suficiente orientación para no ser extraviado y confundido nuevamente.
Más tenemos infinitos espíritus hiperbóreos (cada uno de ellos infinito en si mismo) en el infinito mundo del Incognoscible. Ya que ese es justamente el significado de infinito, Infinitamente infinito, por lo que esta posibilidad, encuadrada en un «lila» como ya fue referido, siempre puede tomar lugar entre algunos de estos Siddhas.
A pesar de esto, tenemos en la jerarquía de los Siddhas, al emisario del Incognoscible, Lucifer, que posee el atributo de nunca poder ser engañado ni confundido. No hay posibilidad alguna de caída para Lucifer, y esto le da un status único y exclusivo entre los Dioses/Siddhas de Hiperbórea.
En última instancia, la dualidad entre el mundo del Demiurgo y el mundo del Incognoscible (Donde cada espíritu hiperbóreo puede a su vez desplegar mediante su Vril la propia realidad ) se resuelve bajo la cuestión del giro o despliegue del Vril en sentido dextrógiro o levógiro, lo cual se expresa e incide en una manifestación de la serpiente demiúrgica, o hiperbórea.
Como no podía ser de otro modo, la clave de esta ambiguedad se resuelve en la sabia Serpiente.
Así tenemos por un lado, una expresión demiúrgica serpentina, aludiendo al mito del edén, citando «El misterio de Belicena Villca»:
«¡Recordad Sacerdotes que la Tentación de la Serpiente hunde al hombre en el pecado
pero deja intacta su función viril; y que el hombre viril siempre puede
elevarse de la miseria moral mediante la guerra y el heroísmo, y caer en
poder de los Enemigos de la Creación!»
El texto prosigue comentando que la caída suscitada por la serpiente del edén, será reemplazada por el dragón de Sodoma, para así hundir irreversiblemente a los Viryas.
Y por otro lado tenemos , el mismo mito del edén, y la serpiente, desde el llamado luciferino hiperbóreo a los Viryas:
«Será difícil que alguien pueda imaginar el maravilloso espectáculo del Gral
descendiendo en los siete infiernos. Tal vez si se piensa en un Rayo Verde, de
brillo cegador e influencia gnóstica sobre el vidente, ante quien los Demonios
giran sus fieros rostros helados de espanto; un Rayo que, cual hoja segadora de
invencible Espada, va rasgando los cuatrocientos mil mundos del Engaño
buscando el Corazón del Enemigo; una Verde Serpiente Voladora que porta entre
sus dientes el Fruto de la Verdad, hasta entonces negada y ocultada; si se piensa
en el Rayo, en la Espada, en el Fruto, en la Serpiente, tal vez así sea posible
intuir lo que ocurrió en aquel momento crucial cuando la Verdad fue puesta al
alcance de los Espíritus cautivos. Sí porque desde que el Gral se asentó sobre la
Vruna de Oricalco el Arbol de la Ciencia quedó plantado al alcance de aquellos
que, completamente confusos, vivían en el Infierno creyendo habitar un Paraíso.
¡De ahora en adelante podrían comer su fruto y sus ojos serían abiertos!
¡Aleluya por Kristos Lúcifer, la Serpiente del Paraíso! ¡Aleluya por
aquellos que comieron del Fruto prohibido: los hombres despiertos y
trasmutados!»
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