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Los misterios ocultos del Necronomicón! – Segunda parte –

Por Christian C.

Uno de los mayores misterios en cuanto al Necronomicón, es la mención que hace Lovecraft en «El horror de Dunwich» de la ubicación de un ejemplar en la biblioteca de la Universidad de Buenos Aires.

Muchos visitantes de distintas partes del mundo han consultado en la biblioteca nacional de Buenos Aires por el Necronomicón, con la siempre respuesta previsible, que no contaban con la disponibilidad del libro.

En rigor de verdad, Lovecraft menciona «la biblioteca de la Universidad de Buenos Aires», que no es la «biblioteca nacional», aunque puede decirse sin duda que ésta última se halla vinculada a la Universidad de Buenos Aires, siendo la principal biblioteca de la ciudad.

Pero el rastro del libro se orientó hacia la Biblioteca Nacional, a partir de la ficha del extraño libro que hiciera en el año 1956 su entonces director, el afamado escritor Jorge Luis Borges.

Se dice que la biblioteca nacional alberga unos diez mil incunables, de modo que en cuanto a posibilidades se refiere, ¿por qué no podría Borges haber ocultado el Necronomicón en la «biblioteca de Babel»? 

Remontándonos años atrás en la historia, Borges asumió en 1938 (habiendo fallecido en 1937 Lovecraft) un cargo en la biblioteca municipal Miguel Cané. Allí parece ser que ya había recibido alguna consulta acerca del Necronomicón, seguramente de algún buscador que comenzó a indagar en Buenos Aires, haciéndose eco de la cita de Lovecraft.

Y hay quienes dicen que la ceguera de Borges fue adquirida luego de leer el misterioso libro. Aunque oficialmente se cuenta que Borges traía ya un problema degenerativo de visión desde su misma infancia, y el detonante se produjo luego de la lectura de un libro con mala luz, en un viaje en tren a la ciudad de Mar del Plata.

Sin afirmar ni negar nada, resulta curioso que también otros dos directores que tuvo la Biblioteca Nacional, José Mármol, y Paul Groussac, también quedasen ciegos.

Ateniéndonos a los hechos, tenemos que cuando Borges asume como director de la biblioteca nacional, en 1955, ya estaba ciego. Y la ficha del Necronomicón la escribió un año después, en 1956.

También se halla la leyenda urbana de un libro escrito por Borges, «El rumor de los insectos por la noche», de la editorial Emecé, que oficialmente se dice, «el libro nunca existió».

Su título, «El rumor de los insectos por la noche», es precisamente el significado de «Al Azif» en árabe, el nombre original del Necronomicón.

Este libro sería un comentario, o incluso traducción misma del Necronomicón, efectuada por el propio Borges, mandando posteriormente a sacarlo de circulación y destruir todos los ejemplares, ocultando unos pocos en un pabellón tapiado de la biblioteca nacional. (Téngase en cuenta la mención literaria que se hará luego, en posible asociación con esta cuestión, del cuento «El libro de arena «).

Al día de hoy, muchos continúan consultando y preguntando en la biblioteca nacional, sita en la calle Agüero, por el Necronomicón. Y resulta más que interesante, que la estructura arquitectónica de esta biblioteca, revista la forma de un prehistórico gliptodonte, orientación tomada precisamente a partir del fósil de un gliptodonte encontrado en los yacimientos de una demolición del anterior edificio.

Gliptodonte, que al igual que las Gárgolas, quizá cumpla la función emblemática de guardián del sitio.

Este proyecto,de establecer allí una nueva sede de la biblioteca nacional, fue iniciado en 1961 e ideado por Borges, que no obstante nunca llegó a desempeñarse como director en la nueva sede de la biblioteca.

Es decir que donde Borges hizo la ficha del Necronomicón, fue en la biblioteca ubicada por entonces en su anterior dirección, en la calle México. Y en esa «biblioteca de Babel», se dice, estaría oculto originalmente el libro.

Los rumores dicen que en el siglo XlX fue traído el Necronomicón a Buenos Aires, por Paul Groussac.

Y que antes de fallecer, le mostró a un entonces muy joven Borges el sitio donde estaba oculto.

Con relación a Paul Groussac, atiéndase a la interesante nota de color, que cursó sus estudios en Francia en un colegio de Dominicos, y que tuvo como tutor al teólogo Lacordaire, responsable de restablecer la orden Dominicana en la Francia pos-revolucionaria.

Recordemos el rol destacado que tuvo la orden Dominicana, y su albergamiento encubierto del Circulus Dominicanis Hiperbóreo, según se detalla en «El misterio de Belicena Villca». Por lo que uno puede preguntarse, ¿qué tesoro o legado de conocimiento oculto pudo haber traído Groussac a la Argentina?

También está el hecho que muchos libros se perdieron en la mudanza de la anterior sede de la biblioteca a la nueva. Pero por supuesto, si hablamos del Necronomicón, cabe esperar que se debieron haber tomado los recaudos para proteger y asegurar el libro.

En la película «Necronomicón el libro del infierno» del 2018, se expone el argumento de una situación de emergencia de napas subterráneas en la biblioteca nacional, a raíz de lo que, intentando hacer un inventario de lo que haya podido salvarse, se encuentra en un pabellón oculto el libro perdido.

Pabellón que parece no ser visible excepto para el personaje destinado a encontrar el libro. Como si el sitio además estuviera quizá mágicamente sellado.

De todos modos, a través de sucesivas indagaciones se llega a cierta ambigüedad, en cuanto si el libro está o no en la biblioteca nacional, o si alguna vez estuvo allí, o en otro sitio, si Borges lo tuvo entre sus manos o no, si la ficha que hizo del libro es real o se trató de una broma, etc.

Desde ya que un libro tan poderoso como el Necronomicón no se dejaría libremente en manos de cualquiera. Y así se comprende que quizá cuando Lovecraft menciona «la biblioteca de la universidad de Buenos Aires», en realidad estuviera mencionando en una forma un tanto oblicua, que cierto adepto e iniciado de Buenos Aires recibió este legado oculto. Atento esta consideración a que tanto «biblioteca» como «universidad» pueden entenderse como claves de «reservorios de conocimiento».

Es decir, un iniciado que haya llegado al conocimiento oculto del Necronomicón, es portador del Necronomicón como tal, y en ese sentido, el mismo adepto es una «biblioteca» o «universidad» viviente, de lo oculto.

El mismo criterio es válido para otros sitios que Lovecraft menciona, como la universidad de Harvard, la biblioteca de París, y el museo británico. Es decir, Iniciados en este saber arcano, ubicados en esas coordenadas espaciales del mundo.

La clave parece estar sin duda cuando Lovecraft menciona que un Necronomicón se halla en la biblioteca de la universidad de Miskatonic.

Es decir, para acceder al Necronomicón es necesario hacer el «viaje a Miskatonic», que sabemos no se halla en el plano físico, sino astral.

De modo similar a los libros de cristal de Agartha, que no se hallan en el mundo físico.

Nadie encontrará por ejemplo la página 693 en ninguna edición física del Necronomicón, pero si en el ejemplar de la biblioteca de Miskatonic.

Y para entrar a la «sección de libros prohibidos» de la «biblioteca de la universidad de Miskatonic», es preciso poseer la llave de plata.

Llave que es dada a su vez por otro iniciado. 

Así como en la película «El horror de Dunwich» del 2009, donde una pareja buscadora del Necronomicón, recibe la llave del iniciado Olaus Wormius, y a través de un trance inducido, visitan cierta casa, que resulta ser el propio Necronomicon.

¿Dónde halló Randolph Carter la llave de plata? Según el cuento «A través de las puertas de la llave de plata», en la cueva de las serpientes…..

Por supuesto, si algún incauto intruso o alguien no preparado se adentrase en tal cueva, puede ser fatalmente mordido por los guardianes serpientes que allí moran.

Las menciones y leyendas del Necronomicón guardado en tal o cual biblioteca, universidad o museo,son sin duda una protección a modo de tapasigno, que estableció Lovecraft para salvaguardar en forma segura el acceso al Necronomicón, desviando a los incautos, y además para evitar que cierto contenido pudiera ser modificado o adulterado.

En relación al ejemplar de Miskatonic, desde la comprensión horizontal y racionalista, algunos han interpretado que Lovecraft ideó la «ficticia universidad de Miskatonic», inspirado en el Bradford College de Massachusetts, donde surgió luego una leyenda urbana de la región, respecto a que Lovecraft había enterrado un Necronomicón en las proximidades de un lago cercano al Bradford College.

Y a partir de aquí se arriba a la cuestión esencial. La pregunta no es ¿Dónde está el Necronomicón?, sino antes bien, ¿Qué es el Necronomicón?

Su significado en griego es «El libro de los nombres muertos». Y aquí por «muertos» se está remitiendo a seres fuera del mundo humano, los Primigenios como ancestros primordiales.

Es decir, el libro orienta para conectarse con el propio linaje de sus ancestros, llegando así al Gran Antepasado. Las claves están allí, por supuesto en medio del laberinto, que se bifurca en muchos otros senderos.

Así uno puede también perderse en el libro, o hallar la salida, y salir de este mundo como un dragón o saurio alado.

Y desde ya, la obtención de inmensos poderes propios de los Dioses, que son terribles y no aptos para humanos mediocres.

Aquí es donde asoma nuevamente lo ya referido previamente, en cuanto que el Necronomicón fue recibido por Lovecraft como un tesoro-legado de conocimiento, de familia.

Más debe comprenderse qué significa lo antes comentado, en relación a «la llave de plata», teniendo presente el significado críptico y oblicuo de la «universidad de Miskatonic», para asomarse a este misterio de Lovecraft.

Al respecto, recordemos nuevamente el personaje lovecraftiano de Randolph Carter (representación literaria en muchos aspectos del mismo Lovecraft).

Randolph Carter era también un escritor de cuentos que publicaba en una revista, fue «estudiante de la universidad de Miskatonic», y poseía la llave de plata,recibida de su abuelo, lo cual le permitía una exploración sin límites espaciales ni temporales.

La llave de plata enlaza así con la facultad de anamnesia de todo iniciado hiperbóreo, en conexión con el propio linaje hiperbóreo, sus ancestros, y el Gran Antepasado.

Más, tal como señala Nimrod de Rosario, el río de la memoria de sangre debe ser cruzado remontando la corriente en sentido inverso, para así encontrar al propio Gigante del Origen, que es el propio espíritu Hiperbóreo.

En el cuento «Lo innominable», Randolph Carter posee un «diario de un antepasado suyo», con el que inicia sus indagaciones acerca de cierta «monstruosidad ancestral».

Randolph Carter es descendiente de Sir Randolph Carter, brujo y ocultista de la época de Isabel l de Inglaterra. Una alusión velada quizá a John Dee, también portador del Necronomicón y la Sabiduría Hiperbórea.

Otro antecesor familiar de Randolph Carter es Edmund Carter, quien debió escapar debido a las acusaciones y juicios por brujería en Salem. Es decir, todo un linaje de brujos

Suplantemos el nombre de Randolph Carter por el de Lovecraft ( con las claves ya apuntadas de Miskatonic y la llave de plata, y considerando las debidas licencias y ajustes literarios que Lovecraft debió hacer en sus relatos ), y tendremos un vislumbre del misterio de Lovecraft y el Necronomicón.

De modo que con el Necronomicón,además del tan conocido argumento de abrir determinadas puertas para el retorno de los Antiguos, se pueden alcanzar los más grandes Siddhis, y la Gnosis prohibida, con la consiguiente transmutación.

Desde ya, puede argumentarse que el nombre del texto original en árabe es Al Azif, traduciéndose aproximadamente como «el rumor o zumbido de los insectos por la noche».

Detrás de esta figura metafórica, se está indicando los extraños sonidos que se escuchan a veces en el desierto por la noche, de extraños y antiguos seres, como los Djinns o genios de la tradición árabe.

Sin duda un llamado o mensaje sonoro de los Siddhas, que resuena por «vía acústica» en la sangre de los Viryas.

A partir de la lectura de varios cuentos de Borges, puede sin duda concluirse, que el escritor argentino poseía mínimamente atisbos o percepciones a través de su Minne (y probablemente estimulada por las lecturas de ciertos textos ocultos), que luego plasmó en retazos literarios de distintos cuentos.

Se mencionarán aquí algunos ejemplos, con cierto comentario a modo de elaboración argumental, dejando luego la tarea para cada Virya interesado, el indagar en la vasta literatura Borgeana, para reducir el argumento iniciático allí presente, en función de la propia Minne.

En su cuento «El Aleph», Jorge Luis Borges, revela claros indicios de cierta comprensión gnóstica. El cuento habla de un extraño «dispositivo», si se le puede llamar así, que es un punto, en el cual se hallan todos los puntos del universo, y en el que al mismo tiempo, se atisba el infinito mismo.

Borges da visos de captar no el «infinito potencial», como concepto de una sucesión interminable, sino el infinito actual, donde todo está presente simultáneamente sin límites, y el lenguaje resulta muy restringido para expresarlo.

Citando textualmente «El Aleph», Borges dice:

«Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré”.

El «Aleph» como tal, el punto desde donde puede observarse todo, es visualizado como una esfera, que es precisamente la representación o modelo analógico que se utiliza en la Sabiduría Hiperbórea para referirse al espíritu Hiperbóreo como Yo absoluto.

Además de esto, el personaje que tiene la experiencia mística hallando el Aleph, es un escritor y lleva el nombre de «Borges». Es decir, un desdoblamiento literario del propio autor.

La búsqueda y experiencia del Aleph le es sugerida a Borges por Carlos Argentino Daneri en el cuento, buscando revivir el «rostro» y experiencia de su ya fallecida (es decir, «perdida») Beatriz.

Más allá de las concordancias biográficas con la vida de Borges, en un nivel de significado más oblicuo, es sin duda un guiño a la Beatriz de Dante, que representa justamente a la musa secreta, inspiradora del recuerdo de Ella, la Dama del Origen.

Y bajo una comprensión gnóstica puede entenderse que el personaje Borges del Aleph está buscando a Ella, de quien al final del cuento, confiesa que con el paso del tiempo, su rostro ha ido olvidando cada vez más….

Para hallar el Aleph, es preciso descender por una tortuosa escalera empinada,a un sótano oscuro. Es decir, la experiencia iniciática del descenso a la profundidades del inframundo o Katabasis.

Y es en la «oscuridad» de ese sótano donde se halla la luz del conocimiento que busca. Lo cual interpretado gnósticamente nos lleva a hacer a un lado la falsa luz del mundo, ilusoria, adentrándose en la oscuridad. Para lo cual debe efectuarse un descenso no fácil, sino empinado, u oblicuo. Lo cual nos lleva al movimiento ondulante de la Serpiente.

Luego, en esa oscuridad subterránea, se encuentra la verdadera luz, que es sin dudas la luz de Lux-Fer, el «portador de la luz», o Lucifer.

También Borges deja en términos claros, que según la experiencia mística del Aleph (experiencia frente a la cual el lenguaje es siempre limitado para referir), este mundo conocido, no es sino un reflejo o copia del mundo verdadero.

Más el cuento tiene también otras capas o niveles de significado. Ya que si bien en una primera lectura,con el significado extraído ya expuesto, tenemos el Aleph como representación del infinito, no debe pasarse por alto, que el «Aleph», siendo a la vez como símbolo la primera letra del alfabeto hebreo, pudiera ser en realidad, como el personaje de Borges sugiere, un «falso Aleph», hallándose el verdadero en otra parte. Y además cuestiona el nombre «Aleph», para referirse al «mirador del infinito».

Y aquí Borges enumera una serie de objetos extraños y mágicos, según cierto manuscrito hallado en Brasil y atribuido al capitán y cónsul británico, Burton.

Después de mencionar estos objetos, se sugiere que en una columna (es decir un monumento lítico) de una mezquita del Cairo, pero al mismo tiempo de construcción anterior al Islam, se hallaría contenido el verdadero Aleph.

Columna que además puede transmitir su dimensión infinita por vía acústica.

Resulta también interesante que la historia del cuento se ubique en una casa de la calle Garay, que se halla de hecho a una corta distancia de la entonces biblioteca nacional ubicada en la calle México, donde la leyenda urbana ubicó el paradero del Necronomicón oculto en Buenos Aires.

La zona es además abundante en túneles ocultos subterráneos, y próxima también a la original sede de la biblioteca nacional en la Manzana de las luces (con sus túneles subterráneos bien conocidos), por lo que ha sido objeto de consideración por parte de algunos, en cuanto si el libro perdido quizá se halle en alguno de estos sitios ocultos.

Encontramos asimismo cierta insinuación del saber arcano, en el cuento «El libro de arena» de Borges, donde se habla también de un extraño libro, obtenido en la India, y de un contenido literalmente infinito. 

No sorprende al protagonista del cuento tanto el contenido del libro en sí, como la imposibilidad del continente,o la estructura de su encuadernación y hojas, ya que el contenido cambia cada vez que se abre el libro, imposibilitando por ejemplo volver a encontrar el mismo dibujo de un ancla en una de sus páginas antes vistas.

Y de igual modo, resulta imposible encontrar la primera y la última página, siendo por lo tanto el libro infinito. No resulta extraño en consecuencia, que la numeración de las páginas no sea secuencial, sino un tanto arbitraria, considerando que cualquier orden serial es válido desde el infinito.

Es notorio por otra parte, que el vendedor ambulante de Biblias que llega a la casa del personaje que luego adquiere el libro, comente en un momento dado que es un libro sagrado. Y más adelante,no vacila también en afirmar que se trata de un libro diabólico.

Es decir que ambas acepciones son apropiadas para semejante libro.

Y similarmente a la leyenda urbana del Necronomicón en la biblioteca nacional, también el protagonista del cuento oculta el libro en uno de los anaqueles de dicha biblioteca. La misma biblioteca, ubicada por entonces en la calle México, donde muchos buscaron infructuosamente el Necronomicón.

Un argumento similar, y a la vez distinto al de la película «Out of mind», donde Lovecraft y Randolph Carter, hallándose cada uno en diferentes épocas, se encuentran a través de un sueño, lo hallamos en el cuento de Borges «El otro», en que el propio Borges se encuentra consigo mismo, pero viviendo cada uno una distinta edad.

Un argumento plausible, considerando la intersección espacio-temporal factible del «Gran secreto de Maya».

Más en este extraño encuentro, el Borges que narra lo sucedido, dice haber obtenido la experiencia en la vigilia, en tanto «el otro», el mismo Borges de una edad mucho menor, experimentó el encuentro a través de un sueño, y luego olvida el incidente.

Y una revelación literaria no menor que las precedentes, la hallamos en el cuento que Borges dedica a la memoria de Lovecraft, titulado «There are more things» o «Hay más cosas», donde se menciona y describe un tanto oblicuamente una extraña casa, cuya disposición arquitectónica interna y amueblamiento, no es la indicada para un humano, sino más bien un ser de otro mundo.

El visitante de la casa, tratando de dilucidar qué clase de ser habitaba esa casa, recuerda en un momento determinado una referencia de Lucano, de la anfisbena,o serpiente de dos cabezas!

También en otra parte del cuento se menciona la experiencia visionaria en un sueño de un laberinto de piedra, custodiado por su guardián,el minotauro, que sabemos es un referente mítico del Demiurgo, como carcelero de este mundo.

Tomando como referente a escritores Argentinos, no solamente Borges ha presentado atisbos de percepción a través de la Minne en sus relatos y cuentos. Tomemos otro ejemplo, como el escritor Manuel Mujica Lainez, conocido como Manucho.

Su cuento «Los espías» expone indudablemente elementos lovecraftianos, presentando el «horror cósmico», que según la descripción dada, aunque no es explícito, acontece en la ciudad de La Cumbre, ubicada en la provincia de Córdoba, Argentina.

Allí Manucho, que aparece en la historia como personaje protagonista, y narrando todo lo sucedido en primera persona, cuenta acerca de unos extraños seres, que presentan una apariencia externa extraña pero humana, siendo estos cuerpos en realidad habitáculos de unos muy largos gusanos o lombrices, que se camuflan bajo el ropaje humano.

Esta extraña forma, aunque se trata de otra especie, evoca sin duda en su fisonomía la figura de la serpiente, por lo que aparece aquí el tema de los híbridos.

Otra instancia donde el célebre Manucho obtuvo sin duda una percepción a través de su Minne, se refleja en el cuento «La larga cabellera negra», en que se obtiene la experiencia de una cabellera negra de mujer en la oscuridad, como serpiente que se desliza, subiendo y enroscándose en el cuerpo del personaje.

El vínculo del cabello y lo ofídico es señalado por Mircea Eliade, comentando que según cierta tradición folclórica, el cabello de las hechiceras por la noche se tornaba en serpientes. Indudablemente vislumbres de una memoria de sangre que remite a eones ya olvidados, expresado luego bajo un ropaje cultural-mítico en el folclore.

Este argumento iniciático de una cabellera viva bajo apariencia serpentina, aparece también en el cuento de Lovecraft en coautoría con Zealia Bishop, «El lazo de Medusa», en el cabello de Marceline, quien conducía un antiguo culto oscuro de la serpiente, encarnando ella misma ese poder de la Diosa.

Todas historias y argumentos que remiten al misterio Hiperbóreo de Pyrena, Diosa del fuego frío, de cabello de serpientes.

Los escritores de cuentos y ficción, por su misma labor, logran en ocasiones inflamar la imaginación a un punto extremo, que algunos contenidos de la Minne se filtran en la esfera de conciencia, siendo captados o asimilados bajo formas arquetípicas sumamente oblicuas. En muchos casos, el escritor puede tomar estas ideas como una invención suya, producto de la imaginación, etc. Y en otros casos, se tiene conscientemente una percepción de mundos oblicuos, y del mismo Origen.

Tal como Nimrod de Rosario refirió alguna vez, en los libros de «ciencia ficción» se hallan algunas claves del mundo verdadero.

Un famoso escritor de ciencia ficción, con una clara marca o impronta gnóstica que debe mencionarse es Philip Dick.

Retornando al círculo de Lovecraft, encontramos referencias a la transformación de humano en serpiente, en el excelente cuento «La máxima abominación», de Clark Ashton Smith.

Todo comienza con el estudio de unas tablillas grabadas con extraños signos cuneiformes, que habían pertenecido originalmente a la pérdida raza de los hombres serpiente.

Del grabado de las columnas con tales signos, se menciona que se hallaban » incisas con tal precisión que parecía que hubieran sido talladas con plumas adamantinas sumergidas en un veneno mordiente». Es decir, una impronta ofídica en la misma escritura, que sin duda remite a la antigua y oculta lengua de la Serpiente.

Estas tablillas resistieron considerablemente el paso del tiempo, en términos de eras geológicas, lo cual demuestra la imperecedera sabiduría de la Serpiente, resistente al paso del tiempo, ya que no se trata de un legado ni conocimiento humano. Concretamente Clark Ashton Smith escribe:

«Mi maestro, con gravedad, me informó que en estas tablillas se preservaba, contra el deterioro de las eras geológicas, la sabiduría oculta de los prehumanos hombres-serpiente, cuya olvidada tierra había sido desgarrada por un cataclismo volcánico y hundida en el abismo innumerables edades antes de que la tierra de Hiperbórea emergiera del limo primigenio.»

Aquí se está aludiendo por supuesto a la Hiperbórea terrestre, manifiesta en este mundo en ancestral época,y no a la Hiperbórea del mundo increado.

La misma preservación de las tablillas metálicas a través de eras geológicas completas, sugiere un profundo conocimiento alquímico, hallándose la misma clave de la inmortalidad física en el elixir de la serpiente y su muda de piel.

Y resulta muy significativo que los hombres serpiente habitasen este mundo tiempo antes que la civilización Hiperbórea y Thule, siendo de hecho los primeros visitantes de fuera de este mundo.

La sabiduría de los hombres serpiente es destacada en el relato, como poseyendo completo dominio de la misma matriz del tiempo-espacio, siendo que su poder de esta ciencia oculta arcana «había superado en gran medida los arcanos más rudimentarios de los semi-bestiales Voormis o de los habitantes prehumanos de la última y glacial Thule».

Nótese que se mencionan a los «semibestiales Voormis», una clase de Pasú, y por otro lado a la raza prehumana de la glacial Thule, es decir los Hiperbóreos.

Y esto se debe justamente a que los hombres serpiente fueron los propios maestros de los Hiperbóreos( estamos hablando aquí de los Hiperbóreos en términos raciales), siendo por otra parte una primera camada de Siddhas que entraron en este mundo.

Es decir, que previo incluso a la bipartición de Pasú y Virya, se hallaban los hombres serpiente, siendo de hecho los «primeros Hiperbóreos».

Luego, esta sabiduría de los hombres serpiente es mencionada como obviamente más allá de la capacidad de comprensión humana, pese a los intensos y severos esfuerzos del nigromante… por encontrar la fórmula secreta para lograr la manifestación física, mediante la goecia ofidiana, de un genio (Djinn) serpiente:

«Durante innumerables años, mi mentor había buscado inscripciones antiguas que dataran del aeón primigenio de la raza de los hombres-serpiente: sus tablillas cuneiformes de metal perdurable, sus extraños ídolos de formas ofidianas y los monolitos grabados con sus enigmáticos glifos. En su progresiva adquisición de la ciencia de esta raza, mi maestro admitía ciertas dificultades insuperables, siendo la principal de ellas la casi imposibilidad de subordinar las preconcepciones e inclinaciones de una facultad cognitiva meramente humana a las cosmológicas y marcadamente alienígenas filosofías de los hombres-serpiente. Sin embargo, creía firmemente que con el tiempo superaría estas barreras y lograría el dominio completo de la goecia ofidiana»

Y pese a la antigüedad en que se contextualiza la historia, ya en esa época no obstante la raza humana mantenía cierta animosidad, temor y espanto (propio del entramado anímico-arquetípico demiúrgico), hacía lo reptílico, como lo prueba el rechazo innato y repulsivo del discípulo de Zylak:

«Por mi parte, aunque reprimí voluntariamente mi innata repulsión hacia la extranjería reptiliana de este conocimiento y facilité los experimentos de Zylac con todas las capacidades a mi alcance, debo confesar una profunda e instintiva aversión hacia estos seres ofidianos. Su fría e inhumana sensibilidad despertaba en mi pecho un estremecimiento de horror. Que ellos hubieran sido devotos del abominable culto del Padre Yig, Clark Han y el serpentino Byati s era algo intrínseco a sus orígenes raciales, ya que estas entidades espantosas jamás habían disfrutado del culto de los humanos en este planeta.»

Nótese lo último referido, en cuanto que estos terribles seres ofídicos «jamás habían disfrutado del culto de los humanos en este planeta». Es decir, los hombres serpiente no se hallaban enmarcados en los cultos demiúrgicos de este mundo.

Sucedió que en el undécimo año del noviciado del discípulo de Zylak, su maestro regresa luego de internarse en una peligrosa expedición en las selvas thurianas.

Había adquirido el extraño y antiquísimo grimorio del sabio ocultista y nigromante Zloigm de la raza de los hombres serpiente.

El tratado mágico, con escritura cuneiforme y páginas metálicas como ya se mencionó, se hallaba encuadernado con el cuero de un diplodocus para entonces extinguido.

Acorde a las instrucciones del grimorio ofídico, Zylak preparó una pócima, entre algunos de cuyos ingredientes se mencionan:

» lágrimas de raíz de mandrágora, la bilis de basiliscos, el jugo del letal árbol upas, el ícor del elusivo catoblepas de montaña y la orina hirviente de víboras aladas»

Aquí tenemos mencionados algunos Kalas vegetales y de serpiente, y otros ingredientes secretos que no se refieren, constituyendo un poderoso licor o elixir, para luego de su ingesta, proceder a las letanías de la liturgia serpentina, en aras de invocar y lograr el apersonamiento astral en el plano físico del gran genio Serpiente.

Luego de repetidos intentos fallidos en el ritual, debido quizá,según lo conjeturado por Zylak y su discípulo, a las dificultades en la traducción del arcaico texto, ciertos cambios fisiológicos fueron detectándose en Zylak.

Desde el cambio en la tonalidad de la piel, pasando de su natural ámbar oscuro a glauco y pálido, una hinchazón en su rostro, y sucesivos cambios en los que fue acentuándose un tono verde en su piel, de consistencia ésta cada vez más rugosa y escamosa.

Además su voz se tornó siseante, acentuando las vocales como un susurro, y su cuerpo adquirió una elasticidad y flexibilidad inusitadas. 

Eventualmente, y con extraños y ofídicos cambios más y más pronunciados,su discípulo extrañado y algo temeroso, se retiró unos días, bajo un pretexto astrológico que le demandaría cierta actividad aislada por la noche.

Pasado ese lapso, y tras un intento de comunicación con su maestro, en el que desde fuera escuchó apenas su respuesta en forma sibilante, se decidió a entrar, encontrando la metamorfosis completa del sabio Zylak, ahora en una serpiente, que no obstante conservaba en su mirada los rasgos del sabio.

Puede advertirse aquí un doble significado implícito. Por un lado, Zylak logró tornarse en un ofidio, desde el completo dominio de la materia y energía.

Y un segundo significado, es el de que el ritual se le fue de las manos al sabio, causando quizá algún importunamiento u ofensa, por el que resultó mutado en una serpiente.

Algo similar encontramos en el cuento de Lovecraft, «La maldición de Yig», donde también se advierte un cambio de forma humana a serpiente. Y también provocado por un agravio y ataque de uno de los personajes hacia las serpientes. 

El tipo de invocación y entonación del ritual que se advierte en una parte avanzada del relato, donde más bien parece tratarse de un ritual de destierro o alejamiento más que de evocación, sugiere que Zlyak pudo haber atraído inoportunamente algún guardián ofídico, que le impidió acceder a cierto tesoro, portal o misterio, luego de lo cual se lo castigó haciéndole adoptar la forma de serpiente.

Su discípulo, horrorizado, y tal vez advirtiendo cuanto había ocurrido, echó un ácido sobre su maestro tornado ahora en ofidio, para liberarlo de esa forma, luego de lo que se alejó exiliándose de la región un buen tiempo.

A partir de cuentos como el mencionado de Ashton Smith, y otros de Robert Howard, por ejemplo se presenta en un argumento «digerible» para el Virya perdido, la inducción de la realidad de los hombres ofídicos del Origen.

Aunque en oposición y guerra en ocasiones con la raza humana, estos relatos terminan despertando en muchos la memoria de sangre del Origen reptílico. 

Allí la grandeza de un autor como Robert Howard, cuya trama argumental presenta por un lado elementos de la historia de Wotan en el personaje Conan, y por otro lado la realidad de los hombres Serpiente en el villano Thulsa Doom.

Está en el propio Virya, que pudo haber estimulado su Minne mediante estos relatos, tomar ambos polos sintetizándolos en el argumento iniciático de orientación, arribando así a las claves requeridas.

En los medios audiovisuales del cine también se ha filtrado y expresado en ocasiones la misma disponibilidad de orientación iniciática.

Un ejemplo digno de mención es la serie «V Invasión Extraterrestre» de los años 80 (mas o menos hacia la misma época en que Conan fue llevado al cine, protagonizado por Arnold Schwarzenegger), en que aparecen los hombres lagarto, y la venenosa y sensual Diana (interpretada por Jane Badler), líder reptiliana, capitana de la nave, reina de los hombres lagarto, que de algún modo evoca en la Minne a la Mujer Serpiente del Origen.

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