Por Christian C.
Hemos comentado ya cómo el Delomelanicon original fue traducido y adaptado en distintas versiones, según la cosmovisión y paradigma gnóstico en cuestión, habiendo ciertamente canalizaciones genuinas, aunque con cierta interferencia o filtro demiúrgico.
El original griego parece perdido (ni qué decir de anteriores versiones en lengua kemética o egipcia y atlante), y de las dos versiones en latín (De Tenebrarum y De Umbrarum), han surgido varias traducciones, adaptadas a determinado paradigma, con mayor o menor grado en su enfoque luciferino.
Así tenemos la versión traducida del italiano al español por López de Rojas (a su vez traducida del latín al italiano por Bruno di Angelo) en 1999, edición ya «recortada», y con un enfoque satanista propio.
Hay otra adaptación luego, más recortada, pero con ciertos agregados que no aparecen en la versión editada por López de Rojas y José Cadaveria, como un ritual focalizado en Hécate por ejemplo, y mayores referencias biográficas de Aristide Torchia, titulada «Las nueve puertas- Fragmentos», que apareció en la web en forma anónima, sin autor/traductor identificado.
Luego en 2015 la versión de Frank Ripel que ya hemos comentado, «Delomelanicon-El libro de las nueve puertas-«, y en 2021 Gerardo Navarro Demónico realizó una edición más completa y ampliada de la de López de Rojas, más manteniendo el mismo paradigma, que ya estaba alejado del original.
Hay además otras versiones y comentarios, como «Delomelanicon -Novem Portis-» de Dark Angel, publicado en 2017, o años antes incluso, «Delomelanicon: The nine gates of the kingdom of shadows» del 2011.
Más en nuestra consideración la versión de mayor aproximación gnóstica luciferina, es la del ocultista ruso V.L.S.L.V., «Delomelanicon: Alquimia del caos», editada en 2015, si bien se basa en una canalización del 2010, que duró cinco días, del 9 al 13 de junio de 2010, en que V.L.S.L.V. recepcionó y escribió de un modo casi automático.
Esta versión del Delomelanicon mantiene variantes de los nueve grabados que ya hemos visto previamente, discrepando respecto al sexto grabado, donde el colgado se halla sujeto del pie derecho, y firmado por AT, con lo que deja implícito que en el auténtico grabado el colgado pende del pie izquierdo.
También el séptimo grabado, firmado por LCF, presenta un tablero de ajedrez completamente blanco, discrepando en nuestro caso de esa versión, como ya se ha comentado antes.
Además en el tercer grabado, el arquero (sin flecha en el carcaj), tiene la apariencia de los hermanos Ceniza (grabado firmado por AT), y el octavo grabado es la versión del verdugo con una maza, dispuesto a abatir al hombre arrodillado con aspecto de monje (sin aureola el verdugo y firmado por AT).
Y con relación al noveno grabado, la versión del castillo sin llamas, y la mujer sobre el dragón de siete cabezas, con el libro en una de sus manos, y su otra mano señalando hacia el castillo. Más se trata de una variante, según esta versión del libro, firmada por AT. No se indica en consecuencia, al menos no expresamente, el auténtico noveno grabado, el firmado por LCF.
Más no nos detendremos aquí en el análisis de los nueve grabados, tema ya tratado, sino en resaltar algunos extractos de carácter gnóstico, en relación a «De Umbrarum Regni Novem Portis», con aportes únicos e inéditos por parte de V.L.S.L.V.
Hay desde ya algunos términos referidos, que en nuestra consideración requieren ser más específicos, o que en su lugar habríamos utilizado otra terminología más exacta, como «espíritu» en alguna mención en vez de alma, que de hecho el concepto aquí connota al espíritu, o el término «Daimon» en su acepción original y fuera del paradigma cristiano, en vez de demonio. Particularmente en «Categorías de demonios» del texto, cuando un nivel concierne precisamente al espíritu.
Luego, se mantiene aquí la denominación de el Uno, referente al Demiurgo, y de el Primero, respecto a Lucifer, así como del «Existente» o «Ser», nuevamente en relación al Demiurgo, y por contrapartida, estando más allá de lo existente arquetípico, el «Inexistente» en relación al Incognoscible. Resulta conveniente tener estos términos y conceptos en mente al realizar la lectura del texto.
Más allá de estas aclaraciones de terminología y sutilezas relevantes de concepto, concordamos mayormente con esta versión del Delomelanicon, dado el enfoque gnóstico luciferino que se presenta.
Citaremos en consecuencia tan sólo algunos extractos de esta versión, que consideramos de los más relevantes, comentando y clarificando desde lo Hiperbóreo.
Consideremos por ejemplo en este libro, «Delomelanicon -la alquimia del caos-«, la siguiente declaración, que establece una correspondencia analógica entre el Demiurgo y el Virya perdido:
«El Demiurgo desconoce su Verdadera Naturaleza, considerándose el Único Dios, por encima del cual no hay nada ni nadie. Por lo tanto, en cierto sentido, puede compararse con el falso yo del hombre, o su ego mental: la creación y bastión de las Fuerzas Demiúrgicas en nuestra alma, inconsciente de su Fuente: el Ser Supremo, el Espíritu Inmortal más allá de todo nombre y forma. Al mismo tiempo, los Arcontes, «Gobernantes» o Dioses de este Mundo, asistentes del Demiurgo, pueden compararse con diversos rasgos personales o cualidades de carácter de una persona dada, que en esencia no son otra cosa que los Velos del Espíritu Primordial e Inmortal, o la Verdadera Naturaleza del hombre y de todo lo existente.»
Amerita aquí comentar, antes del análisis que concierne al texto citado, que en la consideración de diferentes grupos gnósticos en los primeros siglos D.C., la concepción que se manejaba respecto al Demiurgo difería en ocasiones de un grupo a otro.
Así, para Marción por ejemplo, el Dios bíblico del Antiguo Testamento, sanguinario, cruel y colérico, era el creador del mundo, pero no la causa última de todo, distinguiéndolo así del absoluto e incognoscible.
En tanto que para Apeles, discípulo de Marción, a este creador no podía siquiera llamársele «Dios», siendo más bien en su consideración una jerarquía menor, como un ángel.
Y Cerinto por otro lado, consideraba que este Dios desconocía la existencia de un ser supremo por encima de él.
Esto nos recuerda el mito puránico de Brahmadev, quien considerándose en una instancia al comienzo del Kalpa como el ser supremo, fue castigado por Shiva, cortándole una de sus cinco cabezas.
Ahora bien, más allá de las consideraciones de distintos grupos gnósticos y rastros acerca del Demiurgo en otras tradiciones, analicemos el texto citado, con referencia a la Sabiduría Hiperbórea.
Por un lado se está significando aquí el juego, ardid y pretensión del Demiurgo de ser el ser absoluto e incognoscible, ostentando una falsa superioridad sobre otros espíritus Hiperbóreos. En tal sentido los Siddhas traidores incluso se prestan a este «juego», reconociendo al Demiurgo como Dios supremo. Aunque al mismo tiempo, reconocen la falsedad de esto, particularmente cuando el acercamiento del Maha Pralaya amenaza sus jerarquías, desplegando en consecuencia estrategias anti-demiúrgicas.
En un sentido, antes de la llegada de los espíritus Hiperbóreos, el Demiurgo era en ese entonces el «único Dios de su mundo».
Más luego del encadenamiento de los espíritus Hiperbóreos, debió mantener la ilusión de la supremacía sobre ellos (siendo en su esencia última idénticos, ontológicamente hablando, y más allá de la cobertura limitada y finita con que el Demiurgo se reviste). Y esta ilusión fue perpetrada en convenio con los Siddhas traidores.
Al mismo tiempo, en el fragmento antes citado se compara el Demiurgo con la falsa personalidad del Virya perdido, y los arcontes con sus rasgos tipológicos.
Y podemos agregar aquí, que la comparación también cuadra al propio espíritu Hiperbóreo, el «Gran Antepasado», denominado genéricamente «Anir», quien también se ha plegado a la traición original, deviniendo luego una manifestación refleja suya como Yo perdido.
De no haber acontecido así, no hubiera sido posible el propio encadenamiento espiritual. Y esta es una importante clave a tomar en cuenta.
En tal sentido, el Virya orientado debe confrontar la propia traición del Origen, como una clase de Demiurgo personal, y también al Demiurgo creador de este mundo.
Sosteniendo esta tesis, y en cuanto al medio de liberación espiritual, se dice también lo siguiente:
«La Gnosis Superior, según la enseñanza del Haognosticismo, consiste en el conocimiento directo y no conceptualizado de la propia Naturaleza Verdadera, que se revela a través del autoconocimiento espiritual y trasciende cualquier dualidad. Por lo tanto, la liberación del poder del Demiurgo solo es posible mediante el despertar espiritual interior y la liberación del poder del propio falso yo, o ego, a través del cual el Demiurgo y sus Arcontes nos gobiernan.
En realidad, «cortar la cabeza» del propio ego y «perforar con la Lanza de la Oscuridad los Velos de la Luz Creada» significa «cortar la cabeza» del Demiurgo y, habiendo visto con el Ojo Profético (revelado por la Luz Increada del Inmaculado) tras las cualidades de lo Sin Cualidad, tras la Multiplicidad de este Mundo, la Unidad Primordial, liberarse para siempre del poder de los Arcontes y de los Eones Temporales sujetos a ellos, volviendo el Corazón al Eón Eterno, al mismísimo Corazón de la Oscuridad.»
Notemos aquí la simultaneidad en correspondencia de «cortar la cabeza» del falso Yo de la personalidad del Virya en este mundo, y por otro lado cortar la cabeza del Demiurgo, para lo cual en oposición estratégica a la luz creada de este mundo, se blande la «lanza de la oscuridad».
No debe malinterpretarse el concepto de «Unidad primordial» tras la multiplicidad del mundo de Maya, en el sentido que se trata de una unidad indivisible u homogénea. La correcta comprensión aquí es respecto a la substancia espiritual, como el mismo substrato o fundamento de lo increado (y en tal sentido «unidad») más allá de las dualidades de este mundo.
Justamente, el mundo del Demiurgo se dice que es creado a partir de una imitación, a modo de «pálida sombra» de lo increado.
Y en esa «Unidad primordial», en el mundo del Incognoscible, se hallan los Siddhas Hiperbóreos, y en relación a cada Siddha, El-Ella.
Esta versión de «Las nueve puertas» expone también magistralmente el rol protagónico de Lucifer en este mundo, como adversario u opositor del Demiurgo, el cual comparte un principio de esencia similar en cada uno:
«El Arquetipo del Adversario se manifiesta: primero, como el Principio de Destrucción, que introduce dinamismo en la existencia del Mundo circundante; segundo, como el Principio de Disolución de Velos (o destrucción de la ignorancia), que actúa en la Conciencia de la propia persona; y, tercero, como el Mentor y Maestro Espiritual de quien recorre el Sendero del Retorno o lucha por la Liberación, siendo, en esencia, no un ser separado e independiente, sino su propia Naturaleza Inmortal Suprapersonal, o el Espíritu Superior. La naturaleza del Adversario es la Llama Negra de la Disolución, que arde no hacia afuera, sino hacia adentro, disolviendo velos y destruyendo las ilusiones de la Luz Criatura del Demiurgo. El Adversario también es conocido por los nombres: Portador de Luz (en latín: Lucifer), pues Él es el Único que trae la Luz del Despertar, la Llama de la Sabiduría Inmaculada de la Oscuridad, la Estrella de la Mañana, pues Él es el Único que anuncia la llegada del Eón Eterno (que llegará cuando termine el reinado de los Eones Temporales, sujetos al Demiurgo), y el Primero, pues Él es el Único que recorrió primero este Camino. La verdadera Eternidad, encarnada en el Eón Eterno, es la ausencia de todo Tiempo; la eternidad del Demiurgo es un Tiempo cerrado en un anillo, la «malvada infinitud» del eterno Torbellino de sucesivos Eones Temporales.»
Recordando y teniendo presente la distinción conceptual entre «demonio», atento a la tradición judeocristiana, y por otro lado el «Daimon» griego, prestemos especial atención al siguiente pasaje, que distingue entre cinco categorías de «demonios», desde los que actúan a nivel corporal, sutil, emocional del alma, de la conciencia, y finalmente cierta clase (aunque preferimos aquí a diferencia del texto citado, resignificar el término, definiéndolo ya como «Daimon» en su acepción original) que tiene directa relación con el espíritu, en oposición al Demiurgo.
Recordemos en tal sentido, que según el sentido original, el Daimon tanto podía ser bueno (Aghatodaimon) como malo (Kokadaimon).
La Jerarquía de los Demonios
«Los demonios se dividen en cinco clases principales: primero, los Demonios del Mundo de la Carne; segundo, los Demonios del Mundo de las Sombras; tercero, los Demonios del Mundo de los Sentimientos; cuarto, los Demonios de la Conciencia; y quinto, los Archidemonios, o Demonios Superiores, que actúan a nivel del Espíritu puro.
Los Demonios del Mundo de la Carne son las Fuerzas que disuelven la carne bruta, actuando en el hombre y en la Naturaleza que lo rodea a nivel corporal. Los Demonios del Mundo de las Sombras habitan el Límite entre Yav y Nav, protegiendo los núcleos de las fuerzas en el cuerpo sutil de una persona. Los Demonios del Mundo de los Sentimientos son las Fuerzas del alma (naturaleza emocional, sensual y mental inferior de una persona), que conectan nuestra naturaleza animal con la humana.
Los Demonios de la Conciencia son las Fuerzas que ayudan a una persona a liberar la Mente. Los Archidemonios, o Demonios Superiores, son las Fuerzas Espirituales que se oponen al Demiurgo y sus creaciones a nivel Cósmico.
Al interactuar conscientemente con los Demonios, el Radar Oscuro adquiere poderes «milagrosos», gracias a los cuales puede influir en su propio cuerpo y en el mundo circundante. Pero solo al convertirse en un Demonio en Espíritu alcanza la Percepción Suprema, revelando así su Verdadera Naturaleza y finalmente liberándose del poder del ignorante Demiurgo, el «Dios» Creador de este Mundo.»
Por otro lado se expone a continuación también muy acertadamente como la diversidad ilusoria de este mundo tiene como substrato la esencia del mundo increado, llama negra o Vril, que el Demiurgo y sus arcontes (Siddhas traidores aquí) han capturado para sus siniestros propósitos. Y notemos como se concibe la esencia del mundo increado desde el mundo demiúrgico, como una negrura del abismo, y necesariamente ha de ser así, ya que escapa o queda fuera del orden y categorización arquetípica, y por tal razón se le define como «inexistente», en contraposición a lo que se concibe supuestamente como real en este mundo, «lo existente».
«Sepan que los Siete Gobernantes, o Arcontes [del griego άρχων — jefe, gobernante], conocidos como el Existente, crearon los siete Cielos, capturando las siete Llamas de Fuego que ardían en el Abismo, lo Inexistente. Así, del Negro Secreto (Fuego del Abismo) se convirtió en los fuegos: Rojo, Naranja, Amarillo, Verde, Azul, Índigo y Violeta, que se fundieron en la Luz Blanca, — contando Nueve en total. Todo lo que existe se dividió en tres partes, o Tres Mundos: Medio, Superior e Inferior; y en cada uno de los Tres se reflejaron los Nueve, – Cuenta en total 9 + 9 + 9 = 27; donde 2 + 7 = 9.»
Este extracto resulta esencial, ya que se constata que de la esencia del mundo increado, el Vril, o «las siete llamas de fuego que ardían en el abismo», se conforma por captura, una estructura ilusoria en nueve partes, o nónupla, lo que deviene como es comprensible, en una contrapartida opuesta de «las nueve puertas del reino de las sombras», que deben atravesarse en el retorno al Origen.
Esta triple conformación de los mundos (superior, medio e inferior, o los tres planos conocidos en sánscrito como Bhur, Bhuvah y Svah según otra categorización y nomenclatura) responden a diferentes combinaciones, según explica el Siddha Krishna en el Bhagavad Gita, de las tres gunas o cualidades predominantes de la prakriti o naturaleza material.
Y debe aclararse que cuando aquí se está mencionando el negro, correspondiente a la tama guna de la prakriti, se está mencionando el negro dentro del espectro arquetípico, lo cual debe distinguirse de la oscuridad primordial.
En tal sentido el texto prosigue en otra parte describiendo la triple naturaleza ya mencionada del mundo, en correspondencia con los colores blanco, rojo y negro.
Téngase aquí siempre en cuenta la denominación «El existente» que se utiliza para referirse al Demiurgo, y «El primero» en relación a Lucifer, quien planteó desde el inicio la oposición al Demiurgo:
«El Medio de los Tres —sépanlo— es Rojo, el Superior es Blanco y el Inferior es Negro. Y en el Blanco viven aquellos conocidos como los Existentes, pues se elevaron por encima del Rojo, donde la gente vive, durante sus días de dolor y tormento, y por encima del Negro, donde todas las cáscaras caen, cuando la Semilla de la Vida los abandona. Y más allá de los Tres Mundos está el Abismo, de donde todos venimos, del cual surgió el Primero, del cual proviene Su Poder y Fuerza, que no es más fuerte en los Tres (Mundos) ni entre los Siete (arcontes).
La Voluntad del Blanco mueve al Rojo, pero cuando llega el momento, (el Rojo) desciende a los brazos del Negro, para luego regresar. Esta Rueda de Tortura gira eternamente, en la que los esclavos ciegos del Existente nacen y mueren, para nacer de nuevo y morir de nuevo. Y así fue. Hasta que el Primero abrió el Camino desde la Rueda hacia afuera, desde la eternidad cerrada hacia la Infinitud de lo Eterno, hacia el Abismo oculto por los Velos del Horror, hasta el mismísimo Corazón de la Oscuridad: la Fuente de la Luz Increada e Inmarcesible, el Fuego Eterno, ardiendo en Sí Mismo, Negro, que es más negro que el Negro (el Inferior de los Tres Mundos), más fuerte que el Rojo y más claro que el Blanco. Allí, de donde todos venimos, más allá de los Tres Mundos, donde los Siete carecen de poder.»
Y en relación a cómo el Demiurgo (surgiendo originalmente también del mundo increado, como bien nos dice Nimrod de Rosario), clamando supremacía por sobre todo, y con siete extensiones de su poder, suscitó como oposición de contrapartida el dragón de siete cabezas (como adversario de este «falso Uno» llamado también «Existente»), leamos los siguientes versos del texto, siempre tomando en cuenta el lenguaje figurado de los mitos:
«Ella (el Abismo) era la infinitud de las infinitas posibilidades (potencialidades), pero en su vientre nació un Niño que quiso matar a su Padre-Madre. Así, de la Oscuridad, la Luz Increada, surgió la Luz, una parte infinitamente pequeña del Todo, y se imaginó ser el Uno, siendo ella misma solo la única. Pero esto también era una mentira y un engaño en sí mismo, pues eran Siete, por lo tanto se dice que el Ser (Yaveh/Jehová) tiene siete rostros.
Pero cuando la sombra del Ser cayó sobre la superficie de los Dioses Eternos, reflejada en el Abismo, como en un Espejo, entonces el Poder del Padre-Madre entró en el Reflejo y cobró vida para convertirse en el eterno Adversario del Ser, y por lo tanto aparecieron siete Cabezas en el Dragón nacido del Abismo.
Por lo tanto, comprende el Misterio de los misterios: la Virgen-Ramera se sienta sobre el Dragón de Siete Cabezas, y el Espejo está en Su mano, y la Llama Negra de la boca de la Bestia (Dragón). Y en lo que se revela al Existente, como los Tres Mundos, en el Negro (el Inferior de los Tres Mundos), el Dragón del Abismo se convirtió, no en el Abismo mismo, sino en Su Esencia; y el Dragón es terrible, y la Virgen-Ramera sobre él es terrible para el Existente, pues en Ellos reside su destrucción.
Así como la Virgen-Ramera surgió del Abismo, como una Hija del Padre-Madre, siendo Ella misma Su propia Madre, así también el Primero surgió (del Abismo, o Caos Primordial (griego Χάος)), como un Hijo del Padre-Madre, Su propio Padre. Como una Llama de la Llama (Negra), como el Nous (Razón griega, o Mente Superior) Eterno del Innombrable, se convirtió en la luz increada, el Portador de Luz, la Estrella Inmarcesible de la Mañana (Luz del Eón Eterno), la encarnación del Resplandor del Eterno, que se oculta en la Oscuridad.
Por lo tanto, para los Siete, que provienen de la Luz (Creada), Él es la Oscuridad, el Adversario de la Luz (Creada), el Oscuro.
Él es la Serpiente de las Profundidades en la Oscuridad (El Inferior de los Tres Mundos), el Alado, cuya frente está adornada con la preciosa esmeralda; y Él es el Dragón de siete cabezas, sobre el que se sienta Su Hermana y Esposa. Él es también el Mercurio de los Filósofos, la Tintura de Mercurio, y (Hermes) el Tres Veces Más Grande, Quien habló, y esto está escrito en la Tabla de la Esmeralda (Tabula Smaragdina): Lo que está arriba es como lo que está abajo; y lo que está abajo es como lo que está arriba. Y la Virgen Ramera, sabe esto, es Providencia (Providencia aquí como principio femenino) y Su Poder.»
Adviértase que la Diosa es mencionada como «virgen-ramera», dos acepciones que no deben tomarse en su sentido usual o significado habitual.
Virgen en cuanto «mujer de poder» que se mantiene pura siempre, más al mismo tiempo es la Diosa de la sexualidad tántrica, que puede llevar, como bien conocen los adeptos del Kaula, al infinito mismo en la experiencia del coito.
Recordemos como en la novela mágica, «El misterio de Belicena Villca», la antigua Diosa del fuego frío, Pyrena la Gorgona, fue conocida y cultuada posteriormente como «la virgen de Agartha», manteniendo así una simulación frente al imperante culto cristiano, donde se le denominaba como «la virgen de la gruta».
Más era la misma Pyrena, la antigua Diosa de la que se decía, que «asesinaba a sus amantes en el fuego frío». Y así es también, como es sabido, respecto a Lilith, la misma Diosa conocida por otro de sus nombres y facetas.
Es decir, que ambos aspectos están presentes en la Diosa.
Notemos que se menciona aquí la «virgen-ramera» como siendo «su propia madre», y el Primero (es decir Lucifer) como siendo «su propio padre».
Esto se comprende claramente, dado que los espíritus Hiperbóreos no tienen «padre o madre», como los seres creados de este mundo que responden al Demiurgo como su padre/madre.
No obstante esto, el texto alude aquí al abismo, como «padre-madre», y esto se entiende en el sentido de «la fuente de donde proceden», el mundo o plano del Incognoscible, figurado aquí como el abismo, u oscuridad primordial («infinitud de las infinitas posibilidades/potencialidades), y no «un padre que engendra» o «una madre que alumbra» como ocurre en este mundo.
Es decir, no se está indicando aquí un «creador», sino la fuente de procedencia u Origen, representado figuradamente como Madre/Padre.
De igual modo que en un sentido figurativo/mítico también se menciona en «El misterio de Belicena Villca» al Dios Urano (padre de Cronos) como el Origen.
Luego, respecto a la antigua Serpiente, el dragón de siete cabezas, se dice que ella es «su esposa y hermana», es decir su propia Shakti.
Tal como en otra configuración mítica, se dice que Isis es esposa y hermana de Osiris. Son así, prototipos de la pareja original.
Resulta clave releer y considerar el siguiente pasaje, en cuanto luego que el Demiurgo creó imitativamente del mundo increado, el mundo de las formas de la materia (tomando se dice «siete llamas del fuego negro increado del abismo», para de esa esencia increada capturada, generar la diversidad ilusoria «multicolor» de este mundo), del propio reflejo en lo increado en el abismo (más ahora en un sentido inverso al del Demiurgo, es decir desde el mundo increado hacia este mundo), se manifestó el Dragón de siete cabezas y la mujer sentada sobre el Dragón:
«Pero cuando la sombra del Ser cayó sobre la superficie de los Dioses Eternos, reflejada en el Abismo, como en un Espejo, entonces el Poder del Padre-Madre entró en el Reflejo y cobró vida para convertirse en el eterno Adversario del Ser, y por lo tanto aparecieron siete Cabezas en el Dragón nacido del Abismo.
Por lo tanto, comprende el Misterio de los misterios: la Virgen-Ramera se sienta sobre el Dragón de Siete Cabezas, y el Espejo está en Su mano, y la Llama Negra de la boca de la Bestia (Dragón).»
Este Dragón de siete cabezas y la mujer sentada sobre él, surgen del «abismo del mundo increado», y al manifestarse en este mundo moran (infiltrados en el mundo demiúrgico) en el más inferior de los mundos, el «negro» siendo aquí un negro arquetípico dentro del mundo creado, y distinguiéndose del «negro absoluto», fuera de todo lo arquetípico, del mundo increado.
Se puede hablar así también entonces de un «segundo abismo», conocido también como inframundo o submundo, dentro del mundo creado.
Adviértase que aquí la mujer primordial sobre el Dragón, no sostiene un libro, sino un espejo!
El libro del noveno grabado, es como sabemos el Delomelanicon, más el espejo aquí mencionado, posee la misma clave que el Delomelanicon. Es decir, el conocimiento oculto de cómo este mundo creado surge en forma imitativa (refleja) e inversa del mundo increado, en una estructura nónuple (por los nueve principios ya mencionados y manifiestos en los tres mundos), y se delínea en consecuencia por oposición y contrapartida una senda de «nueve puertas» o instancias de retorno al Origen.
Si bien hay una estructura demiúrgica septenaria (los siete colores o densidades, así como siete notas musicales), estas se fusionan o sintetizan en la luz o esencia blanca del Demiurgo. Más el origen o fuente es la llama negra (las «siete llamas del abismo» capturadas por reflejo), lo que deviene en nueve componentes, ya que el componente acausal o «negro fuera de lo negro arquetípico» también debe estar presente como motor para la ilusión de este mundo.
También, dada la estructura demiúrgica septenaria (las siete densidades vibratorias o «colores») surge como oposición luciferina, el Dragón de siete cabezas, y su Shakti primordial.
En tal sentido la máxima del hermetismo citada, «Lo que está arriba es como lo que está abajo; y lo que está abajo es como lo que está arriba», que se aplica aquí en un sentido doble. Por un lado el mundo demiúrgico a semejanza imitativa del mundo verdadero increado, y por otro lado el Dragón de siete cabezas que entra en el reflejo, como oposición al Demiurgo y sus arcontes (siendo siete).
Esta manifestación luciferina surge «cuando la sombra del Demiurgo cae sobre la superficie de los Dioses eternos».
El Demiurgo, a fin de poder manifestar el mundo de las formas, imitativamente del mundo increado, busca reflejar ese mundo increado, o en otros términos más comprensibles, «su sombra se asoma allí, cayendo sobre los Siddhas o Dioses eternos». Y ese reflejo, es aprovechado o capitalizado por el Incognoscible desde el mundo increado (del otro lado del espejo), para entrar allí, entrar en el mundo-reflejo que el Demiurgo quiso manifestar.
Ese es el secreto y misterio del libro y el espejo!.
El texto citado continúa exponiendo la contienda entre Lucifer por un lado, y los siete arcontes del Demiurgo por el otro, pretendiendo estos el poder supremo por haber creado o asistido en la creación del mundo. A lo que Lucifer responde que esta creación es ilusoria, un mundo de engaño, suscitando así la maldición inefectiva de los arcontes sobre Lucifer, «para que caiga de donde ha procedido».
Tenemos así expuesto el mito de la caída de Lucifer, más aquí contado no desde el lado demiúrgico o judeocristiano, sino desde la Gnosis luciferina.
Y como se apreciará en los siguientes versos, los arcontes no tienen mayor alcance o poder fuera del mundo creado, siendo inconcebible todo aquello fuera del mundo, considerándolo como «el abismo», y ciertamente oscuridad, ya que no puede «verse» ni apreciarse desde las limitaciones de la materia, tiempo y espacio del mundo creado.
Hace falta para «ver» en tal mundo, la «luz oscura», o radiación luciferina del Incognoscible.
Notemos al respecto también como al final, Lucifer utiliza la analogía de la araña en relación a él mismo, ya que como sabemos desde la Sabiduría Hiperbórea, la araña, al igual que el pulpo, connota la simbología del octópodo, tema ya expuesto y desarrollado en previas disertaciones.
«De Él, y de quienes estaban con Él, se formó la Orden del Lucero de la Mañana, la Hermandad de los Caballeros del Eón del Infinito, que llegará cuando la Luz (Creada) desaparezca, los Siete sean derrotados, los Siete Velos sean retirados y el Tiempo deje de existir. Él está con nosotros desde el Principio, y está en nosotros, como nuestro Guía y Maestro, y nuestro Conocimiento proviene de Él, pues Él es la Luz de la Sabiduría Inmaculada, la Luz Increada en la Creación, el Solvente Universal (Azoth) oculto tras los Siete Velos del Espíritu Supremo.
Los Siete (Gobernantes – Arcontes) dijeron: Yo soy Quien creó el Cielo y la Tierra. Y también dijeron: Yo soy el Fuego Consumidor. Y el Primero respondió: Esto es mentira, pues tu Creación no es verdadera, sino solo una apariencia. Y dijo también: Lo otro también es mentira, pues (una) apariencia devora (otra) apariencia.
Y los Siete no tuvieron el poder de refutar las palabras del Primero. Y los esclavos de los Siete temblaron de horror, y así los discípulos del Primero conocieron la esencia de los (Siete) Gobernantes.
Y los Siete (Gobernantes – Arcontes) dijeron: No eres de los nuestros, y que seas maldecido por nosotros y caigas de donde viniste. Y el Primero respondió: En verdad, no he abandonado ese lugar de donde vine.
Y los Siete (Gobernantes – Arcontes) temblaron, y dijeron en sus corazones: ¿Quién es Él, que está en lo Existente, sino Él mismo de lo Inexistente, —Aquel que tiene poder contra nosotros?
Y el Primero respondió a sus pensamientos: Conozco tu secreto. Y el horror se apoderó de los Siete (Gobernantes – Arcontes).
Y los Siete (Gobernantes – Arcontes) dijeron: No te vemos, porque has caído.
Porque han apartado la vista (y, por lo tanto, han dejado de verlo).
Y el Primero dijo: ¿Acaso el ciego de nacimiento abrirá los ojos? Y desde entonces ha sido así: los que ven, ven la Verdad, y los ciegos vagan ciegamente. Y en cada uno está su voluntad, y según su elección se le da, pues con su propia medida cada uno se mide a sí mismo, y así será hasta el Fin del Mundo. Así enseñó el Primero.»
Advirtamos que aquí se trasluce un claro reconocimiento subyacente o de trasfondo del Demiurgo y sus arcontes, respecto al Incognoscible y Lucifer, al mismo tiempo que lo niegan o «desconocen», manteniendo así una ambigüedad.
«Los Siete no pueden atravesar la puerta, pues desconocen que existe algo más que su mundo. Pues el Ser se ha limitado a lo creado, convirtiéndose en el Ser de este mundo. Este soy yo, la araña en el centro de la red tejida con las trampas del Destino. La primera es la Espada Llameante, que asestó el primer golpe y cortó el primer hilo. La Araña se esfuerza por tejer y ocultar (tras la Telaraña) las Puertas, pero todo aquel que las traspasa, siguiendo el Camino de nuestro Maestro, el Primero de los más dignos, rompe las trampas de la Luz Creada, guiado por la Estrella, la Luz Inmarcesible, Increada, que nace en el mismísimo Corazón de la Oscuridad.»
Estas «nueve puertas» de algún modo están también cubiertas u ocultas para el Demiurgo y sus arcontes, y al mismo tiempo para que el Virya digno de cruzarlas, demuestre previamente la voluntad y coraje que se requiere.
Y aquí es donde todo esto se concatena con las nueve puertas, que el Caballero o Dama luciferina deberá atravesar, siendo un llamado del propio Lucifer (llamado aquí la estrella, el astro venusino), revelando este conocimiento oculto y sendero iniciático, desde la «oscuridad primordial», es decir lo increado, en aras de la liberación de la falsa luz de este mundo, la luz creada:
«¡Escucha, entonces, oh Caballero de la Estrella! Se te ha otorgado en la Oscuridad revelada (el mundo manifiesto)—lo Primordial— a través de las Nueve Puertas (cada uno de los Tres Mundos corresponde a Tres Puertas) para manifestar tu ser. Pues el Primero te llamó con la Llamada de las Profundidades, que resuena incesantemente, inaudible para muchos, en tu Corazón —¡ahora y para siempre!— desde el mismísimo Corazón de las Tinieblas.»
Esto último es análogo al canto de A-mort de los Siddhas, que resuena en la sangre del Virya convocándolo al despertar.
Tenemos así un orden cósmico demiúrgico, limitado y aprisionador, en contraste con el poder de Lucifer, emisario y personificación de la llama negra (sol negro) del Incognoscible y el mundo increado.
Esta oposición al orden arquetípico y creado, es necesariamente concebida desde lo demiúrgico como caos, pudiéndose hablar así de una oscuridad primordial, donde la llama negra resplandece con luz y brillo propio, luz increada iluminadora gnósticamente (Lux-Fer), a la vez que resulta en consecuencia devastadora y destructora para el mundo ilusorio.
En efecto el poder del Demiurgo (desde la mascarada finita que necesariamente asume para mantener la ilusión del mundo creado, y que cubre su propio espíritu también infinito) no tiene ningún poder en relación a los espíritus Hiperbóreos eternos del mundo increado.
Se comenta así lo siguiente en el texto citado, aclarando aquí que discrepamos de la utilización del término «almas», que en el contexto utilizado habríamos por supuesto transcrito «espíritus», concordando desde ya en todo el planteo expuesto:
«El Demiurgo mismo no tiene otro poder que el que tomó del Caos, separándose de Él, y es mediante este Poder —la «Diosa Cautiva», en el lenguaje figurado del mito gnóstico— que mantiene cautivas las almas de los seres vivos, habiendo olvidado QUIÉNES son realmente. Aunque la cantidad total del Poder Cautivo es incomparablemente pequeña comparada con el Poder del Primordial, es más que suficiente para mantener la Ilusión Cósmica en la mente de los ignorantes.»
Uno de los símbolos más asociados con el libro de las nueve puertas, es el pentagrama, que aparece en la tapa del «Las nueve puertas» de Aristide Torchia, según consta en la obra de Pérez Reverte y en el film de Polanski.

Más allá que el pentagrama ha sido utilizado de un buen tiempo a esta parte por diversos grupos ocultistas, y en la antigüedad druidas, así como posteriormente satanistas, debe considerarse que este símbolo, al igual que muchos otros, posee un significado original que ha sido cubierto al ser el símbolo apoderado y utilizado desde la sinarquía esotérica.
De modo que debemos ir más allá del tapasigno cultural, resignando el símbolo desde la Sabiduría Hiperbórea.
Comentaremos en cuestión sobre algunos conceptos también referidos en «Delomelanicon-La alquimia del caos-» con relación al pentagrama, coincidiendo en los significados aquí apuntados, brindando además algunos conceptos adicionales, para culminar en la comprensión gnóstica Hiperbórea.
No citaremos aquí los distintos significados que druidas, rosacruces, masones y satanistas adjudican al pentagrama, sino que revelaremos el significado oculto y subyacente de origen gnóstico luciferino.
Aunque comúnmente sus puntas se asocian con los elementos de la naturaleza clásicos (el cuaternario de tierra, agua, fuego y aire, y la quintaesencia o éter), debe considerarse según las dos puntas salientes se hallen hacia arriba o hacia abajo, con uno u otro significado. Cuestión esta que también ha sido resignada y tapasignada desde lo demiúrgico.
Los cinco elementos materiales según el Sankhya, o los Mahabhutas, son tierra (Prithivi), agua (Apas), Fuego (Agni), Aire (Vayu) y Éter (Akasha). Más este quinto elemento, siendo el éter invisible, ha sido asociado por otra parte con el lucero de la mañana, el astro venusino, es decir Lucifer.
De modo que el dominio sobre toda manifestación energética material desde lo luciferino, es un significado válido del pentagrama.
Y es que Venus, como bien es sabido, traza en su órbita o recorrido estelar cada ocho años, la forma de un pentagrama. De modo que el vínculo luciferino resulta indiscutible, independientemente de la utilización que de este símbolo haya hecho el satanismo.
La sinarquía, revirtiendo el significado de este arcaico símbolo, ha referido, mediante diversas sectas esotéricas y escuelas ocultistas, que cuando el pentagrama se halla con su ángulo saliente hacia arriba, representa el espíritu, y el dominio del espíritu sobre la materia, y hacia abajo el predominio de la materia sobre el espíritu.
Más en realidad, el significado verdadero es exactamente opuesto. Ya que el pentagrama «recto» (como se le dice), con la punta del ángulo saliente hacia arriba, representa la manifestación del mundo fenoménico demiúrgico, o Pravritti Marga, procedente la esencia última de lo increado e inmanifiesto, que asciende en forma demiúrgica hacia lo creado y manifiesto.
Desde la oscuridad primordial de lo no manifestado (llamado también caos primigenio) a la manifestación demiúrgica visible, la falsa luz de este mundo.
Por el contrario, el «pentagrama invertido» (y por supuesto más acorde al sendero de mano izquierda, antidemiúrgico), representa el retorno o Nivritti Marga, nuevamente hacia el Origen, y más allá del Origen a lo no manifiesto del mundo increado, por lo que se concibe como «yendo de la luz a la oscuridad», donde prevalece la oscuridad primigenia sobre la ilusoria luz de lo manifestado en el mundo fenoménico del Demiurgo.
Los eones temporales, como expresión del fluir de la conciencia del Demiurgo en forma cíclica, se disolverán y desaparecerán entonces, frente al eón eterno, anunciado por el venusino lucero del alba, Lucifer.
Desde el esoterismo sinárquico y demiúrgico se ha pretendido, buscando desinformar y confundir, que el pentagrama con las puntas salientes hacia arriba, o invertido, representa «los cuernos de Satanás». Lo cual debe también resignificarse, indicándose que más bien muchos Dioses paganos de la antigüedad (Pan, Aker, etc), llevaban cuernos, siendo en el transcurso del tiempo «demonizados» por el cristianismo, pasando a adoptar esta iconografía el «diablo judeocristiano» en el imaginario popular colectivo, al margen de las consideraciones teológicas, que siempre se manejaron en un círculo sinárquico más selecto.
Tenemos también desde el estado de condicionamiento bajo el yugo demiúrgico hacia la liberación, cinco etapas, donde la persona inicialmente se halla sumida en el materialismo, bajo una conciencia animalesca del Pasú, como Virya perdido, y completamente dormido sin ninguna orientación.
Es el estado conocido como hílico en el gnosticismo. Luego, puede despertando ciertas inquietudes que den mayor trascendencia a su vida humana, desplazarse a una segunda etapa, en transición a la de un culto, en que se busque, aunque infructuosamente, cierto sentido trascendente, guía, y la tan procurada «salvación», que no es más que una trampa demiúrgica.
En ese estado, suele expresarse una concepción animista y panteísta, deificando las fuerzas de la naturaleza, sin todavía haber descubierto o concebido un Dios o divinidad a la que rendir culto.
En la tercera etapa, la del psíquico, la persona se halla completamente perdida y desorientada en su propio laberinto, y frente a esta crisis, surge la emergencia de algún símbolo sagrado representado por un mito, expresión de un arquetipo, que lo encamina a una forma de culto o adoración.
Posteriormente, bajo el engaño demiúrgico, el Virya perdido cree haber «evolucionado» en la senda divina, y ya concibe más allá de una forma o representación personal de Dios, una inmensa luz infinita, en la que busca sumergirse y desaparecer.
Llega así el Virya al estado pneumático, habiendo entonces mencionado hasta ahora los estados hílico, psíquico y pneumático.
Si el Virya no obtiene una orientación luciferina, seguirá su curso demiúrgico, no pudiendo ir más allá de esta instancia.
Más, si ha sido de aquellos afortunados que han recibido el fruto prohibido, podrá entonces erguirse más allá de la luz demiúrgica, hacia la oscuridad primigenia, concebida de este modo en este plano, a falta de referentes lingüísticos y conceptuales del intelecto que puedan expresar lo indefinible en este plano, de mundo del Incognoscible.
Tenemos así cinco etapas delineadas desde la confusión y adormecimiento completo, hasta el despertar y orientación al Origen, etapas representadas en el contexto aquí analizado del pentagrama, por las cinco puntas.
Recordando nuevamente la exposición analítica de la escuela Sankhya, se conciben en la manifestación cósmica principios o elementos agrupados en cinco categorías. Cinco Tanmatras o esencias sutiles, cinco Mahabhutas, o los cinco elementos burdos de la materia, cinco Jñanendriyas o sentidos de percepción, y cinco Karmendriyas o sentidos de acción, que se despliegan desde las tres gunas o modalidades de la prakriti o naturaleza material (Satva guna, Raja guna y Tama guna), en gradaciones de la escala arquetípica, con la activación en cada Kalpa o ciclo de manifestación del factor Kala (tiempo).
Estos principios primarios de la prakriti o naturaleza material, deben resignarse comprendiendo a la Serpiente con el signo del Origen.
En esta travesía a través de las «capas» del mundo material, se deben ir atravesando los velos de luz manifiesta o creada, los cuales son cinco como se habrá ya advertido, asociados con estas categorías que agrupan cinco principios de manifestación de la materia.
Por esa razón, Shiva, y su representación del Shiva lingam, aparece siempre con la serpiente Vasuki enroscada alrededor, que manifiesta cinco cabezas. Es decir, la comprensión, resignación y trascendencia de los principios o tattvas mencionados.
Y con idéntico significado, Sadashiva, la forma original de Shiva, posee cinco rostros, conocido como Panchavaktri Shiva.
Tradicionalmente, en el folclore cristiano, se ha asociado el fruto prohibido que ofrece la serpiente a Eva, con una manzana, lo cual se debe a un doble sentido en la traducción del término en latín «mallus», que significa tanto malo (el «fruto malo o prohibido) como manzana.
Más si tomamos una manzana, cortándola exactamente por la mitad, se advierte que sus semillas forman una figuración de cinco puntas o pentagrama.
Y esto se ha asociado teológicamente a cinco declaraciones que hizo la serpiente, frente a la negativa inicial de Eva de aceptar tal fruto, creyendo que si ella y Adán comían de él, morirían. A lo que la serpiente respondió declarando:
- No, no morirán
- Más Dios sabe que el día que lo pruebes,
- Sus ojos se abrirán,
- Y serán como Dioses,
- Conociendo el bien y el mal


Y en estas cinco sentencias de la serpiente, se advierte la orientación luciferina de las cinco puntas del pentagrama.
En el Taoísmo (que también tiene cierto fundamento Hiperbóreo), se conciben asimismo cinco elementos: Madera, fuego, tierra, metal y agua, correspondiendo según el I Ching, o «Libro de las mutaciones», la madera al Dragón verde, el fuego al pájaro escarlata, la tierra al unicornio amarillo, el metal al tigre blanco y el agua a la tortuga negra. Todo un simbolismo también de contenido oculto en esta antiquísima tradición china, que aquí no nos detendremos en comentar.
La comprensión gnóstica debe abarcar todos los aspectos de este mundo fenoménico (en cuanto a la comprensión de su mecánica o funcionamiento en función de las gunas materiales, y la naturaleza ilusoria de todo lo aquí manifiesto), para así trascender el mundo del Demiurgo. En tal sentido, se enumeran los principios de emanación o creación, Srishti, preservación, Sthiti, reabsorción o destrucción, Samhara, ocultamiento o ilusión, Tirodhana, y revelación del conocimiento conducente al despertar y la liberación, Anugraha.
Los cinco ángulos del pentagrama también se corresponden en forma representativa con las extremidades de miembros corporales, tales como la cabeza, los dos brazos, y las dos piernas, tan bien representado por «El hombre del Vitruvio» de Da Vinci.
Más, considerando que este mundo demiúrgico es un «mundo reflejo», un «mundo de sombra imitativa», es decir, invertido (recordemos la excelente definición dada por el Siddha Krishna en el Bhagavad Gita, de este mundo representado como un árbol invertido, con las raíces hacia arriba y las ramas hacia abajo), en la búsqueda de la liberación debe irse a «contracorriente» del mundo que está invertido, es decir figuradamente hablando «cabeza abajo y piernas hacia arriba», exactamente como aparece la figura del colgado en el sexto grabado de las nueve puertas.

Recordemos también que en la senda iniciática, según se refiere en «De Tenebrarum», el árbol de su frontispicio se halla invertido, debiéndose ir desde las raíces arriba hacia la copa abajo, y en «De Umbrarum» la serpiente enroscada en el árbol, apunta con su cabeza hacia abajo, indicando esa forma de orientarse.
Esta estrella luciferina de cinco puntas representa aquí cinco puntos de orientación en el sendero oscuro, que bien pueden figurarse como llamas negras que reptan a modo de serpientes, disolviendo el orden creado, e iluminando al mismo tiempo el retorno al Origen.
Y los cinco principios con que se cuenta procedentes de la llama negra luciferina para la orientación y liberación son: Poder, voluntad, conocimiento, sabiduría, y trascendencia.
Luego, el pentagrama a veces aparece o se representa también abierto, es decir no cerrado. Con lo que, la brecha abierta entre los ángulos superiores del pentagrama invertido, simboliza la ruptura en el mundo (conformado por los cinco elementos), a través de donde las fuerzas luciferinas del mundo increado penetran, surgidas como de una matriz de oscuridad abrasadora e infinita, que es lo que aquí el pentagrama abierto significa.
Es decir, la llama negra luciferina increada, es tanto opositora al mundo creado, como iluminadora gnósticamente hablando, iluminando el sendero de retorno al Origen.
Mediante esta entrada e infiltración en este mundo de fuerzas luciferinas, es como aparece Lilith en este mundo, así como los Antiguos del Necronomicon.
Luego, la brecha indicada en el pentagrama abierto, forma también dos ángulos adicionales, «las puertas del caos», lo que forma una configuración ya no de cinco sino siete ángulos (y once puntas ahora), que son precisamente manifestaciones o aspectos de Lucifer, en oposición a los siete arcontes o expresiones del poder demiúrgico.

Estos siete aspectos o «Anti-logoi» reciben en «Delomelanicon -La alquimia del caos-» los nombres de: Adversario, Acusador, Descreador, Recordador, Instructor, Castigador; y Portador de Luz.
Y recordemos las siete cabezas del dragón en el noveno grabado de «Las nueve puertas».
En la trama del film «La novena puerta» tenemos originalmente tres dueños del libro, cada uno con su ejemplar (Fargas, Balkan y la baronesa), siendo adquirido el ejemplar de Telfer luego por Boris Balkan, lo que pone en el juego a cuatro integrantes respecto a la novena puerta. Más la mujer misteriosa en cada escena relevante, lo que hace cinco participantes, representados por la estrella de cinco puntas, y conforme a lo cual tendrá que ir interactuando y orientándose Corso, superando las pruebas presentadas.
El cinco es un símbolo además sumamente destacado en la Sabiduría Hiperbórea, ya que como tapasigno oculta aspectos referentes al misterio de A-mort, y la llave Kalachakra.
En tal sentido, oculta a la vez que orienta a quien esté despierto y enfocado hacia este misterio, de igual modo que la belleza de la mujer en sí, el color verde o el reptil.
Como bien sabemos, el encadenamiento espiritual, efectuado mediante un misterio de A-mort, remite a la instancia en que luego de el espíritu Hiperbóreo haber entrado a este mundo por la puerta de Venus, el Origen, cede en su mirada gnóstica a cierta «imagen» (símbolo del Origen exhibido por los Siddhas traidores), creyendo que es Ella, y que al mirar allí, irá al encuentro de Ella (su Dama del Origen), más se trata de una falsa imagen, donde al reflejarse su mirada infinita, deviene en un Yo perdido y finito como Virya desorientado.
De allí que, el motor de búsqueda constante en este mundo demiúrgico, se exprese siempre en torno a un núcleo, que es la atracción e interacción de El y Ella, en un mundo de formas, vacío de substancia real en cuanto a la esencia tras las formas, por lo que en una búsqueda continua y constante, de la que no se es consciente hasta despertar, se experimenta la tragedia de la separación de El-Ella, mediante el encadenamiento y desorientación del espíritu Hiperbóreo en un Yo perdido.
De allí que la belleza femenina per se, sea un poderoso tapasigno de aquella belleza increada y pura de Ella en el Origen, encontrando aquí meramente formas evanescentes y temporales, sujetas al decaimiento y la desaparición. Formas que pueden no obstante, si se está orientado, remitir a Ella, más nunca se trata en este mundo de Ella.
Y esto se concatena con el medio de encadenamiento espiritual instrumentado por los Siddhas traidores, la llave Kalachakra, sistema real artificial ubicado en la dimensión espacial de un plano topológico entre la Tierra y el sol.
Tal llave, consta en sus extremos de un paletón, y un asa octogonal, referentes semióticos del símbolo del Pasú, la espiral en el paletón (como matriz funcional del designio caracol), y el asa, referente del signo del Origen.

Sabemos que esta obra de ingeniería artificial de colosales dimensiones arquetípicas, fue diseñada para resignar en la creación demiúrgica del Pasú, su signo, la espiral, con el símbolo del Origen, modificando así el designio del Pasú, que a partir del encadenamiento del Yo perdido de un espíritu Hiperbóreo, mutó a Virya, en la conformación de su Microcosmos personal.
Y aquí surge la cuestión clave, ya que en la creación demiúrgica, imitativa del mundo perfecto e increado, se tomó un parámetro como técnica en la ingeniería creacionista, y es la proporción Phi, la proporción áurea, que procura mantener la belleza y armonía en su afán de reproducir lo increado en las formas del mundo creado.
Esta proporción áurea, se expresa matemáticamente como la secuencia Fibonacci (donde cada número se obtiene mediante la suma de los dos inmediatos anteriores, arrancando del cero, en la secuencia 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8…..) que en relación al aspecto belleza en este mundo tiene su representación en el cinco.
Artísticamente esta belleza se puede apreciar, como se ha ya mencionado, en el hombre del Vitruvio de Da Vinci, con cinco extremidades destacadas, en relación a la cabeza, los brazos extendidos y las piernas.


En efecto, el número arábigo 5, puede geométricamente advertirse como conformado de dos partes. La mitad superior es más bien recta y angular, en tanto que la parte inferior se curva.
Esta proporción se aplica y traslada a la belleza del cuerpo femenino, donde los rasgos superiores de la cabeza son rectos, bien proporcionados y angulares, en tanto la parte inferior del cuerpo en sí, mantiene estéticamente la belleza cuanto más se exprese mediante la secuencia referida, en forma curvilínea, siendo en la correspondencia microcósmica, la cabeza el tapasigno del asa octogonal de la Kalachakra, y la estructura anatómica inferior del cuerpo el tapasigno de la tija y paletón.
De modo que aquí el «5» expresa en forma oculta, encriptada, aquel secreto del medio de que se valieron los Siddhas traidores para el encadenamiento espiritual. En última instancia remite a Ella, más en este mundo se trata de una imitación ilusoria.
Ese es precisamente el motivo de porqué en «Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea» se advierte al Virya sobre el peligro de amar con el corazón a la mujer de carne, ya que se corre el riesgo de confundir a Lilith (la Diosa del Origen) con la Shakti demiúrgica terrestre.
Por supuesto que para no ser víctima de tal encanto e ilusión del mundo, la mayor de todas quizá, es preciso «tener un corazón duro como la piedra», ser una piedra en sí mismo, y «poseer sangre fría de reptil».
Así tenemos que el encadenamiento espiritual fue merced al símbolo del Origen, el cual motoriza la búsqueda del Yo perdido, quien busca sin saber que busca, y en ese movimiento continuo de su búsqueda, por su fuerza volitiva, arrastra al sujeto anímico, «empujándolo» hacia su entelequia.
Logro demiúrgico de gran alcance, considerando que previo al encadenamiento espiritual, la creación demiúrgica del homínido no daba los resultados esperados, con una evolución sumamente lenta.
Por lo tanto, luego de el Virya ser consciente por su pureza de sangre astral del símbolo del Origen, marco en que se halla el Yo, debe desde tal símbolo, (indicador en esta instancia del recuerdo del Origen) trascenderlo, orientándose al Origen.
Y con relación a la obra de Da Vinci, el hombre del Vitruvio, también incluye en su diseño tanto el cuadrado como el círculo, lo que oblicua y gnósticamente connota el tema del encadenamiento espiritual, relacionado en términos simbólico-analógicos con «la cuadratura del círculo», la cual por razones obvias no ha podido ser «comprobada» matemáticamente por la ciencia.
Y el tema en cuestión, es que bajo el modelo analógico del espíritu-esfera, se considera que este ha sido encadenado desde el Origen, enmarcado, o lo que es lo mismo «encuadrado» en la materia.
Esta profunda verdad metafísica ha sido encriptada en el hombre del Vitruvio, que mantiene la proporción áurea, indicándose al mismo tiempo el cinco, condensando así todas las referencias ocultas mencionadas.
De allí que se deba proceder mediante la resignación rúnica, donde el «5» arábigo será resignado con un signo similar, que no obstante posee la orientación Hiperbórea. En este caso, se trata de «V» o el cinco romano.
Es entonces que la forma geométrica curvada se torna angular, orientándose los vértices hacia el centro.
En el pentagrama se aprecia que cada una de sus cinco puntas forman hacia dentro justamente la forma de una V, que viene a ser también la representación numérica romana del cinco. Con lo que allí, en el pentagrama, está implícito y oculto, el secreto, revelando el medio del encadenamiento espiritual, y la orientación del retorno al Origen.
Podemos apreciar a este punto cuán importante ha sido para la sinarquía desde su ala esotérica y religiosa, tapasignar este símbolo de origen luciferino e Hiperbóreo, apoderándoselo y resignándolo demiúrgicamente.
Como clave adicional en el hombre del Vitruvio, encontramos también que sus pies se hallan en ángulo recto, con lo que el mensaje de orientación resulta claro para el Virya despierto.

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