Por Christian C.
En términos esotéricos se comprende que la mordida del vampiro es análoga a la mordida de la serpiente, o de la mujer serpiente, Lilith.
Tal mordedura confiere la gnosis, y el depertar en la propia sangre. En efecto, ese veneno serpentino irrumpe en la sangre del Virya, detectándose desde lo demiúrgico como un agente invasor, una clase de virus.
Y es que , en esa instancia iniciática, los colmillos de la serpiente hundidos en la piel, inoculan el veneno que mata la vida cálida de la sangre, iniciándose una revolución sanguinea que puede culminar en el propio despertar reptílico, con todo el potencial que esto implica.
Esa es la razón de la completa anatemización del vampiro, ya que contiene en si el secreto de la Serpiente.
No obstante, siendo que el ataque vampírico es desde el aspecto depredador reptil, obsevamos que en algunos casos la «víctima» del vampiro muere, en tanto en otros casos el resultado es que se torna también un vampiro.
Esto tiene relación con la pureza o impureza de sangre del Virya. Ya que si Lilith o sus agentes vampíricos detectan una gran impureza en la sangre, más propia de pasú que de Virya, con pocas posibilidades de transmutación, entonces se drena la fuerza vital, desechando un elemento inservible, que no es más que carroña demiúrgica.
Más si por el contrario, el Virya tiene cierto resabio rescatable en su memoria de sangre, entonces el vampiro además de inocularle su veneno a través de la mordida, le da a beber de su propia sangre, que combinada con el veneno, deviene en el elixir.
En tal caso se dice figuradamente que Dracula ha conquistado a Minna. (Minne, o memoria de sangre).
Y es que en la excelente obra de Dracula , tenemos la conjunción ofídica perfecta entre Dracula (siendo Dracul dragón), y Minna, a quien Dracula procura rescatar, para pase de ser mortal a mujer serpiente.
La condición de vampiro tiene así relación con el estado de inmortalidad (fruto que ancestralmente ofrece la Serpiente), siendo catalogado desde la limitada comprensión humana como «no muerto». Más la realidad es que el vampiro es un muerto en vida (ya que ha cortado todo vínculo con lo anímico/emocional y la vida cálida, pudiendo no obstante manifestar estos aspectos en forma de ilusión controlada), y a la vez se halla vivo en la muerte, ya que su existencia mora más allá de la condición espacio-temporal de este mundo.
Siendo así, aquel que se ha tornado un vampiro, ha despertado su propia «sombra» en la muerte, duplo o doble que puede proyectar desde el cuerpo físico a voluntad, pudiendo asumir cualquier forma, o sin forma, e incluso densificar esa proyección, en una forma perceptible para otros.
De este modo se puede vincular el misterio del vampiro con la licantropía, ya que el vampiro puede asumir incluso la forma de lobo.
Precisamente, en sus mismas raíces etimológicas tenemos el antiguo término eslavo «oper» (del que derivará posteriormente el polaco «wampir», o en variadas lenguas eslavas «vampir», y en francés e inglés «vampire»), que significa «volador», «bebedor» (de sangre o energía vital, se entiende) y «lobo».
Así encontramos en distintas leyendas a vampiros asumiendo la forma de lobo, murciélago, serpiente, niebla,fuego, etc.
Haber alcanzado esa condición es sin duda el fruto maduro de un proceso de alquimia siniestra…
En las apariciones de un vampiro (incluso en la historia de Dracula), además del cambio de forma, es común que pueda aparecer frente un mortal estando como suspendido en el aire.
Todo esto indica muy claramente, que posee la capacidad de mover y manipular los átomos gravis a voluntad.
Cabe acotar en efecto, que el kalas rojo de la mujer serpiente posee en si tanto la sangre como el veneno, siendo así un elixir que puede transmutar y llevar a esta condición del vampiro.
De hecho el vampiro contiene en su esencia, el secreto de la serpiente. Secreto oculto, que únicamente alguien cuyos ojos han sido abiertos por el fruto prohibido de la serpiente puede comprender.
La variante linguística «upior» tiene un significado en tradiciones turcas y eslavas tanto de «vampiro» como «bruja». Asomándose así la verdad oculta que aquellas poderosas brujas oscuras, hijas de la Serpiente, poseen o dominan este antiguo arte del vampirismo.
Retomando el nombre de Dracula, sabemos que significa «hijo del Dragón», como también se le da la acepción actualmente en rumano, de diablo.
Así, aparecen todos términos de antiguos misterios proscritos: El vampiro, el lobo, las brujas, y el diablo…
Esa condición de «seres malditos» como les ha calificado la proyección cultural sinárquica, se debe a que en su propio origen se vinculan a figuras o personajes ya proscritos desde el inicio!
Se dice que los vampiros tienen como ancestros en su cadena vampírica o linaje, a Cain y Lilith.
Lo cierto es que el origen del vampirismo se pierde en la noche de los tiempos, ya que tiene relación con el ancestral y primer misterio: La sangre!
Aunque la sociedad promedio asocia al vampiro con Dracula, en rigor de verdad el vampiro es muchísimo más antiguo que la producción literaria de Bram Stoker!
Es comprensible por lo tanto que se encuentren mitos y leyendas de vampiros en todo el mundo, desde la remota antiguedad. (Al igual que la Serpiente, cuyos mitos y simbolismo se hallan presentes en todas las culturas), desde Mesopotamia, Egipto, Africa, India, China, Mesoamérica, etc.
En el caso de la India reciben el nombre de Vetalas, y se hallan bajo la tutela de la Diosa Kali. Esto necesariamente es así, ya que la propia Kali manifiestó una condición vampírica al beber la sangre del demonio Raktabija.
También una forma y manifestación de Kali, Guhyakalika (La Kali oculta) tiene especial y directa relación con los Vetalas.
Un caso similar de otra Diosa que bebe sangre, lo encontramos en Egipto, con la Diosa Sekhmet.
Bien ,concretamente en Egipto hallamos un antiguo manuscrito, que la ignorancia y desinformación sinárquica han caratulado como «Himno canibal». Más en rigor de verdad (pese a tener claros elementos de antropofagia), tenemos aquí el primer registro de un ritual vampírico.
Se trata de un rito oculto, en que el faraón (quien tenía acceso a los misterios iniciáticos) comía la carne y bebía la sangre de los Dioses.
Es un ritual de orientación Sethita, es decir que remite al Dios Seth, quien se oponía a los otros Dioses, de donde nuevamente asoma la clave de la tradición vampírica como opuesta al mundo demiúrgico.
Tenemos así también indicios de la tradición vampírica que se remonta al antiguo Egipto, concretamente desde el Dios Seth.
Precisamente, según algunos ocultistas, desde Egipto se expandió la corriente vampírica en una línea que a través del tiempo arribó a Europa del este, Constantinopla, y eventualmente la Rumania del siglo XV, en aquel tiempo Valaquia, que comprendía asimismo cierta frontera con Transilvania. Fue así como nobles de la talla de Segismundo (creador de la orden del Dragón), Vlad Dracul, los Bathory y los Cillei, fueron iniciados en estos ocultos y sombríos misterios.
En relación al tema de la antropofagia, cabe acotar asimismo que en viejas leyendas de Europa central y escitas, también se hablaba de vampiros que además de sangre, comían la carne de sus víctimas.
Tenemos luego que el vampiro sustenta su condición en este mundo, en el que elige mantenerse por motivos estratégicos, en vinculación con la radiación oscura del sol negro.
Es así como en su cripta o sarcófago,( tal como la serpiente se regenera mudando de piel) renueva indefinidamente su vitalidad y poder, fuera del alcance de la enfermedad, la vejez, y la muerte.
Este aspecto iniciático de la tumba o sarcófago ha sido captado incluso por actores que interpretaron a Dracula.
Bela Lugosi por ej, o Gary Oldman, durante el tiempo que llevó la producción de sus respectivos films, acostumbraban dormir en un sarcófago…
En el caso de Bela Lugosi, continuó luego con esa costumbre…
La clave esotérico/artística que evidencia como el vampiro (tipificado muy modernamente en la figura de Dracula) comprende toda la obra alquímica, es su misma indumentaria. Ya que el blanco de los colmillos , el rojo de la sangre, y la capa negra (a veces representada roja en su interior), son precisamente alusivos a los estados alquímicos de Nigredo, Albedo y Rubedo.
Aunque comunmente se hable de Rubedo como la etapa culminante de la alquimia, en la vía siniestra de la alquimia esto puede tener otro orden. Y así culminar la obra en Nigredo, atravesando la negrura infinita de Si Mismo.
Debe haberse ya captado la idea a esta altura, que el cuerpo inmortal del vampiro, pudiéndose mantener en este mundo indefinidamente, es análogo al inmortal cuerpo de Vajra, del que la tradición tántrica Kaula refiere.
Otra obra literaria digna de mención , es «Los perros de Tíndalos», de Frank Belknap, quien pertenecía asimismo al círculo de Lovecraft.
Los perros de Tíndalos son una extraña clase de perros vampíros , inmortales como tales, que habitan en los ángulos del tiempo (recordemos aquí el secreto del ángulo recto, y la intercepción de planos), pudiéndose trasladar a través de diferentes planos, ya que su condición les da poder sobre todo tiempo y espacio.
En obras posteriores son descritos a veces ya no como perros, sino con un aspecto más terrible y monstruoso, que evoca más bien al murciélago.
El propio Lovecraft hace mención a estos perros de Tíndalos en su obra «El que susurra en la oscuridad».
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