Por Christian C.
Lilith como la Diosa serpiente es representada en algunas pinturas con una serpiente enroscada alrededor de su cuerpo.
Y en otras ella misma presenta rasgos ofídicos, por ejemplo con cuerpo de serpiente de la cintura para abajo. Lo cual significa el poder sexual de la mujer serpiente, aquella que encarna a la Diosa serpiente.
La Diosa serpiente ha sido encarnada en su poder por sacerdotisas consagradas a la Diosa en la antiguedad, por las Suvasinis en su rol de «prostitutas sagradas» del circulo Kaula., o conocidas también a veces como Devadasis.
También por danzarinas que llevan a cabo una danza acompañadas de una serpiente, o ellas mismas realizando una danza serpentina en movimientos oscilantes, ondulatorios, tal como la serpiente.
Y también ha sido encarnada por las mujeres Kali, a veces conscientes y otras no, de su poder.
Así como Lucifer es el Dios serpiente, su compañera Lilith, es la Diosa serpiente.
Y del mismo modo, tenemos en el Origen a los hombres lagarto, y las mujeres serpiente, quienes reciben genéricamente también el nombre de Lilith.
De allí que el símbolo del origen es el símbolo de Ella, la dama serpiente, que es la Dama del origen, expresión rúnica pura del Vril.
Debe acotarse que siendo la kundalini una expresión del logos demiúrgico, y representado en forma de serpiente, existe por otro lado un aspecto serpentino hiperbóreo, donde lo serpentino se expresa desde el Origen. Tal es el aspecto del Vril, expresado como la Diosa serpiente.
Tenemos así la Diosa serpiente o mujer serpiente en el Origen, y luego en este mundo determinadas mujeres que de algún modo encarnan y reflejan el poder y aspectos de la Diosa serpiente. Tales mujeres son por tal razón también denominadas como mujeres serpiente.
La mordida iniciática de la serpiente, es la mordedura de Lilith., De allí el enlace con la mordedura de la mujer vampiro, siendo Lilith la reina de los vampiros y súcubos.
La mujer serpiente posee el veneno, así como el antídoto y elixir, contenido en su kalas menstrual.
Kalas que es producido en consonancia con la luna, cuyo ciclo de 28 días encuentra su expresión ofídica en los 28 anillos de la serpiente.
Del mismo modo como la luna presenta una fase visible y una no visible, similarmente la serpiente aparece y se oculta a intervalos regulares.
La reaparición estelar visible de la luna, es análoga aquí a la serpiente que se renueva mudando de piel, del mismo modo que la renovación biológica de la mujer en cada ciclo lunar.
En el film «La novena puerta» de Roman Polanski, se aprecia la escena en que el protagonista (Johnny Dep) efectúa el maithuna con la mujer luciferina, que es a todas luces en este contexto la mujer serpiente.
Los elementos que se destacan en tal sentido son la llamada «postura de Lilith» o Viparita Rati, en que el maithuna se lleva a cabo estando la mujer por sobre el hombre, y también en otra instancia cuando la mujer serpiente unge el kalas rojo en el rostro del protagonista, a la vez que se nota un fulgor verdoso momentáneo en los ojos de ella…
Remitiéndonos a la Diosa serpiente, encontramos al explorar los registros culturales expresados en las mitologías y cosmogonías de distintas tradiciones, que todas las Diosas iniciáticas se hallan representadas o bien acompañadas por una serpiente, o portando un símbolo serpentino, u en otras ocasiones la misma Diosa retratada como serpiente, o teniendo caracteres serpentinos.
En Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea, Tomo 9, «Posibilidades de la vía tántrica», Nimrod de Rosario nos dice:
«Aquí, lo mismo que con Shiva, nos remitiremos a la Sabiduría Hiperbórea la cual enseña que Kaly, así como la Isis egipcia, la Ishtar babilónica, la Venus romana, la Afrodita griega, la Shing Moo china, la Sophia gnóstica, etc., son todas imágenes brotadas del recuerdo de sangre de los linajes hiperbóreos. Recuerdo de sangre decimos pero ¿de quién?: de la «esposa» de Lúcifer, a quien bien podemos llamar Lillith de ahora en adelante».
Debe destacarse en tal sentido que en las Diosas aquí mencionadas se aprecia el vínculo ofídico señalado. Así, Isthar es descrita en antiguos textos como teniendo escamas de serpiente, hay advocaciones serpentinas de Isis, (que por otra parte regía en oráculos serpentinos), alguna representación también de Venus y la serpiente, y la Sophia gnóstica, cuyo mismo nombre (derivada de Is Ophi o «luz de la serpiente») remite etimológicamente a la serpiente.
Análogamente, se halla el aspecto de la Diosa en su rol de madre del niño reptil , o «niño de piedra», cuyo registro halla una representación escultórica de muchos miles de años atrás, como bien refiere Leonor Calvera en su libro «Historia de la gran serpiente» :
«En el museo de Bagdad se encuentra una estatuilla que data del V al lV milenio a.C. Se trata de una de las cinco mil figuras encontradas en el Kurdistán iraquí y pertenece al período Obeid.
Es una terracota de 15 cm de alto que muestra a una mujer desnuda, de hombros alados y pelo recogido. Trazos en forma de tríangulo marcan la pelvis y, junto a su pecho, sostiene a una criatura. Todo ello parece sugerir una de las tantas representaciones de la Gran Diosa en dos de sus tres aspectos: el de doncella y madre. El conjunto no sería especialmente llamativo si no fuera porque la mujer y el niño que abraza ostentan un rostro semejante de reptil, de reptil sonriente.
La efigie de Ur consolida una concepción mucho más antigua : La que dio forma a las Venus Esteatopigias. Todas ellas -la de Lespugne, la de Savignano, la de Dolni-Vestonice y, particularmente, la de Windelford- con sus senos abultados, y su abdomen prominente, su forma alargada carente de brazos y su rostro donde los rasgos humanos dan paso a los serpentinos,anticipan, siete mil años antes, la idea de una mezcla turbadora e incógnita entre mujer y ofidio.»
Sea al inicio del tiempo, cuando en cada kalpa se despliega la terrible manifestación universal demiúrgica, sea en el inframundo proscrito por las tradiciones abrahámicas ,o desde su influencia estelar representada en el cielo nocturno como la constelación de la serpiente, lo cierto es que la Diosa serpiente siempre ha estado allí presente.
Y cuando todo desaparezca, también allí la Diosa serpiente permanece, hallándose en la negrura infinita primordial, más allá de todo lo manifestado.
Dicha negrura infinita se expresa en la misma Diosa (siendo su esencia la misma oscuridad serpentina), que cual agujero negro abismal, devora finalmente la falsa luz de este mundo en todo lo aquí manifestado.
Desde la etimología resulta más que interesante el nombre aportado por Herodoto de Sauromacia, ya que deriva etimológicamente de Sauro o reptil y Mater, madre. Significando así la madre reptil, o la madre serpiente. Cuestión que se torna significativa considerando que las amazonas de Sauromacia rendían culto a la Gorgona.
En el registro hiperbóreo del misterio de la Gorgona, expuesto en El misterio de Belicena Villca, encontramos que en la historia original del mito (anterior a su deformación cultural sinarquizada) Perseo es aconsejado de aproximarse a la Diosa, la Gorgona (quien es la misma Frya o esposa de Navután) sin mirarle directamente, ya que esto le acarrearía la muerte inmediata.
Por el contrario se le aconseja mirar a través del reflejo de un espejo a la Diosa, para así contemplando dicho reflejo, comprender la sabiduría que la Diosa significa tras la muerte. Así es como Perseo se concentra en el espejo, donde aprecia la verdad desnuda de si mismo, comprendiendo a la muerte, y tornándose en hombre de piedra.
Similarmente, un Virya puede en ocasiones hallar en este mundo algún tipo de mujer que exprese la esencia ofídica de la Gorgona. Se trata de una clase de mujer que en su dimensionalidad oscura, ostenta los signos de la muerte, y su veneno se trasluce claramente.
Veneno que puede resultar en brebaje alquímico para el virya despierto, o ser mortífero para un incauto….
De cualquier modo, el punto a resaltar aquí es que en el caso de la Diosa Gorgona, el héroe Perseo no debía mirarla directamente, sino a través de un espejo, o reflejo.
Más en el caso de la mujer ofídica que aquí se esta mencionando, ella misma es en si un reflejo de la Diosa, ya que en ella se reflejan los atributos y esencia ofídica de la Diosa serpiente.
Un ejemplo sería el de la mujer Kali, en la prueba de los cinco desafíos de la vía humeda del sendero tántrico Kaula, donde efectivamente debe mirarse a los ojos de la mujer Kali, ya que como bien se refiere : “LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD SON LOS OJOS DE LA MUJER KALY”.
Por lo que, si un virya orientado, en búsqueda de la Gnosis, afronta el misterio que encarna tal mujer serpiente, se establece entonces una conexión o puente con la Diosa serpiente del Origen.