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Análisis Hiperbóreo de «El bebé de Rosemary» – Segunda parte

Por Christian C.

Unos diez años después de «El bebé de Rosemary», en 1976 surge como secuela la película «Look What Happened to Rosemary’s Baby», dirigida por Sam O’Steen, con guión de Ira Levin.
La única artista de «El bebé de Rosemary» que actúa también aquí es Ruth Gordon, desempeñando el papel de Minnie Castevet.
La película carece de contenido gnóstico y se desarrolla a partir del argumento de Rosemary escapando con su hijo, perseguida de cerca por el culto.
Aunque Rosemary le ha dado a su hijo el nombre Andrew, Roman Castevet y sus seguidores continúan llamándolo «Adrián», en honor de Adrián Marcato.
Rosemary se oculta inicialmente con el niño en una sinagoga, donde aparentemente el rastro psíquico a distancia del culto se pierde o desorienta. Lo cual demuestra la falta de orientación gnóstica, al no comprender que Satán es el mismo Dios bíblico, o, si se quiere puntualizar, su reverso o sombra.
La cruz cristiana produce quemazón en el cuerpo del niño, continuando con el imaginario simbólico colectivo clásico de cristianismo vs. satanismo, sin mayor profundidad.

Continúa en este film, así como en «El bebé de Rosemary», el despliegue de facultades psíquicas por parte del culto, pudiendo los brujos seguir el rastro de una persona a distancia, influir en su mente, enfermar o atacar a alguien, deviniendo en el misterioso final trágico de Rosemary, que, siendo engañada y separada de su hijo, es llevada por la noche en un autobús sin conductor…
Se mantiene la consideración y práctica en este culto de una reversión del cristianismo, por lo que no dejan de ser dos caras de una misma moneda, precisándose mutuamente.
Así, por ejemplo, Roman Castevet comenta que el niño puede ser criado no por ellos, sino por una mujer común, interactuando con la sociedad, dando como ejemplo que «el otro niño fue criado como hijo de un carpintero».

Al llegar a una edad adulta, y conforme a cierto alineamiento astrológico, Roman y Minnie Castevet (los padrinos de Adrián), así como otras personas del grupo, acuden a celebrar el cumpleaños de Adrián, sabiendo que a la medianoche debía ser expuesto a una prueba. La hora se debe a que fue concebido a la medianoche.
Y esta prueba se basa en el concepto de que, así como en el relato bíblico Cristo recibió sus poderes a los treinta años de edad, Adrián debe demostrar ser merecedor de recibir los poderes de su padre Satán.
Para lo cual, siguiendo un rito primitivo, debe en un acto de violencia y crueldad, ser bañado en sangre.
Guy Woodhouse, el ex esposo de Rosemary y padre carnal del niño, acude también a la celebración, aunque sin que Adrián sepa que se trata de su padre «biológico».

Es expuesto Adrián a un estado alterado de euforia bajo la influencia de alcohol y rock and roll, frente a lo que Roman Castevet comenta complacido que «hay más regocijo en el infierno por la corrupción de un justo, que el canto de cien impíos», invirtiendo así la máxima del cristianismo.
No deja de ser, por lo tanto, un reverso del cristianismo, o su sombra.
Los consejos de Peter, el amigo cristiano de Adrián, son desestimados, manteniéndose de ese modo ese dualismo de «bien y mal», representados en las figuras del cristianismo y el satanismo.
Tras una muerte por electrificación de Peter, provocada sin haber sido planificada por Guy Woodhouse, Adrián sufre cierta conmoción y desestabilidad, y se sale del desenfreno en que estaba sumido.
Habiendo fracasado en la prueba, despierta de un estado de coma inducido en una institución psiquiátrica, pesando sobre él la acusación de haber asesinado a su amigo Peter.
Y al despertar, ya no recuerda su nombre como «Adrián», sino como «Andrew».

Comienza paulatinamente a tener ciertos recuerdos y convence a una asistente de la institución psiquiátrica, de la que se hace amigo, para que lo ayude a escapar de allí.
Más ocurre que esta mujer termina siendo un miembro más del culto, intimando luego sexualmente con Andrew, para de ese modo utilizar su cuerpo (ya que su mente había fallado en la prueba requerida), y así, como se hizo con Rosemary, ahora invirtiendo los roles masculino/femenino, tener un hijo de Andrew, que no deja de ser un hijo engendrado por Satán, llevando esa esencia en la sangre.
Cierto concepto lejano y distorsionado del concepto hiperbóreo del «legado de sangre» parece asomar aquí, aunque desprovisto de significado gnóstico.
Y del mismo modo, se insinúa cierta unidad del cristianismo y el satanismo, cuando se dice que luz y sombra han estado desde el inicio del universo, y así como hubo un período de dos mil años del cristianismo (que después de todo no fue tan bueno, con sus guerras, pestes y caos), ahora se iniciaba un nuevo período.
No deja esto de ser una sugerencia de una alternancia complementaria entre dos facciones aparentemente opuestas.

Décadas después del libro «La semilla del diablo», Ira Levin publica una continuación de la historia, bajo el título «El hijo de Rosemary» en 1997.
La historia es distinta a la continuación del film «Look What Happened to Rosemary’s Baby», pese a que el guión fue escrito también por Ira Levin.
Aunque se trata, por supuesto, de una ficción, este doble argumento de carácter diferente, en continuación de la historia de Rosemary y su hijo, con los mismos personajes, se encuadra en lo que en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea» se conoce como «El gran secreto de Maya».
Ciertamente puede considerarse bajo esta óptica, desde IHPC (iniciado hiperbóreo en presente comprensivo), que Rosemary y su hijo, los Castevet, etc., se hallaban situados simultáneamente en distintos contextos de significación.
Es decir, lo que se conoce en otros términos como «realidades paralelas».

En «El hijo de Rosemary», el niño ya ha crecido, y tornándose adulto dirige una sociedad altruista que trabaja en aras de la paz del mundo, conocida como «Los hijos de Dios», con sede en Nueva York.
Esto condice con los planes de la sinarquía, que tras supuestos planes filantrópicos, altruistas y con objetivos de «unificación globalista», ocultan siniestros objetivos de dominación mundial.
Rosemary despierta muchos años después de un estado de coma en que había sido sumida intencionalmente por los Castevet, debido a su intento de escapar con el niño.
Tras su encuentro con su hijo ya adulto, se convence momentáneamente de que su hijo no ha seguido el sendero del satanismo, sino que se ha rebelado contra su designio impuesto de nacimiento, trabajando ahora por el «bien del mundo».

«Los hijos de Dios», bajo la dirección de «Andrew Castevet» (siendo criado por los Castevet, fue registrado con ese apellido), trabajan en el proyecto de un encendido mundial de velas, la «noche buena» previa a navidad.
El siniestro plan, que Rosemary llega a descubrir muy tarde, encubre un componente químico oculto en las velas de venta masiva para el evento mundial, que termina por aniquilar a la humanidad. Es decir, un sacrificio masivo de la humanidad entera.
Previamente, cuando las sospechas de Rosemary despiertan, llega a descubrir una ceremonia secreta de su hijo y allegados, donde utilizan toda una indumentaria de celebración que es referida luego por Andrew como «druida». Tanto el atuendo, o túnicas con capucha que utilizan, como las danzas y música desplegadas a tal efecto.
Este enlace del satanismo con el druidismo, tal como se expone claramente en «El misterio de Belicena Villca», deja en claro que Ira Levin debió tener algún conocimiento al respecto, o llegó a captar esta cuestión en su psique de alguna manera.

El personaje que Rosemary conoce como Joe termina siendo el propio diablo, el padre de Andrew, que se asegura de que el plan de destrucción masiva llegue a su fin, desconfiando de la naturaleza «mitad humana» de Andrew. Para lo cual, termina crucificándolo, con lo que nuevamente se constela en este argumento el mito cristiano.
Rosemary recibe la propuesta de «Joe» de tener el privilegio de ser la única sobreviviente humana de la masacre, teniendo juventud y vida eterna junto a él.
Negándose a esta petición primero, y luego resignándose, Rosemary sigue a Joe, descendiendo ambos por un ascensor, donde el calor se hace cada vez más intenso e insoportable.
Este suceso connota el «descenso al infierno caliente», es decir, el infierno («infernus» o inferior en latín) de «fuego caliente», que no es, por supuesto, el fuego frío o fuego luciferino.
El «infierno de fuego caliente» no es otra cosa que este mundo demiúrgico, el samsara o rueda de nacimientos y muertes.

Y desde ese «descenso en el ascensor», Rosemary aparece en otro escenario, otro plano y contexto de significación, «despertando como si hubiera tenido una terrible pesadilla», años atrás en 1965, junto a su esposo Guy y recién casada, antes de tener su hijo. Todo cuanto ha sucedido aparece en su mente ahora como «un sueño».
Y la posibilidad de rentar un departamento en el edificio Bramford se presenta nuevamente…
Esto, por un lado, connota el concepto del poder que posee el Demiurgo para cambiar a un Virya dormido de un espacio de significación a otro, sin siquiera que éste lo advierta.
En todo caso, «se ha tratado de un sueño».
También, por otro lado, esto connota el poder que poseen los Siddhas traidores, dado a ellos por el Demiurgo, de «resetear» la Kalachakra, «retrocediendo así en el tiempo», y cambiando una línea temporal y determinado plano de significación.

En 2014 surge una nueva versión de «El bebé de Rosemary», en una miniserie francesa de 2 episodios, donde el papel de Rosemary es interpretado por Zoe Saldaña.
Los hechos transcurren en París, y el edificio análogo al Bramford es «La Chimère», con el relieve en la entrada de una figura ofídica alada.
Este edificio había sido construido en 1860 como residencia de ricos y famosos, y comprado luego por «Roman Castevet» unos 30 años antes de los hechos de Rosemary, simultáneamente hacia la misma época en que Steven Marcato desaparece de la escena.
Siendo, por supuesto, Roman Castevet y Steven Marcato la misma persona, habiendo ahora asumido otra identidad.

Aquí los Castevet son un matrimonio joven, a diferencia de la versión original, siendo Roman Castevet y su esposa Margaux (equivalente a Minnie Castevet), también muy dada a las preparaciones de infusiones y hierbas.
Guy Woodhouse, el esposo de Rosemary, siendo escritor y teniendo una beca en la Sorbona, obtiene luego de «pactar» con los Castevet el puesto de jefe del departamento de literatura inglesa, puesto que iba a ser dado a la profesora Bishop, la cual sufre un misterioso ataque de histeria que la lleva al suicidio.
Guy y Rosemary reciben de los Castevet como regalo un gato negro con collar rojo, el cual es como una clase de entidad al servicio del matrimonio infame, manteniendo la vigilancia de los recién casados, con el objetivo que ya todos conocemos.

Desde la época en que Roman Castevet reside en «La Chimère», un comisario comienza a encontrar, a lo largo de 30 años, mujeres asesinadas misteriosamente a las que les falta el corazón.
A partir de las indagaciones que Rosemary hace acerca de Nena Pascal, la anterior inquilina del departamento que ahora ella ocupa, llega a una iglesia copta, que era frecuentada por Nena.
Y así descubre, a través de un sacerdote, que «La Chimère» fue copado por un culto de satanistas, pretendiendo hacer con Nena Pascal la madre de su futuro «mesías esperado». Es decir, el mismo intento que luego se hará con Rosemary, y de igual manera, siendo traicionada por su esposo, en este caso de nombre Jacques.
El sacerdote le cuenta a Rosemary que vio hace tiempo a Steven Marcato en el área del edificio, junto a una prostituta a la que asesinaba, arrancándole su corazón para comerlo.
De ese modo, Steven Marcato, y seguramente también su esposa Margaux, se mantenían jóvenes y longevos al paso del tiempo, mediante ritos secretos de canibalismo, en que absorbían la vitalidad de sus víctimas.
De igual manera, las hermanas Trench, de quienes en «La semilla del diablo» de Ira Levin ya se mencionaban como responsables de actos de canibalismo.

Al igual que en la película de Polanski, aquí también Rosemary recibe infusiones diarias de una preparación hecha por Margaux, en este caso una «sopa de fertilidad».
Y en la extraña ceremonia en que Rosemary es drogada y fecundada, es Steven Marcato quien asume el rol de vehículo transmisor de «la semilla del diablo».
Rosemary también tiene ciertas visiones y encuentros con Steven Marcato, supuestamente desaparecido hace años, y de aspecto más joven, distinto a Roman Castevet.
De donde se desprende que Steven Marcato/Roman Castevet poseía el poder de cambiar de aspecto a voluntad, e incluso consideramos que los encuentros que Rosemary tuvo con Steven Marcato fueron a partir de un desdoblamiento astral de «Roman Castevet», asumiendo esa forma astralmente y condensándose momentáneamente en la materia densa.

De una visita guiada en las catacumbas de París, Rosemary se entera también de cierta «leyenda urbana» en cuanto que, desde la época de Napoleón III (emperador de Francia entre 1852 y 1870), cierto diseño urbano de París fue configurado profanando determinadas iglesias y cementerios, donde Napoleón encontraba oposición a sus planes.
En estas profanaciones, habrían intervenido satanistas, construyéndose luego en esos sitios residencias y edificios sobre «huesos malditos», no consagrados por la Iglesia. Uno de tales lugares sería «La Chimère».
Es sabido que buena parte del área subterránea de París se halla sobre catacumbas, donde los huesos sí fueron bendecidos por la Iglesia.
Una «leyenda urbana» que sin duda oculta un trasfondo histórico, disimulado hábilmente como leyenda popular, y que nuevamente señala los nexos del poder político y élite de poder con el satanismo.

En la precuela de «El bebé de Rosemary», «Apartamento 7A», vemos que antes de Rosemary se habían hecho varios intentos con mujeres en edad de fertilidad, en función del ritual que trajera al hijo del diablo.
Terry Gionoffrio, quien conociera a Rosemary en el lavadero del sótano del edificio, también había sido elegida con ese objetivo. Y antes que ella, según esta precuela, otra mujer de nombre Joan Cebulski también había sido seleccionada.

La diferencia con respecto a «El bebé de Rosemary» y «La semilla del diablo», es que Terry Gionoffrio no procedía de la calle ni era dada a las drogas y la mala vida, sino que era una bailarina que, tras un accidente en una producción de Broadway, sufre una lesión en su pie, imposibilitándole continuar con la danza.
Las puertas del mundo artístico parecen cerrarse para ella, hasta que, en un intento de conseguir el favor del productor del teatro, lo sigue hasta su residencia en el edificio Bramford, donde, sufriendo un desvanecimiento en la entrada, es asistida por el matrimonio Roman y Minnie Castevet…
A partir de allí, recibe un trato de cuidado similar al de Rosemary, abriéndosele nuevamente para ella las oportunidades en su carrera de danza… Y, por supuesto, siendo fecundada ritualísticamente, utilizándose el pretexto de un encuentro íntimo que tuvo con Alan Marchand, el productor de Broadway que previamente rechazara su papel de bailarina debido a la torcedura de tobillo, dándole ahora, como era de esperarse, un trato privilegiado a Terry.

Y al igual que Rosemary, es derivada al doctor Sapirstein, que era miembro del culto, y recibe el talismán con «raíz de tanis» que recibiría tiempo después Rosemary, la «hierba del diablo».
Una compañera de danza que estaba propuesta en un papel central para un espectáculo, de nombre Vera, y con quien Rosemary no tenía buena relación, sufre una misteriosa fractura de tobillo, dejando la vacante libre, siendo elegida Terry Gionoffrio para cubrirla.
Por supuesto, una fractura de tobillo que no ocurrió por azar.

La señora Gardenia, que aparece también en la obra original como la anciana amiga de Minnie Castevet que cultivaba hierbas en su departamento, aquí trata de impedir que Terry dé a luz el hijo que espera, intentando apuñalarla. Y «misteriosamente» sufre un estado de coma… muy acorde al proceder de los Castevet.
Lily Gardenia era, como ya sabemos, también bruja, amiga de Minnie Castevet, y mediante cierta poción dada por ella, es como Terry se recupera rápidamente del dolor de su tobillo, cuando inicialmente es aceptada en el edificio Bramford.
Accediendo por un pasadizo desde su departamento al de la señora Gardenia, descubre un grimorio con imágenes del talismán que ella ha recibido de la señora Castevet, y una mujer encadenada que da a luz un demonio.

A partir de unas indagaciones que Terry realiza, logra dar con el paradero de unas pertenencias de Joan Cebulski, dejadas para guardar por ella en un teatro, pertenencias que nunca llegó a retirar, muriendo en un accidente atropellada por un autobús.
Así, leyendo ciertas anotaciones que Joan había hecho en una Biblia, Terry se dirige a una iglesia, donde una monja le revela que el edificio Bramford ha sido desde hace tiempo ocupado por seguidores de un culto satánico.
Terry es impotente frente al hijo que lleva en su vientre, fallando en un intento de aborto que intenta realizar, pateando sin poder controlarse a la abortista, y siendo incapaz luego de suicidarse apuñalándose. No obstante, puede accionar contra otros, como cuando apuñaló a Alan Marchand, descubriendo el sótano del edificio donde se efectuaban los rituales, y donde fue de hecho objeto del ritual por el que ahora está embarazada.

Se repiten elementos similares a los de «El bebé de Rosemary», en consonancia con un culto satánico que mantiene meramente valores revertidos del cristianismo.
«El hijo de Satán», «el año uno», «una visita y adoración satánica de los magos», etc.
Hasta aquí no sobresale nada como luciferino, llegando al desenlace, en que, acorralada sin poder escapar y con una muy alta tensión dramática, Terry responde no desde lo lúdico ni sacralizante, sino expresando lo que en la Sabiduría Hiperbórea se conoce como AGL, o Actitud Graciosa Luciférica.
Hallándose atrapada y sin posible escape, y viéndose obligada a entregar su hijo en cuanto naciera al culto de los Castevet, Terry finge acceder a una aceptación de lo que le ha sido impuesto, clamando frente a toda la congregación de los Castevet «Salve Satán», y bailando frente a todos, con lo que los engaña, pensando ellos que Terry aceptó gustosa su papel asignado, siendo una nueva miembro del culto.
Más detrás de esa puesta en escena teatralizada, Terry estaba mofándose secretamente de todos, y asumiendo un gran valor frente al acorralamiento del que no tenía salida posible, despliega una danza frente a todos, no celebrando la victoria del culto y el inminente nacimiento de su hijo, sino la victoria propia que se avecina, respondiendo con la propia vida para no ser vencida.
Y así es como, asumiendo la graciosa escena del baile en que ríe y saluda a todos, toma el valor necesario para dirigirse a la ventana y arrojarse de espaldas al vacío.

Acorde a la trama, de haber nacido el hijo de Terry Gionoffrio, el «año 1» hubiera sido 1965, un año antes del nacimiento del hijo de Rosemary en 1966.

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