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Aproximación iniciática al mito de la Gorgona

Por Christian C.

La exposición del mito de la Gorgona, desde la perspectiva hiperbórea ,tal como la expone el Pontífice Nimrod de Rosario en El misterio de Belicena Villca, arroja importantes aspectos y claves iniciáticas gnósticas que es conveniente mencionar y destacar.

Citando en cuestión algunos extractos seleccionados, tenemos el inicio de tal exposición como sigue :

«El tema es simple y, en cuanto lo exponga, Ud. comprobará que no puede
proceder más que de la Sabiduría Hiperbórea de los Atlantes blancos. Una
representación Hiperbórea del Origen, como ya lo mencioné más atrás, fue
Thule, el centro isotrópico de donde procedía el Espíritu. De manera semejante,
para los primeros descendientes de los Atlantes blancos, el Origen fue Ponto, al
que luego se personificó como un Dios del Mar y se identificó con la Ola,
seguramente porque de este “Origen” provenían sus Antepasados. Este Ponto se
desposa con Gea, la Tierra, quien da nacimiento entre otros a Forcis y Ceto,
símbolos prototípicos de los seres híbridos, mitad animales mitad Dioses: en un
trasfondo esotérico esta imagen alude al Espírtu aportado por Ponto, el Origen, al
animal hombre hijo de la Tierra. Los hermanos Forcis y Ceto se aparean a su vez
y, junto a una serie de Arquetipos híbridos, dan vida a tres mujeres que ya nacen
“viejas”: las Grayas o Greas, es decir, las Grises. Naturalmente, las Grayas no
son otras que las Vrayas, las Guerreras Sabias encargadas de custodiar el Arado
de Piedra y la Piedra de Venus: son “viejas” porque deben ser Sabias y los que
ignoran el significado de los instrumentos líticos afirmarán luego que “entre las
tres sólo tenían un Ojo y un Diente”.

Se alude por un lado al virya como híbrido de un componente hiperbóreo, y uno demiúrgico. El aporte demiúrgico tiene su raíz en el Pasú, ampliado y desarrollado luego de la clave genética, que devino en un microcosmos biológico de estructura psíquico-emocional compleja.

Y el componente hiperbóreo, el que permitió la aceleración en la conformación del actual Virya, es el aporte del gen reptil inoculado por los Siddhas traidores, precisamente mediante la clave genética.

De modo que cuando se dice «mitad animales mitad Dioses», aquí por «Dioses» entendemos los Dioses del Origen, en su aspecto reptil.

En medio de estos Viryas, se han manifestado en forma recurrente las Vrayas, o custodias del legado de la sabiduría hiperbórea (Piedras de Venus y el arado de piedra), representadas en el mito como las Grayas.

Estas Grayas nos dice el mito ya degradado, se creía que poseían entre las tres hermans «un ojo y un diente», alusión sin dudas a los instrumentos líticos que custodiaban., Más al mismo tiempo, estos términos «ojo» y «diente» transmiten también la imagen de la figura que el mito de la Gorgona ya degradado culturalmente ha pretendido anatemizar., Es decir, aquí ojo y diente son los de la serpiente, destacándose en la serpiente su ojo siempre abierto, y sus amenazantes colmillos.

En clave oculta, lo que el mito ha pretendido ocultar bajo el tapasigno de su forma actual conocida, es que a través de la piedra de Venus, era posible comprender noológicamente a la serpiente. Y que las custodias de tal legado gnóstico eran las Vrayas, aquí en el mito ya rebajadas y caricaturizadas como teniendo entre las tres un mismo ojo y diente.

Luego, se menciona también el Origen, representado míticamente como Ponto, y personificado posteriormente como el mar, lo cual tiene desde el mito una correspondencia analógica gnóstica con el aspecto lagarto de cada Virya, que se halla en las «profundidades acuosas» del inconsciente, y la representación hiperbórea mítica del pulpo.

El texto continua diciendo en relación al héroe Perseo:

«Perseo es la idealización del Espíritu cautivo que intenta la hazaña de
liberarse de la prisión material; su objetivo es descubrir el Secreto de la Muerte,
conseguir la Más Alta Sabiduría, y hallar a la Pareja Original. Navután y Frya lo
nspiran para que consulte a las Vrayas y ellas, con la Piedra de Venus, le indican
el camino a seguir: debe dirigirse a un Bosque Sagrado de Fresnos y reclamar la
ayuda de los Dioses para enfrentar con éxito a la Muerte.»

Debe destacarse aquí, que en la búsqueda iniciática de Perseo por hallar el secreto de la muerte, la sabiduría y hallar a la pareja original, aparece siempre la serpiente como referente o indicativa de los aspectos mencionados.

Es decir, la serpiente desde antaño fue representativa de la sabiduría, condición que en el designio de la serpiente en este mundo encuentra su reflejo en el ojo de la serpiente que permanece siempre abierto, «viéndolo» todo, y por tanto, conociéndo todo.

Asimismo la serpiente siempre fue reconocida como símbolo de la medicina y la inmortalidad, apreciaciones que tienen también su asidero en el veneno de la serpiente que puede utilizarse como antídoto, e incluso elaborarse un alquímico elixir, y en la muda de piel, donde la serpiente fue apreciada como renovándose o «renaciendo», «emergiendo nuevamente tras la muerte».

De igual modo , respecto a la «la pareja original», considerando que el Gran antepasado o Siddha hiperbóreo es en el Origen un «hombre lagarto», su compañera es la «mujer serpiente».

Más hay una cuestión que resulta a todas luces llamativa, y siempre presente en el mito de la Gorgona. Y es el hecho de su mirada petrificadora, o que quien la mirase se «tornaba en piedra».

El texto en cuestión nos dice lo siguiente:

«Al aproximarse a Frya, Navután aconseja al héroe no detenerse a mirar el Rostro de
Muerte, lo que causaría su inmediata destrucción, y concentrarse en el Espejo
que la Diosa de la Sabiduría significa tras la Muerte: ¡sólo así podrá vencer a la
Muerte!, Perseo cumple las indicaciones con exactitud y, contemplándose en el
Espejo de Frya, consigue comprender a la Muerte y se transforma en Hombre
de Piedra Inmortal. A su regreso de la Muerte, Perseo emplea la Lengua de los
Pájaros para comprender a la Serpiente con el Signo del Origen: entonces
adquiere la Más Alta Sabiduría y encuentra a su Pareja Original.

Hasta aquí, lo más importante del tema original transmitido a los pueblos
nativos por los Atlantes blancos. Es evidente que gran parte del mismo,
milagrosamente recordado gracias a la misión familiar, fue incorporado por los
Señores de Tharsis en la Reforma del Fuego Frío. Los lidios, posteriormente,
contribuirían a su degradación mediante la “perfección de la forma ritual”, que
consistía en el demencial intento de exhibir exteriormente, plasmados en la
materia, unos signos que sólo pueden ser metafísicos.»

Aquí tenemos un aspecto clave, y es que Perseo es aconsejado por Navután de no mirar directamente a la Diosa, ya que de hacerlo le acarrearía la muerte inmediata. Esto es análogo por otra parte a la condición de los Siddhas, de quienes se dice que su terrible presencia frente a un Virya, puede o bien transmutarlo si el Virya se halla despierto y orientado (por vinculación carismática), o de lo contrario su microcosmos ser destruido, debido a la hostilidad esencial que tales Siddhas siempre despliegan frente a todo lo creado.

Análogamente la Diosa de la sabiduría es abordada por Perseo a través del reflejo de un espejo, es decir un cristal. Tal es la «piedra» rúnicamente trabajada, que posibilita el acceso a la sabiduría hiperbórea desde la comprensión noológica del Origen.

En la prueba iniciática de Pyrena de la casa de Tharsis, la predisposición gnóstica de quienes buscaban ir al encuentro de la muerte y su misterio, confería a los que más arrojo de valor y pureza de sangre ostentaran en su prueba, la condición cual «cristal» apropiado para recepcionar la mortífera y transmutadora mirada de la Diosa.

Y de modo análogo a la avasallante y mortal mirada de la Diosa, o de los Siddhas de Agartha, también encontramos en la serpiente tal replica de esta doble condición mortífero-transmutadora, ya que la mirada de la serpiente bien puede hipnotizar y llevar su presa a la muerte, como también su ojo que nunca se cierra ser apreciado y reconocido en su condición de siempre verlo todo.

La escultura de Pyrena de la casa de Tharsis fue tallada luego de la alianza con el pueblo de los lidios, quienes promovieron tal proyecto. Y cuando se dice en el texto citado «unos signos que sólo pueden ser metafísicos», se comprende claramente que la representación de estos signos o runas son precisamente las serpientes de la cabellera de la Diosa, ya que como representación última de todo despliegue energético y de la sabiduría e inmortalidad es la serpiente el enlace iniciático con el mundo increado.

Continuando con la exposición del mito de la Gorgona, tenemos que:
«En tiempos de la caída cultural de los pelasgos, mucho antes de que los
Golen iniciasen su siniestro desplazamiento hacia Europa, el tema original se
consteló como Mito, los Nombres fueron cambiando, y los significados se
distorsionaron e invirtieron. En el Mito argivo, Perseo, por encargo del tirano de
Sérifos a quien prometió imprudentemente traer “la Cabeza de Medusa”, se dirige
a la Tartéside pues el Monstruo habita un bosque de la península ibérica:
semejante localización no es gratuita puesto que Vides, el Señor de K’Taagar, fue
denominado por los Sacerdotes Ides, Aides o Hades, el Señor de Tar, es decir,
del Tártaro o Infierno, con lo que Thar-sis, Tar-téside, Tar-tessos, etc., pasaron a
designar lugares infernales. A esa ubicación contribuyeron también, en gran
medida, los Golen, cuando lograron observar la escultura de la Diosa Pyrena y la
identificaron en todo el mundo antiguo como “la Gorgona Medusa”. Al Perseo
argivo lo ayudan Hermes y Atenea, en quienes aún es posible reconocer a
Navután y Frya. Navután, en efecto, fue llamado Hermes, Mercurio, Wothan, etc.;
como Hermes, según los griegos, era hijo de una mujer “atlante”, hija de Atlante,
y de un Dios (Zeus), lo que no está lejos de la genealogía del Gran Jefe de los
Atlantes blancos; fue inventor de un alfabeto, de la lira y la siringa, las que canjeó
a Febo, el Sol, por el caduceo con el que éste pastoreaba a sus rebaños: si se
considera que el caduceo es una vara con dos serpientes enrolladas, que El Sol
representa al Dios Creador, y el rebaño a los animales hombres, es fácil distinguir
en la figura de Hermes a la del que ha comprendido, mediante un lenguaje, al
Símbolo de la Serpiente con que el Dios Creador pastorea a sus siervos. Y Frya,
por su parte, fue conocida como Atenea, Minerva, Afrodita, Freya, etc.; de Ella,
los griegos decían que “había nacido ya armada”: era, pues, Diosa de la Guerra,
de la Sabiduría, y del Amor.»

No puede omitirse tan importante comentario de la Gorgona morando en el inframundo o Tártaro, que tiene vínculos etimológicos y significativos con la casa de Tharsis y Tartessos.

La presencia de alguna figura ofídica en el inframundo es bien conocida en la cosmogonía mítica de muchas tradiciones,lo cual remite justamente a la idea que es preciso descender a las profundidades desconocidas, temidas, y oscuras, para hallar la sabiduría y secreto de la serpiente.

El ejemplo aportado de Hermes-Mercurio (quien es análogo a Wotan) resulta de lo más significativo, ya que aquí se menciona el caduceo serpentino que Hermes porta, representativo de su comprensión del modo como el demiurgo mantiene subyugados a los espíritus cautivos.

Y tal significado se basa en que el caduceo son justamente dos serpientes enroscadas alrededor una vara. Tales serpientes son aquí figurativas del Siddha-reptil y su Diosa serpiente, ya que los espíritus hiperbóreos son inseparables, tal como dos serpientes entrelazadas.

El engaño perpetrado por los Siddhas traidores fue justamente el despliegue de una imagen de Ella, la Diosa serpiente, imagen que no era Ella, sino solo su reflejo….

Y esa imagen de Ella, es la que el Yo extraviado busca incansablemente, arrastrando sin saberlo en su búsqueda y movimiento el desarrollo entelequial monádico.

Más , el sobreponerse a tal «imagen», es decir, hacer consciente el símbolo del origen desde la sangre, enfocándose en tal sentido hacia el Origen, donde se halla realmente Ella, la Dama Serpiente, significa haber sobrepasado el designio serpiente en lo arquetípico, comprendiendo la serpiente desde lo noológico, o desde el Origen.

Origen en que nuevamente se halla la presencia indisoluble de Ella y El, figurados como dos serpientes entrelazadas,comprensión noológica que se escenifica en el caduceo serpentino portado por Hermes, o también Apolo-Lucifer.

Símbolo serpentino desde la sabiduría hiperbórea, que fue degradado y «tapasignado» bajo la imagen gnóstico-demiúrgica del ascenso de la kundalini shakti y la fusión con el Uno.

Tal comprensión del caduceo explica aquella misteriosa referencia de El misterio de Belicena Villca:

“Has perdido el Origen y eres prisionero de la serpiente: ¡con el Signo del Origen, comprende a la serpiente, y serás nuevamente libre en el Origen! «

Ser «prisionero de la serpiente» se entiende a esta altura, es ser prisionero de aquella ilusoria imagen de Ella, de aquella «imagen de la Diosa Serpiente», que el Yo confundido aquí busca.

En tanto enfocarse con el signo del origen en forma consciente hacia la serpiente, permite comprenderla desde el Origen, donde el Yo será nuevamente libre, en presencia de la verdadera serpiente, la Diosa serpiente, o mismo el Dios serpiente Lucifer.

Es desde esta última consideración como puede apreciarse varias menciones de El misterio de Belicena Villca tales como «serpiente de luz increada», «serpiente liberadora», etc.

También cabe destacar que comprender a la serpiente (tanto su designio-copia en este mundo, como la comprensión desde el origen) es posibiltado por la orientadora runa conducente Gibur, que permite arribar de espaldas al angulo recto de la aisladora runa Odal.

Aquí la orientación de la runa Gibur en forma de tridente o Trishul, implica el haberse posicionado o situado en el propio aspecto reptil (Angulo recto del cerebro reptil en el occipital o «de espaldas»).

En Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea , Tomo V ,se comenta lo siguiente en relación a la runa Gibur y el «origen del encadenamiento espiritual» o Punto Tau:

«El punto TAU es el 1º punto de Tetrarque del camino Labrelix, el momento del encadenamiento espiritual al Simbolo del Origen; internamente este punto es alcanzado por el Yo del Iniciado luego de ser armado Caballero Tirodal: porque la Runa Gibur señala justamente ese primer tetrarque. Empero la facultad de anamnesia ha de allanar, posteriormente, la distancia espacial y temporal que separa EXTERIORMENTE al Iniciado del Punto TAU: es posible alcanzar fisicamente el Punto TAU historico, desplazarse hacia el lugar y el instante pasado en que ocurrio la caida del propio Espiritu Hiperboreo. Hacia alli viajara el Caballero Tirodal gracias a la Escalera Caracol que construirá con su facultad de anamnesia, gracias a una ESCALA cuya estructura estará conformada funcionalmente por matrices arquetipicas del designio caracol»

» Con respecto a la escalera Caracol cabe agregar que su empleo es inevitable si se pretende regresar FISICAMENTE al Origen; en cambio el regreso NOOLOGICO al PuntoTAU, protagonizado por el Yo del Caballero Tirodal armado con le Runa Gibur, es un tránsito instantáneo, un tránsito que no requiere atravesar distancia alguna porque toda distancia ha sido suprimida por la pureza de sangre.»

Tenemos aquí, sintetizando, un Yo extraviado por una ilusoria imagen de Ella, imagen que es desplegada en lo que se conoce como «designio de la serpiente», que es expresión imitativa de la Diosa serpiente del Origen. Bajo esa imagen, o siguiendo ese «espejismo» el Virya perdido es «prisionero de la serpiente».

Mediante la runa Gibur, que es expresión y proyección aquí del «signo del origen», se puede comprender a la serpiente (accediendo al propio aspecto reptil oculto), y acceder al Punto Tau, o el origen del encadenamiento espiritual.

Tras ese «origen» se halla el origen del contexto de la puerta de Venus, por donde los Siddhas entraron a este mundo asumiendo el aspecto reptil. Y más allá, en un ámbito rúnico incognoscible se halla el origen del mundo increado.

Una acotación oportuna es que el mencionado aspecto reptil es ajeno a la obra del demiurgo, ya que fue adoptado por los Siddhas cuando ya se hallaba iniciada la creación del demiurgo.

Más ocurre que al hacerse manifiesto o emerger este aspecto reptil en la esfera de sentido del mundo, rápidamente como reacción de la superestructura, la creación demiúrgica intentó asimilar e integrar esta tipología de estructura de vida orgánica, deviniendo así como no podía ser de otro modo, en una copia imitativa arquetípica.
No obstante esto, cuando posteriormente los Siddhas se dividieron en dos bandos, y los Siddhas traidores aplicaron la llave kalachacra, formas de vida reptil comprometedoras, como los saurios, fueron hechas desaparecer del mundo.

De modo que puede considerarse que en el Origen hubo un aspecto reptil hiperbóreo, expresado por los Siddhas directamente desde el Vril.

Y aunque para interactuar con el entorno axiológico circundante se precisara algún tipo de despliegue arquetípico, era controlado no por el Demiurgo, sino por la voluntad de los Siddhas.

En una segunda instancia , surge una copia arquetípica reptil, que continuó su devenir en el tiempo trascendente , ya integrada en la superestructura con un soporte arquetípico.

Desde esa copia reptil, surgieron también arcontes demiúrgicos que asumieron algunos de estos rasgos ofídicos, arcontes en su jerarquía por debajo de los Siddhas. ( Tanto respecto a los Siddhas leales como «hombres lagarto» como de los Siddhas traidores, que disimularon su condición reptílica asumiendo un camuflaje con alas).

No obstante esto, puede considerarse que el aspecto reptil (Y concretamente la serpiente y el lagarto) aunque manifestado desde un despliegue arquetípico, es lo más próximo al Origen.

Por último en la descripción de como se tergiversaron los significados del mito de Perseo y la Gorgona, se refiere lo siguiente:

«A partir de su viaje inverso a la Tartéside, el Perseo argivo comienza a
comportarse como un claro exponente del Pacto Cultural: no consulta a las
Vrayas sino que les roba el ojo común; éstas lo envían a Alsos, el hogar de las
Alceides, es decir, a un bosque sagrado, donde encuentra a las Ninfas Melíades,
las que no son otra cosa que personificaciones de los Fresnos; las Ninfas le
suministran un saco de piel de grulla, donde colocará la Cabeza de Medusa, y
unas sandalias que permiten volar; Hades le presta el casco de la invisibilidad; y
Hermes le entrega una hoz con forma de media luna para cortar la cabeza del
monstruo. Pero lo que más delata a esta falsificación engendrada por los
Sacerdotes del Pacto Cultural es la prevención del Perseo argivo que teme
convertirse en Hombre de Piedra. Porque en el Mito egeo no es una Sabiduría
posterior sino la propia mirada de Medusa la que convierte en piedra; la
Sabiduría, por el contrario, no está atrás de la Muerte sino afuera, junto a Perseo,
definitivamente independizada e inalcanzable para él. Ella no permite que él se
refleje en su Verdad Desnuda: se limita a colocar un espejo objetivo donde el
“héroe” contemplará la Muerte sin que ésta lo atrape. Es toda la ayuda que le
brinda Atenea: viéndola desde el espejo, Perseo clavará la hoz en el cuello de
Medusa y dará muerte a la Muerte, sin que esta “hazaña” le permita alcanzar la
inmortalidad. El espejo de Atenea es su escudo protector; la Cabeza de Medusa,
obtenida en la inútil hazaña del perseo argivo, es colocada por la Diosa en el
centro del escudo, dando a entender claramente que en esta Era, luego del
triunfo del Pacto Cultural, la Sabiduría está escudada en la Muerte, sin que exista
posibilidad alguna a los mortales de llegar a ella. Desde luego, esto es sólo una
amenaza de los Sacerdotes del Pacto Cultural para desalentar la búsqueda de la
liberación del Espíritu. En fin, como el Perseo argivo ni alcanzó la inmortalidad ni
consiguió la Sabiduría, no podrá comprender a la Serpiente y por eso se ve
obligado a matarla también, cosa que hará a la vuelta de su “hazaña”, cuando
lucha contra un dragón y libera a Andrómeda, con la que se une y procrea
numerosa prole.»

Tenemos así que los Dioses liberadores fueron reemplazados por «el bosque de fresnos», lo cual delata la falsificación druida de la historia, teniendo en cuenta el valor de culto que los golen druidas asignaban a los árboles.

También el símbolo de los Pontífices hiperbóreos, es decir la media luna, que significa el puente noológico, ha sido reemplazado por la hoz en forma de media luna. En un caso se trata del transito hacia el Selbst. Transito que implica haber comprendido a la serpiente, y haberse posicionado en el propio aspecto reptil. En tanto que en la versión degradada del mito, la hoz es utilizada para matar a la serpiente, reflejo mítico como no podía ser de otra manera, del ancestral odio sinárquico a la Serpiente.

Luego, la mirada en el reflejo del espejo no deja de ser altamente significativa, ya que originalmente fue por una «mirada refleja» como el espíritu quedó cautivo, y así también la aproximación a la Diosa recorre un transito iniciático similar , mirándola no directamente, sino desde un reflejo, lo cual significa un recorrido inverso de orientación al Origen.

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