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Un libro contra el matrimonio

El matrimonio, una enfermedad masculina

Fragmentos del libro «Don Juan. Psicoanálisis del matrimonio» por Ariel C. Arango (www.arielarango.com)

1. El varón sometido al ritual del matrimonio (y es de él de quien se habla en esta historia) debe llevar, para siempre, un anillo en el dedo. Es la señal de la renuncia, con la aceptación de la monogamia, a su libertad instintiva. El anillo es un emblema de la castración y, por eso, funesto. Don Juan no se lo puso jamás.

2. La severidad con que Cristo trata el deseo amoroso es, por supuesto, herencia judía. Jehová, el Dios de Israel (y Dios Padre de los cristianos), instituyó con su séptimo mandamiento, en medio de un cielo poblado de atemorizadores truenos, relámpagos y humo, el matrimonio como base de la familia. Y lo protegió con implacable rigor.

3. Mahoma acepta todas las narraciones de la Biblia y alega que el acuerdo de ésta con el Corán es una prueba de su misión divina. De hecho, los mandamientos y prohibiciones impuestos por el ritual del matrimonio a judíos, cristianos y mahometanos muestran tan inconfundible aire de familia que parecen dictados por un solo Dios.

4. El Corán, por lo demás, prohíbe estrictamente toda intimidad física antes del casamiento y sugiere el ayuno, que debilita las exigencias de la carne, para soportar mejor tan excéntrica continencia. El celibato, como entre los judíos, es considerado pecaminoso, y el matrimonio, también como entre los judíos, es obligatorio, aunque para hacer seductor el yugo se le concede al varón tener cuatro esposas (si bien no se le tolera cogerlas mientras estén menstruando). La mujer, por supuesto, sólo puede tener un marido a la vez.

5. Tanto judíos como cristianos y mahometanos consideran al adulterio una grave violación de la Ley (si bien el Viejo Testamento y el Corán tratan al varón pecador con más benevolencia que el Nuevo Testamento o el Talmud). Y la pena, en estos Libros Sagrados, es la muerte o la castración, que para el macho significan lo mismo ya que en ambos casos, igualmente, pierde la vida.

6. La Iglesia, sin embargo, sostiene que más allá de cualquier falacia lógica, únicamente la teoría del pecado original puede explicar el sufrimiento inmerecido que el hombre padece; sólo ella puede dar razón de ese obscuro sentimiento de impureza que anida en lo hondo de todo pecho humano. ¿Cómo justificar sino, por ejemplo, las catástrofes naturales que, inesperada y ciegamente, cortan tantas vidas en flor y arrasan años de duro trabajo? Sólo pueden ser un castigo divino y si hay castigo es porque hubo pecado. Pero como es una culpa que el hombre ignora, concluye el razonamiento, tiene que ser una culpa que él trae consigo al nacer. ¡Su culpa es ser miembro de una raza pecadora! La Biblia (Génesis, 3) la describe como una herencia del primer pecado humano: el pecado de Adán.

7. Y, de ese modo, la Madre, confirmando el profético error de Mahoma, se convirtió, de hecho, en la tercera persona de la Santísima Trinidad…

8. La fecundación de la Virgen por la oreja es una venerable tradición de la Iglesia Católica. Conforme a ella, la concepción de Jesús fue llevada a cabo por la introducción en su oído del aliento del Espíritu Santo. San Agustín, en su Sermo de Tempore, lo afirma rotundamente.

9. El extraordinario relato que nos muestra a Eva naciendo de la costilla de Adán no es sino una inversión absurda, típica de los sueños (y el mito no es otra cosa que un sueño soñado por muchos), cuyo propósito inconsciente es negar el deseo incestuoso: Eva era la madre de Adán y también su amante, y ambos, unidos en una sola carne, erant duo in carne una, dieron origen a la familia humana.

10. Nosotros tenemos Diez Mandamientos… ¡y los salvajes también!

11. Los Diez Mandamientos, también llamados El Decálogo (del griego dekalogoi, diez palabras), constituyen una lista de preceptos religiosos que, de acuerdo a varios pasajes del Éxodo (20; 2-17) y del Deuteronomio (5; 6-21), fueron revelados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí y grabados en dos tablas de piedra. Los Mandamientos no son originales y reflejan, más bien, una moralidad común al antiguo Medio Oriente. Existen muchas similitudes entre El Decálogo y el código del rey Hamurabi (1728-1686 a C), el constructor del imperio babilónico; con el famoso capítulo 125 del egipcio Libro de los Muertos; y con ciertas leyes asirias e hititas mucho más antiguas.

12. El Ritual es muerte, resurrección, amnesia y, además… ¡mutilación! En los casos más suaves consiste en la rotura de un diente, o en arrancar los cabellos, o en perforar los labios o las orejas; en los más severos, en la cruel circuncisión o en la terrible subincisión. Y, además, en muchas tribus los preparativos de la mutilación se hacen con perversa morbosidad… ¡frente a los mismos iniciados!

13. Entre los semitas pareciera que al principio la circuncisión se practicaba en el momento de contraer matrimonio: tanto el vocablo arábigo hatuma como el hebreo chosan sitúan la circuncisión en íntima relación con el noviazgo y el casamiento. Algunos árabes mutilan al joven cuando éste llega a la edad de tomar esposa y la operación es practicada en presencia de la novia. Y también, a veces, ha sucedido así entre los judíos. Séfora, la esposa de Moisés, lo protegió de la ira de Yahweh diciendo, mientras tenía en la mano todavía el silex ensangrentado con que había circuncidado a su hijo (Éxodo, IV, 26): «Tú eres esposo de sangre para mí».

14. Entre el ritual de iniciación y el ritual del matrimonio fluyen armoniosas concordancias (lo que no debiera extrañarnos ya que los dos son intentos de domesticar a los jóvenes).

15. Pues bien, si todo matrimonio, ya sea religioso civil, consiste en un ritual de iniciación, y la esencia del ritual es castrar los más deleitosos deseos masculinos, ¿por qué el matrimonio debiera prodigarle al macho felicidad?

16. La circuncisión, el pars pro toto, la parte por el todo, es la culminación del ritual de iniciación. Es su sello espantoso.

17. Las orejas y las narices, como se desprenden de la cabeza con facilidad, también constituyen un medio fácil de contar los enemigos muertos. Gengis Khan (1167-1227), el fundador del imperio Mogol, al conquistar Polonia, hizo llenar nueve sacos con las orejas derechas de los muertos y el emperador bizantino Constantino V (718-775), que liberó Constantinopla de los ataques de árabes y búlgaros y que, además, se distinguió por impulsar un concilio de obispos orientales que condenó el culto de las imágenes y persiguió a los monjes rebeldes recibió, como deliciosa ofrenda por su celo religioso una bandeja llena de narices.

18. Es el espíritu del trofeo, su genuina esencia. Se trae un pedazo del cuerpo del vencido en lugar de traerlo a él. Es más cómodo y vale lo mismo. La mutilación aparece cuando en vez de cortar partes del cuerpo muerto se cortan partes del cuerpo vivo y esto sucede cuando el vencedor halla ventajas en conservar a sus enemigos en lugar de matarlos o comerlos. Los cautivos, entonces, se transforman en esclavos a los que, no obstante, se les sigue cortando partes del cuerpo como trofeos. Y, de ese modo, las huellas de la mutilación se convierten en señales de esclavitud: en vez de cortarles la cabeza o sacarles la mandíbula, se les extrae la nariz, la oreja o los dientes; en lugar de escalparles el cuero cabelludo sólo se les rapa el pelo; y en vez de castrarlos… ¡se los circuncida!

19. La circuncisión es una señal de sumisión. Está difundida entre los pueblos primitivos pero también en los civilizados. La practicaban los fenicios y los egipcios y, todavía, los árabes y los judíos. Y en cada pueblo significa lo mismo. Ad uno disce omnes, conociendo a uno los conoces a todos.

20. Ellos, pues, a través del pars pro toto de la circuncisión se infligen, voluntariamente… ¡la misma castración que temen padecer! (un eco de esta cáustica ironía pantagruélica se repite todavía en nuestros días en el burlón comentario que afirma que «los judíos tienen la pija terminada a mano»).

21. La circuncisión entre los judíos era la marca de la esclavitud o, lo que es lo mismo, de la sujeción a Jehová. Él hizo escuchar su palabra a Abraham (Génesis, 17): Tú circuncidarás la piel de tu prepucio y éste será una señal del pacto entre tú y yo. Pero también debían circuncidarse sus hijos y los hijos de sus hijos. Era un pacto eterno: Y mi pacto estará en tu piel por una eternidad. Jehová, por lo demás, se indignaba cuando descubría judíos que no llevaban en su pija el estigma humillante. Explotó de cólera contra Moisés por no haber circuncidado a su hijo (Éxodo, IV, 24-26). Quiso matarlo y sólo la rápida y diligente acción de su esposa lo salvó.

22. Aconteció que como estuviese Moisés en una posada salióle al encuentro el Señor y trató de hacerle morir, y Séfora tomó una piedra tajante, y cortó el prepucio de su hijo y lo arrojó a sus pies. Los propios judíos nunca ignoraron que el prepucio era un trofeo. Tan es así que, fieles al aforismo que afirma que uno trata a los demás como se trata a sí mismo… ¡siempre impusieron la circuncisión a los pueblos que vencían! El rey Saúl desafió a David a que trajese de la batalla cien prepucios de filisteos y David, excediéndose… ¡trajo doscientos!; Matatías, el sacerdote judío, padre de los Macabeos, que se rebeló contra la política de helenización del rey seléucida Antíoco IV Epífanes, recorrió el país junto con sus amigos, destruyendo los altares paganos y circuncidando a todo niño que encontraban (I Mac, 2, 45-47).

23. Hircán, sumo sacerdote de Judea, después de subyugar a los idumeos les impuso la obligación de someterse a la circuncisión o abandonar el país, y Aristóbulo, rey de Judea, impuso la señal de la Alianza al derrotado pueblo de la Iturea. Los judíos mutilaban la pija de los pueblos sometidos de la misma manera que ellos mutilaban la propia. Y que se siguen cercenando, como una obsesión, desde hace siglos. Es un ritual aterrador.

24. La amenaza de castración es un medio de inspirar terror y en ella se inspira todo ritual de iniciación para garantizar la prohibición del incesto ya que recurre a la circuncisión que es su forma mitigada.

25. Y esto sucede en toda época y en todo lugar ya que los pueblos que no circuncidan también imponen a sus hijos una señal de sumisión: al varón recién casado no le cortan el prepucio… ¡pero le obligan a llevar un anillo en el dedo! Una es una marca y el otro sólo un ornamento pero ambos son el sello de la esclavitud.

26. El anillo de matrimonio es un emblema de la castración y, por eso, funesto. Don Juan no se lo puso jamás.

27. El trofeo es una señal de poderío y la mutilación la marca de la esclavitud. El que mutila es el vencedor; el mutilado, el vencido. Las mutilaciones son variadas y abarcan todo el cuerpo: la cabeza, la nariz, los pies, las orejas, los dientes y las muelas, el pelo, la piel, la lengua… Y siempre consisten en quitar, arrancando o cortando, algo del cuerpo. Aparentemente son muchas pero, en realidad, una sola, porque todas son substituciones inconscientes del miembro que, turgente, se eleva en la encrucijada de las piernas ya que toda mutilación no es sino una castración enmascarada.

28. Los judíos circuncidan su pija como muestra de obediencia a Jehová y los aborígenes se tatúan la lengua como prueba de la suya. Ambas son mutilaciones; ambas son señal de sumisión.

29. No obstante, y a decir verdad, el judío no sólo en la época de los macabeos buscó abolir la circuncisión padecida en la infancia, sino que más bien, siempre lo intentó (si bien en este caso sólo simbólicamente) mediante el uso de la kipá un pequeño trozo circular de tela que se pone en la cabeza durante las ceremonias religiosas, y que es la manifestación de su deseo inconsciente de restituir a su pija el trozo de carne que le extirparon de la «cabeza» al poco tiempo de nacer. Y la esencia de toda esta enigmática afinidad entre circuncidados y tatuados consiste, cabalmente, en que ambos comparten el deseo de injuriar su cuerpo: el judío al cortar el prepucio de su inerme bebé de sólo ocho días de vida, y que es sangre de su sangre y carne de su carne, no hace otra cosa, inconscientemente, que mutilarse a sí mismo, que es lo mismo que hace también, quien se tatúa. Esta insólita simpatía por el bisturí, sin duda, nos resulta extravagante, ya que no ignoramos que el instinto natural de todo varón nacido de mujeres, por el contrario, ¡preservar su piel!, tal como tiene lugar cuando alejamos la mano ante la proximidad del fuego. Pero sucede aquí que el espontáneo impulso de custodiar amorosamente el propio cuerpo se ha transmutado en el humillante anhelo de grabar en él la marca de la sumisión…

30. De allí que lo siniestro, en sí, no sea tanto la castración como… ¡desearla!, y esto, como simple y límpidamente nos enseña Freud, constituye la definición misma de la perversión la cual consiste, precisamente, en buscar placer en lo que naturalmente angustia, es decir, en la sumisión o en el dolor. Y si no, pensemos, ¿quién que no estuviese dominado por un inconsciente deseo de hacerse daño mutilaría su propia carne? Lo siniestro es ver a un varón que real o simbólicamente… ¡se ha castrado a sí mismo!

31. Pero sucedió que el judío en vez de reconocer y enfrentar, honestamente, su perverso deseo de sumisión, para lograr controlarlo y afirmar así su voluntad viril, abruptamente, ¡lo negó!, proclamando, por el contrario, su ficticio y amanerado… ¡orgullo por estar circuncidado! Y de ese modo establecieron las condiciones para que la historia, pari passo, se repitiese de nuevo: siglos después los nazis los esclavizaron otra vez, como antes los egipcios, y les impusieron también una mutilación, en este caso, un tatuaje: ¡los números que le grababan en los brazos en los campos de concentración!. Y de tal modo, le sumaban, a la feroz agresión, una burla siniestra: «¿Así que les gusta mutilarse? Pues bien, ¡les será concedido!».

32. El anillo que el varón se pone en el dedo como signo de sumisión a su Padre se llama alianza y así se llama, también, la circuncisión del judío, signo de la sumisión a Jehová (la palabra b’rith, alianza, es a menudo usada en el sentido de circuncisión y b’rith malah significa la alianza de la circuncisión).

33. El yugo es un instrumento de madera al cual, formando una yunta, se sujetan las mulas o los bueyes y así tiran del arado o del carro. Por esta razón se ha convertido en el emblema de toda carga pesada, prisión o atadura. ¡Qué mejor símbolo para el matrimonio! Al macho y a la hembra unidos por el casamiento se los llama cónyuges, palabra que deriva precisamente… ¡de yugo!

34. El matrimonio es un yugo. ¿Quién podría, entonces, desearlo? ¿Qué hombre buscaría, lúcidamente, adherir a tal proyecto? El varón (ya que es él y no la mujer la víctima del ritual) le huye. Siempre le ha huido…

35. El macho siempre supo, con mayor o menor claridad, que al casarse se castraba.

36. El anillo, para la mujer, es un motivo de orgullo y lo exhibe en su dedo anular cual si fuese un trofeo; el hombre, se avergüenza de él, lo oculta, se lo saca, o… ¡lo pierde! Y ello es así porque para la hembra el matrimonio es una consumación anhelada y para el macho sólo un compromiso que ya no puede postergarse más. A ella, exhultante, la felicitan y a él, sometido, lo consuelan (todo varón casado ¡engorda!).

37. El matrimonio es un compromiso y, como todo compromiso, supone exigencias y, con ello, fastidio. Y el lenguaje, en todos los idiomas, así lo registra. En inglés, la palabra plight, que significa comprometerse en matrimonio, significa, además, apuro o aprieto, y casarse, coloquialmente, se dice to get hitched, o sea, quedar atrapado. Y no es por supuesto casualidad que, entre nosotros, la palabra esposa que deriva del latín sponsa y que designa a la novia o joven prometida solemnemente en matrimonio, designe también, las argollas o anillos con que se encadenan las muñecas de un delincuente.

38. ¿Qué goce se puede aguardar, razonablemente, de un deseo encadenado? Todo el día, todos los días de la semana y el mes, todo el año, siempre… ¡con la misma mujer! Quisque suos patimur Manis, cada uno sufre su propia sombra. La sombra del varón es su esposa.

39. La masturbación y la homosexualidad es el destino de los machos incapaces de conquistar hembras. Y esto sucede entre los animales también. En las manadas de caballos salvajes se puede observar in situ: los potros que viven apartados del grupo, y que se masturban a discreción, tienen un jefe que los dirige, controla y molesta como si fueran hembras.

40. El varón castrado no sólo se somete a la Ley sino que, a menudo… ¡hasta llega a amarla! (los maridos contumaces o los empedernidos reincidentes). Muchos, incluso, gozan humillándose ante ella.

41. ¿Por qué arraigan tanto en el macho los mandatos y las prohibiciones? O lo que es lo mismo, ¿por qué éste, reverente, acepta la Ley? La respuesta no es difícil sino, más bien, fácil, tanto que es casi obvia: ¡por miedo! Por un miedo que está enraizado en su naturaleza y que se renueva entre padres e hijos. Un miedo del que se alimentan todos los temores y que constituye su fuente. Un miedo a una agresión tan espeluznante que más que temor suscita espanto… ¡la amputación de la pija y de los huevos!

42. La amenaza de castración es una amedrentación tan poderosa que todos sucumben a ella. Y que, además, deja una huella indeleble. Tan honda que el macho quedará, desde entonces, domesticado y listo para recibir nuevas órdenes. Ella es la que ha creado en el varón el hábito de la obediencia. El miedo es la razón final de la Ley y la castración su nombre más antiguo. Séneca (4-65), el filósofo romano, que lo sabía, lo expuso con severa concisión: Qui potest mori, non potest cogi; quien puede morir, no puede pensar.

43. El varón no necesita ya, desde entonces, intimidación alguna. Sería superflua: él solo es quien, voluntariamente… ¡se somete a sí mismo! Se rinde a la voluntad del Padre, acepta el ritual de circuncisión y renuncia a su libertad. Aunque, sin embargo, como toda sumisión es difícil admitir, inconscientemente… ¡la niega! El hombre casado no dice: «Me casé porque tenía miedo de coger sin permiso», sino, en cambio, dice: «Me casé para formar una familia». Es una propensión muy humana hacer, de necesidad, virtud.

44. Don Juan, fiel a sí mismo, siempre encontraba su bienestar realizando su propia voluntad y no la ajena, y jamás ofreció su culo para apaciguar a un enemigo.

45. Don Juan, sin duda… ¡no era un varón castrado!

46. ¡Qué mejor definición del matrimonio! ¿Qué es el matrimonio?: los restos, las sobras, el descarte de los placeres del Señor…

47. El desarrollo de la civilización, con sus crecientes restricciones al instinto viril, incrementa la impotencia del hombre, tanto, que de hecho pensaba, que «la vida sexual del hombre civilizado se hallaba en pleno proceso involutivo»: ¡el «Viagra»! Cada nuevo «derecho humano» que se inventa es un nuevo pedazo que se le rebana a la pija

48. El matrimonio es la confirmación adulta de la sumisión infantil y equivale, psicológicamente, al rito del mismo nombre establecido por la Iglesia Cristiana por el cual se reafirma la relación de obediencia, establecida previamente en el bautismo, del hombre hacia Dios.

49. El matrimonio es la confirmación adulta de la castración infantil.

50. El Duce, el hombre más poderoso de Italia y uno de los más importantes del mundo, vigoroso y de extrema vitalidad, era muy amante de las mujeres, y aunque no tenía un harén de trescientas concubinas como Solimán el Magnífico, el sultán turco, o como el emperador mogol Hublai Kan, su número, para ser europeo, tampoco era nada despreciable, ¡llegó a tener 14!

51. Un matrimonio no puede considerarse sólidamente establecido hasta que la esposa no haya conseguido hacer de su marido su hijo, o lo que es lo mismo, hasta que la hembra no se convierta, ¡en una Madre Virgen! Pero si la mujer se transforma en madre es porque el hombre, transformado en hijo… ¡ha vuelto a la infancia otra vez! El matrimonio es un voto de infantilismo perpetuo.

52. La coerción más seria consistía en exigirle comportarse, por medio de la sumisión al matrimonio, del mismo modo que la hembra: ¡la glorificación de la monogamia! El macho es promiscuo. Y lo es porque la Naturaleza así lo quiso. Ella, a quien sólo le preocupa la specie, quiere que la siembra se produzca siempre, que nunca falte la simiente en el anhelante y feraz surco de la hembra. Y por eso hizo al macho un sembrador.

53. Pero sucede que el varón sometido al ritual de circuncisión es infiel al destino que la Naturaleza le impuso en su pija y vive encerrado entre quatre murailles, las cuatro paredes de su hogar, en donde, transformado en un «ama de casa», cocina, limpia, hace las compras en el supermercado, cambia los pañales al bebé, lo saca a pasear en cochecito por la calle… ¡y al perro también! Los italianos han acuñado un nombre feliz (y cruel) para llamar a este difundido tipo de hombre: le dicen «un mamo», es decir, «un hombre mamá». ¡Don Juan en el supermercado! El matrimonio no sólo infantiliza al varón. Lo feminiza también…

54. ¿Para qué la fiesta de bodas?: para ahogar el dolor. Es un narcótico. Y es que sólo embriagado puede el macho aceptar la mutilación que supone el anillo funesto. El matrimonio es un ritual de circuncisión, y la fiesta, un cruel engaño: ¡se festeja la castración!

55. Las raíces de la Pascua judía descansan en una antigua costumbre semítica de sacrificar al hijo primogénito (y dado el humor del hombre de aquellos tiempos lejanos muy, seguramente, de comérselos después); y, por supuesto, igualmente recordar, que estos salvajes ritos canibalísticos se realizan diariamente en la misa de todas las iglesias cristianas, ya que la Eucaristía no es otra cosa que una repetición inconsciente de aquel banquete primordial. En el sacramento de la comunión a través de la hostia y el vino, la carne y la sangre, el creyente… ¡se lo come a Cristo!

56. Los antiguos aztecas también se comían a su Dios en el sacramento del pan: dos veces al año, en mayo y diciembre, hacían con masa de harina una imagen del gran Dios mejicano Vitzilipuztli, y la rompían después en trozos que comían, solemnemente, sus adoradores.

57. En ningún caso, sin embargo, ya sean uno o dos, nunca hay sacrificio si no hay antes obnubilación, ya que ése es, precisamente, el propósito de la celebración: aturdir a la víctima. Donde hay mutilación siempre tiene que haber una fiesta.

58. Existe, además, una interesante correspondencia entre castración y fiesta: cuanto más grande es el rechazo inconsciente al matrimonio tanto más grande es la celebración. Tanto es así que hasta es posible pronosticar la duración de un casamiento por la ampulosidad del festejo. Las revistas mundanas que cubren con profusión de notas y fotografías las nupcias de una pareja famosa dedican el mismo espacio, no mucho tiempo después… ¡para mostrar su divorcio! Más grande la fiesta, más corta la unión.

59. ¡Y qué dolor cuando, pasada la fiesta, el varón toma conciencia de la mutilación! ¡Qué sufrimiento cuando se disipan los vapores de la embriaguez! Y no es para menos: la castración es la fuente de una angustia inextinguible

60. Los circuncidados se sienten, siniestramente, orgullosos de serlo… ¡celebró su castración! (tal como igualmente la celebran los putos en la fiesta del «día del orgullo gay», un vestigio del «día de la sangre» en la fiesta de la Gran Madre Cibeles).

61. Todo se repite. Como se repite, también, el arrepentimiento de Atis: es raro el caso del marido que, en algún momento, no sienta que su matrimonio fue una trampa, una falsa promesa, un sueño incumplido.

62. La fiesta de bodas, como toda fiesta, es engañosa ya que su propósito no es, en sí, el placer, sino ocultar un sacrificio. Y esto lo demuestra su carácter obligatorio.

63. Es él quien repite experiencias penosas por la sola razón de padecerlas de nuevo. Es él quien busca, a través de la eterna repetición de las mismas, multiplicar su dolor. Y le aseguraría, además, que esa fuerza que arruina su vida, no viene de afuera de sí, sino de adentro de sí; que es una compulsión a repetir que nace de su propia voluntad de hacerse daño, y humillarse a sí mismo.

64. El matrimonio es una manifestación de la forza del destino, del ciego y demoníaco impulso a repetir, gratuitamente, una experiencia angustiosa.

65. Pero, ¿cómo puede el varón liberarse de cumplir con el fatídico ritual del matrimonio si desde niño ha visto que, mansamente, se sometieron a él, ¡su propio Padre!, su abuelo, su tío y, tal vez, su hermano también? ¿Cómo enfrentar la castración si todos los hombres que le sirven de guía se resignaron a ella? Es un sacrificio ritual que se repite, mecánicamente, a través de las generaciones. Y todos lo hacen porque antes… ¡todos lo hicieron también! Una típica repetición colegial que evoca las ovejas del célebre parangón dantesco (Purg., III, 82): e cio che fa la prima, e le altre fanno «y eso que hace la primera las otras lo hacen también» ¡Hace falta un modelo heroico para rebelarse al ritual! ¿Será éste, acaso, Don Juan?

66. El matrimonio es una dañina y gratuita regresión a la infancia: el hijo, dominado por el miedo, confirma su castración infantil y renuncia otra vez, inconscientemente, a su adorada madre, y toda la agresión que no pone en juego para enfrentar y vencer a su temido Padre, cruel y burlonamente, la descarga contra sí mismo a través de su manso sometimiento al ritual de circuncisión, transformando, de ese modo, la humillante sumisión del pasado… ¡en un eterno presente! El matrimonio es el varón castrado.

67. Lo que Don Juan no quiere es… ¡casarse! No quiere someterse al ritual de castración. Promete ponerse en el dedo el anillo funesto… ¡y no cumple!

68. ¡Todo varón quisiera poder coger a la mujer deseada sin tener que casarse, sin tener que pagar el tributo del humillante ritual! Es el deseo más hondo que anida en todo pecho viril. ¡Quién no fuera Don Juan!

69. El varón, abrumado por la majestuosidad de la música, ya sea por la «triunfal» Marcha Nupcial de Mendelsson, cuyo toque de fanfarria es un emblema a la entrada o salida de las iglesias, o ya sea por las repetidas notas agudas que introducen el Coro Nupcial de Wagner, que acompaña el lento andar de la novia hacia el altar (y que no son sino un eco de la música salvaje que en el «día de la sangre», drogaba a los novicios que ofrendaban sus huevos a la Gran Madre Cibeles durante el célebre festival) y preso de la euforia que en él suscitan las fiestas y banquetes que celebran (y ocultan) la castración, se somete al ritual del matrimonio. Y lo hace para advertir, no mucho tiempo después, que como el frigio Atis, ha caído en una trampa donde la angustia, la tristeza y el aburrimiento ocupan el lugar del prometido paraíso.

70. El varón castrado se atormenta asustándose a sí mismo: ve peligros que lo acechan por doquier; imagina para sí el más desgraciado y obscuro futuro; alimenta su mente con inquietantes supersticiones y obscuros presagios y vive preso de la desoladora amenaza de enfermedades incurables (que en ocasiones, inconscientemente, se las provoca también). Y, además, se siente viejo, a veces irritable y a veces abatido, y casi siempre inquieto. Y a menudo teme y piensa en la muerte…

71. El matrimonio no es un problema para la mujer. ¡En absoluto! Para ella, por el contrario, es un destino manifiesto. Es la meta de su vida: formar una familia y gozar, como esposa, en el calor del nido, plácidamente de su maternidad. Por eso, instintivamente, es constante en el amor: ¡quiere conservar al macho que le hizo los hijos para que la ayude a criarlos! Pero el matrimonio sí es un problema para el varón. Como su instinto es promiscuo él está más orientado hacia la diversidad y el cambio, pero resulta que el Ritual al «transferir las reglas de la sexualidad femenina a la masculina prohibiendo todo comercio sexual fuera de la monogamia»… ¡quiere castrarlo! Menudo problema. ¡Quién no fuera Don Juan!

72. Don Juan se hubiera demorado, amorosamente, mucho más tiempo con cada una de sus mujeres si ellas, casi obsesivas, no se hubieran empeñado en cazarlo para uncirlo después al yugo del matrimonio.

73. Es el hombre quien posee porque es él quien conquista; el macho es más agresivo que la hembra. ¡La anatomía es el Destino!

74. Don Juan, lejos de frenar su agresividad no permitía que ella se acumulara dentro suyo. Él sabía que la violencia reprimida se transforma en rabia, y la rabia, como con aguda psicología lo dice Dante en su divino canto, consume a quien la padece (Inferno, Canto Settimo, 9-10).

75. El varón (como la nación) que renuncia a la conquista no es ni bueno ni malo: es un jubilado

76. Los que se someten al tabú del incesto tienen dificultad para comer carne. La prohibición judía de comer carne y leche al mismo tiempo es un soberbio ejemplo: «No cocinarás cordero con la leche de tu madre» (Éxodo, XXIII, 19). Y es lógico: ¡carne y leche es lo que comíamos cuando chupábamos las tetas de mamá! El judío no come carne porque se somete al tabú del incesto. Y los vegetarianos también…

77. Balzac (1799-1850), el escritor francés, en su Physiologie du Marriage (1829) decía que la migraine, la reine des maladies, la jaqueca, la reina de las enfermedades, es el arma más astuta y terrible empleada por las mujeres contra sus maridos…

78. En el serrallo del Viejo Celoso no había igualdad de derechos: todas las hembras eran sus esclavas a quienes él… ¡trataba como reinas! Él era dueño de ellas pero no ellas de él. Su temple era el de un genuino Señor: habere non haberi; poseer, no ser poseído.

79. Y esto ha sido siempre así porque, ya sea aquí y ahora, cómo en épocas lejanas o distantes lugares, todas las esposas dicen lo mismo y actúan igual. Y esto se debe a que las innúmeras esposas que nos muestran nuestros ojos constituyen una mera ilusión porque ellas son sólo imágenes de la Esposa eterna. Ella, más allá del tiempo y el espacio, nunca cambia y siempre es igual a sí misma.

80. Lo más frecuente, sin embargo, es que las enfermedades se manifiesten, periódicamente, durante toda la vida del hombre casado. Y, en verdad, son muy variadas, ¡Tantas como todas las que pueda padecer el macho! Pero, en cualquier caso, el significado del síntoma es siempre el mismo: ¡una protesta de la pija!

81. Don Juan nunca se sometió al primitivo ritual de iniciación en que consiste todo matrimonio y nunca renunció a su madre a la que buscó en cada mujer que hizo suya, y por eso, la obstinación, orgullo y coraje con que, cual redivivo Prometeo, desafió a su Padre, nos despierta una admiración que sólo es comparable a la nobleza con que satisfizo su instinto: sin dar excusas ni pedir perdón. Fue el héroe trágico sin parangón.

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20 comentarios

  1. JOSE LUIS SCAGLIONE

    YO TENIA UN HERMOSO HAREN,COMPUESTO POR LAS MEJORES HEMBRAS DEL PUEBLO,AHORA ME PREGUNTO¿PORQUE ME CASE?POR LA ESTUPIDA RAZON DE QUE TODOS LO HACIAN,Y ES MUY CIERTO,AHORA ES TODO OSCURO E INCIERTO,LLENO DE TEMORES,MIENTRAS QUE ANTES HABIA UNA CERTIDUMBRE CONSTANTE,UN SENTIMIENTO DE REALIZACION PERMANENTE,AHORA HAY ENFERMEDADES,MIEDO….QUE CIERTO ES TODO ESTO,LAMENTABLEMENTE NO PARECE HABER SOLUCION……….
    RECUERDO EL BRILLO DE SATISFACCION EN LA MIRADA DE TODOS,AL SABER QUE ME CASARIA,CLARO,OTRO IDIOTA QUE CORRERIA EL MISMO DESTINO QUE ELLOS,Y POR SI ESO FUERA POCO,ES TODO TAN CIERTO,QUE HASTA LA AMENAZA,VERBALIZADA DE CASTRACION,ANTE LA INFIDELIDAD ESTA PRESENTE

  2. Despertando

    Que articulo tan bueno, la verdad cada vez que entro aquí encuentro lo que había buscado pero en muchos lugares de la Internet son sofistas disfrazados de estupidez moral, el despertar esta cerca cuando todos nosotros sepamos que no tenemos que vivir una vida que no nos parece…. !!!

  3. Xelas

    Gran razón y gran artículo si señor…de todas formas para añadir un poco de información, tengo libros que explicaron que los «matrimonios» formados por personas muy liberales (de esos que intercambiaban esposas/esposos con otros) explicaba el libro que son los matrimonios más felices. No sé si lo que escribí coincide plenamente con lo anterior dicho pero es un dato un tanto Curioso.

  4. A Xelas, sobre los maridos «liberales» que intercambian sus esposas: son varones que encubren así su homosexualidad latente y, por supuesto, no son en absoluto «liberales», sino por el contrario, muy sometidos, y más precisamente… ¡perversos!
    Un relato del griego Heródoto, el «Padre de la Historia», será aquí aleccionador (Historia, I, 7-13). Candaules, rey de Lidia, que tiene una esposa de extraordinaria belleza persuade a un oficial de su ejército, que es también su mejor amigo, a que se oculte detrás de la puerta del dormitorio real para que observe y disfrute el desnudo esplendor del cuerpo de su mujer ¡Qué extraordinaria actitud! Contradice absolutamente los naturales sentimientos de todo macho genuino. El hombre, que lo es tal, no quiere que nadie goce de su hembra… ¡ni siquiera con la mirada! Su mujer es su propiedad exclusiva y… guai chi la tocca! Y tanto es esto así, y como no existe lugar o época donde las cosas sean de otro modo, que el hecho se transformó en un tema obsesivo de la poesía dramática. Las tragedias de honor son, en su mayoría, historias de esposas infieles o de hijas violadas. La honra, dice Lope de Vega (1562-1635) el genial escritor español, siempre se funda en mujer.
    No obstante, y como siempre, existen las excepciones. Y Candaules es una de ellas ya que él goza al revés de todo varón. Lo que le gusta al rey lidio es que otro macho… ¡se coja a su mujer! Y esto es, precisamente lo que Freud, simple y límpidamente, llamaba perversión, esto es, buscar placer en lo que… ¡naturalmente angustia!, esto es, en la sumisión o en el dolor. Y lo que sucede aquí pues, es que Candaules no es realmente, un macho, sino inconcientemente… ¡un puto! (Puto es una voz que deriva del latín putus: significa niño. Esto es evidente, sobre todo, en el idioma italiano donde la palabra putto tiene la acepción de muchacho. Artísticamente se llama así, además, a los infantes mofletudos que, entre otras cosas, suelen adornar los capiteles de las columnas siendo este aspecto mórbido y afeminado, el que suele despertar, a veces, pasiones equívocas). La insólita “liberalidad” de Candaules disfrazaba, en verdad, el velado deseo de que Giges, su gran amigo, y a través de su esposa (con quien él se identificaba en su mente), y como lo dice en modo genuino e insuperable el lenguaje obsceno… ¡le rompiera el culo a él! Su esposa era para el rey, como así también, para todos los maridos que comparten sus mujeres, sólo un pretexto y la concha de la mujer es únicamente el lugar donde estos varones calientes entre sí y apenas separados en el tiempo… ¡se encuentran con sus pijas!
    ¿Cómo terminó la historia? La reina, asqueada de su perverso marido, le ordenó a Giges que lo matase. Y como ella, con femenina intuición, había advertido cuál era la retorcida fantasía de Candaules, le impuso también que el asesinato debía tener lugar en el mismo dormitorio en que Giges la cogió con la mirada y que, asimismo debía ser consumado con un puñal (universal símbolo de la pija) que ella misma le entregó. Es como si la reina, a modo de refinada y cruel venganza, le hubiese dicho a su esposo: “¿Así que te gusta ser “clavado”? Pues bien: ¡te será concedido!”
    Y así fue como Giges no sólo mató al pervertido rey, sino que, además, nos cuenta Heródoto, “se hizo con la mujer y el reino de los lidios”.

  5. Jaguar X

    No entiendo.

    Se nos está diciendo que Don Juan es un heroe por que se dedicó a satisfacer su instinto, y por lo tanto es digno de admiración y de conducta ejemplar???? Perdon camaradas, pero eso cualquier perro callejero lo hace.

  6. C. Carnevale

    ¡Como no nos vamos a parecer a perros callejeros si tenemos el 90 por ciento de genes comunes con las moscas, y el 99 por ciento de genes comunes con los chimpancés! Así, cualquiera se puede parecer a cualquiera! Con los perros callejeros nos diferencia el que ellos tienen orgasmos y eyaculaciones, y nosotros, los guerreros despiertos, no.
    Veamos este libro. Aquí se habla del cuerpo y del alma, de la sexualidad y los afectos que la acompañan. Coincide en algunas cosas con el maniqueísmo: no contraer matrimonio, no a la convivencia. Coincide en algo con Miguel Serrano: «el heroe no debe procrear», etc. Coincide en algo con Luis Felipe Moyano: Un guerrero no debe tener una familia, etc. (Lean en Belicena Villca lo que dice sobre la soledad y sobre la familia o esposa o pareja). Es sabido que el hombre común u hombre dormido posee terribles sometimientos que le impiden la felicidad, aunque sea por un breve momento, y a ellos parece dirigirse este libro. Trata de que cada hombre dormido pueda desactivar la telaraña de conflictos y premisas falsas que lo atan y destruyen en cada momento de su vida.
    La sexualidad del guerrero consiste, de acuerdo a Serrano y a Moyano, en relacionarse sexualmente con la mujer de tal modo que, en vez de perder energías y volverse cada vez mas estúpido, el guerrero pueda, a través del sexo, ser cada vez más libre y potente. El que nació para ser guerrero sabe que no ha sido enviado a este mundo para ser felíz o a seducir mujeres, sino a librar la guerra eterna contra sí mismo y contra los enemigos del Espíritu.

  7. Aguila guerrera

    Miguel Serrano fue un agente del sistema, por la via sexual solo se logra despertar a la kundalini, bien claro lo decia Luis Felipe Moyano, el ritual de los 5 desafios se hacia con una mujer kaly asi que debe uno ser cuidadoso no solo se trata de no tener orgasmos es todo un ritual hacer los tres llamados a la mujer Kaly durante el sexo un hombre que contiene sus orgasmos como va a liberarse?, de ese modo solo se fusionara con el UNO a modo que lo harian los de la Jerarqui oculta de Chang SHAMBALA aqui veo claramente la instruccion del fuego caliente, lo que aqui se expone es despertar el animismo, ser un animal mas. Buscar la felicidad? en el mundo del Demiurgo solo se puede buscar la libertad, iluso aquel que va detras de la felicidad, si el evitar lso orgasmos aislaran el yo cualquiera lo lograria.¡¡

  8. Ovaldus

    Fuera del contexto escribo por motivo de que estube buscando como contactar con el administrador de este sitio. Y que estoy interesado en saber si, el mismo desconoce de una pelicula de manipulacion global muy sinarquica llamada «Nuestro Hogar» que ahi anda disfundida en ‘youtube’.

    Me gustaria ver realizada una cristica de la misma por este medio.

    Y ya puede borrar este mensaje despues de ser leido. Gracias en advance…

  9. Ghio

    Para Aguila guerrera:
    Miguel Serrano defendía el Asag, la vía seca, y Moyano la vía húmeda, el maithuna. Ambas técnicas son aptas y son opciones para quienes deseen transformarse en guerreros. Pero eso, si bien muy útil, no es suficiente para despertar y liberar el Espíritu. Lo más importante es el estudio de la Gnosis Hiperbórea, la Gnosis verdadera, el único conocimiento que habla del Espíritu y de como liberarlo para trasmutar el resto. Si no se accede a ese estudio no se entienden estas cosas y no hay forma de salir de la confusión y de las trampas que han tendido por doquier.
    Los samaelitas recomiendan el maithuna para purificar el alma, destruir el Yo, anular el Espíritu y unirse a Jehová Satanás (Ahí está la trampa). Los hiperbóreos recomiendan el maithuna (esta es solo una de las ocho vías hiperbóreas de liberación) para despertar, agrandar el Yo, anular el alma y liberar el Espíritu, apartándose de Jehová Satanas para siempre, retornando así a la Patria Verdadera del Espíritu.
    Cada Cosa por separado no es suficiente, deben emplearse todas, pues el proceso del Espíritu es la tarea más ardua que un hombre despierto puede acometer para liberarse del maldito infierno material creado por el gran Satanás Jehová. No es suficiente con no contraer matrimonio, con no formar una familia. No es suficiente con impedir el libre curso del maldito instinto sexual que conduce a tener hijos (el encadenamiento de nuevos Espíritus), a perder energías y a debilitar y feminizar al guerrero, sumiéndolo en una mayor y atroz confusión. Deben emplearse todas las armas en este proceso, todas juntas, comenzando por La Sabiduría Hiperbórea, si se quiere llagar hasta el final. Todas las técnicas y claves están en esos libros, a los que es necesario leer muchas veces, hasta percibir lo que se indica y enseña allí. Con cada lectura iremos despertando un poco y descubriendo lo que el hombre dormido no puede descubrir.
    Con esta Gnosis, kundalini no podrá despertar, kundalini nos temerá. Y si despierta saldrá afuera de nuestro cuerpo, pues esa mierda no es más que el representante del demiurgo Jehová Satanás y siente pavor, al igual que el demiurgo, ante la verdad del Espíritu que nosotros irradiamos.
    En este infierno no buscamos la felicidad sino la libertad, muy bueno está eso que dices. De acuerdo también conque Serrano tenía confusiones inmensas y cuando halló la Gnosis de Felipe se asustó. Serrano no llegó al objetivo final, y quien no llega al objetivo final está en peligro de ser usado por la Fraternidad Blanca Sinárquica.

  10. E. Costanzo

    Hola, soy sicólogo, fui a un curso que dictó Ariel Arango en la Universidad de Belgrano en el que expuso sus teorías sobre el hombre, la mujer, el matrimonio, etc. y recuerdo algunos conceptos vertidos por él que me asombraron y que no he olvidado:
    «Una mujer no puede amar a un hombre. Está programada biológica y sicológicamente para amar solo a sus hijos. Del hombre lo único que pretende es que le de protección y alimentos. La mujer solo podría amar a un hombre si este se convirtiera en su hijo. Esto último ocurre frecuentemente, y se trata de algo perverso y patético».
    Luego de la conferencia le pregunté su opinión sobre las despedidas de soltero, sabiendo que en ellas al novio se le hacen bromas pesadas y humillaciones fuertes. Y le comenté a Arango si esos castigos contra el novio no eran algo así como «lo castigamos por ser tonto al querer casarse». Arango me dió su opinión sobre estas despedidas: «Esas humillaciones tienen el objetivo de mostrarle al novio un adelanto de las penas y humillaciones a las que se verá sometido si se casa».
    Luego leí en su libro sobre el matrimonio que un hombre solo puede amar a una mujer si ve reflejada en ella a su madre, de lo contrario solo la usa para saciar sus apetitos sexuales y promiscuos. Estas ideas y otras más del libro me han hecho pensar mucho en este tema.
    Estoy convencido que el matrimonio es para los hombres castrados y conflictuados. Ningún hombre vital y fuerte aceptaría ser castrado y violado de esta manera por su propia voluntad. Por mi propia experiencia se que un casado termina deseándole la muerte a quien tanto amó, y que por el error de casarse terminó arruinando ese amor que existía entre ambos. Gracias por todo lo subido a este sitio.

  11. S. Resquin

    Claro que ningún hombre debe casarse, a menos que sea un afeminado psiquicamente deforme e inepto para el mundo.
    Debemos abandonar el cuerpo, con las perversas creaciones que el demiurgo puso ahí: las horrendas glándulas sexuales y hormonas que incitan al orgasmo maldito que anula y adormece al espíritu. Esas hormonas son también las responsables de los embarazos en el ganado vacuno femenino humano. Cada embarazo es otro espíritu que queda atrapado en el inodoro del demiurgo Jehová, para su perverso goce y placer.
    Debemos abandonar además el alma insuflada por el demiurgo en el hombre de barro. Esos falsos sentimientos propios de castrados como los de los evangelios. Ese falso y fingido amor de los idiotas que se someten al matrimonio, forman su «santa familia» y cuando su yugo se los permite se escapan a visitar travestis y sheidim, para solaz perverso del demiurgo.
    Debe abandonarse para siempre la perversa ética del demiurgo y de la biblia. Cuando comienza este proceso de kaivalia, comienza la liberación eterna del espíritu encadenado. No hay que casarse con el demiurgo. Hay que divorciarse del demiurgo. Y para siempre.
    Conozco muchos samaelinos que abandonaron su secta e iniciaron su proceso de liberación en la verdadera gnosis de Moyano Cires. Pero no conozco a nadie que haya profundizado en la sabiduría hiperbórea y que haya desertado. Pues quien es enfrentado con la verdad y la libertad verdaderas nunca querrá regresar a su vida anterior de calabozo.

  12. A. Homet

    El libro de Arango terminó de ordenar mis ideas al respecto, ahora he comprobado que no estoy solo en mis opiniones sobre el matrimonio.
    La mayoría de las mujeres pertenecen al tipo Eva, por eso no me extraña que echen mano a cualquier medio o trampa para reproducirse como ratas, como los panamecios y las cucarachas, obedeciendo al demiurgo. Eso no me extraña, no, nunca esperé nada de esas lacras. Esas mujeres solo pueden servirme de inodoros.
    Lo que sí me extraña es que muchos que se la dan de machos caigan en esas burdas trampas y accedan a ser culeados por una mujer en el rito demiúrgico del matrimonio, arruinando así su vida y su destino. Nunca he conocido a un hombre viril y potente que se haya cazado.
    El matrimonio es para los pobres, para los afeminados, para los que no pueden tener un harén, para los impotentes, para los tibios, para los castrados, para los que creen en el Dios de la Biblia, para los que les gusta hacerse romper el culo, para los…esto es de nunca acabar

  13. Escalera

    De acuerdo, la mujer Eva, o mujer-animal, nació para ser sierva del demiurgo, es polvo y al polvo volverá.
    Este tipo de mujer, el más común y difundido, no puede amar a un hombre, solo puede utilizarlo para sus fines biológicos, con mil argucias y trampas. Ya sea una mujer muy inteligente, o una imbécil total, todas son iguales, cortadas con la misma tijera, y representan cada una su papel a la perfección. Le hacen creer al hombre tonto que lo aman, pero solo necesitan de él sus espermatozoides y su dinero, para traer al mundo mas hijos de la carne, y mas espíritus cautivos. Malditas sean por siempre estas inmundas. Reventado será el hombre que caiga en esas trampas.
    La mujer Kali es otra cosa, hay muy pocas, enemigas del alma y del dios Creador. Brindemos por ellas. De la unión de un guerrero con una mujer Kali no nace de ella un hijo de la carne, sino de él un Hijo del Espíritu. ¡Que grande este misterio, y que ocultado está!

  14. Alberto Perez

    Un compañero de mi trabajo se casó y tuvieron un bebé. Tras los pedidos constantes y obsesivos de su esposa compró un apartamento bien caro con un crédito. Una semana después de la compra ella le dijo que había descubierto que ya no lo amaba, le dijo que deseaba divorciarse, y que se fuera él del apartamento y le pasara una manuntención mensual para ella y el bebé. Mi amigo, al ver la trampa en que había caido, en vez de dar el sí le dió tres tiros y la mató. A continuación, cuando la policía vino a buscarlo se suicidó. Yo pregunto ¿Quien fue el culpable de todo esto?
    Estas son las causas por las que los maridos propinan terribles palizas a estas brujas, y siempre se los lleva la policía.
    Esta semana un cura en Italia dijo que por lo general son las mujeres quienes provocan estos dramas, y se hacen dar palizas de puras perversas nomás, y ahora medio mundo, hasta su obispo, se le echa encima faltando poco para acusarlo de genocida o antisemita.

  15. José

    Hola. Estoy en la práctica de la abstención sexual. Siguiendo los consejos que dan en los primeros artículos. El tipo de comida (evitar el consumo de cebolla, ajo…), el humo blanco (de abajo al cerebro). Pero, tengo ya unas semanas que me ha dado un pequeño dolor en la parte alta de la pierna derecha; es decir, en el muslo derecho e internamente, como un nervio. Si alguien está en la misma práctica, ¿podría decirme su experiencia? ¿Está pasando por lo mismo?
    Gracias.

  16. Adler

    Pero uds deben tener en claro a qué clase de mujer se habla aqui. Si es cierto que una Eva solo quiere reproducirse, pero acuerdense que hay la mujer Kaly, que no debe ser amada pues llevara al hombre a su propria ruina. Para Alberto Perez: esa está claro ser una Kaly, pues solo los fuertes pueden aguantar su mirada y presencia, o si no, sucede lo que pasó a este imbécil que la mató y luego cometió suicidio… Hay que diferenciar las dos, para no caer en trampa. La parte de casarse, es muy particular, individual. Mejor estar solo que con una Eva, pero para muy pocos si es posible estar con una kaly sin caer en la trampa demiurgica. Pero hay que ser demasiado fuerte o la Kaly le aruinará materialmente y moralmente al débil que la tomar para si. Saludos y escusas por mi español.

  17. Ramiro H.

    Hola José, cuando comienzas estas prácticas de abstinencia de orgasmos pasan cosas como esas, el cuerpo se va adaptando a un nuevo estado, la mente tambien. Un orgasmo periodico es aconsejable, según el taoismo, volver todo atrás y comenzar de nuevo. Siempre que comienzas de nuevo lo haces desde un sitial mas elevado, es decir que no estás donde estabas antes sino mas arriba. Según la edad del practicante es un orgasmo por semana, cada 15 dias, uno por mes, etc. La clave está en reducir el número de orgasmos, para reparar el cerebro. Si haces así no debes temer por las cosas raras que irán ocurriendo. Cuando leas Belicena Villca cosas más raras te sucederán, como nos sucedió a todos nosotros.

  18. Alberto Perez

    La convivencia transforma a la mujer amante hechicera en una bruja inmunda.
    Y el marido concluye por desearle la muerte al «amor de su vida», a la mujer que más amó.
    Sí, el matrimonio, con o sin papeles, es la tumba del amor y del sexo.
    Les presento aquí algo que encontré en Internet, y que les ocurre a las mujeres hechiceras: el squirt, el semen femenino.

    («El «semen» femenino es un componente químico que producen las células de la próstata que aunque las mujeres no tenemos próstata, poseemos una glándulas que tenemos cerca de la uretra, pero que hasta ahora no cumplen un rol determinado. Son algo así como el apéndice.
    El líquido expulsado procede de las glándulas de Skene, uretrales y parauretrales situadas en la pared anterior de la vagina. Las primeras abocan directamente en la vulva, en una posición intermedia entre el meato urinario y el orificio vaginal. Las uretrales y parauretrales, rodeando la uretra de la mujer, desembocan en ella a través de pequeños orificios. Es una zona en la pared anterior de la vagina especialmente erógena y que es conocida como Punto G. El fluido que desprenden las glándulas tiene un contenido de fosfatasa ácida prostática y glucosa ,en cantidades mucho mayores que la contenida en la orina. Estas sustancias también se encuentran en el semen del hombre y proceden de la próstata»).

    Yo he tragado litros del semen femenino de mis amantes. La poligamia es linda, pero cada uno en su casa. No se debe convivir con el harén. El harén debe estar para cuando uno lo necesita.

  19. José

    Ramiro, bien. Yo he reducido a cero los orgasmos. Desde hace cinco años. La diferencia, hoy, (de tres meses a la fecha) es la orientación que hago de las emanaciones para reparar el cerebro. Antes, creo, me robaban la energía astralmente (no quiero abundar en eso, aunque si saber qué hacer para anular o bloquear que alguien lo vuelva a hacer. Pero dirigiendo las emanaciones al cerebro me siento muy bien). Por ello, tardo hasta una hora en la emanaciones. Creo tendría un orgasmo solo si encuentro a una mujer kali. ¿Algunas pistas para detectarlas?

  20. Ramiro H.

    José, admirable lo que haces, muy pocos logran eso. Así se va formando una muralla totalmente protectora contra cualquier ataque, daño o robo de energía. Si a todo eso le agregas el maithuna con la mujer Kali y el estudio de las obras de Luis Felipe Moyano, la purificación de la sangre astral y la preparación iniciática estarían completadas. Con respecto a la aparición de la mujer Kali, ella es como la Iniciación, aparece sola, cuando el virya está preparado. Te vas a dar cuenta cuando ocurra, y nunca lo olvidarás, es como un rayo, como una explosión. Si evitas que Kali te destruya, ella cortará la cabeza del pasú y serás libre para siempre.

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