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Etiqueta: jesús

Mensaje de navidad para que despierten los idiotas

La historia secreta del origen de la Navidad

Por Vidal Mario

Durante todos los milenios y siglos precedentes a Jesús, todos los considerados salvadores y redentores del mundo supuestamente nacieron en diciembre. Por una cuestión vinculada a leyes espirituales y cósmicas, se creía, ningún Mensajero de Dios podía nacer en otra época que no fuera esa.

Los antiguos egipcios celebraban el 25 de diciembre el nacimiento de varias de sus divinidades más importantes, especialmente de Osiris, hijo de Geb y Nut. También festejaban a fines de diciembre el cumpleaños del dios Horus.

Sobre éste último, un autor de apellido De Septhenes consignó en un libro titulado Religión de los Antiguos Griegos: «Los egipcios fijaban en marzo el comienzo del embarazo de Isis, la Reina del Cielo y Virgen Madre del Salvador Horus, y a fines de diciembre celebraban el aniversario de su nacimiento».

En esta misma fecha festejaban en Grecia el nacimiento de Hércules, hijo de Zeus. Según los griegos, sus dioses Dionisio y Adonis también nacieron un 25 de diciembre.

En la India, muchos siglos antes de la aparición del cristianismo, cada 25 de diciembre celebraban el Parto de la Reina del Cielo. La gente adornaba sus casas con guirnaldas y flores y los parientes y amigos se intercambiaban regalos.

También con siglos de anterioridad a la era cristiana, los chinos celebraban los días 24 y 25 de diciembre el solsticio de invierno. En esos dos días de fiesta el comercio cerraba sus puertas, igual que los tribunales y los centros sociales.

Los persas celebraban igualmente espléndidas fiestas en honor de Mitra, cuyo nacimiento festejaban el 25 de diciembre. Éste dios, hijo de la virgen Anahíta, tiene mucho que ver con que hoy el mundo cristiano esté celebrando la Navidad.

Mitra fue traído a Roma en el año 62 DC por los legionarios que habían invadido Persia. Su culto se insertó tan fuertemente entre los latinos que durante tres siglos compitió cuerpo a cuerpo con otra popular corriente religiosa: el cristianismo.

Anualmente, cada 25 de diciembre, en todo el Imperio romano se celebraba el Natalis Solis Invictus (Natalicio del Sol Invencible). Es decir, la Navidad de Mitra.

Ese día no había trabajo ni comercio, en las calles reinaba una atmósfera carnavalesca, se suspendían las ejecuciones de presos, se diferían los combates si había guerra, se liberaba temporariamente a los esclavos, decoraban las casas con ramas de laurel, y los amigos y parientes se hacían regalos.

En Gran Bretaña e Irlanda, los druidas celebraban el 25 de diciembre con festejos que incluían enormes fogatas encendidas, de noche, en las cumbres de las colinas.

En México, la última semana de diciembre conmemoraban el nacimiento de Quetzalcoatl, cuya venida esperaban, como muchos cristianos siguen esperando hoy que Jesús venga de nuevo.

En 1519, el emperador Moctezuma creyó que Hernán Cortés era ese dios al que esperaban desde hacía siglos y le abrió las puertas de su Imperio, con las consecuencias por todos conocidas.

El nacimiento de Jesús

Leyendo los Evangelios, salta a la vista que los evangelistas no sabían ni el año, ni el mes ni el día del nacimiento de Jesús.

Mateo dice que nació «en los días del rey Herodes», pero Lucas afirma que nació «cuando Cirenio era gobernador de Siria», es decir, diez años más tarde.

Por falta de apropiada documentación al respecto, los primeros teólogos cristianos no pudieron determinar la fecha exacta del nacimiento del Maestro. Así que la Navidad se celebraba a veces el 20 de mayo, a veces el 20 de abril.

Había que definir el tema. Para ello, la Iglesia convocó uno de sus famosos concilios.

Y fue realmente una táctica muy astuta la que tomó la Iglesia cuando en el año 354, bajo el papado de Liberio, tomó la fecha de nacimiento de Mitra para declarar el 25 de diciembre como aniversario del nacimiento de Jesucristo.

No se tuvo en cuenta que la fecha elegida contradecía las Escrituras. Según Lucas, cerca de la cueva donde nació Jesús «unos pastores cuidaban por turno sus rebaños durante la noche».

En esa región es invierno en diciembre, y los pastores no estaban de noche en la intemperie, de cara al cielo, cuidando ovejas bajo el intenso frío invernal de Palestina.

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Mentiras fundamentales de la iglesia católica

Principales temas del libro de Pepe Rodríguez. Recomendamos su lectura completa ya que en el libro estos temas se hallan debidamente explicados y fundamentados.

1. Basta recordar la descripción que Dios hace de su creación del mundo, en el Génesis, para darse cuenta de que la «narración divina» no es más que un deficiente recuento de los mitos cosmogónicos mesopotámicos y que su descripción de la bóveda celeste, por ejemplo, no difiere en nada de la que hacían los antiguos sacerdotes caldeos o egipcios.

2. Dios, por poner un par de ejemplos más, tampoco estuvo demasiado acertado cuando adjudicó a Moisés la misma historia mítica que ya se había escrito cientos de años antes referida al gran gobernante sumerio Sargón de Akkad que, entre otras lindezas, nada más nacer fue depositado en una canasta de juncos y abandonado a su suerte en las aguas del río Eufrates hasta que fue rescatado por un aguador que le adoptó y crió. Este tipo de leyenda, conocida bajo el modelo de «salvados de las aguas», es universal y, al margen de Sargón y Moisés, figura en el currículum de Krisna, Rómulo y Remo, Perseo, Ciro, Habis, etc. ¿Sabía Dios que estaba plagiando una historia pagana? ¿Y que una narración tan prototípica de la Biblia como es la del «diluvio universal» fuese también el plagio de otra leyenda sumeria mucho más antigua, la del «Ciclo de Ziusudra»?

3. Dios entregó su ley al «pueblo elegido» plagiando los términos de un tratado de vasallaje hitita. Tal como podemos comprobar tras analizar la estructura literaria de los pasajes bíblicos que refieren la alianza, resulta que son una flagrante imitación de los tratados de vasallaje hititas y de otros pueblos antiguos de los que se han conservado hasta hoy diversos ejemplares.

4. Podríamos seguir explorando… y explayarnos, por ejemplo, en los paralelismos evidentes y sospechosos que presenta el libro de los Proverbios con las literaturas sapienciales de Egipto y Mesopotamia, la influencia del poema mesopotámico de Gilgamesh y de la filosofía griega en el Eclesiastés, etc.

5. Gran parte del Evangelio consta de discursos de Jesús. Cuando éstos se prologan, aparecen tratados al modo griego, es decir, con preguntas o comentarios intercalados por los oyentes (en el presente caso los judíos o los discípulos), que llevan así adelante el discurso. Si se comparan estas «charlas» y otros dichos de Jesús con su manera de expresarse en los demás Evangelios, es obvio que no está hablando el mismo hombre.

6. En el libro de Jueces Dios intervino en la concepción y nacimiento de Sansón, cuya madre era estéril. Con algunas diferencias, las circustancias básicas de este relato se repiten también en el nacimiento de Samuel, el último juez de Israel, hijo de Ana, la esposa estéril del efraimita Elcana. Y antes que en ellos, Dios había intervenido también en la concepción de Isaac, hijo de Abraham. La madre de Sansón, como Ana, la madre de Samuel, e Isabel, la de Juan el Bautista, dejaron de ser estériles por la gracia de Dios, la misma que se «derramó» sobre María para fecundarla siendo aún virgen.

7. Nacer de una virgen fertilizada por Dios fue un mito pagano habitual en todo el mundo antiguo anterior a Jesús.

8. Todos los grandes personajes que acabaron siendo adorados como «hijos de Dios», Buda, Krisna, Confucio o Lao-Tsé, fueron mitificados para la posteridad como hijos de una virgen.

9. «Jesús, el mesías prometido»: para ganar credibilidad forzaron el sentido de versículos proféticos del Antiguo Testamento.

10. En el evangelio de Mateo se construyó la fábula de la concepción virginal de María y del origen divino de Jesús apoyándose en los famosos versículos de Isaías sobre el Emmanuele.

11. El cristianismo intentó justificar el autoproclamado mesianismo de Jesús manipulando textos del Antiguo Testamento.

12. La iglesia católica se dotó de fundamento y legitimidad manipulando los evangelios y se convirtió en una institución de poder al crear una estructura organizativa contraria a esos textos.

13. Jesús jamás instituyó, ni quiso hacerlo, ninguna nueva religión o iglesia, ni cristiana ni, menos aún, católica.

14. Para la historia quedó el recuerdo vergonzoso de un concilio, el de Nicea, en el que una caterva de obispos cobardes y vendidos a la voluntad arbitraria del emperador Constantino dejaron que este definiera e impusiera alguno de los dogmas más fundamentales de la iglesia católica, como son el de la consustancialidad entre Padre e Hijo y el credo trinitario. Constituído en teólogo por la gracia de sí mismo, Constantino diseñó a su antojo lo que los católicos deberían creer por siempre acerca de la persona de Jesús.

15. La figura del Papa es contraria a lo que predicó Jesús y se asienta sobre falsificaciones de los Evangelios y de las listas de los obispos de Roma.

16. Los Diez Mandamientos de la Iglesia Católica presentan graves e interesadas diferencias respecto al decálogo bíblico original.

17. La Iglesia falseó el Decálogo bíblico eliminando el segundo mandamiento, que prohibe la idolatría, para rentabilizar el culto a las imágenes de Jesús, la Virgen y los santos.

18. El Dios de la biblia no dijo «Ve a misa los domingos» sino «Descansa los sábados».

19. La doctrina católica del infierno le fue tan desconocida al Dios del Antiguo Testamento como al propio Jesús.

20. La figura de Jesucristo fue configurada según el modelo pagano de los dioses solares.

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Los rosacruces están al servicio de Satanás

Mario Ignacio Garcia Vives

Función de las religiones en la historia

Los templarios y los rosacruces son los antecesores de la masonería. Vean eso en los libros serios de historia. Por eso están los grados templarios y rosacruz en los rituales masónicos.
Desde hace 2.600 años se procura hallar o inventar una religión para consumo de los no-judíos o goim. Una religión inferior que los unifique y los mantenga controlados y desinformados. Primero fueron los preceptos de Noé, o noaquitas («Un judío necesita cumplir 613 preceptos para salvarse, y el no-judío necesita cumplir solo siete»). Esos siete preceptos noaquitas fueron útiles, pero no suficientes. Inventaron entonces el cristianismo, los evangelios, y al mesías judío hijo de Jehová. Esta religión parecía servir perfectamente bien a los planes del demiurgo y su elite sinárquica. El cristianismo podía mantener unificados y mansos (como corderos) a los goim, los hacía “portarse bien” y amar a sus enemigos (para que sus enemigos pudieran reinar sobre ellos).  Como lo único que pueden hacer el demiurgo y sus sirvientes es plagiar cosas, tomaron la figura de Kristos Lucifer, el Enviado del Incognoscible, para la invención del personaje Cristo jesús, el enviado de Jehová. Además de hacer plagios, el demiurgo y sus sirvientes gustan de confundir a sus esclavos, para mantenerlos dormidos y someterlos mejor. El cristianismo es la primera gran prueba de ello.
Con el cristianismo la humanidad goim aprendió todo sobre Jehová, sus preceptos y su pueblo elegido, y aprendió a admirar y a respetar todo eso. Pero la secta cristiana nació como una reacción contra la secta farisea, y ese fue su talón de Aquiles. Cuando los fariseos tomaron el poder total sobre el pueblo judío, tras la destrucción del Segundo Templo, el cristianismo podría ser un peligro para el nuevo judaísmo fariseo. Lo que era apropiado para la Torá, era ahora enemigo del Talmud. Por esa razón, varios siglos después comenzó a eliminarse el cristianismo y a procurarse una religión más acorde con el Talmud y que sirviera mejor para judaizar y dominar a los goim.
Entonces surgió un siguiente experimento: los templarios. Pero eran demasiado judaicos y fueron exterminados. El experimento que le siguió fue el de la religión rosacruz, mas cristianizado, con su Jehová, su Lucifer y su Cristo también. Ya hablaremos de ello. Tuvo cierto éxito y produjo cierta expectativa en toda Europa. Entonces, preparado el terreno por los rosacruces, unos años después apareció públicamente la religión masónica, destinada a tener un éxito enorme sobre la historia del mundo, desplazando paulatinamente al cristianismo.
La Masonería tiene su Dios, Jehová, y un secretario: El Gran Arquitecto del Universo. Jehová es el Dios Creador, y es el Dios de los judíos. El Gran Arquitecto no es creador, pues ningún arquitecto crea nada. Es un funcionario inferior, de inferior jerarquía. Solo ordena y construye cosas con elementos creados por Jehová. Ese funcionario inferior viene bien para ser el Dios de los Goim, quedando Jehová solo para los judíos, su pueblo elegido.
Si bien la masonería fracasó como religión destinada a ganar el corazón de los goim, a nivel político fue un éxito absoluto, derrocando al cristianismo como poder político y dando un paso más en la paulatina judaización de la humanidad, preparándola mejor para la llegada del Mashiaj y su Gobierno Mundial.
Una vez triunfante el sistema masónico en todos los países del mundo, la sinarquía dio otro paso: inventó la religión marxista. A esta nueva religión no le falta nada. Tiene su profeta (Karl Marx), su Libro (El Capital), su sistema político (la dictadura del «proletariado»), su moral, sus preceptos, su Tierra Prometida, su infierno, su paraíso, etc.
El marxismo reserva para los goim solo el ateísmo («Los goim son como animales, si los dioses y mesías anteriores no fueron de su agrado, entonces impongámoles el ateísmo, los animales no necesitan religión para ser buenos esclavos»).
De la judaización por la Torá se alcanzó la judaización por el Talmud. El éxito fue total para el demiurgo y sus acólitos. En 2.600 años de trabajo lograron el poder casi total sobre la humanidad. Su éxito se ha obtenido por estas razones: 1) cuentan con la ayuda absoluta de Jehová, el demiurgo inferior. 2) El hombre está dormido y no lo sabe. Es un esclavo y no lo sabe. No sabe quién es él, ni por qué está aquí en este mundo, ni qué puede hacer para liberarse. 3) Durante las 24 horas del día el hombre es confundido ferozmente por los medios de comunicación y por su ambiente, lo cual lo vuelve cada vez más dormido y más loco. Con un hombre así ¿Cómo no iba a triunfar el demiurgo?

La religión rosacruz

Como todas las religiones del demiurgo, esta religión se basa en el plagio y busca confundir, para que nadie pueda hallar la Verdad.
Cuando a causa de supremos esfuerzos la Gnosis Verdadera comenzó a ingresar en el mundo del demiurgo, el demiurgo y sus sirvientes se apresuraron a intentar envenenarla y confundirla.
Así como el cristianismo plagió al Incognoscible y a su Enviado Lucifer, convirtiéndolos en Jehová-único-Dios y su enviado Jesús. Así como al Kristos Lucifer del Incognoscible lo transformaron en el Cristo Jesús del demiurgo Jehová, así lo intentaron posteriormente los rosacruces. Les resultó fácil, pues los inventores del cristianismo son los mismos que inventaron el resto de las religiones demiúrgicas, la religión rosacruz entre ellas.
La Gnosis verdadera sabe que el mundo verdadero es uno y nada más que uno. Aunque después de la aparición del demiurgo y su creación ya no hay un mundo sino dos: el Verdadero y falso. E igualmente dos dioses: el Verdadero y el falso. Todo lo Verdadero es eterno,  y todo lo falso es efímero. La razón por la que el Incognoscible permitió eso es un misterio, y a este misterio es inútil tratar de conocerlo, pues encarnado en el cuerpo y alma no le es posible a nadie conocerlo. Ese conocimiento le es conocido solo al Espíritu liberado de la cárcel del alma. Inútil pérdida de tiempo es meditar sobre esos misterios. Todo lo que le es dado conocer al hombre de barro está en el legado de Nimrod de Rosario. Nada más puede conocer el hombre de barro, ni antes de Nimrod ni después de Nimrod. Está todo allí. Inútil buscar en otro lugar. Una vez obtenida esa Gnosis solo queda la Acción.
Los rosacruces vieron que la Verdadera Gnosis era peligrosa, por lo que trataron de alterarla para sembrar confusión y extraviar a los incautos. Aceptaron la existencia de las dos entidades, el Incognoscible y el demiurgo, pero ambos como entes iguales: el Incognoscible no es superior al demiurgo, y el demiurgo no es un creador inferior e inepto. Ambos están al mismo nivel y deben mantenerse en equilibrio. ¿Y quién debe procurar ese equilibrio? No se rían ahora: Lucifer. Sí, Lucifer ya no pertenece al Plano Incognoscible, ahora está en el medio, entre el Incognoscible y el demiurgo. Lucifer no es más el guerrero de fuego enviado por el Incognoscible para despertar y liberar a los hombres y luchar contra Jehová Satanás. Ahora la figura de Lucifer ha sido rebajada por los rosacruces, transformándolo en idiota, en un sirviente esclavo que pasa sus días equilibrando contrarios.
Quienes hemos despertado sabemos descubrir al instante donde se hallan los plagios y las falacias del demiurgo satanás y sus siervos. Por eso las denunciamos, para entorpecer sus planes y para que no sigan arruinando a la humanidad. Aclaremos que estos siervos están desgraciadamente convencidos de que ocuparán un lugar de importancia cerca del demiurgo. Bonita sorpresa se van a llevar. Aprenderán demasiado tarde lo malo que es hacer pactos con el Diablo que creó al mundo y al hombre. No olviden esta instructiva frase: «Cuando logremos el Gobierno Mundial, deberán morir todos los masones que no sean judíos». Eso que les ocurrirá será peor que lo que les sucedió en la Revolución Francesa y en las Revoluciones Marxistas. Pero como están ciegos, lo comprobarán demasiado tarde.

Detrás de los plagios siempre está el demiurgo

No podía ser de otra manera, el demiurgo es el Primer Plagiador. Plagiar es copiar sin citar. El demiurgo intentó copiar lo que atisbó de los Mundos Eternos, confiando solo en su memoria y en sus manos de escultor y modelador. Y por eso, porque es un demonio inferior, solo pudo lograr este mamotreto, esta creación deficiente, infernal e impura. Pero después de copiar, de copiar mal, no citó a la fuente. Le produjo celos y vergüenza decirlo. Nada dijo del Incognoscible ni del Mundo Eterno. Es más, afirmó ser el único «Dios» y único artífice de esta malograda obra suya. Hizo además al hombre, y lo hizo a su imagen y semejanza: mentiroso y plagiador. Si les cuesta creer esto lean la biblia, allí está todo sobre el demiurgo y el hombre. ¿Y los rosacruces son plagiadores también? Claro, no podría ser de otra manera, ya vimos algunos de sus plagios.
Y actualmente siguen haciéndolos. El rosacruz Rudolph Steiner, agente del demiurgo, siempre fue un plagiador y buscó confundir, por eso tuvo que huir cobardemente de Alemania como alma que lleva el diablo, salvando su vida por milagro, al no ser un enemigo importante.
Los actuales rosacruces continúan el Gran Fraude de plagios y confusión, pero también se ocupan de plagios menores:
En Internet he encontrado un sitio titulado «La tentación luciférica en la actualidad». Lo usaremos de ejemplo.
El autor del artículo describe una síntesis de lo que es el rosacrucismo, algo de lo cual ya he considerado más arriba. Pero cuando decide realizar una síntesis de la Gnosis, no encuentra mejor manera de hacerlo que copiando trozos enteros de Nimrod de Rosario y de Herrou Aragón sin citarlos. Para los que conocemos en detalle esos libros nos resulta fácil saber de donde fue tomada cada cosa. Pero han sido puestas allí con intención de contraponerlas con las ideas rosacruces, creyendo que el desprevenido lector dirá «¡Oh, qué bueno es el rosacrucismo, es mejor que la Gnosis Primordial, que extraordinario que es»!
¡Qué ilusos estos rosacruces! Pero bueno, así son, incorregibles. No les demos mayor importancia, hay sinarcas más hábiles y peligrosos que ellos. Eso sí, el autor pone sus nombres y apellidos por todas partes, al principio y al final ¡No sea que a alguno se le ocurra hacerle un plagio!
Que un sinarca demiúrgico cometa plagios de distinto orden es normal en él, no podría esperarse otra cosa de ellos. No nos preocupa y no nos molesta. Solo advertimos a los incautos para que no se dejen timar. Y para que sepan discriminar siempre lo que pertenece al demiurgo y lo que pertenece al Incognoscible. Si la Gnosis Primordial produce horror en el demiurgo, entonces, ¡Cómo no iba a producir horror en sus sirvientes!

Tres errores graves y notorios

1) Que la finalidad de cada hombre sea sacrificarse para «constituirse en su día en una Jerarquía Divina y Espiritual, como Décima Jerarquía de Libertad y Compasión… si prospera el plan divino…»
La finalidad es ser algún día un miembro más de la Logia Blanca, si es que no se fusiona antes con el demiurgo, y seguir así hasta el próximo pralaya. ¡Qué bien, que admirable finalidad!

2) «Afirman (la Gnosis Primordial) que dicha práctica es la única manera de elevar a la Serpiente Kundalini hasta más allá de la coronilla y alcanzar así el nirvana luciférico…»
Está equivocado. Si kundalini llega a alcanzar la coronilla y sale a través de ella, el guerrero está perdido, se habrá fusionado con el demiurgo. En realidad se trata de elevar kundalini y hacerla salir por cada lado, a la altura de los hombros. También puede ser dirigida hacia afuera en forma de espiral, desde la altura de los hombros, rodeando al guerrero por fuera de su cuerpo. Siempre sin alcanzar el cráneo. De esta forma, el demiurgo es vencido. Con respecto al «nirvana luciférico», es un contrasentido. El nirvana es para los siervos del demiurgo que desean fundirse con él y «ser uno con él» (suponen equivocadamente que al ser fusionados con el demiurgo conservarán un resto de su yo y de su conciencia). Para los guerreros del Incognoscible lo único deseable es el kayvalya: la separación definitiva con respecto al demiurgo y su creación.

3) A esta siguiente sarta de disparates con que el autor termina su artículo lo ponemos sin comentarios a continuación, para que cada lector pueda juzgarlo por sí mismo:

“Podemos decir por tanto que, por medio del Cristo, Lucifer se convierte en el definitivo portador de la Luz del Cristo, en el sentido de la frase oculta cristiana Christus verus Luciferus. Y en tal sentido Lucifer es el ser espiritual que nos permite percibir y comprender al Cristo, de la misma forma que anteriormente, mediante su sacrificio y el retraso evolutivo voluntariamente asumido por el mismo, pudo generar la luz física que permitió al hombre percibir la realidad de la creación. Podemos afirmar por consiguiente que Lucifer y sus huestes espirituales no cayeron por casualidad en este planeta y en la obra del Creador y su plan evolutivo, sino que su presencia y su colaboración forman parte consustancial del mismo, y que finalmente, ayudado por el ser humano, se iluminará por la luz espiritual de Cristo, lo cual nos permitirá contemplar y comprender al Creador, igual que antes nos ayudó a contemplar el resultado de su manifestación”.

Recomendación final

Termino este artículo recomendando calurosamente el rosacrucismo a todos los que carecen del Espíritu Viril y Eterno, a todos los afeminados que gustan de los términos medios y de la vida tibia, y a todos a quienes la Verdad los horroriza y optan por vivir engañados y perdiendo el tiempo, pensando que después de la muerte el satanás jehová les dará un premio.

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Judas: Fragmentos de Bart Ehrman

Fragmentos tomados de “La cristiandad alerta: la visión alternativa del Evangelio de Judas”.
Por Bart D. Ehrman, profesor de la cátedra James A. Gray y de Estudios Religiosos en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, y experto en cristianismo primitivo.

1. El evangelio recién descubierto presenta a un Judas bastante diferente del que habíamos conocido. Aquí no se trata del discípulo de Jesús malvado, corrupto y diabólico que traicionó a su maestro entregándolo a sus enemigos. En lugar de eso encontramos al amigo más íntimo de Jesús, el que le entendió mejor que ningún otro y entregó a Jesús a las autoridades porque Jesús quiso que así lo hiciera.
Entregándolo, Judas prestó el servicio más grande inimaginable. Según este evangelio, Jesús quería escapar de este mundo material y contrario a Dios y volver a su morada celestial. Este evangelio contiene concepciones completamente diferentes de Dios, del mundo, Cristo, la salvación y la existencia humanas -por no hablar del propio Judas- del cuerpo de creencias cristianas que quedó establecido como canon.

2. Ireneo es uno de los primeros y mejor conocidos refutadores de herejes de la antigüedad cristiana. Ireneo escribió un trabajo en cinco volúmenes que atacaban a los herejes (los que sostienen falsas doctrinas) y expuso un punto de vista que a él le parecía «ortodoxo» (correcto). En esa obra menciona diversos grupos heréticos. Uno de los textos erróneos que cita es el Evangelio de Judas. Los herejes a los que Ireneo vio como más peligrosos para la ortodoxia cristiana fueron los gnósticos.

3. Aquí debo explicar en términos generales lo que tenían en común las diversas y extendidas sectas gnósticas y por qué escritores ortodoxos como Ireneo los veían como una amenaza. El término gnosticismo deriva de la palabra griega gnosis, que quiere decir «conocimiento». Gnósticos son los que «tienen el conocimiento». ¿Y qué es eso que saben? Conocen secretos que pueden conducir a la salvación. Para los gnósticos, una persona se salva no por la fe en Cristo o por sus buenas obras, sino por el conocimiento de la verdad, la verdad acerca del mundo en el que vivimos, acerca de quién es el verdadero Dios y, especialmente, acerca de quiénes somos nosotros mismos. En otras palabras, se trata en gran medida de autoconocimiento: conocimiento de nuestro origen, de cómo hemos llegado aquí y de cómo podemos volver a nuestra morada celestial. Según la mayoría de los gnósticos, este mundo material no es nuestra casa. Estamos atrapados aquí en estos cuerpos de carne, y necesitamos aprender el modo de escapar.

4. Divinidades menores crearon nuestro mundo material, hicieron el mundo como lugar donde retener las chispas de divinidad que habían capturado, a las que colocaron en cuerpos humanos. Algunos humanos, en otras palabras, tienen un elemento de la divinidad en su interior, en su núcleo esencial. Esas personas no tienen almas mortales, sino inmortales, encerradas temporalmente en este miserable y caprichoso reino material. Y esas almas necesitan escapar, volver al reino divino de donde vinieron. Los mitos narrados por los diversos grupos gnósticos diferían bastante entre sí en muchos detalles. A los lectores modernos eso mitos pueden resultarles enormemente confusos y extraños. Pero su punto más importante está claro: este mundo no es la creación del único dios verdadero. El dios que hizo este mundo -el Dios del Antiguo Testamento- es una deidad de segundo orden, inferior. No es el Dios supremo que debe ser adorado. Más bien debe ser evitado aprendiendo la verdad sobre el reino divino definitivo, sobre este perverso mundo material y sobre cómo podemos escapar de él.

5. No todo el mundo cuenta con los medios para escapar. La causa es que no todo el mundo tiene la chispa de divinidad en su interior; solo algunos de nosotros. Los demás son las creaciones del dios inferior de este mundo. Ellos, como las demás criaturas que hay aquí (perros, tortugas, mosquitos y otros), morirán y ése será el final de su historia. Pero algunos de nosotros somos divinidades atrapadas. Y necesitamos aprender la manera de volver a nuestra morada celestial. ¿Cómo podemos hacernos del conocimiento secreto necesario para nuestra salvación? Obviamente, no podemos conseguirlo observando el mundo que nos rodea y deduciéndolo por nosotros mismos. El estudio de este mundo sólo proporciona información sobre la creación material de una deidad inferior que no es el Dios verdadero. Lo que necesitamos no es eso, sino que se nos haga una revelación desde las alturas. Es necesario que haya un emisario del reino espiritual que venga a nosotros para decirnos la verdad sobre nuestro origen, nuestro destino y cómo podemos escapar.

6. Los perseguidores de herejías, como Ireneo, encontraban a los gnósticos particularmente peligrosos y difíciles de atacar. El problema era que no se podía razonar con un gnóstico para mostrarle que seguía un camino equivocado: ¡Él tenía un conocimiento secreto del que los otros carecían! Si se le decía que erraba, él podía simplemente encogerse de hombros y tacharnos de ignorantes. Y así Ireneo y otros como él tuvieron que echar el resto de sus ataques intentando convencer a otros cristianos, al menos, de que en realidad los gnósticos no estaban en posesión de la verdad, sino que la habían pervertido rechazando al Dios del Antiguo Testamento y su creación.

7. Uno de los muchos grupos gnósticos que Ireneo atacó fue el de los cainitas. No sabemos si este grupo realmente existió o si Ireneo simplemente se inventó el nombre; no hay ningún registro independiente que mencione su existencia. De todos modos, una de las cosas que Ireneo dijo sobre los cainitas es que el Evangelio de Judas era el punto de referencias de sus creencias aberrantes.
El grupo tomó su nombre de Caín, el primer hijo de Adán y Eva. Caín es conocido en los anales de la historia bíblica por ser el primer fratricida. Estaba celoso de su hermano menor Abel, a quien Dios amaba de manera especial, y por eso Caín lo mató (Génesis 4). ¿Por qué entonces los cainitas lo escogieron entre todos los humanos como figura fundamental de su fe? Porque creían que el Dios del Antiguo Testamento no era el dios verdadero al que había que adorar, sino el ignorante creador de este mundo del cual había que escapar. Y así todos los personajes de la historia judía y cristiana que se enfrentan a Dios -Caín, los habitantes de Sodoma y Gomorra y finalmente Judas Iscariote- eran los únicos que habían visto la verdad y habían entendido los secretos necesarios para la salvación.

8. Según Ireneo los cainitas llevaron su oposición al Antiguo Testamento a una posición ética extrema. Se oponían a cualquier cosa ordenada por Dios, y apoyaban todo aquello a lo que Dios se oponía. Si Dios decía que hay que respetar el descanso del sábado, no comer cerdo y no cometer adulterio, ¡entonces la manera de demostrar la libertad respecto de Dios era ignorar el sábado, comer cerdo y cometer adulterio!
No sorprende comprobar que un grupo gnóstico con tal inversión de valores veía en el supuesto enemigo de Jesús a su mayor aliado. Según Ireneo, los cainitas tomaban como autoridad el Evangelio de Judas. Y según este evangelio, nos dice Ireneo, sólo Judas entre todos los discípulos entendió el mensaje de Jesús e hizo lo que el propio Jesús quería, entregándolo a las autoridades para que lo crucificaran. De ese modo veían a Judas como el perfecto seguidor de Jesús, aquel cuyos actos había que imitar en lugar de despreciarlos. Porque fue a él a quien Jesús hizo depositario del conocimiento secreto necesario para la salvación.

9. En este evangelio Judas en el único discípulo que entiende la verdadera naturaleza de Jesús, y el único a quien Jesús da a conocer su revelación secreta que puede conducir a la salvación. Los otros discípulos adoran al Dios del Antiguo Testamento, y por ello son «ministros del error». Puesto que conoce la verdad, Judas presta el mayor servicio a Jesús: lo entrega para que lo ejecuten y para que así el ser divino que hay dentro de Jesús pueda escapar de la trampa de su cuerpo material. O, como Jesús declara de manera palmaria en este evangelio, «Tú (Judas) los superas a todos ellos (es decir, a los demás discípulos), porque tú sacrificarás el cuerpo en el que vivo».

10. La salvación no llegará por la adoración del dios de este mundo o la aceptación de su creación, llegará por la negación de este mundo y por el rechazo del cuerpo que nos liga a él.

11. El creador de este mundo no es el único Dios verdadero; este mundo es un lugar perverso del que hay que escapar; Cristo no es el hijo del creador; la salvación no llega por la muerte y la resurrección de Jesús, sino por la revelación del conocimiento secreto que él nos hace.

12. Está claro que Jesús no pertenece al dios de este mundo; uno de sus propósitos, de hecho, es revelar la inferioridad y la bajeza moral de ese dios antes de volver al reino divino, el mundo perfecto del Espíritu, tras abandonar su cuerpo mortal.

13. No hay necesidad de reconciliación con el creador de este mundo, que no es más que un rebelde sanguinario. Por el contrario, lo necesario es escapar de este mundo y de su creador.

14. Adoran al Dios de los judíos, pero ese dios es un tonto atolondrado. Él creó este mundo, pero el mundo no es bueno: es un pozo negro de miseria y sufrimiento. El verdadero Dios nunca tuvo nada que ver con este mundo. Es preciso escapar de este mundo, no integrarse en él. Los cristianos protoortodoxos difunden una falsa religión. Sólo la religión enseñada secretamente por Jesús a su más íntimo seguidor, Judas, es definitivamente verdadera.

Fragmentos del Evangelio de Judas

1. Sabiendo que Judas reflexionaba sobre algo elevado, Jesús le dijo: «Manténte alejado de los otros y te explicaré los misterios del reino. Puedes alcanzarlo, pero a costa de gran sufrimiento».

2. Jesús dijo: «Ven, que puedo enseñarte secretos que nadie ha visto. Porque existe un reino grandioso e ilimitado, cuya extensión no ha sido vista por generación alguna de ángeles, en el cual hay un grandioso e invisible Espíritu, nunca visto por los ojos de ángel alguno, nunca abarcado por la percepción del corazón, y nunca llamado con nombre alguno».

3. Dios ordenó a Miguel entregar a los hombres sus espíritus en préstamo, de manera que pudieran rendir culto, pero el gran Uno ordenó a Gabriel dar a la gran estirpe espíritus que no estuvieran sujetos a señor alguno, es decir: el espíritu y el alma.

4. En verdad yo te digo, Judas, que aquellos que ofrecen sacrificios a Saclas… Dios… todo lo que es malo. Pero tú los superarás a todos ellos, porque tú sacrificarás el cuerpo en el que vivo. Tu trompeta ya se ha alzado, tu cólera se ha encendido, tu estrella ha mostrado su fulgor, y tu corazón se ha vuelto fuerte.

5. La gran estirpe de Adán será enaltecida, porque antes que el cielo, la Tierra y los ángeles, esa estirpe, que viene del reino eterno, ya existía. Mira, ya se te ha dicho todo. Levanta tus ojos y mira la nube y la luz que hay en ella, y las estrellas que la rodean. La estrella que marca el camino es tu estrella. Judas alzó sus ojos y vio la nube luminosa, y entró en ella. Los que estaban en tierra oyeron una voz que venía de la nube y decía: gran estirpe…

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La falsedad del cristianismo. Querían pruebas, aquí están las pruebas

Fragmentos del libro «Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana» de T. Freke y P. Gandy. Libro «misteriosamente» desaparecido de librerías y bibliotecas.

1. Hemos quedado convencidos de que la historia de Jesús no es la biografía de un mesías histórico, sino un mito que se basa en leyendas paganas imperecederas. El cristianismo no fue una revelación nueva y excepcional, sino que en realidad fue una adaptación judía de la antigua religión mistérica de los paganos.

2. A medida que íbamos estudiando las diversas versiones del mito de Osiris-Dioniso, resultaba evidente que la historia de Jesús tenía las mismas características. Los sucesivos episodios nos permitieron comprobar que era posible construir la supuesta biografía de Jesús partiendo de temas míticos que antes se relacionaban con Osiris-Dioniso:
– Osiris-Dioniso es Dios hecho carne, el salvador e «Hijo de Dios».
– Su padre es Dios y su madre es una virgen mortal.
– Nace en una cueva o en un humilde establo el 25 de diciembre ante tres pastores.
– Ofrece a sus seguidores la oportunidad de nacer de nuevo por medio de los ritos del bautismo.
– Convierte de forma milagrosa el agua en vino en una ceremonia nupcial.
– Entra triunfalmente en la ciudad montado en un pollino mientras la gente agita palmas en su honor.
– Muere en tiempo de Pascua como sacrificio por los pecados del mundo.
– Después de morir desciende al infierno y luego, al tercer día, resucita de entre los muertos y asciende glorioso al cielo.
– Sus seguidores esperan que regrese para juzgar a los hombres en el fin de los tiempos.
– Su muerte y su resurrección se celebran con un ágape ritual consistente en pan y vino que simbolizan su cuerpo y su sangre.
Éstos son sólo algunos de los temas que tienen en común los relatos sobre Osiris-Dioniso y la «biografía» de Jesús. ¿Por qué no todo el mundo conoce estas notables semejanzas? Porque, como descubriríamos más adelante, la primitiva Iglesia romana hizo cuanto pudo para ocultarlas. Destruyó sistemáticamente la literatura sagrada de los paganos como parte de un brutal programa cuyo objetivo era erradicar los misterios: tarea qué llevó a cabo de forma tan rigurosa que en la actualidad el paganismo se considera una religión «muerta».
Aunque ahora nos sorprendan, estas coincidencias entre la nueva religión cristiana y los misterios antiguos resultaban sumamente obvios para los autores de los primeros siglos de nuestra era. Los críticos paganos del cristianismo, tales como el satírico Celso, se quejaban de que la nueva religión no era más que un reflejo pálido de sus propias enseñanzas antiguas. Como es natural, estas críticas llenaron de inquietud a los primeros Padres de la Iglesia, como Justino Mártir, Tertuliano e Ireneo, y los empujaron a recurrir a remedios extremos, entre ellos la afirmación de que las semejanzas eran fruto de la «imitación diabólica». Utilizando uno de los argumentos más absurdos de todos los tiempos, acusaron al diablo de ¡«plagio por anticipado», de copiar arteramente la verdadera historia de Jesús antes de que sucediese en realidad en un intento de engañar a los crédulos! Nos pareció que estos Padres de la Iglesia no eran menos arteros que el diablo al que pretendían incriminar.

3. El paganismo es una religión «muerta», o, para ser más exactos, una religión «exterminada». No se apagó poco a poco hasta caer en el olvido. Fue suprimida y aniquilada activamente, sus templos y santuarios fueron profanados y demolidos, y sus grandes libros sagrados fueron arrojados a la hoguera.

4. Aunque, por regla general, hoy día se desconocen las notables semejanzas que existen entre los mitos de Osiris-Dioniso y la supuesta «biografía» de Jesucristo, en los primeros siglos de nuestra era resultaban obvias tanto para los paganos como para los cristianos. El filósofo y satírico pagano Celso criticó a los cristianos porque pretendían hacer pasar la historia de Jesús como una nueva revelación cuando en realidad era una imitación inferior de mitos paganos.

5. Jesús se rodea de doce discípulos, lo cual suele interpretarse como símbolo de las doce tribus de Israel. Sin embargo, las doce tribus son una referencia simbólica a los doce signos del zodíaco de la astrología babilónica, que los judíos adoptaron durante su exilio en Babilonia.

6. El Nuevo Testamento era nuevo para los judíos, pero no para los paganos, que tenían aquellas doctrinas desde hacía cientos de años.

7. De la misma manera que Platón había atacado la tradicional imagen griega de Dios como Zeus dominante, también los gnósticos atacaban esta imagen tradicional de Dios que tenían los judíos, y afirmaban que Jehová era en realidad sólo la imagen del Dios verdadero. El sabio gnóstico Valentín utilizaba el término platónico «demiurgo» para referirse a Jehová, al que representaban como un ser divino subordinado que hace de instrumento del Dios verdadero. Decían que Jehová era una deidad menor presuntuosa cuya ignorancia le hace creer que es el Dios único y verdadero. En el Antiguo Testamento, Jehová proclama: «Yo, Yahvéh, tu Dios, soy un Dios celoso. No habrá para ti otros dioses delante de mí». Con todo, la obra gnóstica titulada Libro secreto de Juan dice que esto es una «locura» y comenta: «Al pronunciar estas palabras, indicó a los ángeles que existe otro Dios; porque si no existiese ningún otro, ¿de quién tendría celos?».

8. El Jesús gnóstico no era un profeta de Jehová, el dios menor de los judíos, sino del Dios verdadero e inefable de Platón y los misterios paganos. El maestro gnóstico Cerdo explica: «El Dios que proclaman la ley y los profetas no es el Padre de Nuestro Señor Jesucristo. El Dios del Antiguo Testamento es conocido, pero el Padre de Jesucristo es desconocido».

9. Los gnósticos afirmaban que eran «redimidos» o «liberados» del poder del Jehová tiránico y de todas las reglas y ordenanzas que había impuesto a los judíos. En el proceso de iniciación de los gnósticos, el iniciado declaraba ritualmente su independencia respecto del dios falso. Según el sabio gnóstico Simón Mago, los iniciados que se habían escapado del poder de Jehová y habían acudido a conocer al Padre verdadero eran «libres de vivir como quisieran».

10. En un momento u otro, casi todos los pueblos que vivían a orillas del Mediterráneo habían hecho suyos los misterios paganos y los habían adaptado a su propio gusto nacional. En algún momento de los primeros siglos antes de nuestra era, un grupo de judíos había hecho lo mismo y había producido una versión judía de los místerios. Los iniciados judíos adaptaron los mitos de Osiris-Dioniso para crear la historia de un dios hombre judío que moría y resucitaba, Jesús el Mesías. Con el tiempo este mito pasó a interpretarse como hecho histórico y el resultado fue el cristianismo literalista.

11. Escribe Josefo:
Alrededor de aquel tiempo vivía Jesús, un hombre sabio, si en verdad se le podía llamar hombre. Porque era uno que llevaba a cabo proezas sorprendentes y era maestro de esa gente que ansía ver novedades. Se ganó a muchos de los judíos y a muchos de los griegos. Era el Mesías. Cuando Pilato, a raíz de una acusación que formularon los hombres principales entre nosotros, le condenó a la cruz, los que le habían amado desde el principio siguieron apegados a él. Al tercer día se les apareció devuelto a la vida, porque los santos profetas habían predicho esto y miles de otras maravillas relacionadas con él. Y la tribu de los cristianos, llamados así por él, hasta el día de hoy no ha desaparecido.

12. Durante cientos de años los historiadores cristianos aprovecharon estos pasajes de Josefo como pruebas concluyentes de que Jesús existió. Así fue hasta que los estudiosos empezaron a examinar el texto de forma un poco más crítica. Ningún estudioso serio cree ahora que estos pasajes los escribiera realmente Josefo. Se han identificado claramente como añadiduras muy posteriores. Están escritos en un estilo que no es el de Josefo y si se eliminan del texto, el argumento original de Josefo sigue la secuencia apropiada. A principios del siglo III, Orígenes, a quien las actuales autoridades en la materia consideran uno de los estudiosos más concienzudos de la Iglesia antigua, nos dice que no hay ninguna mención de Jesús en la obra de Josefo.

13. Los primitivos cristianos que, al igual que nosotros, buscaban testimonios históricos de la existencia de Jesús hubieran aprovechado cualquier cosa escrita por Josefo como prueba concluyente. Sin embargo, no lo mencionan en absoluto. No fue hasta comienzos del siglo IV cuando el obispo Eusebio, el propagandista de la Iglesia de Roma, presentó de pronto una versión de Josefo que contenía estos pasajes. A partir de entonces, Josefo se convirtió en el fundamento de la autenticidad histórica de Jesús.

14. En Mateo afirma Jesús:
Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en su reino. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
No obstante, dos mil años después, cuando todos sus discípulos están más que muertos y enterrados, ninguna de estas cosas ha acontecido y Jesús no ha vuelto.
El momento más revelador de los evangelios, sin embargo, es cuando Marcos presenta a Jesús citando el Antiguo Testamento en sus argumentos contra los fariseos. Nada extraño hay en ello, excepto que Jesús cita la versión griega mal traducida del Antiguo Testamento, que se ajusta exactamente a su propósito, en vez de citar el texto hebreo original, que dice algo muy diferente y que no le sirve para su argumento. Que Jesús el judío cite una mala traducción griega de la Sagrada Escritura judía para impresionar a fariseos judíos ortodoxos es sencillamente impensable. Pero sí tiene sentido si todo el incidente lo inventó uno de los muchos cientos de miles de judíos que hablaban griego en lugar de su lengua materna y que no podían leer las Escrituras a menos que estuvieran traducidas, con lo cual atribuían a Jesús sus propios errores de comprensión.

15. Los evangelios siguen siendo contradictorios y discordantes, como hemos visto. Durante siglos, la Iglesia católica impidió que nadie salvo los sacerdotes leyera el Nuevo Testamento por cuenta propia, de modo que pocas personas tenían la oportunidad de descubrir hasta qué punto son confusos los evangelios.

16. Al igual que el Evangelio de Marcos, el libro de los Hechos de los Apóstoles también se equivoca al citar el Antiguo Testamento hebreo. Para presentar a Pedro exponiendo sus argumentos a los judíos de Jerusalén, utiliza un pasaje mal traducido de la versión griega del Antiguo Testamento que en el hebreo original tiene un significado totalmente distinto. Hechos también presenta a Santiago apelando a los judíos de Jerusalén, para lo cual cita un pasaje del Antiguo Testamento en griego que tergiversa el original hebreo.

17. Pero el Evangelio de Marcos no es el testimonio más antiguo de la historia de Jesús que tenemos. Este testimonio se encuentra en las epístolas de Pablo. Aunque estas epístolas se escribieron antes que los evangelios, e incluso cien años antes que los Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo Testamento aparecen después de estos libros. Esto crea la falsa impresión de que Pablo es la consecuencia de los evangelios y de los Hechos de los Apóstoles, en lugar de ser al revés.

18. La versión original del Evangelio de Marcos, que es la crónica más antigua de la historia de Jesús, no decía nada en absoluto de la resurrección. Lo referente a este episodio se añadió después. Antes de ello, el Evangelio de Marcos terminaba cuando las mujeres encuentran el sepulcro vacío, y sólo se insinuaba que Jesús había resucitado según lo prometido. Curiosamente, los evangelios gnósticos empiezan donde termina el evangelio original de Marcos. No nos cuentan la vida de Jesús, sino las enseñanzas secretas de Cristo después de la resurrección.
Esto hace pensar que la historia original del Jesús casi histórico que se relata en el Evangelio de Marcos era, como afirmaban los gnósticos, la expresión de los misterios exteriores cuyo objeto era atraer a los principiantes espirituales. Estos misterios exteriores podían llevar a un iniciado hasta el sepulcro vacío y a la insinuación de la vida eterna, pero solo las enseñanzas secretas de los gnósticos revelaban las palabras del Cristo resucitado. Esto conducía a los iniciados más allá de la historia literal, hasta el misterio verdadero, hasta la experiencia mística de su propia muerte y resurrección y el reconocimiento de su identidad más profunda como el Cristo, el eterno daemon universal.

19. El libro del Apocalipsis, que también se atribuye a Juan, es una versión cristiana de un apocalipsis judío tardío que se escribió bajo seudónimo.

20. En el siglo II se expresaron dudas sobre Marcos, Lucas y Juan: Marcos porque simplemente era secretario de Pedro; Lucas porque se decía que había sido ayudante de Pablo (que no había visto personalmente a Jesús); Juan porque era bien sabido que ese evangelio era obra del gnóstico Cerinto.

21. Muchos grupos gnósticos afirmaban que Pablo era su padre fundador y los gnósticos que se llamaban a sí mismos «paulinos» continuaron floreciendo, a pesar de la incesante persecución de que eran objeto por parte de la Iglesia romana, hasta finales del siglo X. Pablo escribió sus epístolas a las iglesias de siete ciudades, que hoy sabemos que fueron centros de cristianismo gnóstico durante el siglo II. A la cabeza de estas comunidades cristianas se encontraba el sabio gnóstico Marción, que consideraba a Pablo el único apóstol verdadero.

22. Pablo es un judío que ha abrazado la cultura griega, a la sazón omnipresente. Escribe en griego, su primera lengua. Sus citas proceden exclusivamente de la versión griega del Antiguo Testamento. Su ministerio va dirigido a las ciudades paganas dominadas por la cultura griega. Una de éstas, Antioquía, era un centro de los misterios de Adonis; Efeso, de los de Atis y Corinto, de los de Dioniso. Pablo era natural de Tarso, en Asia Menor, que en aquel entonces ya había superado incluso a Atenas y Alejandría y era el centro principal de la filosofía pagana. Era en Tarso donde los misterios de Mitra tenían su origen, así que hubiera sido impensable que Pablo no se percatase de las notables semejanzas, que ya hemos examinado, entre las doctrinas cristianas y las enseñanzas del mitraísmo.

23. Hasta se atreve Pablo a declarar que la ley tradicionalmente sagrada de Jehová, la base misma de la religión judía, es una maldición, y escribe: «Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición», y «Cristo nos rescató de la maldición de la ley». Para Pablo, como para los gnósticos, el iniciado cristiano puede ser redimido de la ley y liberado compartiendo el sufrimiento y la resurreción de Cristo: «Mas, al presente, hemos quedado emancipados de la ley, muertos a aquello que nos tenía aprisionados».
Pablo afirma que la ley es el fruto del «mediador». ¿Qué pretende al llamar «mediador» a Jehová, que es supuestamente el único Dios y creador de todas las cosas? ¿Mediador entre qué y qué? Los literalistas no tienen respuesta para esta pregunta, pero los gnósticos reconocen inmediatamente que lo que hace Pablo es enseñar la doctrina gnóstica según la cual Jehová es el «demiurgo», un dios menor que media entre el inefable Dios supremo y la creación. Ciertamente, Pablo no considera que Jehová sea el Dios verdadero, porque continua diciendo: «Cuando hay uno solo no hay mediador, y Dios es uno solo».
Según Pablo, las personas que no comprenden el evangelio que él predica son «incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo». En muchas traducciones de sus epístolas, el encargado de la edición añade aquí una pequeña nota que explica las misteriosas palabras «el dios de este mundo». Generalmente, la interpretación ortodoxa de estas palabras dice que Pablo se refiere al diablo, ¡pero no explica por qué llama «dios» a un ángel perverso! Para los gnósticos lo que quería decir Pablo resultaba obvio. Se refería a Jehová, el dios menor de los judíos.

24. La sabiduría mística de los misterios estaba cifrada en el mito de Osiris-Dioniso. No cabe duda de que, después de crear una forma específicamente judía de los misterios, resultaría difícil resistir la tentación de adaptar también este gran mito antiguo. Los judíos helenizados habían reescrito el Éxodo como una obra de teatro parecida a las de Eurípides. ¿Por qué no iban a reescribir también Las bacantes de Eurípides, en la cual Dioniso llega a Tebas, como una tragedia judía en la que el dios hombre llega a Jerusalén?

25. El Mesías no se concebía como alguien que salvaría por medio de su propia muerte en sacrificio. Éste es el papel de Osiris-Dioniso. En su muerte y resurrección, por tanto, Jesús se revela no como el Mesías judío destinado a traer la victoria militar y la salvación nacional, sino como el dios hombre de los misterios que trae la victoria espiritual y la salvación mística.

26. Lo que había empezado como un mito intemporal que encerraba enseñanzas eternas aparecía ahora como una crónica histórica de un acontecimiento único en el tiempo. A partir de ahí fue inevitable que antes o después se interpretara como hecho histórico. Al interpretarse así, nació un tipo de religión totalmente nuevo: una religión basada en la historia y no en el mito, en la fe ciega en supuestos acontecimientos en vez de en la comprensión mística de alegorías míticas, una religión de misterios exteriores sin misterios interiores, de forma sin contenido, de creencia sin Conocimiento.

27. Tanto Mateo 3,17 como Lucas 3,21 dejan constancia de las palabras de Dios que se oyeron en el bautismo de Jesús: «Éste es mi hijo amado, en quien me complazco». La primera inscripción de los Textos de las pirámides, escritos dos milenios antes, cita las palabras de Dios en la ceremonia de la coronación del faraón: «El rey es mi primogénito que abrió mi vientre, es mi hijo amado, en quien me complazco».

28. Los Salmos se derivan de la poesía religiosa egipcia de las dinastías XIX y XX (c. 1000-750 a.n.e.), véase M. A. Murray, 1949, p. 50. Proverbios se basa en las instrucciones del egipcio Amenhotep, y Moisés, el autor de los primeros cinco libros, nació en Egipto y se crió como sacerdote egipcio. Muchos de sus milagros también se encuentran en textos egipcios.

29. Debido a que interpretaban el mito de Jesús como hecho histórico, los literalistas abandonaron finalmente la doctrina gnóstica de la reencarnación. Creían que el dios hombre había muerto y resucitado una sola vez y esto les hacía concebir la vida humana como un acontecimiento que también sucedía una sola vez. Por tanto, el premio o el castigo en la otra vida era para siempre, en lugar de ser algo temporal que precedía a otra vida humana. De aquí nació la doctrina, que el pagano Celso califica de «ofensiva», según la cual un Dios bueno podía tolerar que quienes no superaban las pruebas fuesen abandonados a una eternidad de sufrimiento.

30. Los gnósticos ofrecían a los iniciados la gnosis, una experiencia espiritual, en este mundo y este momento, de una verdad que está más allá de este mundo ilusorio. Los literalistas ofrecían la esperanza de otra vida en el cielo para quienes creyeran en la autenticidad histórica de lo que cuentan los evangelios.

31. El Tratado tripartito compara a los gnósticos, que son hijos del Dios Padre verdadero, con los literalistas, que son vástagos de Jehová, el dios falso de los judíos.

32. Los valentinianos incluso reconocían que los obispos literalistas, al igual que Jehová el demiurgo, podían ejercer legítimamente la autoridad sobre los cristianos psíquicos. Pero las exigencias, las advertencias y las amenazas de los obispos, como las del propio Jehová, no significaban nada para los cristianos iniciados en los misterios interiores que habían sido redimidos y liberados por medio de la experiencia mística de la gnosis.

33. De hecho, algunos de los más grandes portavoces del literalismo se pasaron al gnosticismo al final de su vida, entre ellos Taciano, protegido de Justino Mártir, ¡e incluso el fanático perseguidor de herejías Tertuliano! Este se unió a un grupo de gnósticos inspirado por Montano, ¡que antes había sido sacerdote de los misterios del dios hombre pagano Atis! Con la misma malevolencia con la que antes había atacado a los herejes, Tertuliano condenó ahora a la Iglesia «ortodoxa» por ser una Iglesia de meros cristianos psíquicos, una organización de «un número de obispos» en lugar de «una Iglesia espiritual para el pueblo espiritual». Resulta especialmente irónico, si tenemos en cuenta la anterior misoginia de Tertuliano, que los montanistas fueran famosos ¡por sus sacerdotisas extáticas! Una autoridad de hoy escribe: «Si Montano hubiese triunfado, la doctrina cristiana se hubiera formulado bajo la supervisión de mujeres alocadas y excitables». Más adelante, Tertuliano se separó de los montanistas y fundó su propia secta cristiana: ¡los tertulianistas!

34. La mayoría de los gnósticos quería rechazar por completo el dios judío Jehová en favor de una concepción más mística de Dios como unicidad suprema, idéntica al dios de Platón y los misterios paganos. El influyente maestro gnóstico Marción abogó por la separación total del cristianismo y el judaismo. Produjo un texto titulado Antítesis, en el cual yuxtaponía citas del Antiguo y del Nuevo Testamento para demostrar cómo se contradecían mutuamente. Marción opinaba que Jehová era un «bárbaro comprometido» y que el Antiguo Testamento no era más que un catálogo de sus crímenes contra la humanidad. El cristianismo era una nueva revelación del buen Dios, una doctrina universal que no tenía nada que ver con el credo imperfecto de una pequeña nación.

35. Para combatir la creciente fragmentación y apoyar su aspiración a «un imperio, un emperador», los emperadores romanos necesitaban «una fe», es decir, una religión universal o «católica». Todos los cultos mistéricos fueron propuestos en diferentes momentos, pero sin éxito.
En la primera mitad del siglo IV el emperador Constantino probó con el cristianismo, que era ideal para cumplir aquella función. Los romanos necesitaban una religión mistérica porque las religiones de este tipo siempre eran populares entre el pueblo. Pero al frente de las religiones mistéricas había místicos y filósofos que tenían la osadía de poner en tela de juicio y debilitar la autoridad del estado. Pero el cristianismo literalista era una religión mistérica que se había desembarazado de todos sus molestos intelectuales. Era ya una religión autoritaria que alentaba a los fieles a tener fe ciega en los que ocupaban puestos de poder. Era exactamente lo que querían las autoridades romanas: una religión sin místicos, misterios exteriores sin misterios interiores, forma sin contenido.

36. Como la mayoría de los emperadores romanos, Constantino era un hombre malévolo y despiadado. Hay constancia de que durante sus guerras en la Galia (306-312): «Hasta los paganos se horrorizaron cuando arrojó a los reyes bárbaros a las fieras, junto con sus seguidores, miles de ellos a la vez». Es evidente que Constantino no se volvió más compasivo a raíz de su conversión al cristianismo. Casi inmediatamente después de presidir el Concilio cristiano de Nicea en 325 hizo asesinar tanto a su hijo Crispo como a su madrastra, Fausta. De hecho, aplazó deliberadamente el momento de bautizarse hasta que estuvo en su lecho de muerte para poder seguir pecando y, a pesar de ello, tener asegurada una vida celestial después de morir. La reputación de Constantino era tal que ni siquiera la Iglesia romana se sintió capaz de santificarlo.

37. En las postrimerías del siglo II se interpolaron las epístolas originales de Pablo al tiempo que se inventaban otras para situar al apóstol entre los cristianos literalistas y distanciarlo de los gnósticos.

38. Los cristianos hicieron torpes añadiduras a las obras del pitagórico judío Filón, ¡y se inventaron leyendas absurdas que decían que Filón había sostenido debates sobre la ley con el discípulo Juan y había conocido a Pedro en Roma! También el historiador judío Josefo fue transformado en cristiano ¡e incluso se le equiparó con la figura del Nuevo Testamento llamada José de Arimatea! Como ya hemos comentado, se añadieron a sus obras cosas que atestiguan de forma reverencial la existencia histórica de Jesús.
También se dijo que era obra de Josefo un documento falso titulado Sobre la esencia de Dios cuyo fin era reforzar la anterior falsificación atribuyendo doctrinas cristianas a Josefo. Por medio de meticulosos estudios lingüísticos, los eruditos han comprobado «más allá de toda duda» que el autor de este texto falso ¡fue nada menos que Hipólito (c. 222), el archiperseguidor de herejías y protegido de Ireneo! Los eruditos también han demostrado las semejanzas entre el lenguaje y el estilo de este documento falso y los de la Segunda Epístola de Pablo a los Tesalonicenses, que se escribió para poner en tela de juicio la autenticidad de la primera epístola (auténtica). Así pues, es muy posible que Hipólito también fuera el autor de esta falsa epístola de Pablo.

39. Toda la historia ficticia del cristianismo fue organizada y recopilada de forma definitiva en el siglo IV por el obispo Eusebio, al que se llama «padre de la historia de la Iglesia». Fue uno de los obispos que cambiaron por completo de postura teológica en el Concilio de Nicea para ganarse el favor del emperador Constantino. Más adelante escribió la biografía de Constantino, cuyos asesinatos soslayó con obsequiosa adulación. Eusebio explicó a los fieles que del mismo modo que la Palabra de Dios guía y gobierna los cielos, el emperador romano expresa la voluntad de Dios en el gobierno del mundo civilizado. ¡El emperador era la voz de Cristo en la Tierra!

40. En su «historia» Eusebio repite todas las acusaciones habituales contra los gnósticos. Para justificar la pretensión de los obispos literalistas de representar la tradición cristiana original, Eusebio muestra líneas de sucesión apostólicas que los vinculan con los discípulos de Jesús. Estos supuestos linajes fueron inventados antes, probablemente por Ireneo, pero Eusebio añade cosas de su propia cosecha.

41. Después de que el imperio romano adoptase el cristianismo como religión del estado, la Iglesia literalista aterrorizó a los paganos con inexorable brutalidad. Los profetas paganos eran detenidos y torturados hasta que reconocían la falsedad de sus dioses. Los sacerdotes eran encadenados a sus santuarios y abandonados para que muriesen de inanición. Sin ninguna prueba que respaldara las acusaciones, los paganos eran condenados por sacrificar niños y rociar con su sangre los altares consagrados a los dioses y hacer cuerdas para guitarra con sus tripas: crímenes fantásticos que ellos confesaban debidamente despues de sufrir atroces torturas. Muchos eran luego quemados vivos.
Algunos santuarios antiguos fueron profanados y arrasados mientras otros fueron requisados y transformados por la fuerza en iglesias cristianas. Las grandes obras de la espiritualidad pagana eran arrojadas a enormes hogueras y se perdían para siempre.

42. El 16 de junio de 391, el emperador Teodosio publicó un edicto que ordenaba la clausura de todos los templos paganos. Una chusma cristiana en seguida aprovechó la oportunidad para destruir el maravilloso templo de Serapis en Alejandría, del cual sólo quedaron los cimientos. Un decreto imperial exigió: «Quemad todos los libros hostiles al cristianismo para evitar que despierten la ira de Dios y escandalicen a los piadosos», y la chusma analfabeta respondió destruyendo, como si fueran supersticiones paganas, la sabiduría y el conocimiento científico acumulados durante miles de años.
El autor pagano Eunapio, que habla de «monjes que parecen hombres pero viven como cerdos», escribe con desánimo que: «Cualquiera que tuviese una sotana negra tenía poder despótico». En 415 el arzobispo Cirilo de Alejandría ordenó a sus monjes que incitaran a la chusma cristiana a asesinar al último científico pagano de la biblioteca de Alejandría, una mujer notable llamada Hipatia. Le arrancaron los miembros de uno en uno y Cirilo fue santificado.

43. En 381 Teodosio declaró finalmente que la herejía era un crimen contra el estado. Los escritos gnósticos fueron condenados por ser un «semillero de múltiples perversidades» que «no sólo deberían prohibirse, sino destruirse por completo y quemarse con fuego». Los debates filosóficos fueron suprimidos en su totalidad. Una proclamación declara: «No habrá ninguna oportunidad para que un hombre se dirija al público y discuta de religión o la comente o delibere».

44. Agustín, el gran portavoz del cristianismo católico, expresó de forma perfecta el clima de la época al explicar que la coacción era necesaria en vista de que era tanta la gente que sólo respondía al miedo. La fuerza militar era «indispensable» para suprimir a los herejes, por su propio bien, desde luego. Agustín proclama: «Lleno yo mismo de miedo, os lleno de miedo a vosotros». La espiritualidad de amor y gnosis de san Pablo se había convertido en la religión de obediencia y terror de la Iglesia católica.

45. Al examinar los datos, nos pareció que la «historia» tradicional del cristianismo era nada menos que el mayor encubrimiento de todos los tiempos. Las primitivas doctrinas gnósticas del cristianismo y sus verdaderos orígenes en los misterios paganos se habían suprimido de forma despiadada mediante la destrucción en masa de los testimonios y la creación de una historia falsa que se ajustara a los propósitos políticos de la Iglesia romana. Todos los que ponían en entredicho la historia oficial eran sencillamente perseguidos y eliminados hasta que no quedó nadie que pudiera discutirla.
Los paralelismos con la historia más reciente nos ayudaron a comprender lo que había sucedido. A principios del siglo xx un reducido grupo de comunistas se hizo con el poder en Rusia. Sin embargo, al cabo de unos cuantos años, numerosísimas personas, entre ellas muchos de los funcionarios que habían administrado el régimen anterior, se habían afiliado al partido comunista. ¿Por qué? Porque si querías medrar, ahora tenías que ser miembro del partido, y si te asociaban de algún modo con el régimen anterior, eras tachado de enemigo del pueblo. De forma parecida, al convertirse el cristianismo en la religión del imperio romano, el número de cristianos creció enormemente. ¿Por qué? Porque los cristianos recibían un trato preferente. ¡Al clero ni siquiera se le exigía que pagase impuestos! Si aspirabas a llevar una vida tranquila y próspera, te hacías cristiano. En caso contrario, te arriesgabas a ser tachado de «disidente» pagano: enemigo de Dios. Del mismo modo que la maquinaria propagandística de Stalin falsificó de forma inescrupulosa la historia para disimular su tiranía y demostrar que sus dogmas eran verdaderos y buenos, también la maquinaria propagandística cristiana alimentaba a los fieles con sus mentiras.
Al igual que el comunismo, el cristianismo empezó con un mensaje de libertad e igualdad, pero terminó creando un régimen autoritario y despótico. En años recientes, la intolerancia dogmática empujó a jóvenes y fanáticos comunistas de China y Camboya a llevar a cabo desastrosas revoluciones culturales cuyos resultados fueron la destrucción de las antiguas riquezas de sus civilizaciones y el exterminio de gran número de intelectuales, lo cual sumió a sus respectivas sociedades en una crisis profunda. Del mismo modo, quince siglos antes, fanáticos monjes cristianos llevaron a cabo una revolución cultural que arrasó las maravillas y los logros antiguos del paganismo e hizo que la civilización occidental retrocediera mil años.
La absurda destrucción de nuestro acervo pagano es la mayor tragedia de la historia del mundo occidental. Es difícil de comprender la magnitud de la pérdida. El misticismo pagano y la investigación científica se vieron desbancados por el autoritarismo dogmático. La Iglesia romana se valió de las amenazas y la violencia para imponer su credo, y negó a generaciones de seres humanos el derecho a pensar de forma independiente y a encontrar su camino personal para alcanzar la salvación espiritual. Mientras las grandes obras literarias de la antigüedad eran arrojadas a las llamas, san Agustín anunció así el triunfo del fundamentalismo literalista: «Nada debe aceptarse si no es basándose en la autoridad de las Escrituras, pues esta autoridad es mayor que todos los poderes de la mente humana».

46. Para avanzar con seguridad hacia el futuro es necesario aceptar el pasado, así que es conveniente examinar de forma crítica el cristianismo literalista que ha dominado los últimos dos mil años de nuestra cultura.
En el plano espiritual, ésta ha sido verdaderamente una «Edad de las Tinieblas» que se ha caracterizado por la religión autoritaria, el fanatismo y las guerras de religión. Al asumir el papel de única fe verdadera, el cristianismo literalista creó un abismo insalvable entre él y todas las demás tradiciones espirituales. Su autoproclamada superioridad se usó para justificar la destrucción violenta de las sociedades de otras partes del mundo. Incluso persiguió cruelmente a sus propios místicos y librepensadores. Al adoptar a Jehová, el dios padre judío, como única faz aceptable de Dios, subyugó a la divinidad femenina y utilizó esta perspectiva teológica para legitimar la subordinación de las mujeres. Su insistencia en la necesidad de tener una fe ciega en el dogma y su oposición a la investigación intelectual hicieron que muchos rechazaran todas las formas de espiritualidad por considerarlas meras supersticiones. Hoy son cada vez más las personas que piensan que la religión es, en el mejor de los casos, un chiste y, en el peor, una fuente de prejuicios, de intolerancia y de conflictos.

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